Etiqueta: EDUCACIÓN

  • Felipe Garrido en Tenancingo

    Felipe Garrido en Tenancingo

    En el marco del 3er Congreso Estatal de Escuelas Normales, organizado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, la Subsecretaría de Educación Superior y Normal, la Dirección General de Educación Normal y la Subdirección de Escuelas Normales del Estado de México, el pasado 20 de febrero del año en curso, el escritor Felipe Garrido, académico de número de la Academia Mexicana de la Lengua, ofreció en la Escuela Normal de Tenancingo, la conferencia magistral ¿Leer o no leer? 

    Ante un auditorio que rebasó los setecientos asistentes, Felipe Garrido, narrador, ensayista, cronista y editor nacido en Guadalajara, Jalisco, habló de lectura, escritura, alfabetización, bibliotecas, autores, formación de lectores, didáctica de la lengua… Y también del fracaso de nuestro sistema educativo para formar lectores capaces de escribir con claridad y corrección.

    En su disertación, nuestro autor recordó a José Vasconcelos y el enorme esfuerzo que, desde la aparición de la Secretaría de Educación Pública (SEP) en 1921, se ha hecho para combatir el analfabetismo. Refirió que de los 7,000 idiomas que se hablan en el mundo sólo un reducido porcentaje de ellos cuenta con sistemas de escritura.

    Para él, no hay lectores universales. El verdadero lector se esfuerza por entender y el mejor recurso para hacerlo es partir de lo que ya sabe. Desde su perspectiva, la lectura debe ser entendida como actividad libre y voluntaria, como una experiencia. Y agregó: “las experiencias dejan enseñanzas”. Lamentó que muchos docentes no sean lectores o que sólo estén preocupados por una lectura instrumental o utilitaria, que se reduce a leer únicamente para informarse, olvidándose de la lectura por placer. Para él, la lectura auténtica es un hábito placentero, por lo que la costumbre de leer no se enseña, se contagia.

    En la conferencia primero, y más tarde en una mesa de diálogo en la que participaron estudiantes y docentes, Felipe Garrido habló de su padre, a quien calificó como un “espléndido lector” y rememoró con nostalgia las historias que le contaba, a él y a sus tres hermanas, durante la sobremesa, en la noche, después de merendar. Historias que relataba “como si se les estuvieran ocurriendo en ese momento”. Esas historias incluían, precisó, relatos de El Quijote que los divertían mucho.

    En ese sentido expresó que, en la formación de lectores, los datos técnicos de las obras pueden esperar, y recomendó concentrarse en el “interés humano” de aquellas historias. Así, por ejemplo, se puede despertar el interés por una obra clásica como Romeo y Julieta, sin mencionar que es producto de la genialidad de un escritor inglés o que pertenece a determinado género dramático; es decir, podemos avivar la curiosidad por este texto si lo contamos a manera de “chisme de pueblo”, “chismes de familia”.

    Felipe Garrido sostuvo que un buen maestro “debe ser un cuentero” y ha de tener la habilidad de interesar a sus alumnos en lo que acontece en el día a día. Así, dijo que antes de que supieran leer y escribir, antes de hacer literatura, los seres humanos empezaron contándose cosas. En esa tarea, algunos, más imaginativos, señaló, empezaron a “adornar” esas historias…

    Garrido recomendó películas (Un golpe se suerte, de Woody Allen), novelas (El señor presidente, de Miguel Ángel Asturias), lugares (por ejemplo la librería de cristal, que existió en la alameda de la Ciudad de México hasta 1973)  y recordó con nostalgia a su maestra María del Carmen Millán, quien le pidió a él y a sus condiscípulos que leyeran Tampa, un cuento de Juan Rulfo en el que se narra cómo Tanilo, víctima de una enfermedad incurable, es llevado por su esposa Natalia y su hermano, al santuario de la virgen de aquel lugar, para implorar su curación. 

    Fue aquella maestra, apuntó Garrido, quien les pidió “leer con los ojos abiertos”, lo que considera una verdadera jaculatoria. El autor de El buen lector no nace, se hace, recordó a notables escritores: Juan José Arreola, Manuel Gutiérrez Nájera, Fernando Del Paso, Ramón López Velarde… Trajo a cuento al filólogo, crítico literario, traductor y novelista mexicano, Antonio Alatorre, quien realizó importantes estudios de las obras de Luis de Góngora y Argote y sor Juana Inés de la Cruz

    Rememoró que fue Marta Acevedo la creadora del proyecto Rincones de Lectura, que la SEP impulsó en los años 80. Precisó que fue él quien lo llevó desde el prescolar a la secundaria en nuestro país y lamentó, igualmente, la suspensión de este y otros programas.

    Para Felipe Garrido, “leer abre horizontes” y la lectura debe convertirse en una ocupación cotidiana. Por ello destacó el papel de la familia y de las escuelas en la formación de lectores. Subrayó la importancia del lenguaje y recomendó, a quienes les interesa la defensa de las lenguas originarias, que aprendan alguna de ellas, que se conviertan en hablantes, porque sólo esto garantiza su preservación.

    Durante su conferencia, Garrido sostuvo que la lectura es un ejercicio mental que mueve también la capacidad de sentir, pues gracias a esta actividad el lector puede vivir distintas emociones. La lectura, dijo, ensancha nuestra visión del mundo, pero también sensibiliza. Por ello la importancia de que los docentes desarrollen la capacidad de interesar a los alumnos en la lectura de cuentos, ensayos, poemas, novelas…

    Si nuestro sistema educativo ha fracasado en su intento de formar lectores es, en buena medida, porque los jóvenes sólo leen textos de la especialidad en la que se forman. Sin embargo, para formar lectores letrados no basta la descodificación, se precisa mirar la lectura (y la escritura) como actividades sociales, quehaceres que no se adquieren de una vez y para siempre, sino que se perfeccionan con la práctica.

    Remató afirmando que, en la escuela, la formación de lectores deberá darse “por curiosidad, por placer, por interés de cada alumno”. Y compartió una convicción: “cada libro está en espera de su lector”.

  • El necesario pensamiento crítico

    El necesario pensamiento crítico

    En un mundo cada vez más inundado por la información y, lamentablemente, por la desinformación, se vuelve crucial fomentar el pensamiento crítico desde las primeras etapas de la educación. Este enfoque no solo prepara a niñas, niños y adolescentes para discernir entre lo verdadero y lo falso, sino que también los dota de herramientas para navegar en un entorno mediático donde las “fake news”, los intereses políticos ocultos y los mensajes subliminales buscan influir constantemente en su percepción de la realidad.

    El pensamiento crítico, lejos de ser una habilidad innata, se construye y se nutre tanto en el hogar como en la escuela, mediante un esfuerzo consciente y deliberado. Sin embargo, alcanzar este objetivo es un desafío complejo que va más allá de la simple implementación de programas de estudio convencionales. Requiere de una educación que fomente la curiosidad, la indagación y el cuestionamiento constante.

    Una de las estrategias para promover el pensamiento crítico es alentar a estudiantes a trascender las preguntas de respuesta única, invitándolos a explorar interrogantes abiertas que estimulen la reflexión y permitan la construcción de conocimiento desde perspectivas personales y, a veces, inusuales. En este sentido, es fundamental evitar la burla o el desdén hacia respuestas que puedan parecer atípicas, ya que tales actitudes desincentivan la innovación y el pensamiento original.

    El fomento de debates y discusiones en clase es otro pilar esencial, ya que estos espacios permiten confrontar y valorar diferentes puntos de vista, desarrollando así un respeto profundo por la diversidad de opiniones. Esta práctica no solo enriquece el conocimiento individual, sino que también les prepara para participar de manera constructiva en una sociedad democrática.

    La educación crítica debe incluir también el análisis de textos, la resolución de problemas y el fomento del pensamiento lateral, a través de actividades como rompecabezas, acertijos y juegos que impliquen un razonamiento lógico. Estas herramientas pedagógicas contribuyen a desarrollar una mente ágil y flexible, capaz de abordar desafíos desde múltiples ángulos.

    Otro aspecto crucial es enseñarles a cuestionar y analizar críticamente el contenido mediático. Comparar la información presentada en los medios con datos verificables y considerar perspectivas alternativas son habilidades clave para entender la complejidad de los asuntos sociales y políticos.

    La participación en proyectos de investigación desde edades tempranas es igualmente importante, ya que promueve el conocimiento profundo de los temas de estudio, el cuestionamiento de paradigmas establecidos y el desarrollo de una reflexión metacognitiva sobre el propio proceso de aprendizaje.

    Para lograr estos objetivos, es imprescindible crear entornos educativos que valoren y promuevan el intercambio de ideas, el respeto mutuo y la capacidad de análisis crítico. De esta manera, se preparará a las futuras generaciones para enfrentar los retos de una sociedad cada vez más compleja, alejándoles de los efectos nocivos de una comunicación manipulada por intereses mercantiles, políticos y financieros. Porque la educación es el camino…

    https://manuelnavarrow.com

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  • Las complejas relaciones entre el Amor y la Educación

    Las complejas relaciones entre el Amor y la Educación

    Más allá de las significaciones consumistas y mercantiles que promueven las empresas, a través de los medios de comunicación convencionales y las redes sociales digitales acerca del amor y la amistad, es interesante retomar y reflexionar en torno a las relaciones contradictorias entre el amor y la educación. Lo cual nos conduce a repensar también en las relaciones existentes y complejas que se dan entre el amor y la civilización, o sobre lo amoroso y su conexión con la escuela como institución civilizatoria (forma ciudadanos, se dice); o entre el concepto de amor y la Pedagogía como ciencia que estudia lo educativo en sus métodos, contenidos y fines.

    ¿En la escuela se aprende a amar? ¿Es el amor una escuela para la vida? ¿Cómo se dan las relaciones entre la escuela y el amor? Si hay unas relaciones indiscutiblemente contradictorias, son las que se generan entre la escuela como institución formadora de personas y los ideales-necesidades de libertad que exige el mismo ser humano: Mientras que la escuela está construida sobre la base de modelos racionales (ciencias y artes), reglas restrictivas y prácticas conservadoras (sistemas de control, preservación de tradiciones, imposición de lenguajes y valores éticos o cívicos, etc.), los seres humanos caminan en sentido contrario a eso o se resisten a todo aquello que simboliza la escuela como sistema, es decir, se rebelan y luchan, desde su ser de niñas y niños, o desde su “adolescencia”, juventud o adultez, en contra de las figuras que representan “las represiones inducidas” de las estructuras escolares o de la educación formal.

    La ruta impositiva de la escolarización, como proceso social, empuja hacia un lado controlador, mientras que los ideales de libertad o de independencia del ser humano empujan hacia el otro lado. Así, la escuela reivindica a la figura de la autoridad, a las conductas o comportamientos del deber ser (la disciplina entendida como sinónimo y simbolismo de lo que debe ser “el bien”), a la estratificación o la estandarización. En fin, la escuela reivindica la pérdida de la individualidad, la inducción de las relaciones de competencia entre seres humanos (y no me refiero al concepto de competencias en educación o al proceso de ser competentes) y la represión de los deseos, entre otros elementos restrictivos o castrantes.

    ¿Qué nos sugiere el psicoanálisis, como campo de conocimiento y de estudio del inconsciente, acerca de estas complejas relaciones? Lo pregunto, sobre todo, porque este campo aborda y cuestiona las relaciones amorosas primarias en los seres humanos, es decir, las relaciones madre-hija/hijo.

    Catherine Millot, en su libro “Freud antipedagogo” (Paidós, 1980), plantea las siguientes interrogantes en la introducción de su texto en el que aborda estos problemas: “¿Se puede concebir una pedagogía «analítica», en el sentido de que se propondría los mismos fines que la cura de igual nombre: resolución del complejo de Edipo y superación de la «roca de la castración»? ¿O bien en el sentido de que se inspiraría en el método analítico para transponerlo a la relación pedagógica? ¿Puede haber en este sentido una aplicación del psicoanálisis a la pedagogía?”

    Al hacer un recorrido en torno a la posición de Sigmund Freud sobre la educación y el psicoanálisis, Millot señala que éste “inicialmente se inclina por una postura no represiva, después insiste sobre todo en que hay que educar para la realidad y hacerlo en una ética de la verdad. Finalmente, se vuelve más escéptico respecto a cualquier teoría pedagógica… (pero que) hay que evitar polarizarse entre la libertad y la represión. Hay que buscar el punto justo…” Quizá ese escepticismo freudiano justifica plenamente el título del libro de Millot.

    En una breve reseña sobre el mismo libro de Catherine Millot, el catalán Luis Roca Jusmet escribe lo siguiente: El título del libro “quiere decirnos varias cosas: 1) El psicoanálisis no es un método educativo, sino que, por el contrario, es su reverso; 2) Freud era totalmente escéptico respecto a la pedagogía como ciencia de la educación.”

    (https://luisroca13.blogspot.com/search/label/CATHERINE%20MILLOT)

    Pero hay dos cosas claras, dice Roca: “La primera es que no hay que hacerse esperanzas excesivas y, la segunda, que la prohibición es necesaria porque es la que posibilita el deseo. Educar es prohibir, es decir, poner límites, pero no es sólo eso.”

    “¿Qué puede aportar el psicoanálisis a la educación? Directamente nada. Indirectamente mucho. El tratamiento psicoanalítico de padres y educadores, por un lado, y de niños, por otro, puede ser muy interesante. Pero en el segundo caso Catherine Millot se pronuncia a favor de Melanie Klein y en contra de Anna Freud en su polémica sobre psicoanálisis de niños y educación. Esta última consideraba que el psicoanálisis tenía, en el niño, una función educativa. Por ello, era imprescindible generar en el niño una demanda a partir de la cual realizar una transferencia positiva entre él y el analista. El trabajo de Anna Freud se basa en reforzar el Yo y la parte consciente del niño. Toda una escuela de psicoanálisis, la llamada “Escuela del Yo” le ha seguido en su tratamiento de adultos y de niños.

    “Melaine Klein considera que -por el contrario- la transferencia positiva es un obstáculo para el análisis. Catherine Millot está de acuerdo con esta última idea: El análisis es un trabajo sobre el inconsciente. El Yo es la principal sede de las ilusiones y, por tanto, de resistencia para este trabajo. El trabajo analítico crea las condiciones para una educación posterior en la niña y el niño que sea menos autoritaria. Le hace desaparecer culpa y angustia, y le posibilita una mejor sublimación.”

    Pero el asunto no es tan sencillo. La idea no es hacer una traducción del aparato teórico y metodológico del psicoanálisis (en cualquiera de sus corrientes y tradiciones) al lenguaje pedagógico (en sus diversos enfoques) sobre las relaciones amorosos primarias, ni se trata de escribir libros de “Psicoanálisis y didáctica para profesoras y profesores” para entender esas relaciones con un lenguaje sencillo y de fácil lectura. No, porque éste es un fenómeno más complejo y doblemente difícil de explicar.

    Roca plantea con claridad esas dificultades y señala una contradicción central: “…el psicoanálisis evita la represión y la educación se basa en ella. ¿Por qué? Porque (la educación) es una sumisión del principio del placer al principio de realidad y se basa en el dominio de las pulsiones.”

    “Wilheim Reich y Hebert Marcuse, asevera Roca, defendieron con sus ideas una sociedad no represiva y no patriarcal, con plena libertad sexual. Buscaban una sociedad no castradora basada en el principio del placer. No entendieron que Freud siempre defendió la represión y la castración primordiales como necesarias.”

    “Igual que otros psicoanalistas franceses, no estrictamente lacanianos como Françoise Dolto, defendieron lo que llamaron la castración simbólica. Se trata de la superación del Complejo de Edipo. Pero no nos dejemos confundir por los culturalistas. El complejo de Edipo es un mito que ejemplifica un hecho universal, que es el paso de la naturaleza a la cultura. Este paso, como mostró el antropólogo Claude Levi-Straus, es el que posibilita la prohibición del incesto. Ésta marca la separación de la relación dual entre el niño y la madre, el otro primordial, para tener acceso al otro simbólico. Este otro simbólico es la ley, el lenguaje, (la cultura, la civilización), es decir, las mediaciones entre el ser humano y la naturaleza.

    “Pero el acceso a lo simbólico sólo es posible si lo reconoce el otro primordial, la madre. Si no es así, el niño queda atrapado en esta relación, que es la de la psicosis. Lo universal es, entonces, la existencia de una vía para superar esta relación dual, con lo que el objeto primordial del goce es un objeto perdido. Esta falta es la que posibilita el deseo.” En cambio, “la sociedad liberada de Marcuse sería un paraíso infantil donde todo es lúdico.”

    Catherine Millot afirma: “El deseo se constituye siempre, necesariamente, como deseo alienado. En primer lugar, porque aparece en relación al deseo del otro (de los padres). En segundo lugar, porque las necesidades pasan por el desfiladero del lenguaje, se transforman en demanda al otro. Para que aparezca el deseo del niño éstos (las mamás y los papás) deben tener un deseo con respecto al niño. De otra forma se imposibilitaría su estructuración psíquica. El niño debe formar su ideal de yo a partir del deseo de los padres. Lo que ocurre es que la alienación debe dar paso a una separación, la que nos permite salir del Ideal del yo y constituir nuestro deseo.”

    Si no hay esta separación nos sometemos a la demanda del otro, nos identificamos con el yo ideal. Es la satisfacción narcisista de recibir el amor del otro. Pero separarse del otro no es separarse de la ley simbólica, que es la que regula las relaciones entre humanos, la mediación que nos permite reconocer y ser reconocido por el otro como sujeto (civilización, cultura, educación). Es separarse de la identificación con este yo ideal que es la imagen que proyectamos para ser reconocido por el otro.

    “Bajo este planteamiento la labor del educador es imposible, -finaliza su reseña Roca- a menos que quiera formar sujetos obedientes, atrapados en este registro imaginario. La base de la educación es el amor y éste se basa en una imagen idealizada del otro. Aquí está lo contradictorio del que quiere potenciar la autonomía del sujeto que se educa.

    En todo caso, es el respeto al niño debe prevalecer. No hay una fórmula: es un arte, es el tacto del profesor, que es la intuición de los procesos inconscientes del otro.”

    “Pero Freud considera que hay que olvidarse de la educación como camino a la felicidad. Es éste un ideal imposible: Porque el goce total nos es prohibido desde que nos separan del otro primordial (la madre) y nos sometemos al orden del lenguaje y de la ley, al orden simbólico (la cultura, la educación, la escuela). Es el único camino de la humanización. El objeto del goce, que es la madre, es un objeto perdido para siempre. Del vacío que deja surgirá la falta y con ella el deseo. Lo único que podemos hacer los humanos es, como dice Sigmund Freud, transformar nuestra miseria neurótica en un objetivo banal y la impotencia en el reconocimiento de lo imposible.”

    “El psicoanálisis es eficaz cuando levanta las represiones del niño, y lo es para los educadores y padres porque les ayuda a desprenderse del narcisismo del ideal, ya que lo que quiere hacer el padre o el educador es convertir el niño en su yo ideal.”

    Las frases: “Si quieres que tu hija o hijo sea obediente, llévalo a la escuela; o, por el contrario, si quieres que tu hija o hijo sea rebelde, también llévalo a la escuela”, parecen ser expresiones válidas y contradictorias, pero simplificadas si consideramos que éste es un debate que tiene más extensión y profundidad de lo que podemos imaginar (además, nótese el poder que ejerce el adulto sobre las libertades de las niños y los niños al definir en qué escuela “deberán” formarse y cómo habrán de ser educados).

    No se trata, con estas reflexiones, de reducir las complejidades de las relaciones educativas a las complejidades de las relaciones amorosas, pero si nos acercamos a la comprensión de ambas probablemente entenderíamos muchos comportamientos y conductas humanas, y quizá contaríamos con modelos o esquemas interpretativos, alternativos, que nos permitan entender e intervenir de manera diferente ante los problemas sociales, incluidos los propios de la escuela.

    Comentario de Carlos Fernández Gaos, recibido el 14 de febrero de 2024:

    Estimado Juan Carlos, leí con atención tu escrito y, como te comenté, el tema que propones resulta particularmente interesante y complejo. En cuanto a los autores y autoras a quienes te refieres, me parece que sus distintas lecturas de Freud, conllevan un sesgo que puede atribuirse a la diversidad de lecturas de las llamadas escuelas: inglesa, alemana y francesa.

    Sobre los conceptos a los que aludes, como es el caso de represión, inconsciente, deseo, demanda, etc., han sido motivo de muchos debates y cambios que no dejan de responder a las mencionadas lecturas escolares, de las cuales se ha destacado la francesa, con J. Lacan, y la noción, concepto, idea misma de “amor”, no escapa a éstas.

    En fin, todo lector es otro autor de la misma obra, y si se trata de apoyarse en la del creador del psicoanálisis, siempre habrá argumentos para validar sus lecturas escolares, aún más, cuando el propio Freud, heredero de la tradición Talmúdica, cambió sus posturas a lo largo de su obra con respecto de varios temas y conceptos.

    Así las cosas, no es posible acudir al psicoanálisis como si de una teorización acabada se tratara, dado que el propio Freud terminó por asumirlo aún a despecho de su formación científico médica y positivista, indicando que su célebre “Esquema del Psicoanálisis”, no debería ser publicado.

    Pero todo esto no quiere decir que el “pensamiento psicoanalítico”, que no teoría psicoanalítica, no tenga nada que aportar a la educación y, en relación con ello, te recomiendo la lectura del libro de una estimada colega, Carmen Pardo y Brügmann, psicoanalista y dedicada por muchos años a la educación, que lleva por título: “¿El psicoanálisis para (en) la educación? Notas sobre el fracaso escolar y los problemas de aprendizaje y conducta”, publicado por la Universidad del Claustro de Sor Juana, 2005.

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    @jcma23

  • Las propuestas presidenciales de reformas constitucionales: Implicaciones para la educación y el magisterio 

    Las propuestas presidenciales de reformas constitucionales: Implicaciones para la educación y el magisterio 

    Andrés Manuel López Obrador remitió una serie de propuestas de reformas constitucionales a la Cámara de Diputados para su discusión. Resulta conveniente conocerlas al margen del resultado final que arroje tal proceso. Por el ámbito de interés que nos ocupa al menos aquellas relacionadas con la educación y el magisterio de educación básica. En caso de ser aprobadas tal cual han sido presentadas, según su contenido, replantearán el entorno educativo. En mi parecer, siete de las veinte iniciativas presidenciales propuestas están directamente relacionadas con el asunto que nos ocupa. Hagamos un repaso a vuelo de pájaro en los párrafos subsecuentes. 

    1.  En materia de protección y cuidado de los animales se plantea agregar un párrafo al artículo tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), el décimo segundo, para incluir el tema referido en el plan y los programas de estudio. Lo justifican por el vínculo de las mascotas con las personas. Asimismo, se busca enmendar el artículo cuarto de la CPEUM a fin de prohibir el maltrato animal y que el Estado mexicano garantice la protección, el trato adecuado y el cuidado de ellos. Sería un agregado a la reforma educativa y curricular.

    2. En el campo de la salud de los estudiantes se busca adicionar un párrafo a los artículos 4 y 5 de la CPEUM a fin de prohibir la producción, distribución, comercialización y enajenación de cigarrillo electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos así como aquellas drogas ilegales como el fentanilo, por ejemplo. Y, en consecuencia, vedar la profesión, industria, comercio, trabajo o cualquier actividad relacionados con ellos. En este sentido, la Secretaría de Educación Pública (SEP) anunció, en el pasado Consejo Técnico, que retomará la continuidad de la Estrategia en el aula: Prevención de adicciones. Si te drogas te dañas.

    3. En relación con los pueblos y comunidades indígenas y afromexicanos, la pretensión del poder ejecutivo es reformar, adicionar y derogar algunas disposiciones establecidas en el artículo segundo de la CPEUM. La intención consiste en promover la participación de sus integrantes en la construcción de los modelos educativos para reconocer la composición pluricultural de la Nación con base en sus culturas, lenguas y métodos de enseñanza aprendizaje. De igual manera, se busca garantizar y fortalecer la educación indígena, intercultural y plurilingüe; la formación de profesionales indígenas y la implementación de la educación comunitaria, el establecimiento de un sistema de becas para las personas indígenas que cursen cualquier nivel educativo; la promoción de programas educativos bilingües, en concordancia con los métodos culturales de enseñanza y aprendizaje de los pueblos y comunidades indígenas, entre otros. A grosso modo, salta de manera natural la relación directa con ciertos principios del plan de estudios 2022.

    4. En cuanto a las condiciones laborales de los trabajadores mexicanos se pretende la fijación anual de los salarios mínimos generales o profesionales, o la revisión de los mismos, los cuales tendrán que estar por encima de la inflación. Para el magisterio, en lo particular, se enuncia que las maestras y los maestros de nivel básico de tiempo completo percibirán un salario mensual que no podrá ser inferior al salario promedio registrado ante el IMSS equivalente a dieciséis mil setecientos setenta y siete pesos con sesenta y ocho centavos actualizado por la inflación estimada para el año 2024. Lo anterior es materia de sus derechos laborales para el ejercicio de la profesión docente y demás funciones inherentes a la misma.

    5. A propósito de las condiciones de salud se tiene la expectativa por dejar establecido que el Estado debería garantizar atención médica integral, universal y gratuita, incluyendo estudios médicos, intervenciones quirúrgicas y los medicamentos necesarios para garantizar este derecho. Para ese fin resulta necesario la reforma al párrafo cuarto del artículo 4º. Si así fuera, indudablemente repercutiría favorablemente , tanto para las maestras y los maestros, sus alumnos y los padres de familia. 

    6. En torno a las condiciones laborales se quiere dejar plasmado en la CPEUM, a través del la reforma al artículo 123, que quienes se encuentren bajo el régimen de cuentas individuales que cotizan en el ISSSTE tendrán derecho a que su pensión de retiro por vejez sea igual a su último salario hasta por un monto equivalente al salario promedio registrado en el IMSS, cuando la pensión que obtengan en términos de la ley sea menor a dicho promedio. Las personas trabajadoras a partir de los sesenta años de edad mantendrán su derecho a una pensión garantizada, en los términos que establece la ley.

    7. Y, para finalizar el análisis, se proyecta derogar la fracción IX del artículo tercero constitucional relativo a la creación del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación. Es decir, el precepto constitucional que le da sustento a la Comisión Nacional de Mejora Continua de la Educación (Mejoredu) sería eliminado en aras de la simplificación orgánica. En consecuencia, se abrogaría la Ley en Materia de Mejora Continua y quedaría sin efecto su objeto. Es decir, la regulación del Sistema Nacional de Mejora Continua de la Educación, así como el organismo que lo coordina, el Mejoredu, y el Sistema Integral de Formación, Actualización y Capacitación. El asunto es mucho más que la desaparición de un organismo gubernamental sino la función en materia de mejora continua así como de la formación inicial y continua de las maestras y los maestros.  

    A diferencia de las atribuciones legales de algunos Organismos Constitucionales Autónomos que se trasladarían a otras entidades de la administración pública: De la Comisión Federal de Competencia (COFECE) a la Secretaría de Economía; del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) a la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes; del Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI); del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) a la Secretaría de la Función Pública y otras dependencias; de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH) y la Comisión Reguladora de Energía (CRE) a la Secretaría de Energía. Adicionalmente a lo anterior, otra de las iniciativas presidenciales propone la fusión, integración o extinción de 16 órganos desconcentrados, organismos descentralizados, o unidades administrativas y la transferencia, también, de sus funciones hacia Secretarías de Estado. Entre ellas, la Secretaría de Ejecutiva del Sistema Nacional de Protección Integral de Niñas, Niños y Adolescentes, órgano administrativo de la Secretaría de Gobernación al Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), como unidad administrativa mediante la reforma a la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes. Se percibe que el alcance sería incidental para la educación así como está expuesto el asunto. 

    Habrá que aguardar el cauce de las discusiones y el resultado final de los acontecimientos para contar con mayores elementos de juicio y estar en condiciones de valorar las reales implicaciones para la educación y el magisterio. Su pertinencia y relevancia. Para empezar, vislumbro cambios profundos. 

    Carpe diem quam minimun credula posteroF

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  • Reformas constitucionales y educación situada

    Reformas constitucionales y educación situada

    El 5 de febrero, trascendiendo actos protocolarios y de relumbrón para celebrar al vacío el aniversario de la Constitución, el Presidente de la República presentó una propuesta de 20 medidas que implican importantes modificaciones constitucionales. Indudablemente, se trata de una estrategia política en la coyuntura electoral para evidenciar la actitud regresiva de la derecha de frente a la ciudadanía y agitar el voto por la consolidación de una mayoría efectiva en la siguiente legislatura; pero también para trazar la ruta legislativa y del proyecto de gobierno transexenal de la Cuarta Transformación.

    La propuesta presidencial, en tanto estrategia político-electoral, genera la posibilidad de hacer cambios sustantivos para ampliar los derechos del pueblo mexicano, recuperar parte de la soberanía nacional y crear mecanismos democráticos, tanto de participación ciudadana como de elección de los órganos de gobierno. Esto nos coloca ante un deber cívico y pedagógico en las escuelas, cuestionador de aquellas prácticas cotidianas que no escapan a rituales de la educación laica, aunque con sentido canónico.

    Ejemplo de lo anterior son los periódicos escolares, muchas de las veces adornando las paredes sin hacer interacción formativa con el alumnado y sin mediación de estrategias didácticas de aprendizajes críticos. Lo mismo sucede con las efemérides semanales en los actos de culto patriótico, que se repiten sin resonancia cognitiva en el interés de las comunidades educativas, haciendo eco de la solemnidad conservadora, como si el devenir histórico de una nación se resumiera en la cronología de hechos intocables sucedidos monótonamente sin resaltar proyectos políticos en pugna, aspiraciones sociales ni conflictos de clase que dan significado a los procesos emancipatorios del pueblo ¿Qué sentido tiene la reproducción canónica de estas prácticas escolares?

    La formación cívica que no convierta aulas, patios y muros de la escuela en espacios de construcción sustantiva de una ciudadanía crítica y protagónica, que se haga valer a través del análisis argumentado y la participación efectiva de las comunidades de aprendizaje en los ámbitos democrático horizontales, tanto en asambleas escolares como comunitarias, para la defensa concreta de los derechos sociales, humanos y del territorio, puede nombrarse de cualquier manera, menos formación cívica.

    En la escuela se expresan las contradicciones macrosociales de ciudadanías asimétricas. Por ejemplo, es recurrente que las alumnas disputen el uso de las áreas deportivas con los niños y jóvenes, pero esto es una oportunidad pedagógica de muchas otras posibilidades para dar sentido a sus necesidades, cuestionando desde el debate cómo la cultura patriarcal ha naturalizado el uso de los campos para el disfrute y recreación, casi exclusivos o de prioridad para los hombres, especialmente en deportes como el futbol, identificados con la virilidad machista, el alcoholismo y el mercantilismo de los cuerpos.

    Es aquí donde los aprendizajes críticos, construidos en diálogo para un currículo emancipador in situ, se deberían orientar a la recreación de nuevos sentidos comunes, nociones, conceptos y consensos, en los que impere la equidad de género, la convivencia democrática y la toma de conciencia sobre el derecho humano de todas y todos al desarrollo integral del cuerpo físico diverso y la racionalidad con ética política, pero también al disfrute del ocio (en un sistema en el que producir y consumir lo es todo) en ámbitos sanos, libres de prejuicios y toxicidades.

    Por supuesto, la escuela y su cotidianidad no agotan las potencialidades de una formación cívica crítica; sin embargo, en ella se pueden y deben abordar los otros territorios de participación, diálogo y construcción de nuevas coordenadas para la ciudadanía formada en la autodeterminación. Por tal razón, el estudio, análisis y debate argumentado sobre las propuestas de reformas constitucionales en puerta, tiene que ser parte del quehacer educativo de los maestros con los alumnos y las familias porque el currículo es diálogo permanente con la realidad concreta y los intereses comunes de la sociedad en un momento histórico vivo, que no es, está siendo.

    Las iniciativas de reforma en referencia son un dique parcial al avance de las derechas, pero no podemos permitir que acoten a las izquierdas en los límites de participación partidista y la coyuntura electoral; si bien son aceptables y necesarias, faltan demandas centrales del pueblo y en ciertos casos han sido mutiladas las propuestas originales: pensiones al ciento por ciento, pero con topes muy bajos, sin volver al régimen solidario de la Ley del Issste ni tocar las uma; aumentos salariales inequitativos a los trabajadores de la educación, manteniendo medidas de competencia individualista y sosteniendo el régimen de excepción laboral creado por los gobiernos neoliberales; reconocimiento a los pueblos originarios, limitando su facultad de representación política, sin permitirles el control sobre su territorio.

    Este deber cívico y de formación es también tarea de sindicatos y organizaciones sociales, que no sólo están obligados, en clave de las izquierdas, al análisis coyuntural, también a interpelar a los órganos de gobierno sobre las insuficiencias de sus iniciativas, a ocupar los debates nacionales invadidos por los personeros de las burguesías conservadoras y generar las condiciones de la movilización popular para ampliar y radicalizar la agenda legislativa, así como las directrices del gobierno transexenal.

    Red X: @ levmx666

  • Proponen incluir el aprendizaje del ajedrez en planes y programas de estudio

    Proponen incluir el aprendizaje del ajedrez en planes y programas de estudio

    La diputada Ana Laura Bernal Camarena (PT) propuso una reforma al artículo 30 de la Ley General de Educación con el objetivo de integrar el aprendizaje del ajedrez en los planes y programas de estudio, con el fin de potenciar el desarrollo cognitivo de los educandos.

    La iniciativa, actualmente en análisis en la Comisión de Educación, resalta que el ajedrez es una herramienta que promueve el desarrollo cognitivo debido al uso de destrezas y razonamiento lógico, deductivo y matemático en su práctica.

    Lo anterior, respaldado en un estudio publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), que subraya cómo el ajedrez mejora la inteligencia lógico-matemática al emplear conceptos abstractos y enfrentar problemas con un orden lógico, y que además, se destaca que el ajedrez es un juego de ideas que requiere conceptualización, esbozo y desglose de enunciados lógicos.

    Del mismo modo señaló que el ajedrez también fortalece la inteligencia espacial, no solo al ejecutar movimientos de piezas, sino al coordinarlos para formar estrategias y alcanzar el objetivo del juego: dar jaque mate al oponente, lo que aumenta el nivel de concentración, además de que una partida de ajedrez ejercita al máximo el cerebro.

    Añadió que entre los beneficios de practicar regularmente este juego se encuentran mantener una buena concentración, capacidad de pensamiento y desarrollo de la inteligencia.

    Y es que manifestó que el ajedrez estimula la inteligencia cognitiva y emocional, beneficiando la memorización durante la infancia, ya que en esta etapa del crecimiento los niños y adolescentes responden de manera más rápida y efectiva al aprendizaje nuevo.

    En ese sentido puntualizó que es de vital importancia fomentar el ajedrez durante la educación básica y media superior para que los estudiantes mejoren su pensamiento cognitivo y otras habilidades cerebrales que estimulen sus capacidades psicoemocionales.

  • El Aprendizaje basado en Proyectos

    El Aprendizaje basado en Proyectos

    “Dime y olvidaré, enséñame y podré recordar, involúcrame y aprenderé.” Confucio

    Al contrario de como muchas personas podrían creer, el aprendizaje no es espontáneo ni automático, no se trata de “ser un experto en el tema” o de pararse frene a un aula a “recitar de memoria” lo que se quiere enseñar, sino en cómo esa temática se puede vincular con la experiencia de cada niña, niño o adolescente y a partir de ahí construir elementos para un aprendizaje realmente significativo para sus vidas y en su contexto.

    En este sentido, la sociedad actual está en constante evolución, y con ella, la necesidad de métodos educativos que no sólo informen, sino que formen. El Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) se presenta como un modelo educativo que trasciende los límites del aula, integrando la teoría con la práctica y preparando a los estudiantes para los desafíos del mundo real. Reflexionar sobre el ABP es reconocer la importancia de un trabajo que se sustenta en la profesionalidad, la experiencia y una agudeza intuitiva y vocacional que docentes deben poseer y desarrollar.

    En la vastedad de las aulas del sistema educativo nacional, que suman más de un cuarto de millón en la educación básica, cada una con su diversidad y singularidad, es fundamental reconocer la labor docente. Son quienes, con su estudio y experiencia acumulada, aplican métodos como el ABP para vincular efectivamente la teoría con la práctica. Esta conexión no es una coincidencia fortuita, sino el resultado de un compromiso vocacional que lleva a los docentes a afinar su intuición y experiencia para aplicarla en beneficio de sus estudiantes.

    El ABP exige un reconocimiento de la complejidad del aprendizaje humano, donde cada aula tiene su propio pulso, cada estudiante su propia melodía. Los educadores, entonces, se convierten en maestros de orquesta, capaces de armonizar estas melodías individuales en una sinfonía de aprendizaje colectivo. La habilidad para hacer esto no viene de la nada: nace de la pasión por enseñar, del estudio continuo y de la reflexión constante sobre la práctica educativa.

    En este sentido, como sociedad es fundamental valorar y apoyar el desarrollo profesional continuo de docentes, ya que son quienes cultivan la tierra fértil de las mentes jóvenes. Cuando se reconoce el trabajo del centro escolar y se le otorga el respeto que merece, se promueve un ambiente donde la práctica educativa es vista como un arte y una ciencia que requiere tanto de conocimiento, como de la experiencia, así como de la intuición.

    El ritmo de cada aula, por ende, es un eco de la capacidad del educador para interpretar y responder a las necesidades de sus estudiantes, adaptándose a las circunstancias y promoviendo un aprendizaje significativo y relevante. Así, como sociedad es pertinente entender que detrás de cada estrategia de enseñanza exitosa hay un profesional que ha dedicado su vida a entender cómo aprende el ser humano y cómo mejor enseñarle. El ABP es un claro ejemplo de cómo el trabajo minucioso, dedicado y consciente de docentes puede llevar a cada aula a alcanzar su máximo potencial en sintonía con las demandas de una sociedad en constante cambio. Porque la educación es el camino…

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  • Maestros, levanten y muestren su recibo de nómina

    Maestros, levanten y muestren su recibo de nómina

    Una consigna corea con fuerza entre los maestros de la CNTE que marchan inconformes sobre los caminos asfálticos de la Ciudad de México: “Aumento salarial o paro nacional”. Lo mismo se replica escuela por escuela, sobre actas de acuerdos que sellan el compromiso de suspender labores escolares hasta que haya una respuesta seria de la autoridad educativa, que hasta el momento sólo ha emitido palabras tan evasivas como indolentes frente a la realidad que circunda fuera de las oficinas de Donceles donde habita la burocracia de la SEP: se acabó el tiempo para ejercer el presupuesto.

    Pero, ¿por qué la inconformidad? ¿Dónde quedó la revalorización del magisterio? ¿Qué pasó con la promesa de que ningún trabajador de la educación ganaría menos de 16 mil pesos mensuales? A unos meses de que culmine el primer gobierno federal de la cuarta transformación, las percepciones económicas del magisterio siguen encabezando las listas de los profesionistas peor pagados del país y los aumentos salariales se han calculado y comunicado públicamente de manera engañosa, por decir lo menos.

    Primero, porque los aumentos sustanciales fueron sólo para los trabajadores de apoyo a la educación, con los que efectivamente había una deuda histórica y eso hay que celebrarlo; segundo, no se calculó el aumento para todos de forma equitativa, de manera que hay una disparidad injusta entre quienes ganan, por horas, menos de 16 mil pesos mensuales y también para los que perciben por tiempo completo o por horas más de esa cantidad y que no vieron reflejados incrementos importantes en su nómina; tercero, varias entidades federativas no incluyeron a los trabajadores estatales y, por lo tanto, abren una mayor desigualdad con los que dependen del techo financiero federal.

    Es importante señalar que hay una intención dolosa cuando se anuncia que los docentes pasarían de recibir 12 mil a 16 mil pesos y nadie ganaría menos que eso, lo cual genera una percepción pública manipulada, porque no aclaran que son datos considerando impuestos descontados automáticamente de la nómina. Esto tiene que ser desmentido, no hubo aumentos generalizados de 4 mil pesos; actualmente, los maestros de primaria con una plaza base perciben un sueldo líquido, es decir, lo que llevan netamente a sus hogares libre de impuestos, entre 12 mil y 15 mil pesos mensuales, esto ultimo en regiones excepcionales consideradas zonas de vida cara.

    Para contrarrestar esta desviación de información, el exhorto de los maestros de la Ciudad de México es muy inteligente: “Maestros, levanten y muestren su cheque o recibo de nómina”. Si los educadores son cabezas de su hogar y el principal sustento de una familia pequeña de cuatro integrantes, no alcanzan el estatus de clase media, según el Inegi, para eso tendrían que rebasar los 20 mil pesos mensuales.

    Ahora, si tenemos en cuenta que el Coneval calculó el costo por persona de la canasta alimentaria recomendable para diciembre de 2023 en 2 mil 269.57 pesos en área urbana, pero sin considerar el costo de cocinar ni del gas, agua, luz, internet, educación, entretenimiento, vestido, transporte, renta o hipoteca; entonces, podríamos aseverar que esas mismas familias están en la línea de la pobreza.

    Por eso es común en el magisterio la búsqueda de fuentes alternas de ingresos para mejorar la calidad de vida. Los gastos adicionales a los de la familia, que los docentes desembolsan para poder desempeñar la profesión, necesariamente incluyen la compra de material didáctico, desplazamiento a sus centros de trabajo, alimentos fuera de casa y, en ocasiones, la renta de un lugar para residencia laboral.

    Para ejemplo, quien ahora les escribe recorre 45 kilómetros diarios de su casa hasta la escuela y otros tantos de regreso, destinando sólo para ese propósito 3 mil 300 pesos mensuales de su salario para combustible de un auto particular o, de otro modo, tendría que pagar un monto similar para renta de vivienda, si decidiera residir en la comunidad.

    No se observa en los planteamientos del gobierno, en lo que resta del sexenio ni en los proyectos de los candidatos presidenciales para las próximas administraciones, una propuesta justa, sustancial y viable que logre resarcir décadas de injusticia salarial al magisterio.

    La propuesta presidencial, que incluye la erogación de más recursos de las entidades federativas, es contraria a la realidad financiera de los estados, éstos, por el contrario, han demandado sistemáticamente mayores participaciones federales y, en algunos casos, se declaran en crisis deficitaria para sostener la nómina educativa.

    ¿No era justamente este problema por el que se prometió, pero que se incumplió con la federalización de la nómina? El panorama es complicado, se avecinan los tiempos electorales oficiales, en los que los maestros han mantenido una participación muy activa dentro y fuera de los partidos.

    Empoderar a la derecha sería un grave error si ya conocemos las directrices latinoamericanas con las que regresan al poder, pero pretender incidir desde los institutos políticos o desde los movimientos sociales, sin una agenda propia de las demandas magisteriales, agitada en los espacios electorales o en las calles, no generará un cambio de rumbo en la ruta gubernamental y partidista del grupo en el poder, que hasta el momento no incluye medidas salariales emergentes ni equitativas, tampoco tiene presente abrogar los sistemas meritocráticos y competitivos que agudizan las desigualdades salariales y laborales de los maestros.

    X: @levmx666

  • Medios, redes y educación

    Medios, redes y educación

    Vivimos en una era en la que los medios de comunicación y redes sociales ejercen un poderoso impacto en nuestras vidas, especialmente en la de las niñas, niños y adolescentes. Estos medios e interacciones tienen la capacidad de influir en su aprendizaje, sus decisiones, su comportamiento y hasta en la forma en que se visten o alimentan. Este impacto no siempre se encuentra acorde con sus raíces culturales, sociales y económicos, aspecto que aprovechan las grandes compañías de alimentos chatarra pero que puede generar, además, un rompimiento generacional significativo, que por supuesto afecta el entorno escolar y por consiguiente, aprendizaje.

    Es innegable que los medios, en todas sus formas, están presentes en nuestra vida cotidiana de manera constante. A través de la televisión, el internet, las redes sociales y otros medios, se nos bombardea con información, imágenes y mensajes directos y subliminales que tienen la posibilidad de moldear nuestras percepciones y acciones. Esto tiene un impacto directo en las niñas, niños y adolescentes, quienes están en pleno proceso de formación y desarrollo.

    Uno de los aspectos preocupantes es que la influencia de los medios puede alejarse de los valores, antecedentes culturales y expectativas de las generaciones anteriores. Los jóvenes están expuestos a modelos de comportamiento y estereotipos que pueden no ser congruentes con su realidad, sus experiencias y sus valores familiares. Esta desconexión puede generar conflictos y tensiones en los centros escolares, afectando tanto el proceso de aprendizaje como las relaciones intergeneracionales.

    Es importante reflexionar sobre cómo los medios de comunicación moldean la percepción de la realidad y cómo esto puede impactar en la formación de las niñas, niños y adolescentes. ¿Qué tipo de mensajes se transmiten a través de los medios? ¿Cómo se presentan los roles de género, la diversidad cultural y otros aspectos relevantes para una educación inclusiva y equitativa? ¿Cómo podemos fomentar una visión crítica y reflexiva en los jóvenes para que puedan discernir entre la información veraz y los estereotipos dañinos?

    La reflexión profunda sobre estos temas nos lleva a la necesidad de generar un espacio de diálogo y concientización entre padres, docentes y directivos escolares. Es fundamental que valoremos y analicemos juntos el impacto de los medios de comunicación en la vida de las niñas, niños y adolescentes. Debemos promover una educación mediática que les permita comprender y cuestionar la información que reciben, desarrollar un pensamiento crítico y tomar decisiones informadas.

    El impacto de los medios de comunicación en la educación de las niñas, niños y adolescentes es un tema relevante y urgente. Requiere de nuestra atención y acción para garantizar que este impacto sea positivo y en línea con sus necesidades, valores y expectativas. Como padres, docentes y directivos escolares, tenemos la responsabilidad de fomentar una educación mediática que promueva el pensamiento crítico, la reflexión y el discernimiento en nuestros jóvenes. Porque la educación es el camino…

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  • Contra la motivación en la escuela

    Contra la motivación en la escuela

    La de la motivación es una de las falacias que más daño ha hecho a la educación en nuestro país.

    -Ricardo Moreno Castillo

    La manera en la cual las personas hablan es muy reveladora. Las palabras que escogen, los ejemplos que usan y cómo construyen sus argumentos son el resultado de un largo proceso de arquitectura de identidad, asimilación de valores y socialización; son el resultado del poder al cual han sido expuestos a lo largo de sus vidas.

    -Michel Foucault

    El discurso de la motivación se ha integrado a la formación escolar de chichas y chicos. Sin embargo, más que un componente pedagógico, la motivación sirve como recurso retórico e ideológico para la constitución del sujeto de rendimiento posmoderno. Con el argumento de atender la educación emocional e incentivar a los educandos en su quehacer académico, la escuela se apropió de eufemismos provenientes de los ámbitos economicista, del emprendedurismo y de la psicología positiva que, más allá de aportar elementos básicos para la enseñanza, promueven e impulsan prácticas e ideas acordes a las exigencias de la sociedad neoliberal y, así, orientan la instrucción bajo los principios que el mercado global y sus necesidades requieren para la reproducción de la fuerza de trabajo y la acumulación de capital. 

    Con ello, la motivación se injertó en el lenguaje didáctico de los docentes para dar sentido a sus propósitos y actividades. Así, el profesorado incentivó y propició las condiciones para generar “ambientes de aprendizaje” altamente “positivos”, con miras a mejorar el «rendimiento escolar» de sus estudiantes y cumplir con los estándares solicitados para la adquisición de ciertas “competencias” individuales. La motivación se convirtió en un instrumento invisible de dominación y coacción discursiva, acompañada de frases cargadas de una gran dosis de optimismo, tales como: ¡Ánimo, tú puedes! ¡El cambio está en ti mismo! ¡Lo vas a lograr! ¡Échale ganas! Con ellas, la reflexión, análisis, problematización de la realidad e identificación de problemas contextuales y sus posibles alternativas de solución, quedaron fuera de la formación escolar y, en su lugar, se “animó” a los educandos para que, a partir de su “buena voluntad” y “ganas de salir adelante”, éstos se enfrentaran al mundo con optimismo.

    No obstante, dicha situación tiene algunos efectos: despolitización de escolares y docentes, subordinar el pensamiento crítico a la condición afectiva de los sujetos y, finalmente, dominio de la psicología por encima de la pedagogía. Fenómenos que no pueden pasar desapercibidos, ya que, en los tres casos, la condición racional de los sujetos queda fuera de la actividad escolar y la afectividad se impone a los procesos de análisis, reflexión y discusión –necesarios para la constitución de ciudadanos comprometidos con el momento histórico que viven-. A ello se agrega que, como resultado adicional, la escuela se convierte en un espacio para promover la vacuidad intelectual, dado que no se siembra el aprecio por el saber sino, por el contrario, las emocionas ocupan el lugar que le corresponde al conocimiento.

    Pero, ¿qué se puede hacer? Pregunta sin duda difícil de contestar, pero que, por su propia naturaleza, exige un intento de solución. Sin la intención de ofrecer un remedio o salida única al cuestionamiento, se sugieren las siguientes alternativas: diseñar, desarrollar y emprender actividades escolares que exijan, de los educandos, arduo esfuerzo intelectual para reflexionar y analizar diversas situaciones “problematizadoras” del mundo, dirigir una educación que recupere el valor de la disciplina como componente primordial para la formación académica, asimilar el estudio como una actividad indispensable, como un deber y obligación que permiten la conformación integral del ser humano; entender que se requiere el aprendizaje de contenidos específicos y, para lograrlo, es necesario la ejercitación constante, rutinaria y repetitiva, comprender que los docentes, como sujetos encargados de la instrucción, requieren de sus estudiantes: constancia, orden y esfuerzo. La motivación vendrá después.

  • La derecha conservadora y el cambio curricular en España. Entrevista a Francesc Imbernón (segunda y última parte)

    La derecha conservadora y el cambio curricular en España. Entrevista a Francesc Imbernón (segunda y última parte)

    No cambiaremos la educación si sólo cambiamos al profesorado, también se ha de cambiar su formación y el contexto donde trabaja

    El doctor Francesc Imbernón Muñoz es profesor, catedrático e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona. El Dr. Imbernón es especialista en el análisis de los procesos de formación docente, tanto inicial (formación básica del profesorado) como continua o permanente (docentes en ejercicio profesional); temas sobre los que ha investigado y generado diversas publicaciones. Su libro más reciente, en colaboración con Carmen Rodríguez Martínez, (coordinadores), lleva por título: “De las políticas educativas a las prácticas escolares” (Morata, 2022).

    Ésta es la segunda parte de la entrevista, cuyo segmento inicial se publicó en este mismo medio el pasado 19 de enero de este nuevo año 2024.

    ¿Cómo han sido las respuestas de las escuelas de educación básica en España ante los cambios curriculares más recientes?

    En España hemos de diferenciar entre escuelas públicas, concertadas y privadas. Las escuelas concertadas reciben subvención de la administración y cobran cuotas para actividades. Algunas de estas concertadas han empezado a remover los cimientos de la educación tradicional y han apostado por formar a su profesorado y cambiar la organización, la metodología, introducir la codocencia y la estructura escolar. Las escuelas públicas han tenido más problemas por temas burocráticos y normativos, pero también algunas han empezado a plantearse cambios de la forma de enseñar. Y las concertadas, al tener un empresario privado, han formado a sus maestros en ese cambio. Aspecto un poco abandonado en la escuela pública que han sido los docentes que han asumido el compromiso más que la administración educativa. Pero ahora han ido despertando y empiezan a plantear grandes cambios escolares en las escuelas públicas.

    También han influido los diversos informes recientes de bajada de rendimiento del alumnado y se reivindica inyectar recursos a la escuela pública para atender la creciente diversidad en las aulas, sobre todo en los centros de alta complejidad, y reducir al mínimo una burocracia que ahoga los centros y les roba tiempo y energía.

    Es cierto que el contexto político y social condiciona el desempeño docente. El trabajo del profesorado tiene lugar en un contexto amplio que condiciona su naturaleza y su tarea. Habría que analizar sus repercusiones en su situación laboral y en su desarrollo profesional, la regulación (normativa, política, estructural…) de las instituciones educativas, el formato de las enseñanzas en las distintas etapas y su repercusión en la mejor formación de la infancia y la adolescencia, en la escolarización de la población, etc.

    Si un colectivo importante del profesorado siente malestar en el ejercicio de su labor, que es lo que está apareciendo, afecta a la dinámica de enseñanza como dimensión estructural y al proceso de aprendizaje de una buena parte del alumnado. Y como consecuencia, a la dinámica del proceso educativo en una de sus finalidades fundamentales: la construcción de una sociedad más justa, más equitativa y mejor.

    Si queremos cambiar la educación se ha de favorecer una formación de competencias bien trabajadas, bien desarrolladas, ya que un buen enfoque de competencias lleva a un ambiente de aprendizaje adecuado, que va más allá de la evaluación de una acción determinada, si no puede volverse a la racionalidad técnica, de los objetivos operativos poniendo énfasis más en la redacción de las competencias que de su trabajo educativo para mejorar el aprendizaje.

    El conocimiento es mucho más amplio que trabajar las competencias. Si hacemos unas visiones reducidas estamos teniendo problemas últimamente de aprendizajes básicos. Y eso puede suceder porque la enseñanza se dedica únicamente a temas muy concretos de la competencia determinada y delimitada. Sin ningunear los conocimientos en materias instrumentales como son las matemáticas, la comprensión lectora y las ciencias, se ha de desarrollar el espíritu crítico, el trabajo en equipo, la gestión emocional y la resolución de conflictos, entre otros campos del conocimiento.

    Para superar esa posible racionalidad técnica e instrumental, a veces propiciada por organismos gubernamentales, hay que cambiar la metodología, cambiar la organización, cambiar la estructura escolar. No cambiaremos la educación si sólo cambiamos al profesorado, también se ha de cambiar su formación y el contexto donde trabaja.

    -Usted ha escrito sobre la formación en centros, ¿no hemos tenido formación en las instituciones formadoras del profesorado de manera, digamos estructurada, programada? ¿Sí se ha dado o no la formación en centros entre los propios docentes, entre las y los profesores en sus centros de trabajo, como equipos de trabajo?

    Sí se ha dado esa formación en una época determinada. Y en algunas zonas de España aún continúa donde hay Centros de Profesores. La formación en centros se creó cuando gobernó el gobierno socialista, en 1984, cuando se crearon los Centros de Profesores.

    Y estos Centros de Profesores crearon una modalidad en España que era la formación en centros, no en el centro, sino en centros. Y esto sí que se extendió, hasta que llegaron los gobiernos conservadores y se cerraron muchos centros de profesores. porque ellos desconfían de la formación ya que la ven como adoctrinamiento.

    El proceso de implicación del profesorado en la formación en los centros educativos no es nuevo y aparece con nitidez a partir de las experiencias institucionales de “formación centrada en la escuela” o “diseminación y utilización del conocimiento pedagógico en las escuelas”, o a través de la necesidad de elaborar proyectos educativos o curriculares propios. Esta concepción la aglutino bajo el amplio concepto de formación del y en el centro, desarrollada por distintos autores y tratada por mí en diversos textos.

    Pero la formación en el centro implica algo más que una mera ubicación física de la formación. En este sentido podemos distinguir entre la formación al centro, la formación en el centro y la formación del centro. Pero no creo necesario profundizar en ellas ya que lo importante, en este momento, no son los términos utilizados sino el contenido, el proceso y el resultado de la formación dentro de la escuela.

    La formación dentro de la escuela sería la única respuesta factible para producir el desarrollo y la innovación institucional, y ésta permite crear condiciones óptimas para que el profesorado se profesionalice. El concepto de formación va implícito en el de desarrollo del centro. Desde mi punto de vista, y con base en mi experiencia en la formación del profesorado, la formación en el centro es una tendencia óptima para el desarrollo de la formación, y para la profesionalización docente, ya que desarrolla un modelo más autónomo de docencia. Pero no por ello hay que despreciar otras modalidades de formación, en función de lo que se pretenda podremos utilizar una u otra.

    Un verdadero cambio en la formación no puede plantearse seriamente sin poseer un nuevo concepto y una nueva mentalidad de profesionalización del profesorado, al margen de misticismos trasnochados, sin definir una política educativa respecto al profesorado (o tener políticas erráticas) ni sin tener en cuenta a las escuelas y a las necesidades personales y colectivas. La formación en centros permite ganar en autonomía y ser intrínseca al proceso profesional, y para lo cual habría que establecer los mecanismos que lo faciliten. Y esto supone romper ciertas inercias e ideologías institucionales que han perdurado y todavía perduran, aunque sea parcialmente, durante estos años.

    Soy un gran defensor de esta modalidad, porque, además, hay investigaciones que lo respaldan. Nadie duda de la importancia de la participación del profesorado para que una formación sea posible; hasta hace pocos años este hecho no se ha visto reconocido en su justa medida. Muy a menudo los procesos de formación se han centrado en los diseñadores, en el sistema de implantación de la formación y, como máxima concesión, en analizar la conducta del profesorado al implantar una formación. Desde mi perspectiva, la participación del profesorado en todo el proceso y la autonomía son el núcleo fundamental de la formación en los centros.

    En la educación no hay problemas genéricos, hay situaciones problemáticas

    Imagínate que en un curso un ponente explica sobre una metodología pedagógica, pero que, en el tránsito a la práctica, las y los profesores les cuesta adaptarlo. Cuando un asesor va a la escuela partirá de su experiencia en aula, y de manera variada. Los cursos estándar analizan problemas genéricos, para todos por igual, pero los contextos son muy diversos. Entonces, ¿qué hacer en la formación en centros? El colectivo de docentes debe plantearse una situación problemática y para resolverla hacer un proyecto de cambio. Entonces, está claro, que el contexto es fundamental para el cambio en el campo educativo.

    Ello significa decantarse hacia una valoración del profesorado de un centro como agente curricular reflexivo y crítico, lo cual ha de permitirle tomar decisiones en los centros de manera autónoma, desarrollar el currículum de forma descentralizada y elaborar proyectos y materiales curriculares, situando el proceso en un contexto específico, el centro. Al hablar de descentralización no me estoy decantando por el localismo, sino que me refiero a determinar qué es mejor para unas circunstancias específicas del centro. Todo esto implica la intervención del profesorado como colectivo que actúa en una unidad de análisis, el centro educativo, que es donde se articula verdaderamente la profesionalización del profesorado.

    El profesorado debe decidir qué, cómo y cuándo debe enseñar, y debe flexibilizarse la regulación del Estado sobre el currículo y la labor docente. Hasta ahora, las propuestas de trabajo autónomo y colaborativo y el trabajo colegiado de los equipos docentes se han convertido, por las exigencias administrativas y sus decisiones sobre el currículo, en mera gestión burocrática, porque lo importante y clave sobre las decisiones educativas ya estaban decididas de antemano.

    En la escuela, siempre digo que hay una máxima: la unidad de cambio en la educación no es el profesorado. Esto ha sido un error histórico. La unidad de cambio es la escuela, porque la escuela trabaja como comunidad. Es una comunidad de práctica, que ahora se amplía un poco con la comunidad de externa. El centro, como conjunto de elementos que intervienen en la práctica educativa contextualizada, ha de ser actualmente el motor de la formación; ésta pierde un importante tanto por ciento de incidencia cuando se produce de forma aislada y descontextualizada.

    Una característica fundamental de la formación en y para el centro educativo es que el profesorado debe asumir como tarea colectiva la intervención en el proceso de su desarrollo profesional, proceso que parte de sus necesidades en un contexto específico de situaciones problemáticas, con el objetivo de provocar la innovación en la práctica educativa y un maestro comunitario que trabaja en el territorio, que se enfrenta a las situaciones problemáticas. En la educación no hay problemas genéricos, hay situaciones problemáticas.

    La formación en centros tiene varios requisitos que a veces fallan. El primero es que parte de las necesidades sentidas del profesorado, no de las necesidades prescriptivas del sistema, que también tiene derecho, claro, pero yo siempre digo que el plan de formación es el equilibrio entre lo prescriptivo y lo colaborativo. Y no niego la importancia que adquiere la dificultad de mantener en los centros el equilibrio entre la tendencia centralizadora o administrativa, en la que los procesos colectivos intentan burocratizarse, y la tendencia autónoma, en la que el profesorado puede ejercitar su derecho a la formación al margen de lo dictado por la propia administración educativa. La formación ha de contribuir a mejorar el proceso de enseñanza aprendizaje, al desarrollo institucional de los centros y de una cultura profesional.

    ¿Las palabras aquí serían “aprendizaje situado”?

    Sí, hoy día podríamos decir que sí. El concepto que aparece es el de la formación situada.

    Pero fíjate una cosa importante es partir de necesidades sentidas y la participación del profesorado en el proceso de formación como miembros de un colectivo en el centro.

    En los países más avanzados, los que realizan formación en el centro, realizan proyectos de cambio e innovación para mejorar el aprendizaje del alumnado mediante una metodología “indagativa” que sería también de investigación acción que se puede aplicar para el desarrollo y mejora de la enseñanza en el centro.

    Pero tenemos un problema grave: que el profesorado a veces no tiene conocimiento sobre la investigación acción, o no lo suficiente. Y no hay innovación si no es institucional, o sea, lo que no funciona es la experiencia aislada de innovación; el profesorado que es innovador en su aula, que se va o se muere o se jubila, y se la lleva, nunca la comunica ni se pone al alcance de las políticas públicas o institucionales. Lo importante es desarrollar la innovación institucional, o sea, que queda la innovación a favor de la institución. Esto lo podemos comprobar con metodologías de escuelas Montessori, Freinet o Decroly desde hace muchos años.

    -¿Cuál sería la tendencia, desde su perspectiva, del cambio curricular en los siguientes años en España?

    Desarrollar una nueva cultura de la participación para favorecer en los equipos de profesores el debate y la construcción de unas bases reales sobre las cuales construir los proyectos de centro, intentando eliminar al mismo tiempo los procesos de atomización, burocratización e individualismo en el trabajo profesional.

    También es preciso apoyar la experimentación y la difusión de materiales de grupos más reducidos y homogéneos, aunque sean de carácter intercentro, y con proyectos parciales, en la línea de proporcionar referencias y elementos de dinamización que surgen del profesorado. Otras acciones en este sentido deben estar encaminadas a favorecer la formación de equipos más homogéneos en las escuelas donde sea posible un mayor avance, mediante medidas concretas. Sin olvidar que son necesarios períodos de tiempo suficientes para la reflexión en equipo de la propia práctica, la planificación en común y el desarrollo de prácticas cooperativas en el aula. No un cambio excesivo de leyes que desconcierta y desmotiva al profesorado, como se ha hecho hasta ahora.

    Y tener un currículum mucho más abierto, ya que es muy importante que el profesorado participe activamente en el desarrollo curricular. Y plantearse la metodología basada en competencias.

    -Y luego en la evaluación…

    El concepto de evaluación ha ido evolucionando con el tiempo, actualmente hay un cierto consenso en considerar la evaluación como un proceso sistematizado de recogida y análisis de información útil para la toma de decisiones de mejoramiento. El rasgo primordial de esta definición es la subordinación del instrumento evaluador a la utilidad que se puede sacar ya su funcionalidad de mejoramiento. En otras palabras, no hay dispositivos evaluadores recomendables a priori, sino que cada escuela debe diseñar su esquema de evaluación en función de sus objetivos y de su capacidad de mejoramiento. En la evaluación, el contexto será fundamental e imprescindible.

    El interés por la evaluación ha cambiado a lo largo de los años buscando la “mejora”. En los años sesenta se trataba de analizar la igualdad de oportunidades, en los ochenta empieza el discurso sobre la calidad de los sistemas educativos y a partir de los noventa se empieza a vincular la calidad educativa a la evaluación como un instrumento para la mejora educativa.

    Siempre la evaluación tiene que servir para apoyar a la mejora, puesto que han de estar al servicio de las necesidades y derechos de los alumnos y alumnas. Por supuesto, que también tienen que servir para analizar la actuación del profesorado, la idoneidad de las propuestas didácticas y el funcionamiento de las instituciones educativas. Y estas evaluaciones tienen que ser contextualizadas y periódicas. El problema no es la evaluación, sino qué evaluación, cómo y con qué fin.

    La evaluación sirve para la mejora, del currículo, la organización, las condiciones escolares, del profesorado; y del centro para reflexionar sobre la toma de decisiones de mejora. Necesitamos profesores y profesoras que tengan un proyecto educativo que se justifique en objetivos generales del sistema educativo y tengan autonomía para adaptar su enseñanza a las necesidades del alumnado y del contexto social, no a pruebas estandarizadas, para ello se debe de confiar en los docentes y ellos a su vez en sus estudiantes. Es necesaria una cultura de la evaluación, porque en ella se encuentran algunas de las raíces del éxito y el fracaso escolar, y la mejora social, pero tenemos que confiar en el profesorado que es el que sabe mejor cómo va el proceso de aprendizaje del alumnado.

    ¿Algo más que quiera agregar?

    Sí. En la metodología de proyectos, regresando al debate sobre las competencias, podemos volver a caer en una racionalidad técnica, donde las y los profesores se quedan mucho tiempo a elaborar mallas curriculares sobre todas las competencias, hacer indicadores y revisar cómo va la evaluación para comprobar la competencia, y se puede caer en procesos rutinarios y administrativos. Y creo que no deberíamos ir por ahí.

    Muchas gracias, doctor Imbernón.

  • La derecha conservadora y el cambio educativo en España. Entrevista a Francesc Imbernón (primera parte)

    La derecha conservadora y el cambio educativo en España. Entrevista a Francesc Imbernón (primera parte)

    El debate sobre las competencias reduce el debate sobre el conocimiento: Imbernón

    El doctor Francesc Imbernón Muñoz es profesor, catedrático e investigador de la Facultad de Educación de la Universidad de Barcelona. El Dr. Imbernón es especialista en el análisis de los procesos de formación docente, tanto inicial (formación básica del profesorado) como continua o permanente (docentes en ejercicio profesional); temas sobre los que ha generado diversas publicaciones. Su libro más reciente, en colaboración con Carmen Rodríguez Martínez, (coordinadores), lleva por título: “De las políticas educativas a las prácticas escolares” (Morata, 2022).

    Llegué a Barcelona el día 8 de noviembre de 2023. Las instalaciones universitarias están localizadas en un cerro desde donde se aprecia la ciudad. El sitio regala una vista panorámica, al fondo, del mar Mediterráneo. La cita concertada con el Dr. Imbernón se estableció para el día 9 a las 9:00 a.m. Media hora antes de la cita, arribé a la Facultad de Educación después de un breve traslado en metro, desde la zona del centro histórico hacia la ex Fundación Mundet donde se ubica ese campus de la universidad. No podía dejar de visitar la cafetería universitaria para tomar un cortado. Comenzaban las bajas temperaturas en Europa; los pasillos exteriores estaban mojados debido a una lluvia ligera que cayó la noche anterior.

    Muchas gracias, doctor Imbernón, por recibirme en su oficina. ¿Cuál sería su balance sobre las reformas curriculares en España, antes de entrar al concepto de competencias en educación? ¿Hubo necesidad de estas reformas tan frecuentemente en este país?

    El cambio educativo es permanente. Yo siempre digo que, para no matizar o ampliar temas que ya conoces sobre las reformas y las competencias, depende quién gobierne se plantea unas políticas u otras. Las reformas educativas, aparecen, tanto generales como curriculares, desde una perspectiva ideológica. Si miramos desde el punto de vista político, al menos en España, cuando gobierna la derecha conservadora, no la ultraderecha que aún no ha llegado al poder, pero sí la derecha conservadora, reúne tres grandes componentes ideológicos: el neoconservadurismo, el neoliberalismo y la modernización conservadora (según las ideas de Michael Apple), con añadidos de contenido religioso.

    Las evidencias y, las realidades vividas a lo largo del tiempo, nos muestran que cuando las políticas educativas son conservadoras, neoconservadoras o neoliberales, normalmente dentro de unas políticas generales y globales de la educación, aumenta el control sobre la educación y, como consecuencia, la centralización y la desconfianza en la tarea docente y su formación, introduciendo concepciones liberales, o las que postulan una práctica más autoritaria, verticales o no participativas en la práctica educativa.

    Cuando gobierna la derecha conservadora hay un problema muy importante que se está analizando y es esa desconfianza del magisterio. La intervención conservadora se ha limitado al control, a dar al profesorado instrucciones, circulares, normas, diligencias, prescripciones…, despreciando su identidad profesional, su autonomía, su conocimiento y su capacidad para tomar decisiones. En las políticas conservadoras, la escuela y la formación del profesorado cumple una doble función política ya que asegura, mediante la socialización política, la lealtad básica hacia el régimen o gobierno establecido y garantiza el reclutamiento de sus partidarios, aunque sea mediante elementos de corrupción y prevaricación. También tienen un gran rechazo al cambio y luchan por la aplicación de la moral religiosa, los valores tradicionales y familiares, sin intromisión del Estado, amparándose en una determinada concepción de la libertad personal.

    Aquí se reactiva el debate sobre la ideología y el currículum, debate que en esencia es sobre cómo trabajar en la escuela a nivel organizativo; a los conservadores les interesa no cambiar, sino imponer controles desde la administración. En ello, el papel de la inspección, y el desarrollo de la gerencia, (concepto de gerencialismo) es muy importante para ellos.

    Entonces, bajo la excusa de las competencias, los aprendizajes esenciales se convierten en currículos súper desarrollados, manteniendo el enciclopedismo sin salir de la organización por asignaturas. Al establecer el Estado un marco extenso en la elaboración del currículo se reduce el espacio de autonomía para el profesorado y los centros educativos y las posibilidades de ofrecer experiencias formativas contextualizadas.

    En una política educativa más  progresista, parte del supuesto de una visión abierta de la formación, un currículum formativo más contextualizado y en una realidad basada en la incertidumbre y el cambio, y de confianza en los docentes, en su desarrollo más autónomo y la menor intervención del currículum formativo, en una escuela pública y laica, donde la participación es fundamental y con una defensa de la igualdad, libertad, dignidad humanas, democracia y justicia, buscando un progreso y bienestar social mayoritario. Intentan dar categoría social y profesional a la formación inicial y de desarrollar al profesorado como un componente importante en la educación libre, más democrática y autónoma de las personas. Y, por supuesto, su mejora laboral. Se ve al profesorado como sujeto de formación y aprendizaje, no como objeto de formación.

    La formación del profesorado en las políticas progresistas puede ser el desarrollo y extensión de prácticas vinculadas a la práctica profesional, más liberadoras, democráticas, de mayor autonomía y de desarrollar un pensamiento crítico en los docentes como un proyecto humanista para lograr un profesorado muy preparado y promover mayor flexibilidad, innovación e imaginación en clase. Y eso no se está haciendo.

    Respecto al currículum escolar, la derecha conservadora piensa que el conocimiento está la Universidad, con expertos para formar a los maestros. En cambio, a la izquierda social demócrata, sí le ha interesado la formación continua de las y los docentes partiendo de ellos, a través de los Centros de Maestros, que se llaman aquí “Centros del Profesorado” o denominaciones similares, que apoyan y asesoran el trabajo docente no necesariamente desde la universidad.

    Por eso, cuando ha gobernado políticamente la derecha conservadora se han eliminado los Centros del Profesorado. Hay comunidades autónomas donde éstos han desaparecido y sólo han quedado opciones formativas que trabajan virtualmente o a través de las universidades en cursos estándares.

    Falla una nueva mirada de la formación del profesorado como que es necesario una lucha por desarrollar políticas progresistas que lleven a prácticas educativas y formativas liberadoras. Es necesario a partir de un análisis para desarrollar una nueva cultura profesional alternativa del profesorado y una nueva práctica educativa y social.

    Para la derecha, el conocimiento no está en los maestros, está en la universidad. ¿Qué ha pasado si hablamos de competencias? Pues pasó lo mismo: la derecha conservadora se apuntó al carro de las competencias como todos en Europa, aunque algo está cambiando, porque hay mucha crítica a las competencias de parte del profesorado.

    Aparecen las críticas a las competencias preguntándose ¿competencias, para qué? ¿Qué se critica exactamente? Hay dos perspectivas: Una, se critica que, en el fondo, las competencias generaban grandes inequidades. Venían de la empresa y generaban trabajadores asalariados, de bajo precio; eso generaba desigualdades y esto llegó al profesorado de una idea de desencuentro con el concepto y desarrollo de competencias. Esto es cierto, si analizamos un poco, sobre todo en secundaria,  muchos profesores no están de acuerdo con el enfoque de competencias.

    Y dos, en realidad, el tema de las competencias llegó a la universidad, pero en la universidad no se ha cumplido nunca esa visión teórica ni práctica, o sea, te obligan a diseñar un plan docente a través del desarrollo de competencias, pero el profesorado sigue haciendo lo mismo y desarrollando las competencias de siempre. Se trabaja sobre contenidos, no sobre competencias.

    Cierto que hay una perspectiva interesante, algo rescatable, que a veces he defendido: que las competencias podían servir para recuperar un poco las metodologías de las pedagogías activas, porque las competencias lo que provocan es mirar hacia una metodología diferente, una metodología basada en la acción, como el método de proyectos o el trabajo de centros de interés, las investigaciones en la escuela, etc. Se trataba de recuperar un poco lo que se había perdido con la racionalidad técnica, que era eliminar el libro de texto único o la explicación por sí misma como la metodología más usada.  Pero esto en algún sector del profesorado no caló mucho.

    Y no hemos aprovechado las competencias, no tanto para criticarlas proviniendo de la OCDE, sino para darles la vuelta, utilizando metodologías activas de trabajo con el alumnado ya que es verdad, que las competencias, pretenden superar el aprendizaje memorístico y buscan indagar sobre la capacidad del alumnado de transferir lo aprendido a situaciones cotidianas; incluyen un saber complejo, susceptible de adecuarse a diversidad de contextos; tienen un carácter integrador porque abarcan conocimientos, procedimientos y actitudes; y necesitan la interrelación de diferentes habilidades.

    Pero cuando tratamos el tema de las competencias estamos haciendo referencia a modelos educativos defendidos durante mucho tiempo que, salvo en experiencias concretas, no han conseguido cambiar la cultura mayoritaria de los docentes y las prácticas escolares institucionalizadas.

    -En Educación Primaria, por ejemplo, hay una resignificación de las competencias.

    Sí, creo que se podía aprovechar en la idea que he comentado, pero no se hizo.

    Faltó formación, o sea, no se hizo formación del profesorado para desarrollar esta perspectiva. En lugar de decir: “aquí tiene usted las competencias” pero el profesorado sigue trabajando los contenidos y se queda, en segundo plano, el tema de competencias.

    Y tener confianza en el profesorado, porque siempre ha habido diferencias sobre ese punto de las competencias, pero no se hizo una formación específica para intentar ver esta perspectiva.

    -Esa es la segunda pregunta, ¿cómo ha sido la formación de los maestros frente a los cambios curriculares, es decir, los planes y programas de formación del profesorado cambiaron o no?

    No, al revés, se redujo la formación y se invirtió menos. Las competencias aparecen en una época de crisis económica, en el 2000, hace poco más de 20 años. En ese momento se empiezan a recortar los recursos para la formación continua, predominantemente, aparte de los recortes a los salarios del profesorado y el aumento de los contratos por horas. Cuando se recorta la formación es ese momento en que aún gobierna el Partido Popular (PP), de orientación neoconservadora.

    Fue el peor escenario, porque se redujo la formación, desde ese punto de vista, y después las políticas públicas apuestan por la virtualidad; o sea, cursos para profesores en ambientes de virtualidad, entonces eso sólo se toma más como acreditación no como formación profesional, porque el profesorado, en España, según las horas que hacen de formación continua, tienen un pequeño aumento de salario.

    Entonces, en general, diría que no ha habido formación y por eso sigue el debate casi interminable entre competencias o contenidos. Y la formación que ha habido se ha realizado  en un modelo transmisivo consolidado de una racionalidad técnica con una visión determinista y uniforme de la tarea de los docentes, y un modelo de entrenamiento mediante cursos estándar que aún perdura (de lecciones modelo, de nociones, de ortodoxia educativa, descontextualizado o virtual, con una perspectiva conductista, para determinados fines…); es decir, que muestra la orientación de la formación hacia la solución de los problemas genéricos del profesorado que no acostumbran a existir en muchos contextos, en lugar de ahondar en un modelo más regulativo y reflexivo, con aspectos como la investigación-acción, reflexión, colaboración, contextualización de problemas prácticos, heterodoxia, modelos variados, nuevos desafíos como la ecología, inclusión, género, migraciones, interculturalidad, sostenibilidad, globalización…

    Y ya sabemos hace tiempo que la formación se tendría que apoyar en una reflexión de los sujetos sobre su práctica docente, de manera que los permita examinar sus teorías implícitas, sus esquemas de funcionamiento, sus actitudes… realizando un proceso constante de autoevaluación que oriente el desarrollo profesional. Esto supone que la formación continua se ha de extender al terreno de las emociones y actitudes y tienen que cuestionarse permanentemente los valores y las concepciones de cada profesor y profesora sobre lo que piensa, hace y del trabajo colectivo. Y eso no se está haciendo.

    Por ejemplo, el debate sobre las competencias reduce el debate sobre el conocimiento. Hay una parte importante de profesorado que afirma que la forma de aprender del ser humano, los saberes, no se hace por competencias. Que es mucho más allá del aprendizaje, es mucho más complejo; es mucho más cuestión de ambientes de aprendizaje, de recursos. Y empieza a surgir una gran crisis de la profesión de enseñar. Si añadimos que, debido a todo ello, los sistemas anteriores de educación y formación  no están funcionando del todo, los edificios escolares no son adecuados a una nueva forma de ver y practicar la educación, cada vez asume más importancia la formación emocional de las personas, la relación entre ellas, la comunidad y el contexto como elemento importante de educación, etc., y todo ello influye en las políticas y prácticas con una cierta desorientación ante los ataques violentos del conservadurismo político y sí que se pretende modificar, pero se avanza más en el terreno de las ideas que en el de las prácticas. Quizá para llevar a cabo ese cambio de prácticas falta un mayor análisis teórico y político y una mayor movilización hacia una formulación colectiva de nuevas metas y estrategias destinadas a construir una formación basada en la libertad y democracia. Si ello no es posible baja la motivación del profesorado por hacer cosas diferentes, corre poco riesgo y, sobre todo, la innovación y el cambio aparece como un riesgo que pocos quieren correr.

    Fíjate que el profesorado que hace una reflexión interesante sobre que las competencias perjudican el aprendizaje del alumnado, porque los programas se limitan o reducen a temas muy concretos, a acciones muy concretas, que no permiten esta idea de la individualización del aprendizaje y no todos saben hacer la evaluación de competencias, entonces se limitan a evaluar las acciones rutinarias.

    Hay, entonces, una crítica interesante y aparece la tendencia a burocratizarse, imponiendo modelos más intervencionistas, tecnocráticos y formalizados, dificultando la autonomía y la democracia real y obstaculizando los procesos de formación colaborativos.

    Es verdad que se ha introducido el método de proyectos, que fue creado en 1918 (W.H. Kilpatrick); en un siglo nos hemos dado cuenta de que es un buen método, pero el método de proyectos se ha de aplicar bien y la formación no se ha realizado bien.

    Como metodología orientada hacia la acción, el método de proyectos es un ejemplo que se practica en muchas escuelas. De hecho, las administraciones escolares han obligado al profesorado a trabajar este método, pero no han recibido una formación en la que se reflexione qué significa un “proyecto” y cómo o en qué contexto se puede trabajar.

    Entonces hay una mala aplicación y una pérdida de aprendizajes, ya que la metodología de proyectos espera lo mejor de sus alumnos, los trata como personas, celebra sus logros y respeta sus intereses, a la vez que trabaja a partir de sus experiencias y las amplía. Y todo esto rodeado de un sólido compromiso con los valores y principios democráticos de la educación. Una democracia que se entiende como una manera de vida, un tipo y una calidad de relaciones en el marco de las cuales unos principios morales sensibles afirman el derecho de controlar la conducta individual y del grupo. Pero como no se ha hecho formación existen peligros como el largo tiempo en que se aplica, la búsqueda de información que, a veces, se hace pesada, no tener claro los objetivos y las dificultades que pueden aparecer con actitudes individualistas.

    Y también implica un trabajo riguroso del profesorado con guías de trabajo en algunas áreas para respetar el desarrollo individual y grupal de cada alumno, el diseño de materiales y procesos de investigación. Así como la agrupación de varias disciplinas en áreas de trabajo para ser tratadas de forma integrada. Y eso, en muchos casos, no se está haciendo.

    Muchos alumnos tienen grandes problemas de aprendizaje porque la metodología que están utilizando no es adecuada para desarrollar el aprendizaje integral; ahí aparece el debate sobre los contenidos, aunque toda competencia tiene unos contenidos, pero como el profesorado siempre había trabajado los contenidos acusan de que se está perdiendo mucho contenido académico. Se habla de competencias, pero después las actividades de enseñanza van por contenidos y las actividades de evaluación son las mismas de siempre, con lo cual no se logran estas competencias ni una mejora del aprendizaje.

    Pienso, sin embargo, que el tema de la metodología y el tema de las competencias no funcionan, si no cambiamos la organización de los centros educativos. Así, en una escuela, se continúa con una tarima, mesa del profesor, que hay una pizarra, que hay filas individualizadas, entonces lo primero que intuyo que esa enseñanza es desmotivadora para el alumnado del siglo XXI y, también, para el profesorado.

    Eso puede promover, el absentismo escolar, creo que, en el siglo XXI, con un determinado alumnado. Si cambiamos la organización de las escuelas puede haber un importante elemento de motivación. Para cambiar la educación se ha de cambiar al profesorado, en su formación, y el contexto donde trabaja.

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  • El rol directivo y los límites claros

    El rol directivo y los límites claros

    “Un límite establecido con respeto, amor y firmeza, se convierte en guía, no en barrera.”– Jane Nelsen

    En los centros educativos, el ambiente de trabajo puede tornarse complicado debido las circunstancias propias de las interacciones de las personas que interactúan en el centro escolar, especialmente a la diversidad de personalidades y antecedentes de quienes laboran allí. Las mismas actitudes y comportamientos que para algunos pueden parecer normales, para otros resultan disruptivos y generan tensiones. Sin embargo, el objetivo primordial de cualquier institución educativa es el aprendizaje de los estudiantes, y este propósito puede verse comprometido si desde la dirección escolar no se establecen límites claros, respetuosos y congruentes para el equipo de trabajo.

    La dirección escolar, por la propia naturaleza normativa y funcional del centro escolar en el contexto de su trabajo al interior del centro educativo, le corresponde el establecimiento de un marco de acción para el desarrollo de las actividades y en mucho, de que se generen las condiciones para el aprendizaje al interior de la escuela.

    Los límites son fundamentales en cualquier ámbito de la vida, pero en el contexto de una institución educativa, adquieren una significación especial. A diferencia de los estudiantes, que están en proceso de formación, el personal ya cuenta con experiencias y formación previa que, en ocasiones, pueden favorecer u dificultar la implementación de cierta normatividad y políticas al interior del centro escolar. Sin embargo, estas normas son esenciales para mantener un clima laboral saludable.

    Cuando por alguna situación algún miembro del personal rebasa el límite de tolerancia la hora de entrada, su forma de relación con otros miembros del personal se da bajo expresiones con un tono poco respetuoso o se manifiestan excusas para no cumplir con sus responsabilidades, se hace necesario el llevar a cabo una plática personal, privada, directa y clara. Si bien estos comportamientos pueden parecer menores, pueden tener un impacto significativo en el ambiente laboral y, por extensión, en el proceso educativo.

    Ante estas circunstancias, más allá de la normatividad existente, la dirección escolar tiene la responsabilidad de intervenir y establecer límites claros. Es esencial que directoras y directores se enfrenten a estos desafíos de manera directa y no mediante advertencias generales. A menudo, las llamadas de atención genéricas no tienen el impacto deseado y pueden generar incomodidad entre aquellos que sí cumplen con sus responsabilidades.

    Es crucial diferenciar entre la persona y sus acciones. Si bien es necesario abordar comportamientos inapropiados, esto debe hacerse con respeto y de manera privada. La figura directiva debe acercarse a la persona en cuestión, discutir las conductas problemáticas, sus consecuencias y buscar soluciones. Esta comunicación no solo aborda el problema, sino que también proporciona a la persona una oportunidad de expresar sus preocupaciones y recibir el apoyo necesario.

    En última instancia, establecer límites claros y comunicarlos de manera efectiva no solo mejora el clima laboral, sino que también garantiza que la institución cumpla con su misión principal: lograr el aprendizaje de sus estudiantes. La dirección escolar debe adoptar un enfoque proactivo y respetuoso al abordar problemas conductuales, siempre con el objetivo final de garantizar el bienestar y el aprendizaje de los estudiantes en mente. Porque la educación es el camino…

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  • Reaparece Aurelio Nuño como asesor en temas económicos y educativos

    Reaparece Aurelio Nuño como asesor en temas económicos y educativos

    Con el objetivo de fortalecer la competitividad económica y elevar la calidad educativa en el estado de Coahuila,  funcionarios de esa entidad se reunieron para discutir y analizar propuestas estratégicas.

    La reunión de trabajo contó con la participación de Oscar Pimentel González, Secretario de Gobierno; Blas Flores González, Jefe de Gabinete; Claudio Bres Garza, Secretario de Economía; Gabriel Elizondo, Secretario de Inclusión y Desarrollo Social; y Emanuel Garza Fishburn, Secretario de Educación.

    El encuentro tuvo lugar con la presencia de quien fuera Secretario de Educación Pública (SEP) de Enrique Peña Nieto, Aurelio Nuño Mayer, figura clave y polémica en la puesta en marcha de la reforma educativa del sexenio pasado.

    A través de su cuenta oficial de Facebook, la SEP de Coahuila informó que se abordaron diversas propuestas y estrategias destinadas a impulsar la competitividad económica del estado, con el objetivo de elevar los estándares de calidad en los sectores económicos y educativos.

    “Oscar Pimentel González, Secretario de Gobierno; Blas Flores González, Jefe de Gabinete; el Secretario de Economía, Claudio Bres Garza; Gabriel Elizondo, Secretario de Inclusión y Desarrollo Social y el Secretario de Educación, Emanuel Garza Fishburn, sostuvieron reunión de trabajo con Aurelio Nuño Mayer con la finalidad de analizar propuestas para mejorar la competitividad económica y la calidad educativa en Coahuila”, escribió la dependencia en su cuenta de Facebook.

  • La violencia empieza en el hogar

    La violencia empieza en el hogar

    Eduquemos a los niños y no será necesario castigar a los hombres”. Pitágoras.

    La violencia y el acoso escolar son fenómenos que reflejan, en muchos casos, las dinámicas vividas en el hogar y las experiencias tempranas de niños y adolescentes. Estas problemáticas, aunque pueden surgir de diversos orígenes, a menudo encuentran un fuerte impulso en el ámbito familiar, siendo posteriormente magnificadas o replicadas en la escuela y, con el tiempo, en la sociedad en general.

    El hogar es el primer espacio educativo y formativo que experimenta una persona. Es en este contexto inicial donde los individuos desarrollan su primer sentido de identidad, moralidad y comprensión del mundo que los rodea. Por lo tanto, si lo que observan y experimentan en casa está impregnado de violencia, falta de respeto o negligencia, es probable que, de manera consciente o inconsciente, consideren estos comportamientos como normales o justificables.

    Consideremos la trascendencia de este aprendizaje temprano. Si un niño es testigo o víctima de violencia doméstica, aprende que la agresión es una herramienta legítima de interacción. Si, además, el ambiente en casa está marcado por el descuido, la falta de atención y la ausencia de límites claros, ese niño podría buscar atención o intentar establecer algún tipo de control mediante comportamientos disruptivos o violentos.

    La exposición temprana a contenidos violentos en medios de comunicación o la desvalorización de la educación por parte de los adultos a cargo también pueden sentar bases perniciosas en la personalidad en formación de jóvenes. Se les enseña, implícitamente, a no valorar el aprendizaje, el respeto mutuo y el entendimiento pacífico.

    Las escuelas, entonces, se convierten en los primeros escenarios externos donde estos comportamientos se manifiestan. Pero es importante comprender que las instituciones educativas, aunque juegan un papel fundamental, no pueden, por sí solas, contrarrestar o corregir todas las fallas o carencias del entorno familiar. La escuela puede ofrecer herramientas y oportunidades para la transformación, pero es esencial que el hogar y la escuela trabajen en conjunto.

    Si estos comportamientos no son abordados adecuadamente en las primeras etapas de la vida, existe el riesgo de que se consoliden y evolucionen en la adultez, llevando a individuos que perpetúan ciclos de violencia, discriminación y desvalorización de los demás. Estos individuos pueden, a su vez, establecer familias donde se repiten los mismos patrones, creando un círculo vicioso difícil de romper.

    Por lo tanto, la clave está en la prevención y la educación desde los primeros años de vida. Es fundamental que la sociedad reconozca la importancia de educar en valores, empatía, respeto y comunicación efectiva desde el hogar. El ejemplo que los adultos proporcionen es la lección más duradera que un niño puede recibir.

    Los adultos, tanto en el hogar como en la escuela, tenemos la responsabilidad de ser modelos de conducta positiva, promoviendo ambientes seguros y saludables para el desarrollo integral de los niños y adolescentes. Solo así podremos aspirar a una sociedad más justa, pacífica y respetuosa. Porque la educación es el camino…

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  • La escuela, entre la realidad y la aspiración

    La escuela, entre la realidad y la aspiración

    “La función de la educación es enseñar a uno a pensar intensamente y a pensar críticamente. Inteligencia más carácter – esa es la meta de la verdadera educación.” – Martin Luther King Jr.

    El aprendizaje trasciende los muros de la escuela; es un proceso continuo que se da en el hogar, en la calle y en cada interacción diaria. Las experiencias significativas de la vida cotidiana son fuente de aprendizaje práctico y, a menudo, están arraigadas en los valores y principios inculcados en el hogar. Sin embargo, la escuela juega un papel crucial en la sociedad contemporánea, más allá de su función tradicional de educar.

    La escuela y en general todo el personal que trabaja en los centros educativos, son parte de la respuesta que el Estado brinda para cumplir con el derecho a la educación de las niñas, niños y adolescentes en cada uno de los rincones del país.

    La importancia de la escuela no radica solamente en la transmisión de conocimientos, sino en su habilidad para preparar a las personas jóvenes para utilizar de manera crítica y beneficios en su propia vida la información y los contextos culturales, sociales y económicos que les rodean. En un momento histórico en el que se debate intensamente sobre la relevancia del currículo escolar, reflexionar sobre la función estructural de la educación formal se vuelve imperativo.

    La escuela no solo se nutre de los ideales y estructuras sociales propuestas por el Estado, sino que integra el contexto vivencial del estudiante como un elemento esencial para el aprendizaje. Reconoce la realidad personal, familiar y social como el eje sobre el cual deben girar los valores y principios para que el aprendizaje sea verdaderamente significativo.

    Entender la función social de la escuela implica reconocer su fundamento en las raíces de las familias y de la sociedad. Aunque a menudo se le critique por métodos que parecen obsoletos, la escuela debe mirar hacia el futuro sin perder de vista la realidad presente de sus estudiantes. En un país de gran diversidad cultural y marcada desigualdad social, la educación tiene el potencial de ser un agente transformador que permite a cada niño y adolescente comprender su entorno y utilizar ese conocimiento para mejorar su realidad individual.

    La escuela ofrece, por tanto, una oportunidad única para que niños, niñas y adolescentes enfrenten el mundo actual y se preparen para su futuro, respetando y valorando su contexto particular. Con más de un cuarto de millón de centros educativos y más de 26 millones de estudiantes, la educación se posiciona como un elemento fundamental y poderoso en la construcción de una sociedad más equitativa y consciente.

    Reflexionar en estos últimos días del año sobre la educación es reconocer su valor transformador y su potencial para capacitar a las nuevas generaciones en la construcción de un futuro mejor, partiendo de su realidad específica y equipándoles con las herramientas necesarias para enfrentar y dar forma al mundo que les rodea. La educación es, en este sentido, no solo un derecho sino una herramienta imprescindible para el progreso social. Porque la educación es el camino… Muy Feliz año 2024.

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  • El trabajo “invisible” de la escuela

    El trabajo “invisible” de la escuela

    “La educación no se trata solo de lo que sucede en el aula; es también lo que ocurre después de la campana escolar”. – Herbert Spencer

    En derredor de la figura docente se abren muchos mitos sobre su trabajo, vacaciones y las horas que ello implica porque solo se ve el horario y calendario escolar, sin embargo, lo que pocas personas conocen, es que en derredor de cada hora frente a grupo, existen muchas otras que se llevan a cabo en casa y que resultan fundamentales para el desarrollo del proceso educativo y por tanto para el aprendizaje, que es el tiempo que “no se ve” pero que implica un gran desgaste físico y mental con un profundo impacto social, familiar y profesional.

    Así, se tiende a enfocar la atención solamente en las horas frente a grupo. Sin embargo, es esencial detenernos y reflexionar sobre todo lo que sucede detrás de ello, en ese espacio que pocas veces se reconoce pero que constituye el corazón de la educación básica y, por ende, el futuro de nuestras niñas, niños y adolescentes.

    Imaginemos por un momento que desapareciera ese tiempo “invisible” en la educación básica. ¿Qué sucedería? No habría revisión de tareas ni preparación ni revisión de evaluaciones, careceríamos de material didáctico de apoyo al aprendizaje, y al no existir la planificación de clases se convertiría en una improvisación constante. No habría registros de lo que ocurre en el aula, y los eventos cívicos y actividades culturales se esfumarían o serían igualmente improvisados. Las actividades extraclase serían un recuerdo lejano.

    Pero el impacto no se detendría ahí. La tarea educativa también implica el cuidado y mantenimiento de las instalaciones escolares, el pago de servicios, la construcción de espacios educativos y una serie de gastos administrativos que a menudo son cubiertos con actividades extraclase, de manera personal o con las aportaciones de padres de familia. Esto significa que detrás de cada niño o niña que asiste a la escuela hay un esfuerzo muy significativo por parte de la comunidad escolar.

    Es crucial reconocer que la labor educativa va más allá de las “horas de clase”. Se trata de una dedicación constante que va acompañada de vocación, experiencia, preparación, capacidad y entusiasmo. Todo esto se hace en aras de ofrecer una educación que va más allá de las cifras y las estadísticas, una educación que tiene el poder de transformar vidas y comunidades.

    En un momento en el que la educación enfrenta desafíos sin precedentes, es fundamental que autoridades, familias y la sociedad en su conjunto reconozcan y valoren todo lo que sucede en los centros educativos. Debemos apreciar el esfuerzo y el compromiso de quienes trabajan incansablemente para llevar educación a cada rincón del país. Debemos comprender que la educación no es solo responsabilidad de la escuela, sino de toda la sociedad.

    Así que la próxima vez que pensemos en la educación, especialmente en este periodo vacacional, recordemos que hay mucho más en juego de lo que se ve a simple vista. Detrás de cada lección, cada tarea y cada actividad escolar, hay un mundo de esfuerzo y dedicación que merece nuestro reconocimiento y apoyo. La educación básica es el cimiento de nuestro futuro, y debemos cuidar y valorar todo lo que la hace posible, incluso lo que sucede en ese tiempo «invisible» que da forma a las mentes y corazones de las generaciones venideras. Porque la educación, es el camino. Muy Feliz Navidad…

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  • Diputada propone transporte escolar gratuito para estudiantes de escuelas públicas de nivel básico

    Diputada propone transporte escolar gratuito para estudiantes de escuelas públicas de nivel básico

    La diputada Joanna Alejandra Felipe Torres del Partido Acción Nacional (PAN) presentó una iniciativa que busca reformar el artículo 43 de la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial.

    La propuesta tiene como objetivo establecer que la Federación, las entidades federativas, los municipios y las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México proporcionen transporte público escolar gratuito para las niñas, niños y adolescentes inscritos en escuelas públicas de educación básica.

    El documento actualmente en revisión por la Comisión de Movilidad con la opinión de la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia, propone la adición de un párrafo quinto al artículo 43 de la mencionada legislación.

    En su exposición de motivos, Felipe Torres destacó que la iniciativa busca impactar positivamente en la movilidad urbana, especialmente en municipios con una población superior a 100 mil habitantes.

    Refirió que el objetivo es reducir la congestión del tráfico vehicular y proporcionar una opción que facilite el acceso de niñas, niños y adolescentes a los centros educativos.

    Explicó que la propuesta se alinea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible 11 de la ONU, que busca lograr ciudades más inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles.

    Actualmente, la Ley General de Movilidad y Seguridad Vial establece la obligación de proporcionar transporte público gratuito a niñas, niños y adolescentes en localidades rurales e insulares para llegar a sus escuelas, sin embargo, la movilidad en municipios urbanizados no considera como obstáculo el acceso a la educación básica para este grupo.

    La legisladora argumentó que el derecho a la ciudad orienta la acción gubernamental en la gestión y planificación urbanas, en concordancia con el bienestar y la calidad de vida de los habitantes urbanos. Según el programa ONU-Hábitat, el derecho a la ciudad implica la posibilidad de habitar, utilizar, ocupar, producir, transformar, gobernar y disfrutar de ciudades justas, inclusivas, seguras, sostenibles y democráticas.

    En este contexto, Felipe Torres destacó que los sistemas de movilidad urbana contribuyen al ejercicio de derechos y pueden mejorar o empeorar la calidad de vida de las personas, al tiempo que subrayó que el derecho a la movilidad impacta directamente en la garantía de un medio ambiente sano y en el ejercicio del derecho a la educación, ya que implica barreras físicas y económicas de acceso a la educación.

    Por último enfatizó que la respuesta convencional al problema de movilidad urbana ha sido expandir la infraestructura, sin dar suficiente importancia al impulso de sistemas alternativos de movilidad urbana, como el transporte público o sistemas no motorizados no contaminantes.

  • Proponen reforma para garantizar educación emocional a nivel inicial y maternal

    Proponen reforma para garantizar educación emocional a nivel inicial y maternal

    Con el propósito de asegurar la educación emocional en los niveles inicial y maternal, como complemento al desarrollo cognitivo y social de los menores, el diputado Marco Antonio Mendoza Bustamante del Partido Revolucionario Institucional (PRI) propuso una reforma al artículo 12 de la Ley General de Educación.

    La propuesta, actualmente bajo consideración en la Comisión de Educación, advierte sobre la importancia de la inteligencia emocional en la educación de la primera infancia.

    Precisa que durante esta etapa formativa, los niños tienen una ventana de oportunidad para desarrollar habilidades que pueden influir sistemáticamente a lo largo de sus vidas.

    Asimismo subraya que apoyar la inteligencia emocional en los primeros años de educación contribuye al desarrollo del reconocimiento, comprensión y manejo de emociones.

    Y es que refirió que estudios indican que los niños con un alto nivel de inteligencia emocional son más capaces de gestionar sus emociones de manera efectiva, presentan menos conductas agresivas, obtienen un mejor rendimiento académico y demuestran una mayor capacidad de adaptación social.

    El legislador argumentó que, aunque la educación emocional ha ganado importancia en México en los últimos años como un factor crucial para el bienestar y desarrollo infantil, aún se encuentra en una etapa incipiente en comparación con otros aspectos de la educación.

    Refirió que los enfoques tradicionales de la educación nacional, según la propuesta, se han centrado en los estándares de rendimiento académico, pasando por alto la importancia de la inteligencia emocional y el bienestar psicológico de los estudiantes.

    Explicó que con base a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), se estima que, para el ciclo escolar 2022-2023, al menos 4 millones 328 mil 188 niños y niñas se encuentran en alguna etapa de la educación preescolar o inicial.

    Lo anterior implica que existen al menos 4 millones de estudiantes potenciales que podrían mejorar sus habilidades socioemocionales y su desarrollo general.

    El documento destaca la importancia de los entornos educativos en la primera infancia para respaldar el desarrollo emocional de los niños, haciendo hincapié en la integración de prácticas integrales para llevar a cabo investigaciones y aplicar herramientas prácticas que amplíen las habilidades de regulación emocional.

    Mendoza Bustamante detalló que las políticas públicas y las leyes deben ser reformuladas para reconocer la educación emocional como un derecho humano básico, alineado con los objetivos más amplios de formación integral y bienestar.

    Por último enfatizó que la legislación sobre educación emocional en México no solo es un tema de mejora educativa, sino un componente vital para el bienestar social, económico y político de la nación.

  • Proponen acceso y uso gratuito a “Estancias de día” para niñas, niños y adolescentes

    Proponen acceso y uso gratuito a “Estancias de día” para niñas, niños y adolescentes

    La diputada Olga Zulema Adams Pereyra, del partido Movimiento Ciudadano (MC), propuso reformar el artículo 4º de la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.

    Lo anterior para incorporar la definición de “estancia de día” y establecerla como un centro de integración diurno donde se llevan a cabo diversas actividades educativas, recreativas, culturales y de capacitación.

    La iniciativa, actualmente en análisis por la Comisión de Derechos de la Niñez y Adolescencia, introduce un nuevo capítulo denominado “Derecho de Acceso a Estancias de Día” compuesto por los artículos 101 Ter, 101 Ter 1, 101 Ter 2 y 101 Ter 3. En estos artículos se destaca que la niñez y adolescencia tienen el derecho de acceder a estos lugares.

    Además se establece que tienen el derecho al acceso y uso gratuito de instalaciones, talleres, cursos, servicios de salud, educativos, así como a actividades deportivas y recreativas desarrolladas en estas estancias.

    La propuesta insta a la Federación, las entidades federativas, los municipios y las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México a adoptar medidas para que estas estancias sean accesibles a niñas, niños y adolescentes con discapacidad.

    En tanto resalta la importancia de contar con instalaciones seguras y accesibles que incluyan espacios para actividades educativas, deportivas, culturales y recreativas, así como servicios de salud básicos, apoyo psicológico y orientación en temas de educación sexual y prevención de adicciones, ajustados a las necesidades y edad de los beneficiarios.

    Asimismo busca proporcionar entornos propicios para el desarrollo integral de la niñez, sirviendo como punto de contacto inicial con las autoridades encargadas de proteger sus derechos humanos.

    Expresa que las “estancias de día” podrán operar en diversas instalaciones, como parques, jardines y centros culturales, bajo la responsabilidad de los tres niveles de gobierno.

    Precisa que esta propuesta se alinea con tratados internacionales, convirtiéndose en leyes supremas de toda la Unión según el artículo 133 de la Constitución Política Mexicana.

    Puntualiza sobre la importancia de las estancias como entornos seguros y acogedores, promoviendo la participación activa de los adolescentes y fortaleciendo el marco legal para garantizar la implementación efectiva de políticas y programas relacionados con estas estancias en todo el país.

  •  Impulsan iniciativa para eficiente desarrollo de habilidades emocionales en niñas, niños y adolescentes

     Impulsan iniciativa para eficiente desarrollo de habilidades emocionales en niñas, niños y adolescentes

    La diputada Laura Imelda Pérez Segura, perteneciente al partido Morena, propuso una reforma a la Ley General de Educación que tiene como objetivo integrar la educación socioemocional en los planes y programas de estudio, a través de la aplicación de acciones que fomenten la identificación, utilización, entendimiento y gestión efectiva y positiva de las emociones.

    La propuesta modifica la fracción XI del artículo 30 y ha sido enviada a la Comisión de Educación para su dictamen.

    Del mismo modo destaca la importancia de un desarrollo eficiente de las habilidades emocionales en niños y adolescentes, relacionándolo con el concepto internacionalmente reconocido de “inteligencia emocional”.

    La iniciativa argumenta que el eficiente desarrollo de habilidades emocionales, utilizando la inteligencia emocional, contribuye a reducir los padecimientos psicológicos en niñas, niños y adolescentes, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el ámbito de la salud mental.

    Asimismo hace hincapié en estudios internacionales que respaldan la relación directa entre habilidades emocionales positivas y la salud mental, considerándolas como protectores contra trastornos psicológicos como la ansiedad o la depresión, al tiempo que disminuyen el estrés.

    La propuesta expresa que el desarrollo eficiente de habilidades emocionales beneficia las relaciones sociales y aumenta la capacidad de comprender y compartir sentimientos, permitiendo un análisis de las situaciones desde perspectivas diferentes a la propia.

    Subraya que desde temprana edad, las niñas, niños y adolescentes adquieren conocimientos básicos sobre su conducta emocional, siendo sus padres una parte fundamental en el desarrollo de su inteligencia emocional, siendo el ámbito familiar el eje central donde se lleva a cabo la socialización de las emociones.

    En conclusión, la iniciativa de la diputada morenista puntualiza que la aplicación de medidas para el desarrollo de habilidades emocionales en los menores debe abordarse desde diversos ejes, tanto en el ámbito familiar como en el educativo, reconociendo la importancia crucial de ambos para su implementación eficiente.