Después de los intensos y acalorados “debates” que se dieron en semanas pasadas, tanto en la Cámara de Diputados como en la de Senadores, con relación a la aprobación del artículo 3º, 31º y 73º Constitucionales y de las Leyes Secundarias – Ley General de Educación (LGE), Ley General para el Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (LGSCMM), y de la Ley Reglamentaria del Artículo 3º de la Constitución en materia de Mejora Continua de la Educación (LMCE) –, muchos profesores, académicos, investigadores, intelectuales, entre otros actores, nos preguntamos: ¿qué sigue? Pregunta cuya respuesta, si usted gusta, es sencilla; sin embargo, las complejidades que encierra el Sistema Educativo Mexicano (SEM) propician que dicha respuesta, no lo sea tanto.
Y es que, como bien sabemos, desafortunadamente en México, mientras la Ley establece una cosa, la realidad que se vive en los diferentes niveles educativos es otra; sobre todo, cuando hablamos de los procedimientos que deben seguirse para hacer valer dicha ley. Éstos siempre han sido aplicados conforme al entendimiento e interpretación por parte de quienes tienen la obligación de aplicar esas leyes: autoridades educativas les llaman. Supongo, esto es “normal” porque como bien sabemos, toda ley es susceptible de interpretación y, por lo tanto, ahí se encuentra un argumento que permite a quienes son los encargados de hacer valer esas leyes, hacer lo que se le venga en gana. Expresión que suena fuerte pero, ¿no acaso hemos sido testigos de innumerables “prácticas indeseables” que, en nombre de la ley, se han llevado a cabo en cada Secretaría de Educación de las diferentes entidades?, ¿no acaso cientos de docentes viven hoy día serias dificultades porque, derivado de la ley aprobada en el 2013, aún no resuelven su ingreso, promoción o permanencia en cada uno de los estados en los que participaron?
En este sentido, con la aprobación de la reforma a la reforma educativa de 2013, se espera que el SEM avance en diferentes rubros, específicamente, en lo laboral y administrativo (más no en lo educativo y pedagógico) porque, como bien sabemos, con el triunfo del lopezobradorismo la revalorización del magisterio, al parecer, sería (¿hoy es?) un hecho.
Traigo a colación esta breve reflexión porque, como seguramente ustedes recordarán, en este y otros espacios, he dado seguimiento a lo que acontece en el Subsistema de Educación Normal, sobre todo, por aquella afirmación que, en Guelatao, Oaxaca, se expresó a cientos de maestros y maestras: se fortalecerá a las escuelas normales para mejorar la educación del país. De ahí que, con ese ánimo victorioso y triunfalista, la Secretaría de Educación Pública (SEP), la Subsecretaría de Educación Superior (SES), la Dirección General de Educación superior para Profesionales de la Educación (DGESPE) y el Mecanismo de Coordinación Nacional de Autoridades de Educación Normal (MCNAEN) – hoy transformado en Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal (CONAEN) cuya conformación y atribuciones se desconocen –, convocaron a maestros, maestras y estudiantes de las escuelas normales públicas, al Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales Públicas y cuyo resultado, pensé por un momento, había sido nulo después de tres etapas (Ver: https://profelandia.com/cronica-de-una-muerte-anunciada-la-estrategia-para-las-normales/); sin embargo debo expresarlo: ¿me equivoqué? ¿Existe algo más allá de la nulidad? Buena pregunta, aquí tengo algunas respuestas.
El pasado 9 de octubre la SEP, la CONAEN y la DGESPE, publicaron una convocatoria para la 4ª. etapa del Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales Públicas, ahora con el nombre: “Estrategia Nacional de Mejora de la Educación Normal” (https://www.dgespe.sep.gob.mx/public/Convocatoriafinal-9oct2019.pdf). Los puntos a tratar y para lo cual se convoca a los delegados elegidos democráticamente en todo el país, son dos: a) generar consenso nacional sobre la estrategia nacional de mejora de la educación normal y; b) análisis del presupuesto designado a las escuelas normales para el ejercicio 2020. No obstante dicha convocatoria, ese mismo 9 de octubre, circuló en diferentes redes sociales, un Comunicado de Prensa del Consejo Nacional de Autoridades de Educación Normal, en el que expresa: 1. Debido a que el próximo 11 de noviembre de 2019 se cumple el plazo de 180 días mandatado por el décimo primer transitorio del decreto por el que se reforman, adicionan y derogan diversas disposiciones de los artículos 3º, 31 y 73 de la CPEUM, en materia educativa, para presentar una estrategia nacional de mejora para las escuelas normales, convocamos a la cuarta fase del Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales que se realizará los días 24 y 25 de octubre de 2019 en la región centro; 2. La agenda del congreso tratará solamente dos temas de trabajo: a) el consenso de la estrategia nacional de mejora de las escuelas normales que fue construida por 250 delegados y delegadas democráticamente en cada una de las escuelas normales de México; b) la invitación al diputado presidente de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados, Alfonso Ramírez Cuéllar, para exponerle la preocupación por la disminución del 40 por ciento del presupuesto asignado a la DGESPE entre el 2019 y el 2020. Y la necesidad de un presupuesto que posibilite realizar las más de 400 acciones que ha propuesto el Congreso Nacional para el Fortalecimiento y Transformación de las Escuelas Normales”.
Comunicado y convocatoria que genera ciertas dudas, mismas que expongo a continuación:
a) Si ya ha sido aprobada la reforma de la reforma educativa y las leyes secundarias que de ella emanan, ¿cómo se espera que una estrategia nacional de mejora de la educación normal coadyuve a ese mejoramiento si, por ejemplo, en el artículo 35 de la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros se ha establecido por primera vez en el país, la existencia de una carrera profesional con demanda controlada por el Estado, contraria a todas luces, con el planteamiento de los delegados nacionales del Congreso de Educación Normal?
b) ¿Por qué se tendría que lograr un consenso sobre esa estrategia nacional para la mejora de la educación normal?, ¿acaso esa estrategia se construyó fuera de los trabajos que, durante tres etapas, realizaron los delegados nacionales del Congreso de Educación Normal y por ello se tiene que lograr dicho consenso?, ¿por qué en la última etapa de ese Congreso, no se dio a conocer el documento que, personal de la DGESPE, afirmó que ya se tenía, pero los delegados nacionales no lo conocieron en ningún momento y, como puede observarse en la página de la DGESPE, solo existe el documento que no es la estrategia anunciada pero que sí refleja el trabajo de los delegados?
c) ¿Por qué se habla de una preocupación por la disminución del 40 por ciento del presupuesto asignado a la DGESPE si no se ha dado a conocer los rubros a los que afecta directamente ese recorte?, ¿qué ha hecho la DGESPE para “cabildear” ese presupuesto a fin de que le sea reasignado ese recurso?, ¿por qué se justifica la necesidad de un presupuesto a partir de las 400 acciones que ha propuesto el Congreso y no a partir de las necesidades que la DGESPE tiene y que no se conocen? Vaya, ¿la DGESPE tiene un proyecto que justifique la necesidad de un recurso y/o presupuesto?
En fin, varias interrogantes más pueden plantearse al respecto y, como parece obvio, el tema que está sobre la mesa tiene que ver con la política educativa pensada para la educación normal en México, ¿cuándo se pondrá en la mesa aquellos que nos lleven a formular propuestas desde lo pedagógico?, ¿cuándo se tomarán decisiones y se llevarán a cabo acciones para atender, de una vez por todas, la “operación” de dos o más planes de estudio en las escuelas normales, mismas que brinden certeza a los estudiantes, profesores y directores?
En este sentido, para nadie es desconocido que la gran mayoría de normales trabajan con un plan de estudios (2018) inacabado, aspecto que a nadie parece importarle porque se ha dicho hasta el cansancio que, mediante un “adendum” y la construcción hasta la culminación de este plan, se logrará el propósito educativo. No obstante, también se habla de la elaboración de una malla curricular para las normales para el 2021. Entonces, vuelvo a preguntar: ¿cuándo se pondrá en la mesa el tema pedagógico, curricular, didáctico, por ejemplo? Las leyes ya han sido aprobadas; al parecer, la estrategia para la mejora de las normales ya se tiene, ¿qué puede esperar el normalismo mexicano ante tales hechos?
Al tiempo.