El apoyo a Xóchitl. O el devenir reaccionario de los intelectuales orgánicos

Es un intento desesperado para tratar de incidir en los votos ciudadanos, mostrando un cierto “músculo académico-intelectual-cultural”...
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El lunes 20 de mayo un grupo de intelectuales, artistas y académicos dio a conocer un manifiesto de apoyo a Xóchitl Gálvez Ruiz, la candidata de Fuerza y Corazón por México.

En una reunión en la Escuela Nacional de Ingenieros, Roger Bartra, alguna vez director de El Machete, la revista de política y cultura del Partido Comunista Mexicano, leyó un texto en el que 250 personajes de la vida cultural, de distintas filiaciones políticas y orientaciones ideológicas, preocupados por la deriva autoritaria de la IV T, la polarización, el maniqueísmo y la democracia en riesgo, apoyan a la candidata del PRI, PAN y PRD.[1]

Se trata de la actualización, en clave electoral, de un documento dado a conocer en julio de 2020.[2] La argumentación es sencilla, elocuente y auto-referencial: no hay más fundamento que las palabras y el poder de los locutores. Es una narrativa que se encierra en sí misma: el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador transformó una victoria indiscutible en un riesgo para la democracia y el pluralismo. Ese es el contenido esencial de la deriva autoritaria, solo que antes era una denuncia, ahora un llamado al voto por los partidos del régimen de la alternancia y el Pacto por México, coaligados por Claudio X. González.

El documento es parco en el análisis y profuso en calificativos. Incluso se podría decir que sufre de disonancia cognitiva: reprueba la polarización, pero se reafirma en ella. Extraño. También podría prestarse al cotilleo y a las descalificaciones propias de una lista extensa en la “ni están todos los que son, ni son todos los que están,”.

Es un intento desesperado para tratar de incidir en los votos ciudadanos, mostrando un cierto “músculo académico-intelectual-cultural” que ni la candidata ni esos partidos poseen o procuran, pero se consideran útiles en estos casos: “Ya vieron, nos apoyan hasta los intelectuales”, podrán decir los voceros de Xóchitl Gálvez en las mesas de debate.

Pensamos que lo interesante no es eso. Para nadie es una sorpresa que aparezca un documento como ese, habida cuenta de los desencuentros, animadversiones y oposición de AMLO a esa élite intelectual. Se ha cebado en ella, las mañaneras y en cuanta oportunidad tiene. Ha mostrado sus ligas económicas y políticas con los gobiernos anteriores; ha expuesto sus corruptelas, sus ambiciones de poder y su profundo desprecio por la población. No hay extrañeza alguna que, en momentos electorales, cuando la candidata de la continuidad de la IV T se encuentra más de 20 puntos porcentuales por encima de Xóchitl Gálvez en intención al voto, aumenten las narrativas de la catástrofe, el autoritarismo y el riesgo democrático. Ese es el rol de los productores de discursos y de saberes, ese es el trabajo de los intelectuales. ¿Cómo no usarlos entonces en las guerras electorales?

Algunos de esos intelectuales, cuando menos los más conocidos, son los que han promovido la guerra sucia, las mentiras y los discursos de odio sin rubor alguno, sin tapujos, a manotazos y con las lenguas enardecidas. Después de todo, son los magos de las palabras, de la retórica y los trampantojos. Son los mismos que han declarado a la verdad y a los hechos meros accesorios supeditados a los efectos de poder; son los propulsores de las pasiones tristes, esas que restan los deseos y las afecciones de la vida en común. Por eso su documento no tiene más rigor ni más fundamento que sí mismo. Una pieza discursiva en una guerra electoral. Nada más. Ese es su único valor político.

Su significado histórico es distinto. Mucho más interesante. Se observa más en las imágenes que en los argumentos, más en los nombres que en las razones, más en el pasado que en el porvenir. “Puros viejitos”, dijeron algunos jóvenes cuando vieron el clip en donde Bartra lee el documento. Luego del llamado de atención al edadismo, esa discriminación inaceptable por la edad avanzada de la gran mayoría de los firmantes, el tema se dirige hacia el estatuto del intelectual que encarnan, ese que está en riesgo de perderse y ante el cual reaccionan. Diremos más: hablan del estatuto intelectual que ya perdieron y nunca volverá.

Si se observa con detalle, el documento es todo lo contrario a los manifiestos de intelectuales y escritores antifascistas.[3] Este es el manifiesto de la reacción, no solo por la posición política que abrazan, la de una candidata  ignorante, incompetente, corrupta, mitómana y procaz y la de partidos políticos que vueltos gobierno generaron crisis económicas, fraudes electorales, corrupciones, expoliaciones, asesinatos y represiones sistémicas, sino por defender una posición de poder que los intelectuales que se sienten dueños de saber añoran, temen perder o saben que han perdido.

Y ese es el verdadero asunto. El documento de marras utiliza grandes palabras: democracia, libertad, pluralismo; son las mismas de la candidata a la que ahora dan su apoyo, las mismas que los partidos que la promueven y los oligarcas que los sostienen han violado, tergiversado y pervertido desde siempre. Las han convertido en palabras vacías, meros artilugios retóricos, instrumento de los poderes, esos que los intelectuales defienden, justifican, critican o apoyan, porque se sienten guardianes de la verdad, encarnaciones del verbo y de las verdades reveladas.

Esos intelectuales orgánicos, como se les ha llamado, ese tipo de intelectuales, poseedores de la verdad y del saber, son los que han carecen de respetabilidad alguna, los que han sido denunciados una y otra vez como compinches de los poderes económicos, políticos y culturales. Ese tipo de intelectual es el que registran las fotos y los videos donde muestran su apoyo a la candidata del PRIAN, de los oligarcas y los clasistas. Son los intelectuales que se revuelcan ante los privilegios del saber y del poder que saben han perdido, por eso reaccionan, por eso se corren sin tapujo alguno hacia la derecha y ultraderecha que representan Xóchitl, el PRIANRD y Claudio X. González.

El Manifiesto de la Reacción está firmado por intelectuales de derecha y de izquierda, de neoliberales y autodenominados progres, todos esos que se han sentido, creen y quieren volver a ser reconocidos como los custodios del saber y de la verdad, esos que han utilizado múltiples instrumentos para celebrarse y auto reconocerse; que no han vacilado en excluir, denostar, cercar, desconocer temas, investigaciones, propuestas, iniciativas y hallazgos. Ellos mismos son resultado y pieza de los dispositivos del poder y del saber que hoy ven amenazados; ante eso reaccionan, de ahí su devenir reaccionario.

Se equivocan si piensan que han perdido sus privilegios y su lugar en los sistemas de poder vigentes solo por los ataques de AMLO o de la IVT. Los han perdido por la insurrección de los saberes, porque desde hace mucho tiempo las palabras olvidadas, los conocimientos sometidos, las memorias despreciadas y los movimientos sociales han mostrado que esos intelectuales son parte de los poderes contra los que luchan; que sus verdades están al servicio de los opresores y que no los necesitan para exponer sus verdades y sus luchas, sus ambiciones y sus proyectos.

Desde hace tiempo sabemos que esos intelectuales orgánicos, los que han sostenido la dialéctica entre la crítica y la aprobación, entre los de derecha y los de izquierda, son parte de los dispositivos de poder contra los movimientos sociales; que también son ellos los adversarios, no porque piensen, o porque investiguen, sino porque son celadores del saber y corruptores del poder.

Son ellos los que se revuelcan cuando se ha mostrado su obsolescencia y su profundo compromiso con los poderes del capital, del gobierno y del patriarcado. Por eso son capaces de agruparse progres y derechairos. Por eso comparten un devenir reaccionario, aun cuando se crean diferentes, porque unos y otros han crecido en la figura del intelectual- garante de los regímenes de saber y de poder que la candidata del PRIANRD y Claudio X. González representan.

El documento leído por Bartra es el Manifiesto de la reacciónde los intelectuales orgánicos del régimen de la transición. Ese es su valor histórico, porque el valor político es mucho menor: ¿a quién le hablan esos escritores, creadores, académicos y políticos?  ¿A los estudiantes universitarios? ¿A los maestros y maestras del sistema educativo nacional? ¿A los obreros y campesinos?  ¿A los pueblos originarios? ¿A las feministas en lucha? ¿A quién? A nadie, los firmantes se refieren y se hablan a sí mismos; a nadie más…

[1] https://xochitlgalvez.com/20-05-2024-se-suman-intelectuales-y-academicos-a-proyecto-de-xochitl-galvez/

[2] https://www.sinembargo.mx/15-07-2020/3823720

[3] El italiano, en  https://www.wikiwand.com/es/Manifiesto_de_los_intelectuales_antifascistas ; el español, en https://www.filosofia.org/hem/193/var/9360730.htm

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