Categoría: Opinión

Opinión sobre temas relacionados con la educación.

  • Al carajo la descarga administrativa

    Al carajo la descarga administrativa

    Para pocos es desconocido que la carga administrativa es una de las principales quejas que expresan las maestras y maestros que se encuentran laborando en alguna de las escuelas de la República Mexicana; ya sea en algunos estudios, en los medios de comunicación o redes sociales, o simplemente en las conversaciones que suelen darse entre conocidos o amigos que coinciden en algún evento familiar o social pero que conocen sobre el ámbito escolar, el tema sale a relucir en más de una ocasión, y no es para menos. En algún momento de la historia de la educación de nuestro país, a alguien se le ocurrió la brillante idea de asignarle tareas administrativas (a veces absurdas y sin sentido) a los docentes. Tal vez la idea de lograr la calidad educativa haya sido el detonante de tal suceso, o tal vez la falta de información sobre lo que sucede en dicho sistema haya propiciado esa impresionante carga administrativa hacia el profesorado mexicano. La verdad de las cosas es que quién sabe.

    Ahora bien, establecer en estas líneas una serie de categorías para especificar qué actividades son las que definen la idea de la carga administrativa no es el propósito de este texto, porque, increíblemente en cada entidad federativa, se proponen las acciones más irrisorias que pudieran imaginarse; esto, sin olvidar que hay documentos y/o formatos “base” que sí o sí se tienen llenar o entregar: reportes para esto, informes para lo otro, llenado de formatos para aquello, bitácora o registro para esto otro, entre otras tantas cuestiones más, son el pan nuestro de cada día.

    Se entiende que la escuela, al ser una institución en la que se deben y tienen que administrar los recursos de diversa índole, tenga que considerar diversas acciones para el adecuado desarrollo de su proceso administrativo, más relacionado con el ámbito de la gestión que de la administración propiamente dicha, pero bueno, esa sería otra historia u otro texto; lo que deseo resaltar aquí es el hecho de que en el ejercicio docente, la pedagogía y la didáctica se ha relegado a un segundo plano al priorizar las tareas de naturaleza administrativa, situación que ha desdibujado el sentido de esa docencia que significa estar con grupo escolar abordando contenidos y generando aprendizajes.

    Es sabido que el quehacer docente es un tanto diferente al de otras profesiones, por ejemplo, de aquel ejecutivo de un banco que, cuando termina jornada laboral, cierra ventanilla y listo, culmina su día. A veces, como sabemos, la docencia implica destinar un poco del tiempo personal fuera del horario escolar, tal vez para preparar algún material didáctico, revisar algún material bibliográfico, revisar la planeación y registrar algunos avances que se hayan teniendo, visitar a un pequeño en su hogar porque ha dejado de asistir a la escuela, en fin, repito, difícilmente el ejercicio docente puede ser igual o semejante al de un ejecutivo de un banco. No obstante, tener en mente algunas ideas que pudieran llevar imaginar nuevas y mejores formas mediante las cuales las y los niños pudieran aprender, dista en demasía en sentarse, en la casa o en la escuela, a llenar cuanto formato, reporte o informe pidan las autoridades. ¡Es obvio que hay una gran diferencia! Por lógica, si la segunda cuestión es la que actualmente prevalece una buena parte del territorio mexicano, aunado al hecho de la amenaza constante por parte de la autoridad “o cumples o tendrás una sanción”, la cosa suele ir no mal, sino peor.

    Desde hace algunos años, el tema de la descarga administrativa salió a relucir; recuerdo que Chuayffet, en el Acuerdo 716 ya planteaba el asunto de la descarga administrativa cuando se hablaba de la autonomía de gestión en las escuelas; pasó lo mismo con Aurelio Nuño, Esteban Moctezuma, Delfina Gómez, Leticia Ramírez y, muy recientemente, con Mario Delgado se habla del tema. Políticamente, este par de palabras genera buenos dividendos porque, por obvias razones: ¿qué docente no quisiera dejar de llevarse trabajo a casa o tener que dejar de llenar y llenar cantidad importante de formatos en la escuela?

    Creo, si no me equivoco, con Esteban Moctezuma, que desde mi perspectiva fue un buen comunicador pero pésimo como Secretario de Educación, la esperanza de que se haga efectiva la eliminación de una excesiva carga administrativa al quehacer docente se ha mantenido entre las maestras y los maestros. Pregunta, si usted gusta absurda de mi parte: ¿para qué tanta entrega de informes, formatos, bitácoras, registros y quién sabe cuanta cosa más si en su momento se toman decisiones que poco o nada favorecen al sistema, particularmente a las y los alumnos, pero sí para que lleguen personajes indeseables como Aurelio Nuño o Mario Delgado?

    Creo que ha llegado el momento de transitar hacia otros escenarios, digamos, menos discursivos y más operativos. El ejemplo que pondré de mi parte es muy sencillo. Hace unos días, platicando con una profesora sobre algunos temas relacionados con el trabajo por proyectos, salieron las actividades del próximo consejo técnico, no sin antes la semana de reuniones con padres de familia por el asunto de las evaluaciones; palabras más, palabras menos, ella me expresaba: “maestro, no sé para qué asignan un día en el calendario escolar para registrar calificaciones, día que antes era el de descarga administrativa, si el 11 y 12 de este mes tenemos que aplicar examen a nuestros chicos y para el 19 ya debe haber quedado todo el registro en el sistema, ¿y el 22 de noviembre qué vamos a hacer?, nada, lo que se le ocurra a mi director. Vayan al carajo con su descarga administrativa”.

    Bien harían las autoridades que dirigen los destinos del sistema educativo de nuestro país, en sentarse un momento en la mesa y tal vez reflexionar un poco, digo, por aquello de que hoy se dice (igual que antaño) que están “tan preocupados” por brindar una educación de excelencia y cien por ciento humanista. ¡Sí, cómo no!

    Al tiempo.

  • La política de mejora de la formación continua de maestras y maestros de educación básica y media superior

    La política de mejora de la formación continua de maestras y maestros de educación básica y media superior

    En algunas semanas el Congreso de la Unión definirá el futuro de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación, conocida como Mejoredu, creada en el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador como un organismo descentralizado, cuyo campo de acción también es la formación continua de maestras y maestros de educación básica (EB) y educación media superior (EMS). La razón que se aduce para su extinción es la supuesta duplicidad de atribuciones y funciones con la Secretaría de Educación Pública.

    Esta afirmación es imprecisa, pues la reforma educativa llevada a cabo en el año 2019 estableció que la formación continua es una responsabilidad compartida y definió competencias jurídicas exclusivas y concurrentes entre las autoridades educativas Federal, de los Estados, de la Ciudad de México y de los organismos descentralizados, así como de Mejoredu, asignando a este organismo la responsabilidad de establecer la normatividad en la materia y elaborar programas para ponerlos a disposición de las autoridades educativas del país para su operación. ¹

    Este diseño jurídico ha representado un gran desafío fundamentalmente por dos razones. La primera, por el planteamiento y acciones que Mejoredu ha desarrollado para mejorar la formación continua de maestras y maestros de EB y EMS, que implica avanzar hacia una nueva cultura de formación continua fincada en un enfoque situado. La segunda, por las tensiones con las autoridades educativas federales en las que por décadas recayó la normatividad en la materia.

    Durante los últimos cuatro años Mejoredu, principalmente con las autoridades educativas de todos los Estados del país a través de sus áreas y equipos estatales, ha desplegado un gran esfuerzo para superar la perspectiva subsidiaria e instrumental de formación, centrada en el corto plazo y en asuntos coyunturales, cuya operación ha recaído fundamentalmente en actores externos al sistema educativo alejados de los desafíos de la práctica que afrontan de manera cotidiana las maestras y maestros.

    El proceso puesto en marcha ha buscado transitar hacia el diseño y operación de programas de formación continua estatales y nacionales, de mediano plazo, con enfoque situado, que atiendan a todos y todas las maestras en las distintas funciones que desarrollan y recuperen sus saberes y el contexto en el que realizan su práctica, a partir de procesos reflexivos.

    El camino sin duda es complejo, pues implica la transformación de creencias, tradiciones, rutinas, estructuras organizacionales y procesos de trabajo, instalados desde hace décadas en el sistema educativo. No obstante, revalorar a las maestras y los maestros de ambos tipos educativos como profesionales con saberes y autonomía, que impulsen la nueva escuela mexicana, obliga a sostener y robustecer la política de mejora de la formación continua de docentes, en beneficio de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes de este país.

    A partir de su experiencia Mejoredu ha planteado su perspectiva y recomendaciones en el documento “La revalorización del magisterio y el derecho a la formación continua de docentes de educación 2024” disponible en: https://www.mejoredu.gob.mx/images/programa-formacion-docente/revalorizacion-magisterio2024.pdf 

    ¹ Disponibles en: https://www.mejoredu.gob.mx/programas-de-formacion-continua
  • La transposición didáctica

    La transposición didáctica

    “La transposición didáctica implica una traducción del conocimiento especializado a un saber que puede ser apropiado por los estudiantes, transformando el contenido sin desvirtuarlo.” Gerard Sensevy

    En los centros educativos, se implementan una diversidad de estrategias y metodologías con el objetivo de favorecer el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. Estas acciones no son simples ni improvisadas, sino el resultado de un profundo conocimiento, estudios y experiencia acumulados por el personal docente. Cada día, se enfrentan al desafío de tomar el saber experto, o lo que se conoce como saber sabio, y transformarlo en un contenido accesible y relevante para sus estudiantes, proceso que en el ámbito de la pedagogía se denomina transposición didáctica. Este concepto, acuñado por el pedagogo Yves Chevallard, describe cómo el conocimiento científico es adaptado y modificado para ser enseñado en el contexto escolar, de manera que pueda ser comprendido y asimilado por los estudiantes.

    Este proceso no se limita a una simple transmisión de conocimientos, sino que exige una adaptación cuidadosa y reflexiva, basada en un amplio conjunto de herramientas pedagógicas que los docentes han adquirido a lo largo de sus carreras. Aquí radica la importancia de los estudios, formación y experiencia del profesorado, ya que les permite dominar tanto el contenido como las metodologías que deben emplear para enseñar de manera efectiva. La transposición didáctica implica no solo simplificar el saber experto, sino también contextualizarlo, reorganizarlo y, en ocasiones, hacerlo más accesible, todo ello sin perder la esencia del conocimiento original.

    Claude Brousseau, otro teórico relevante en este ámbito, señala que la enseñanza no es una mera transferencia mecánica de información, sino que involucra la interacción dinámica entre el conocimiento, el docente y el estudiante. Es aquí donde se pone de manifiesto la capacidad del docente para hacer uso de variadas técnicas pedagógicas, dependiendo del contexto y las necesidades del grupo, aplicando principios de la didáctica que permiten que el saber sea comprendido de manera significativa por los estudiantes.

    En este sentido, los docentes no solo transmiten información, sino que seleccionan, reorganizan y traducen el saber científico para que sea adecuado a las etapas cognitivas y emocionales de sus alumnos. Esto requiere de una sólida formación en teorías del aprendizaje, estrategias didácticas y un conocimiento profundo del currículo, lo cual les permite tomar decisiones pedagógicas precisas y pertinentes en cada momento del proceso educativo.

    Por tanto, es fundamental reconocer que el aprendizaje no ocurre de manera fortuita ni espontánea. Detrás de cada lección, actividad o interacción en el aula, existe una planificación meticulosa que busca garantizar que el contenido académico sea no solo comprensible, sino también aplicable y relevante para los estudiantes.

    El trabajo de las y los docentes consiste en manejar de manera adecuada y contextualizada, una serie de herramientas pedagógicas y didácticas que les permiten facilitar este proceso, contribuyendo así al desarrollo integral de sus alumnos.

    En conclusión, la transposición didáctica subraya la complejidad del proceso de enseñanza, en el cual los docentes actúan como mediadores entre el conocimiento experto y el saber escolar, ajustando los contenidos para que sean significativos para sus estudiantes. La sociedad debe valorar y reconocer el trabajo docente, no solo como transmisores de conocimiento, sino como profesionales altamente capacitados que juegan un rol esencial en la formación de las generaciones futuras. Porque la educación, es el camino…

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  • USICAMM: la última y nos vamos

    USICAMM: la última y nos vamos

    En 2019, al derogarse la Ley del Servicio Profesional docente, se creó la Ley para la carrera de las Maestras y Maestros en sustitución, con ella nació la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM), que en términos simples y llanos hace exactamente las mismas funciones operativas del extinto SPD.

    La diferencia estriba en que el esquema de evaluación implementado por la USICAMM, no pone en riesgo el trabajo de ninguna figura educativa, salvo por esta diferencia, las evaluaciones se han llevado a cabo desde entonces, eso sí, con un aparato burocrático que hay que decirlo, ha sacado de sus casillas a infinidad de maestras y maestros que han querido evaluarse, pero que, con el exceso de documentación y los tropiezos operativos en las entidades federativas, ha hecho que un sector no menor de maestros, sientan una frustración por la dificultad de los procesos.

    Sin embargo, bien valdría la pena hacer una revisión del total de evaluados desde el primer proceso de 2021 al proceso que va en tránsito, 2024. Creo sin temor a equivocarme, que en la mayoría de las entidades federativas hay un numero cada vez mayor de docentes interesados en participar en los procesos; me parece que sería un error desaparecerlo sin antes analizar bien cuales han sido sus errores, pero sobre todo sus aciertos.

    Creo que este último proceso 2025-2026, brinda un área de oportunidad para que, en su etapa de despedida la USICAMM funcione remendando sus errores. Podrían por ejemplo dotar de mayores recursos a los estados para fortalecer este último proceso, destinando mayores recursos para los incentivos y sobre todo que se generen estrategias de acercamiento y ayuda para el segmento de maestros a los que la burocratización les ha complicado la existencia generando frustración profesional.

    De manera simultánea se debe poner a tono al MEJOREDU, me parece que la finalidad de este último debe estar enfocada a crear (cursos, capacitación, actualización) y todo tipo de insumos que sirvan de acervo bibliográfico para cada docente, hoy que también está propuesto a desaparecer, o más bien a que sus funciones pasen a cargo de un área de la SEP, se debería pensar en que este organismo oriente sus esfuerzos a tratar de concretizar los elementos teóricos de la Nueva Escuela Mexicana, el Modelo Educativo actual y la Instrumentación de los Nuevos Libros de Texto.

    Estoy convencido de que indistintamente de ir pensando en una nueva reforma educativa, lo que necesitamos en el magisterio, aprovechando la coyuntura de desaparición de la USICAMM es que se atrevan en este último proceso a:

    • Mejorar las estrategias de capacitación en los temas descritos en el párrafo anterior y que existan capacitaciones hibridas, tanto virtuales como presenciales.
    • Destinar recursos para que un número mayor de maestros puedan obtener el incentivo de la promoción horizontal.
    • Implementar una estrategia de comunicación y acompañamiento de los procesos (Ingreso, promoción, reconocimiento) en las entidades federativas.

    Creo antes de pedir la última e irse, la USICAMM debe intentar conectar y comunicar lo que ha hecho en estos 6 años de existencia, porque en el fondo, a pesar de que los procesos de evaluación han marcado un antes y un después, también es cierto que han metido a todo el magisterio en una carrera demencial y meritocrática que ha dejado al margen a muchos que quisieron, pero no pudieron participar en sus procesos. Creo que podrían intentarlo, pedir la última (etapa) y de una vez la cuenta.

  • ¡Qué los compre quien no los conozca!

    ¡Qué los compre quien no los conozca!

    Ahora resulta que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se encuentra preocupado y ocupado para que las maestras y maestros cuenten con un nuevo sistema de ingreso, promoción y reconocimiento que no vulnere los derechos de sus agremiados, cuando desde el sexenio de Enrique Peña Nieto y mucho menos en el de Andrés Manuel López Obrador, movieron un solo dedo para detener las constantes violaciones a esos derechos laborales y profesionales de los trabajadores de la educación. ¡Qué los compre quien no los conozca!

    La historia y la memoria nos recuerda, que la implementación de una política de corte muy neoliberal en nuestro país se dio en la década de los noventa; me refiero al programa de estímulos salariales que muchos docentes conocieron con el nombre de Carrera Magisterial y, cuyo objetivo era incentivar y motivar al profesorado de educación básica, a través de un mecanismo de promoción horizontal, que les permitiera acceder a mejores salarios. Para el logro de este propósito, se establecía una comisión bipartita entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el SNTE porque, como se recordará, la mano de “La Maestra” Elba Esther estuvo muy metida (o la metieron) en la firma del Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica con Carlos Salinas de Gortari y, por tal razón, habría que darle “su lugar” a este sindicato para que participara en los procedimientos de evaluación de los factores que anualmente se mantenían o ajustaban de acuerdo a las “necesidades” de esa comisión más no de los docentes.

    Y bueno, este programa que, como se ha visto, solo incentivaba la promoción horizontal de las maestras y maestros, por años estuvo operando a lo largo y ancho de la República Mexicana bajo esa “alianza” que, como es natural cuando el sindicato participa en cualquier política educativa que emana del gobierno en turno, se corrompió a más no poder. Sus inicios, no lo niego, generaron una inercia magisterial interesante que propiciaba que quienes deseaban participar se profesionalizaran a través de un esquema de formación que tenía pies y cabeza, sin embargo, conforme transcurrió el tiempo, los casos reiterados de promoción sin que se tuviera la antigüedad o se hubiera tomado algún curso, taller, diplomado, entre otros, se volvieron el comentario común entre el profesorado: “es que viene o es recomendado o recomendada del sindicato”.

    Pasados algunos años y ya con Felipe Calderón en la presidencia, este programa permaneció, pero, por “primera vez” apareció lo que más adelante Enrique Peña Nieto aplicó a rajatabla; me refiero a los procesos de ingreso al servicio profesional docente. Como fue evidente, durante este periodo el SNTE y La Maestra gozaron de las mieles del poder que solo el poder otorga a quienes velan solo por sus intereses, pero nunca por el de sus agremiados, ¿o acaso se nos olvida que durante el sexenio de Calderón Hinojosa el yerno de La Maestra ocupó la Subsecretaría de Educación Básica en la SEP? Es cierto, alguien podría decir que los mecanismos de ingreso operaron “parcialmente” en esos años, pero ¿no acaso sentaron las bases para lo que en 2013 se viviría con toda su fuerza contra el magisterio mexicano?, ¿no acaso La Maestra y el sindicato que dirigía pudieron haber hecho algo en ese entonces para favorecer a sus agremiados y no quedarse callados?, ¿no acaso era el momento para revisar los procesos de ingreso al sistema en lugar de seguir promoviendo prácticas inadecuadas y corruptas existentes desde hace mucho tiempo? En fin.

    El sexenio de Enrique Peña Nieto, como sabemos, intentó “recuperar” la rectoría de la educación y, para ello, La Maestra fue encarcelada y un dirigente a modo fue colocado en el SNTE. Obviamente que tal encarcelamiento envió un mensaje fuerte y claro a toda la estructura sindical que por años se había servido de las “buenas” relaciones con el poder y, como fue obvio, no hubo poder humano que le llevara al nuevo líder sindical, de apellido Díaz de la Torre, a mover un dedo para detener las vejaciones, humillaciones y violaciones a los derechos humanos, laborales y profesionales en contra del gremio que tanto se ufanaba en defender porque, garrote en mano, se implementó un mecanismo de ingreso, promoción y permanencia que así, de botepronto, desapareció a Carrera Magisterial; es decir, el programa neoliberal de estímulos salariales se mantuvo pero se agregaron dos aspectos más: el ingreso y el despido de los trabajadores de la educación. Sí, así como lo leyó usted, durante este periodo, el SNTE no movió ni un ápice para defender a sus agremiados.

    Llegó López Obrador a la presidencia y fieles a sus costumbres charriles, después de apoyar la candidatura de José Antonio Meade, los liderazgos del SNTE se declararon el ejército intelectual de la cuarta transformación y del recién nombrado presidente. Por obvias razones, en los cuatro o cinco años de este gobierno, jamás hubo algún pronunciamiento claro sobre los constantes atropellos cometidos por la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (USICAMM); no fue sino hasta el final del periodo de este mandatario cuando comenzaron a aparecer algunos comunicados que reflejaban una tibia postura sobre los actos cometidos por la USICAMM contra el gremio; era obvio, las campañas políticas estaban a todo lo que daban y el SNTE no podía quedarse de brazos cruzados. En fin. El hecho es que, de nueva cuenta, el SNTE jamás se preocupó por atender los reclamos del gremio en razón de este régimen que desvalorizaba y sigue desvalorizando al magisterio.

    Esta breve narrativa, da cuenta del transitar de un sindicato tibio y charro que poco o nada ha hecho para defender y apoyar las trayectorias laborales y profesionales de las maestras y los maestros, ¿por qué habría que creerles que ahora sí se va contar con organismo que transparente los procesos de ingreso, promoción y reconocimiento cuando, por años, este mismo sindicato se ha caracterizado por ser nada, pero nada transparente y tampoco ha defendido al magisterio?

    No hay que perder de vista lo siguiente: este charril sindicato en absoluto está demandando una reforma constitucional que eliminé de la ley el régimen de exclusión al que fue sometido el gremio; por el contrario, lo que pretende es fortalecer dicho régimen a través de un “nuevo” organismo que, como parece obvio, seguirá violentando los derechos laborales y profesionales de todos los trabajadores de la educación.

    ¿De qué logros se ufanan los liderazgos del SNTE si, en los hechos, siguen a los pies del poder?

    Tal cuestionamiento trajo a mi mente una pregunta y una respuesta:

    -¿Qué hora es?

    -La que usted diga señora presidenta.

  • La supervisión escolar y la transformación educativa

    La supervisión escolar y la transformación educativa

    El Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos menciona que las maestras y maestros son agentes fundamentales del proceso educativo y de trasformación social. Como resultado de esta afirmación, la Nueva Escuela Mexicana (NEM) propone, entre otras cosas, llevar a cabo una transformación sustentada en cambios en la enseñanza y el aprendizaje de las y los estudiantes de educación básica y, por esta razón, el personal de supervisión debe participar y contribuir en el proceso de cambio.

    Al respecto, supervisoras y supervisores refieren que la transformación de la educación consiste en conocer y comprender el “Plan de estudios para la educación prescolar, primaria y secundaria 2022”. En otros casos, por ejemplo, el personal de supervisión propone que la transformación educativa consiste en acompañar, asesorar y fortalecer el trabajo directivo para lograr la consolidación de la propuesta pedagógica de la NEM.

    Indudablemente, las consideraciones anteriores resultan esenciales para favorecer el proceso de cambio; no obstante, se omite que, para lograr los cambios requeridos, es primordial que supervisoras y supervisores reciban una formación pedagógica y política coherente con los principios de la NEM, en particular, priorizar una educación que atienda a las personas excluidas y grupos sociales más vulnerados, nutrir el espíritu crítico, libre y solidario de las y los estudiantes y contribuir a superar prácticas educativas caracterizadas por la formación de capital humano a través del enfoque por competencias.

    Por otro lado, es necesario que las autoridades educativas impulsen y promuevan programas para el desarrollo profesional conforme a la perspectiva pedagógica de la NEM, es decir, generar propuestas formativas para maestras y maestros a partir de las corrientes de pensamiento orientadas en las epistemologías del sur, la pedagogía crítica o la filosofía de la liberación. De esta manera, las posturas ético- políticas y pedagógicas de la NEM serán conocidas y comprendidas por supervisoras y supervisores y, en consecuencia, el cambio de paradigma educativo comenzará a caminar.

    Asimismo, a partir de una formación de acuerdo con los principios políticos y pedagógicos de la NEM, inspectoras e inspectores podrán comprender con mayor pertinencia del “Plan de estudios para la educación prescolar, primaria y secundaria 2022” y facilitarán a directoras y directores, así como a docentes frente a grupo, orientaciones educativas oportunas y pertinentes junto con un acompañamiento pedagógico consistente con la perspectiva educativa de la Nueva Escuela Mexicana. Con esto, se asegura la participación y contribución de las y los supervisores en la transformación que menciona el Artículo 3o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

  • La planeación educativa en el aula

    La planeación educativa en el aula

    Una buena planificación educativa comienza con el fin en mente. Debemos saber qué queremos que los estudiantes aprendan y cómo lo demostraran antes de diseñar las actividades.» Grant Wiggins y Jay McTighe

    En los centros escolares, el proceso de enseñanza y aprendizaje no es una simple transmisión de conocimientos, sino una labor compleja que requiere una planificación cuidadosa y ajustada a las necesidades individuales de cada estudiante. Lo que muchas veces pasa desapercibido para la sociedad es el nivel de detalle y profesionalismo con el que el personal docente diseña cada una de sus intervenciones pedagógicas. En este contexto, la labor educativa no se trata únicamente de enseñar contenidos predefinidos, sino de ajustar los métodos y estrategias pedagógicas para asegurar que los estudiantes no solo adquieran los conocimientos, sino que los comprendan, los apliquen y los integren en su desarrollo personal y académico.

    La planificación educativa es un proceso que requiere de un tiempo muy importante que se hace normalmente en el hogar, flexible que se adapta constantemente a las necesidades emergentes de los estudiantes. Para ello, el personal docente primero identifica en qué etapa del desarrollo se encuentran y cuáles son las áreas que requieren mayor atención. Esto implica una observación y evaluación profunda que les permite comprender en qué nivel se encuentran y qué tipo de aprendizaje será más efectivo en cada caso. Este trabajo no se basa en suposiciones, sino en la evidencia obtenida de la interacción diaria con estudiantes y en el análisis constante de su progreso académico y emocional.

    El uso de criterios claros es otra parte fundamental de este proceso. Para establecer un camino adecuado hacia el desarrollo, el personal docente se apoya en referentes educativos que les ayudan a determinar cuáles son los estándares de desempeño que los estudiantes deben alcanzar. Esta tarea requiere un conocimiento profundo de los principios pedagógicos y una habilidad para seleccionar y aplicar las estrategias más efectivas, lo cual demanda una formación continua y una gran experiencia profesional.

    Otro aspecto que subyace en el trabajo educativo es la creación de situaciones de aprendizaje que permitan a susestudiantes poner en práctica lo aprendido. Esto no se limita a la memorización de hechos o conceptos, sino que busca generar experiencias de aprendizaje que conecten el conocimiento con la realidad de los estudiantes, promoviendo así un aprendizaje significativo y duradero. El personal docente diseña actividades que desafía a sus estudiantes a reflexionar y a aplicar sus conocimientos en contextos reales, facilitando un aprendizaje activo que los prepara para enfrentar problemas complejos de manera crítica y creativa.

    La labor educativa es un proceso dinámico y continuo que exige una alta capacidad de adaptación por parte de los profesionales de la educación. Estos no solo deben estar al tanto de los contenidos que deben enseñar, sino que necesitan conocer a fondo los procesos de aprendizaje de los estudiantes, para así poder planificar estrategias que realmente favorezcan su desarrollo integral. La sociedad debe valorar y reconocer el trabajo que se lleva a cabo en las escuelas, pues detrás de cada actividad educativa hay un proceso de planificación riguroso que tiene como único objetivo asegurar que sus estudiantes logren alcanzar su máximo potencial. Porque la educación es el camino…

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  • La cristalina transparencia

    La cristalina transparencia

    En el plan C o agenda legislativa para echar el segundo piso de la Cuarta Transformación, no se tomó en cuenta la demanda del magisterio nacional que la CNTE colocó en el centro de sus protestas a lo largo del sexenio culminado: abrogar la Unidad del Sistema de Carrera para Maestras y Maestros (USICAMM). El pretexto del gobierno anterior, era que no se tenían las condiciones legislativas para hacerlo, porque el partido oficial no contaba con la mayoría calificada en el Congreso de la Unión; y en efecto, una modificación a las leyes secundarias habría sido insuficiente.

    Para abrogar la raíz de este sistema, se requeriría cambiar el artículo 3 de la Constitución, que en 2019 incluyó el siguiente texto: “La ley establecerá las disposiciones del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros en sus funciones docente, directiva o de supervisión”, con lo cual, el patrón y sólo el patrón, sin participación de los trabajadores en la definición de los criterios y procedimientos para la “admisión, promoción y reconocimiento” se adjudica de forma unilateral la rectoría de todo proceso laboral o de profesionalización. Con ello, la primera legislatura de la cuarta transformación ratificaba el régimen de exclusión que sustrajo parte fundamental de los derechos laborales de los maestros que se habían establecido en el artículo 123; a pesar de que el origen de tal exclusión, se remonta a las reformas estructurales del Pacto por México, donde confluyeron los partidos de la derecha.

    No obstante que ya cambió la correlación de fuerzas en las dos cámaras legislativas desde un mes antes de la toma de posesión de Claudia Sheinbaum como presidenta de la República y con ello la consolidación de una nueva mayoría calificada con el poder sobrado, el consenso y las facultades probadas (por ejemplo, en el impulso a la reforma del Poder Judicial) para echar atrás las bases constitucionales que durante décadas consolidaron el neoliberalismo educativo en México; no hay señales claras que den muestras de voluntad para restablecer y construir con nuevos elementos, un régimen democrático, participativo y de justicia laboral para los docentes.

    Los discursos de los agentes transformadores en el poder, se decantan cada vez más en posibles acciones, menos que reformistas. Han pasado de la eliminación o desaparición de USICAMM a la revisión y/o implementación de un “nuevo sistema” que garantice la transparencia en la contratación y promoción docente, cuyo contenido no dice otra cosa sino lo mismo, pero de otro modo. Con el mejor ánimo de intentar comprender lo que propone el secretario de Educación, cabría preguntarle: esa transparencia de la que habla ahora ¿será la misma del Servicio Profesional Docente enunciada cuando él presentó la reforma educativa del pacto contra México? ¿Acaso será la misma para la que aprobaron USICAMM cuando fue coordinador parlamentario de Morena? ¿O ya será otra?

    Desde hace una década, según la narrativa del oficialismo de turno, el Estado recuperó la rectoría de la educación; en resumidas cuentas, esto significa que el sindicato ya no tiene injerencia en la asignación de nuevas plazas y ascensos para docentes, porque es facultad exclusiva del gobierno hacerlo a través de un sistema de carrera magisterial. Han transcurrido dos sexenios, uno del bloque conservador, encabezado por el PRI; otro, de la Cuarta Transformación, encabezado por Morena. ¿Y todavía no han podido transparentar estos procesos de asignación? La confesión de partes, sólo es la confirmación de lo que ya sabemos en el ámbito de la educación básica y que se traduce en múltiples variables de irregularidades opacas y descaradas.

    Con la tan evocada transparencia, la política global del neoliberalismo ha buscado pontificar la rendición de cuentas con el propósito de recortar costos de nómina del profesorado, instituir la precarización como vehículo hacia la excelencia educativa e individualizar la relación laboral al desarticular la participación colectiva de los trabajadores en la definición de sus condiciones generales del trabajo; claro, esto último no ha sido para nada complicado con el SNTE, si los pontificadores de la cristalina transparencia le conceden curules que no se ganan con votos, le permiten al líder máximo percibir la jubilación docente, cobrar su cuantiosa nómina siendo secretario general y recibir la abundante dieta económica como coordinador de la Comisión de Seguridad en el Senado (todo junto, superando con creces el tope constitucional del salario de la Presidenta).

    Sin embargo, esta experiencia de organización corporativa, patronal y fraudulenta, adoptada como propia por los actuales transformadores del país, no es la que reivindican los maestros democráticos de la tradición fundante de los sindicatos para la solidaridad; la defensa de empleo, el salario, los trabajadores y la seguridad social; y en su caso particular, de la educación pública. El gran debate sobre los mecanismos de contratación, ascensos y promociones salariales no está en la transparencia de los sistemas patronales de la carrera docente, justamente porque éstos excluyen a los trabajadores de la educación, violan su derechos laborales establecidos en el artículo 123 y contravienen la legitimidad reconocida por la Organización Internacional del Trabajo, que los faculta a participar de la contratación colectiva y la definición de sus condiciones generales del trabajo.

  • Comida chatarra y bebederos escolares: políticas neoliberales que no se van

    Comida chatarra y bebederos escolares: políticas neoliberales que no se van

    Desde que la presidenta electa Claudia Sheinbaum – hoy presidenta constitucional de México – anunció el nombramiento de Mario Salgado al frente de la Secretaría de Educación Pública, he sostenido que algunos funcionarios (y no funcionarios) que tienen una incidencia en esta dependencia, estarían muy contentos con la llegada de este político mexicano a la misma, porque, como es sabido, la vena neoliberal que recorría varias de sus oficinas, que por cierto nunca se extinguió durante el sexenio de López Obrador, cobraría mayor fuerza y vigor dado el pasado reciente del ex Senador del PRD en 2013 o, en 2018, como coordinador del grupo parlamentario Morena. Desafortunadamente para la educación de nuestro país, hasta este momento, no me he equivocado.

    Y no me he equivocado porque se sabe que el actual secretario de educación tiene en su interior, una tendencia muy marcada por las políticas educativas de corte neoliberal; insisto, así lo demostró cuando apoyó con ímpetu desmedido la mal llamada reforma educativa de 2013 o, cuando en 2018 aseguró que de esa misma reforma no quedaría ni una coma y de ésta se desprendió la pusilánime Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros, mejor conocida como USICAMM. Los recientes eventos y/o anuncios que ha hecho este personaje en lo que ahora se conoce como “las mañaneras del pueblo” así lo confirman.

    Para evidencia de lo anterior, habría que revisar lo que el pasado 21 de octubre se anunció en esa “mañanera”; palabras más, palabras menos, que la SEP haría efectiva la prohibición de la comida chatarra en las escuelas, pero también, que se impulsarían los bebederos escolares en las mismas. Acciones que desde luego tienen un pasado en nuestro país, sobre todo porque los gobiernos neoliberales que en la actualidad tanto se repudian desde el gobierno las impulsaron en 2014 y 2015; sí, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto y en las gestiones de Emilio Chuayffet y Aurelio Nuño. Tales acciones, repito, de origen neoliberal, se concretaron en el Acuerdo 16/05/14 mediante el cual se establecieron los Lineamientos generales para el expendio y distribución de alimentos y bebidas preparados y procesados en las escuelas del Sistema Educativo Nacional y en el Acuerdo 23/12/2015 mediante el cual se establecieron los Lineamientos generales para la instalación y mantenimiento de bebederos en las escuelas del Sistema Educativo Nacional. Visto lo anterior bien valdría la pena preguntarse, si las recientes propuestas del secretario de educación Mario Delgado, ¿tienen o no un pasado neoliberal?

    Ahora bien, si se revisa el Acuerdo 16/05/2014 y el recientemente publicado 30/09/2024 mediante el cual se establecen los Lineamientos generales a los que habrán de sujetarse la preparación, la distribución y el expendio de los alimentos y bebidas preparados, procesados y a granel, así como el fomento de los estilos de vida saludable en alimentación dentro de toda escuela del Sistema Educativo Nacional, se podrá observar que, en su contenido, hay algunas variaciones entre uno y otro, pero, su esencia se mantiene, ¿qué de nuevo hay en todo ello?

    Es obvio que siempre estaré (y pienso que muchos padres de familia también lo estarán) a favor de una alimentación adecuada y/o saludable, sin embargo, sugeriría distinguir entre discursos pomposos y llenos de preocupación por el pueblo, de las acciones que verdaderamente se tendrían que implementar para propiciar una vida saludable, no solo en las escuelas, sino en la sociedad mexicana; y es aquí donde la situación cambia casi por completo, porque no es lo mismo decir “en las escuelas se va a prohibir la venta de alimentos chatarra” a “vamos a regular o prohibir el expendio de comida chatarra a las grandes empresas nacionales y trasnacionales”, ¿verdad que la situación cambia?

    Desde hace varios años, tengo claro que en las escuelas se abordan diversos contenidos relacionados con la alimentación adecuada para tener una vida saludable; de hecho, las y los estudiantes, acompañados de sus profesores, elaboran dibujos, diagramas, maquetas y hasta una campaña que promueve la ingesta de alimentos de acuerdo al plato del buen comer o la jarra del buen beber, sin embargo, también tengo claro que la realidad sobrepasa lo que en la escuela se enseña porque este tema, el de la alimentación, está permeado por diversos factores de gran impacto, por ejemplo, el económico y cultural. En resumidas cuentas, el niño puede entender que hay una serie de alimentos que le aportan nutrientes a su organismo, pero también entiende que mamá y papá trabajan y que, por esta razón, comprarse una torta o bolsa de papas en la esquina, sería el único alimento que consumiría en la mayor parte del día; solo por poner un ejemplo.

    Por lo que respecta a los bebederos escolares mucho se podría decir, es más, que el actual secretario de educación retome esta idea pareciera una necedad o estupidez porque, en 2020, el mismo Esteban Moctezuma Barragán, reconocía que el programa nacional de bebederos escolares impulsado en el sexenio de Enrique Peña Nieto no había dado los resultados esperados, porque muchos de esos bebederos requerían, por ejemplo, de mantenimiento constante y, obviamente que al no dárselos, fueron inservibles. Tengo claro que este tipo de acciones, la de instalar bebederos es una actividad que podría conducir a dejar de consumir bebidas azucaradas en las escuelas, pero, si regresamos al planteamiento anterior con su respectivo ejemplo, bien podríamos preguntarnos ¿qué pasa cuando las y los estudiantes dejan sus preescolares, primarias o secundarias?

    Por un lado, entiendo que las intenciones del actual secretario son “buenas”, sin embargo, también entiendo que no es lo mismo conducir un partido político que una de las Secretarías de mayor peso en nuestro país, sobre todo, por la enorme responsabilidad que trae consigo este ejercicio.

    Allá, con los políticos pudo pronunciar rollos mareadores de los que seguramente recibió aplausos y arengas, y más las de integrantes de su propio partido; aquí, en el terreno educativo, si bien es cierto que no recibirá grandes reclamos porque se supone que las maestras y maestros son sus “aliados”, la realidad le habrá de demostrar que sus buenas intenciones serán eso, intenciones de las que días, semanas, meses o años más tarde (si no es que ya se han percibido de esta manera) solo serán un sinsentido.

    Al tiempo.

  • Autonomía y mejora continua

    Autonomía y mejora continua

    “La autonomía de los centros escolares debe estar orientada hacia el cambio sistémico, donde la capacidad para la innovación y la mejora se logre a través de la colaboración y el liderazgo distribuido.” Michael Fullan

    La autonomía en los centros escolares es un pilar esencial para el desarrollo integral de las comunidades educativas. No se trata únicamente de la capacidad de los docentes y directivos para tomar decisiones dentro de sus espacios, sino de un proceso profundo de reflexión sobre la propia práctica pedagógica. Al permitir que las escuelas determinen el rumbo de su quehacer diario, se abre la puerta a una mejora continua que responde a las necesidades reales y específicas de cada contexto, lejos de soluciones estandarizadas que, en muchos casos, no logran captar la complejidad de la realidad educativa.

    La autonomía, entendida en su dimensión más amplia, implica confiar en que los colectivos docentes son capaces de identificar los retos que enfrentan y generar respuestas creativas y pertinentes. Este proceso de autogestión permite que los educadores no solo se adapten a los cambios impuestos por políticas educativas, sino que sean agentes activos de su transformación. La toma de decisiones sobre las metodologías, los contenidos y la organización escolar fomenta un ambiente de corresponsabilidad en el que cada actor se siente parte fundamental del proceso de enseñanza-aprendizaje.

    Es precisamente en este ejercicio de autonomía donde emerge el camino hacia la mejora continua. La posibilidad de reflexionar sobre los aciertos y dificultades que se presentan en el aula, y de contrastar la experiencia diaria con teorías educativas, crea una dinámica de retroalimentación constante. Los maestros y directivos que analizan críticamente su labor están en una posición privilegiada para ajustar sus prácticas y buscar alternativas que beneficien a sus estudiantes. Este ciclo de reflexión-acción es clave para que los centros escolares se fortalezcan y adapten a los cambios que la sociedad demanda.

    La mejora continua no es un destino, sino un proceso en constante evolución. Implica cuestionar y rediseñar las prácticas pedagógicas con un enfoque flexible, considerando tanto los avances como los retrocesos. En este sentido, la autonomía no es una concesión pasajera, sino un derecho de los colectivos educativos para gestionar sus propios recursos y decidir cómo enfrentar los desafíos cotidianos. El acompañamiento de supervisores y directivos en este proceso es crucial, no como figuras de autoridad que dictan el camino, sino como aliados que facilitan el diálogo y propician la construcción de soluciones conjuntas.

    En última instancia, cuando los centros escolares asumen su autonomía y apuestan por la mejora continua, se fortalece la idea de que cada escuela es un espacio único de aprendizaje, donde los saberes no se imponen, sino que se construyen de manera colaborativa. La autonomía permite que las escuelas sean verdaderamente democráticas, donde la voz de cada integrante cuenta y donde el objetivo común es formar ciudadanos críticos, capaces de transformar su realidad. En este contexto, la mejora continua se convierte en una estrategia natural para lograr una educación de calidad, que no solo responde a las exigencias del sistema, sino a las necesidades y sueños de quienes habitan la escuela cada día. Porque la educación es el camino…

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  • El sueño de la autonomía profesional

    El sueño de la autonomía profesional

    Hace unas semanas, después de charlar sobre el programa analítico y el plano didáctico con algunas figuras educativas, tuve la oportunidad de intercambiar algunas impresiones con una de ellas. Palabras más, palabras menos, recuerdo que su inquietud versaba sobre dos puntos que, en sentido estricto, son uno mismo: el primero estaba relacionado con el tema de la autonomía profesional del magisterio porque, como tal, él había participado para que ésta fuera una realidad en nuestro sistema educativo; de hecho me aseguraba que, por su parte, había esa disposición para que los colectivos docentes que coordinaba, realizaran las actividades con esa autonomía por la que había luchado y que había quedado plasmada en el Acuerdo 14/08/22 (Plan de estudios 2022). El segundo punto, sobrevino con unas palabras que me dejaron frío: “maestro, como le he dicho, estoy de acuerdo con la autonomía profesional por la que muchos compañeros luchamos durante muchos años, sin embargo, donde no estoy de acuerdo, es que en ningún programa de los actuales (se refería a los sintéticos) se diga qué método deben emplear mis maestros para que enseñen a leer y escribir a sus niños en las escuelas”.

    Estas últimas palabras, desde mi perspectiva, reflejan parte de una realidad que se está viviendo en buena parte del magisterio mexicano a poco más de un año de haberse puesto en marcha el Plan de estudios 2022 en las escuelas de educación básica. Pienso que la prontitud y/o laxitud con la que se implementó dicho plan, generó algunas confusiones o incertidumbres sobre algunos términos, pero, sobre todo, que no se comprendiera su sentido, en la aplicación propiamente dicha, en la escuela.

    Es claro que, en el anexo del Acuerdo 14/08/22, la autonomía profesional aparece en 14 ocasiones y la palabra autonomía se encuentra 33 veces en diferentes partes del texto. De hecho, es claro que dicha autonomía profesional alude a la libertad que tiene el magisterio para ejercer y reinventar la docencia con la finalidad de intercambiar experiencias provenientes de la realidad afín de generar aprendizajes. Esto, porque, como puede ser leído en el referido acuerdo, la Nueva Escuela Mexicana reconoce que el ejercicio de la enseñanza se basa en la autonomía profesional del magisterio para decidir, con sustento en los programas de estudio, sobre su ejercicio didáctico, el acercamiento epistemológico de los conocimientos y saberes, y para establecer un diálogo pedagógico con las y los estudiantes en los procesos de enseñanza y aprendizaje, considerando la composición de la diversidad de sus grupos, el contexto en el que viven, sus trayectorias formativas, su propia formación como docentes….

    Tal concepción reconoce el papel protagónico que tienen las maestras y los maestros en el sistema educativo, pero, principalmente, en el proceso de enseñanza y de aprendizaje; lo cual implica hacer uso de los saberes y conocimientos adquiridos en su formación inicial, pero también, los que la formación continua les ha brindado, o los que la misma experiencia profesional les ha otorgado con el transcurrir de los años.

    Ahora bien, es entendible que algunas figuras educativas no alcancen a dimensionar lo que la misma autonomía profesional implica, sencillamente porque venimos de un largo camino donde los planes de estudio, total y absolutamente prescriptivos, determinaban qué es lo que tenía que hacerse y cómo es que tenía que hacerse. Prescripción que encuentra sentido si comprendemos que el sistema así ha funcionado por décadas, es decir, desde hace varios años todo lo que ocurre en dicho sistema emana desde el centro y se traslada, cual, cascada de río, hacia toda la estructura educativa. Y ahí es donde ocurre otro sueño, el de las autoridades educativas.

    Para dichas autoridades, ¿qué representa la autonomía profesional? Mayormente palabras y frases pomposas que se emplean en un discurso. Dicen: “Ahora sí las maestras y maestros hacen uso de su autonomía profesional para tomar decisiones”, pero, cuando se toman decisiones fundadas en su experiencia y conocimiento, éstas son reprendidas o “corregidas”. “Es que ahora sí han sido revalorizados las maestras y maestros; muestra de ello es la autonomía profesional de la que ahora gozan”, pero, cuando se proponen esquemas de trabajo para la generación de aprendizajes a partir de la realidad que rompen con la “dinámica” de la supervisión escolar, dicha autonomía desaparece por completo. Entonces, ¿de qué tipo de autonomía estamos hablando?

    Lo anterior, da pauta para hablar de un tema que indiscutiblemente tiene que dialogarse, me refiero a una concepción más de referida autonomía profesional del magisterio; particularmente, hablo de significado que alguna parte del profesorado le ha dado para su propio interés o beneficio porque, como bien se ha dicho, ésta encuentra su razón de ser en lo pedagógico-didáctico, en lo epistemológico de los conocimientos y saberes, y en el diálogo pedagógico en los procesos de enseñanza y aprendizaje; en consecuencia, no se trata de hacer lo que se venga en gana (disculpándome por lo coloquial de la palabra) y no hacer nada, sino que, por el contrario, fundado en una realidad, en un saber y en un conocimiento, puede planear su enseñanza y la evaluación de los aprendizajes considerando las estrategias para la articulación del trabajo de manera disciplinar e interdisciplinar.

    Para lograr lo último, en lugar de que el actual secretario de educación decida pelearse con las empresas trasnacionales o nacionales por la venta de comida chatarra en las escuelas, debería poner su atención, por ejemplo, en la paupérrima y pésima formación continua que se está ofreciendo en el país. Con esto no estoy diciendo que la alimentación en México no sea un asunto de primer orden, lo que estoy diciendo es que el Sr. Secretario está viviendo un sueño donde el plan de estudios 2022 va viento en popa y, por ello, hay que atender otras prioridades y, desde luego esto no es cierto; es decir, que ni el plan de estudio ha “cuajado” como debiera, ni la mentada autonomía profesional es una realidad en el sector educativo.

    Con seguridad, al término de estas líneas alguien podrá decir que sí existe la autonomía a la que he hecho referencia en estos párrafos, porque, en su aula él o ella decide qué tiene que trabajarse y cómo tiene que trabajarse, pero, ¿realmente es así?

    Pensémoslo por un momento, pero también pensemos si no sería pertinente hacer efectivo lo que la misma ley establece.

    Al tiempo.

  • Comunidades de Aprendizaje

    Comunidades de Aprendizaje

    “Las comunidades de aprendizaje permiten a los participantes aprender los unos de los otros, romper jerarquías tradicionales y abrir un espacio para la construcción colectiva de conocimientos en un entorno inclusivo.” Henry Jenkins

    Tengo la fortuna de impartir desde hace ya algunos años en la Universidad para los grupos del programa del doctorado en educación, una asignatura denominada Sistemas educativos y escuelas exitosas en donde se desarrolla dentro de otras cosas, un estudio comparativo de las principales características de o que han hecho los países que han logrado cosas excepcionales en educación, así como los diferentes modelos bajo los cuales operan las escuelas que tienen resultados destacables en México y en el mundo dentro de ellas, el modelo de las comunidades de aprendizaje.

    Las escuelas que operan bajo este modelo se caracterizan por adoptar una metodología centrada en la transformación tanto educativa como social, implicando activamente a todos los actores del entorno escolar. Este modelo se fundamenta en las interacciones igualitarias y en el aprendizaje dialógico, donde estudiantes, maestros, familias y miembros de la comunidad tienen un papel relevante en la creación del conocimiento y en la toma de decisiones relacionadas con el proceso educativo.

    Una de las principales características de este enfoque es el trabajo colaborativo y solidario que se establece entre los diversos grupos que conforman la comunidad escolar. El aula tradicional se transforma en un espacio donde los grupos interactivos son fundamentales para promover el aprendizaje significativo. Los grupos heterogéneos de estudiantes, guiados por adultos voluntarios, realizan actividades que fomentan el diálogo y la participación activa de todos los miembros. Esta interacción no solo mejora el rendimiento académico, sino también la convivencia escolar, al propiciar un ambiente en el que se valoran las opiniones y aportaciones de cada uno, independientemente de su origen o nivel de conocimiento.

    En este sentido, las escuelas que siguen este modelo adoptan prácticas como las tertulias literarias dialógicas, donde se debaten obras de alto valor literario desde un enfoque igualitario, invitando a todos los participantes a compartir sus reflexiones y a aprender de los demás. Estas tertulias no solo enriquecen el conocimiento académico, sino que también ayudan a desarrollar habilidades críticas y a fortalecer los lazos entre los miembros de la comunidad.

    Además de las actividades en el aula, las escuelas implementan bibliotecas tutorizadas, donde el apoyo de adultos voluntarios refuerza el aprendizaje autónomo y fomenta el hábito de la lectura entre los estudiantes. Este recurso, sumado a las otras actuaciones educativas de éxito, permite que el proceso formativo se extienda más allá de los límites tradicionales del aula y que las familias se involucren activamente en la educación de sus hijos.

    El modelo de Comunidades de Aprendizaje también se distingue por su enfoque en la resolución de conflictos mediante el diálogo. Las escuelas promueven el uso de un modelo dialógico de resolución de conflictos que favorece la comprensión mutua y la empatía, generando un entorno escolar más inclusivo y pacífico. Al construir espacios de diálogo abiertos, los conflictos que antes podrían haber escalado en problemas disciplinarios serios se abordan de manera constructiva, permitiendo que los estudiantes adquieran habilidades para la vida como la negociación, la empatía y la cooperación.

    El funcionamiento de estas escuelas requiere, por tanto, un compromiso institucional fuerte con la formación continua del personal docente, quien debe aprender a gestionar esta dinámica de participación activa, ya que su rol cambia del tradicional «transmisor de conocimientos» a facilitador del aprendizaje colaborativo. Esto implica un esfuerzo adicional por parte de directores escolares, quienes deben coordinar tanto al cuerpo docente como a los voluntarios y familias que forman parte del proyecto educativo. La planificación pedagógica en estas comunidades es un proceso compartido, donde se toman en cuenta las aportaciones de todos los actores para garantizar que las decisiones respondan a las necesidades reales de la comunidad escolar.

    Estas escuelas se distinguen por ser espacios de inclusión y participación activa, donde todos los miembros de la comunidad tienen un rol importante en la construcción del conocimiento y en la mejora de la convivencia. Este enfoque demanda un liderazgo escolar flexible y una estructura organizativa que promueva el diálogo y la solidaridad, creando entornos educativos que no solo impactan en el rendimiento académico, sino también en la cohesión social de las comunidades en las que se insertan. Porque la educación es el camino…

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  • ¡Ya dejen trabajar a las maestras y maestros!

    ¡Ya dejen trabajar a las maestras y maestros!

    “No va a quedar ni una coma”, fue la afirmación que el ex coordinador de la bancada de MORENA, Mario Delgado, lanzó a los cuatro vientos en 2018, en clara referencia a la mal llamada reforma educativa de 2013 que, curiosamente, él mismo impulsó a través del PRD y del conocido Pacto por México. 

    De hecho, sobre esto último recuerdo muy bien que, en ese entonces (2012-2013), este mismo personaje refería que era necesario contar con un sistema de evaluación hacia el magisterio porque, lo importante, era lograr la tan anhelada “calidad” del Sistema Educativo Mexicano, y bueno, por esas cosas raras que solo se observan en la política, años más tarde expresaría que de ésta no quedaría ni una coma en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; claro, esto no fue cierto porque, como sabemos, prácticamente la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente (creada en 2013) se trasladó a la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros (creada en 2019), y entonces, a ese pésimo sistema de ingreso, promoción y reconocimiento solo se le eliminó la palabra “permanencia”, una demanda muy sentida e impulsada por el magisterio disidente; sin embargo, poco o nada cambió de ese esquema de evaluación porque, como ha quedado demostrado, siguió operando igual o peor. ¿Acaso no por ello la actual presidenta del país, Claudia Sheimbaum, ha asegurado que la USICAMM va a desaparecer?

    Ahora bien, recientemente se ha dicho que es necesario transitar de Consejos Técnicos Escolares (CTE) a Comunidades de Aprendizaje (CA) porque, lo que se pretende, es que haya menor carga burocrática para el magisterio, lo cual se puede interpretar de la siguiente forma: de esos Consejos Técnicos Escolares no va a quedar ni una coma, es decir, que es probable que estemos en la antesala de un esquema igual o peor al que ha estado operando desde algunas décadas en nuestro país. Peor aún, es, tal vez, la muestra más palpable de la ignorancia sobre un sistema que solo funciona en la mente de los políticos y funcionarios de gobierno.

    Es cierto, no hay que negar que existen colectivos docentes que han logrado desarrollar procesos interesantísimos al interior de sus CTE sin ser comunidades de aprendizaje o consejos técnicos, sin embargo, lamentable y desafortunadamente son pocos, porque la gran mayoría está anclado a esa verticalidad de un sistema jerárquico y autoritario que se impone desde el centro y que cae, cual cascada en el río, en las escuelas. Y es que, para nadie es desconocido que, aunque las autoridades estatales de las Secretarías se reúnen con supervisores o jefes de sector, previo a la realización de los CTE en las escuelas, con el propósito de organizar dichos consejos, hay quienes siguen a pie juntillas todo lo que desde el centro o desde su propio interés o conocimiento determinan para sus colectivos docentes. Es, sin lugar a dudas, una muestra clara de esa estructura pesada, arcaica y anquilosada que no se ha movido ni ápice. Ahí ha estado por décadas. ¿A poco con comunidades de aprendizaje se va a movilizar dicha estructura? Sería ingenuo pensarlo.

    Y bueno, si a ello le agregamos la cantidad absurda de cuestiones administrativas que las y los docentes tienen que cumplir con excesiva singularidad, la cosa se complica aún más. A veces, en esas visitas a diversas escuelas de educación básica, en esas charlas que se suscitan entre maestras y maestros de este nivel educativo u otros, en esos diálogos informales entre familia y amigos siempre se pregunta “¿y para qué nos piden todo esto si nadie lo va a revisar y mucho menos nos van a retroalimentar?”. Desconozco la fecha exacta en la que, a algún genio detrás de un escritorio, se le ocurrió la “formidable” idea de pedir que las maestras y maestros llenaran cuanto formato se le mandara, como si con tal situación la enseñanza y el aprendizaje mejorara. Insisto, no tengo la fecha exacta, pero, si la tuviéramos, tendríamos el momento exacto en que la docencia se volvió una profesión administrativa y no pedagógica y didáctica.

    Tal parece que no es suficiente con que el docente planeé sus clases, a veces de modelos y planes de estudio que son construidos a capricho de los funcionarios, gobiernos u organizaciones empresariales nacionales e internacionales; tampoco parece suficiente que el docente desarrollé sus clases con alumnas y alumnos provenientes de contextos sociales y/o familiares complejos y diversos, donde el padre de familia va al maestro como su sirviente o empleado; mucho menos parece ser suficiente, que ese mismo docente pueda elaborar material didáctico con ciertas especificidades porque el nuevo modelo ahora así lo mandata; en fin, parece que nunca es suficiente y, por ello, hay que exigirle al docente.

    Desde luego, no puedo negar que muchas profesoras y profesores han caído en una zona de confort en la labor para la que ellos mismos se contrataron. Obviamente, tampoco puedo negar el papel rastrero Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación para que ese “profesorado” haga valer sus “derechos”, cuando esos “derechos” significan llegar tarde, no entregar planeaciones, no elaborar material didáctico, estar continuamente comisionado, etc. Indudablemente, no puedo negar que estas y otras cuestiones suceden a lo largo y ancho de la República Mexicana. No obstante, tampoco puedo negar que existen esos buenos maestros y maestros que, a ras de tierra, diariamente se parten el lomo para que sus niños aprendan. Sí, regularmente son esas maestras y maestros que difícilmente dejan de cumplir con su quehacer porque han entendido que sin CTE o con CTE, o como quieran llamarle los políticos, la escuela y la docencia está en movimiento; no se detiene y nunca se ha detenido, ni por las competencias, ni por los aprendizajes clave, ni por los campos formativos o por los ejes articuladores. Es una docencia en movimiento.

    Pensar que, a través de un discurso, en medio de un escenario a modo como los que se viven en el charrismo sindical es considerar que ahora sí las cosas van a cambiar, es simplemente eso: es una idea de un político con aires de educador cuando de educador no ha tenido mucho que digamos o… ¿acaso ha estado en un aula con 40 niños, uno de ellos con asperger, otro con discapacidad intelectual y 38 más con sus propias particularidades propias de su contexto y sus familias?

    En fin, ya veremos qué sucede con esta situación y con la instancia que sustituirá a la USICAMM, pero, a fuerza de ser sincero anticipo lo siguiente: todo cambiará para que todo siga igual.

    Por favor: ¡Ya déjense de ocurrencias y dejen trabajar a las maestras y maestros!

    Al tiempo.

  • La metacognición

    La metacognición

    En ocasiones se piensa que todo el trabajo educativo que va inmerso en las tareas, las actividades en clase, exposiciones o el resto de los trabajos escolares, tiene que ver con aprender solamente los temas que vienen en el programa de estudio o en los libros de texto. Por supuesto que es mucho más que eso. 

    El trabajo en la escuela es por demás importante, no se trata solamente de sumas, restas y aprender conceptos, sino de cómo esos términos pueden ser utilizados a lo largo de la vida de las niñas, niños y adolescentes en su desarrollo, como es el caso del desarrollo de una habilidad esencial para ello como lo es la metacognición.

    La metacognición es la habilidad de pensar sobre nuestro propio pensamiento. Es como observar cómo aprendemos, cómo resolvemos problemas y cómo recordamos información. Esto nos ayuda a entender mejor qué métodos de estudio nos funcionan mejor y cómo podemos mejorar en aprender nuevas cosas. En otras palabras, es como ser el juez de nuestro propio proceso de aprendizaje.

    En el ámbito educativo, esto no solo mejora los procesos de aprendizaje, sino que también tiene un impacto significativo en el desarrollo integral de la personalidad de estudiantes. La metacognición, es fundamental para que niños, niñas y adolescentes desarrollen una comprensión más profunda de sí mismos y de su entorno.

    Al enfocarse de esta manera, las niñas, niños y adolescentes desarrollan un mayor autoconocimiento. Este proceso les permite identificar sus fortalezas y debilidades, lo que es esencial para la autoaceptación y sobre todo en la autoestima. 

    Además, les ayuda a desarrollar estrategias de aprendizaje más efectivas. Al ser conscientes de cómo aprenden mejor, pueden adaptar su enfoque a diferentes tipos de tareas y contenidos, lo que les permite enfrentar desafíos académicos con mayor habilidad y confianza. Esta adaptabilidad es crucial no solo en la escuela, sino en toda la vida, ya que les enseña a manejar y adaptarse a diversas situaciones y problemas.

    La promoción de la autorregulación es otro aspecto crucial de la metacognición. Al aprender a monitorear y controlar su propio proceso de aprendizaje, se vuelven más autónomos y responsables. Esto contribuye al desarrollo de una personalidad más independiente y resiliente, capaz de enfrentar desafíos y recuperarse de los contratiempos.

    En el contexto educativo, la implementación de estrategias para fomentar la metacognición, como el modelado por el personal docente, preguntas reflexivas, diálogo abierto, autoevaluación y uso de cuadernos de aprendizaje, crea un ambiente que promueve el crecimiento personal y académico. Este tipo de prácticas educativas no solo mejora el rendimiento académico, sino que también fortalece las habilidades sociales y emocionales de estudiantes, como la empatía, la comunicación y la colaboración.

    Por lo tanto, el desarrollo de habilidades metacognitivas en el entorno escolar es esencial no solo para el éxito académico, sino también para formar individuos competentes, conscientes y capaces de navegar con éxito tanto en sus vidas personales como profesionales. Porque la educación, es el camino…

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  • De Consejos Técnicos a Comunidades de Aprendizaje: ¿más de lo mismo?

    De Consejos Técnicos a Comunidades de Aprendizaje: ¿más de lo mismo?

    El titular de la Secretaría de Educación Pública, Mario Delgado Carrillo, informó en evento público una propuesta que, dijo, afinaría con el magisterio: transformar los Consejos Técnicos Escolares (CTE) en Comunidades de Aprendizaje. El funcionario complementó su oferta con la crítica hacia el énfasis burocrático que suele dársele a estos órganos colegiados.

    Existen evidencias de directores y supervisores que han promovido exitosamente en los CTE, y en otras instancias, encuentros entre maestros y escuelas para compartir y reflexionar sobre sus prácticas educativas. Ese tipo de experiencias dejan claro el gran potencial que los CTE tienen en la mejora de la práctica educativa a través del aprendizaje conjunto. Sin embargo, pareciera que la proporción de casos no es significativa.

    Los Lineamientos para la organización y el funcionamiento de los Consejos Técnicos Escolares de Educación Básica ya les asigna a estos órganos la tarea de promover “el aprendizaje entre pares y entre escuelas, con el fin de intercambiar conocimientos y experiencias enfocadas a la mejora del servicio educativo”.  Si bien el secretario tiene razón en poner el acento en la función formativa, ¿no es ya el Consejo Técnico una comunidad de aprendizaje? ¿Qué hace necesario pensar en acciones especiales para el logro de este cometido?

    Una primera respuesta a la última pregunta parece tener relación con las encomiendas asignadas al CTE. Los lineamientos le otorgan trece funciones, que van desde el diseño de los programas escolares, la elaboración y seguimiento de instrumentos de evaluación, la actualización, el intercambio de conocimientos entre profesores y escuelas, hasta el análisis y solución de los retos educativos. A estas tareas se añaden otras que no están contempladas en los lineamientos, como el codiseño.  Si los CTE sesionan una vez al mes, cabe preguntarse si son suficientes tres (preescolar), cuatro (primaria) o seis (secundaria) horas cada treinta días para cumplir con efectividad todas las funciones asignadas. ¿No pasa entonces la propuesta del secretario por revisar y, en su caso, aligerar las encomiendas del órgano colegiado? El que mucho abarca, poco aprieta.

    Un factor de fondo relacionado con lo planteado anteriormente es la inexistencia de horas no lectivas (es decir, fuera de clase) en la vida escolar. Las labores que deberían ser realizadas en ese tiempo (organización, planeación, evaluación, diseño de materiales, etc.) son absorbidas, en parte, por los Consejos Técnicos Escolares.  Si existieran las horas no lectivas, el CTE podría descargar sus encomiendas. Ante rumores de extensión de las jornadas escolares, valdría la pena considerar la inclusión del horario no lectivo.

    Otra respuesta a la necesidad de transformar los CTE pasa por sus actores y la marcada tendencia a reproducir los esquemas de trabajo emanados de instancias superiores. No se debe soslayar el sometimiento, voluntario o forzoso, de directores y supervisores para seguir casi al pie de la letra documentos orientadores que no termina por entenderse que son meras sugerencias. “¿Qué se tiene que hacer en esta sesión del CTE?” preguntan algunas autoridades escolares mientras revisan los materiales diseñados por la autoridad central. Obedecer y reproducir es más fácil que decidir y crear. ¿Qué tanto puede un CTE aspirar a ser una comunidad de aprendizaje cuando se limita a reproducir un documento de trabajo generado desde una lejana oficina ajena a su realidad escolar?

    Es pues insuficiente el cambio de denominación de los CTE. Hace dos ciclos escolares, los documentos que marcaban las actividades a realizarse en los Consejos Técnicos pasaron de llamarse “Guías” a “Orientaciones”, con el supuesto afán de propiciar una mayor autonomía. La realidad es que las orientaciones siguen, en muchos casos, tomándose como mandatos transmitidos en cascada. Circulan todavía en internet diapositivas prediseñadas para presentar en los Consejos Técnicos a las cuales directivos y supervisores simplemente le agregan el nombre de su centro de trabajo, como si la sesión fuera la misma (¿o lo es?) en cada rincón del país. Poco o nulo efecto en las malas prácticas tuvo el cambio de nombre.

    ¿Qué nos hace suponer entonces que, con el hecho de llamarlo diferente, el Consejo Técnico se fortalecerá como una comunidad de aprendizaje? No basta con intenciones e ideales: ¿Cómo se podrían reconfigurar el CTE y la organización escolar misma para privilegiar los espacios formativos entre maestros y escuelas? ¿Qué acciones en concreto se efectuarán para evitar las absurdas exigencias administrativas que obstaculizan no sólo la vida escolar, sino también los CTE? ¿Cómo promover y acompañar, aunque parezca contradictorio, una verdadera autonomía en ese espacio? ¿Cómo se depurarán las funciones del CTE para blindar aquellas relacionadas con el aprendizaje profesional?       

    Tiene razón el secretario de educación al poner el acento en la función formativa del CTE: el potencial de este órgano parece no haber detonado. Sin embargo, tienen razón también aquellos, sobre todo maestros, que observan con escepticismo y hasta pesimismo la propuesta: “más de lo mismo”, dicen muchos. Hay suficientes antecedentes de “cambios” en el ámbito educativo que quedan sólo en una modificación de denominación o en una efímera corazonada, que dejan intactos los factores de fondo de los asuntos atendidos. Está por verse la seriedad y potencia de la propuesta del secretario.     

    Twitter: @proferoger85

  • La relación SEP – SNTE: Diferencias en prioridades

    La relación SEP – SNTE: Diferencias en prioridades

    El primer encuentro oficial entre la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) se llevó a cabo con motivo del Día Mundial de las y los Docentes. Durante este evento, se evidenciaron diferencias significativas en los discursos de los líderes de ambas organizaciones. Alfonso Cepeda Salas (ACS), Secretario General del SNTE, centró su mensaje en cuestiones laborales, profesionales y políticas, tanto públicas como sindicales. Por otro lado, Mario Carrillo Delgado, Secretario de Educación Pública, puso énfasis en el aspecto educativo. Las prioridades de ambos son, hasta cierto punto, distantes y distintas.

    Prioridades del SNTE

    Alfonso Cepeda Salas expuso su visión sobre el “segundo piso” de la Cuarta Transformación, resumiéndola en nueve puntos clave:

    1. Que el programa de basificación sea permanente.

    2. Despegue salarial entre el personal de apoyo a la educación y los maestros.

    3. Fortalecimiento del programa “La Escuela es Nuestra”.

    4. Reactivación del Programa de Escuelas de Tiempo Completo.

    5. Reforma a la Ley del ISSSTE de 2007 e incremento del número de UMAS como tope salarial en las jubilaciones.

    6. Incremento al porcentaje de ahorro en las cuentas individuales.

    7. Revisión de la Ley General del Sistema de Carrera para las Maestras y los Maestros.

    8. Más recursos para la promoción horizontal.

    9. Mayor presupuesto para educación.

    Cepeda Salas también intentó alinear los objetivos del SNTE con el plan de gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo, Presidenta de México, comprometiéndose a:

    – Garantizar el derecho a la educación del pueblo de México.

    – Mantener estabilidad y gobernabilidad en el ámbito educativo.

    – Defender los derechos de los trabajadores de la educación.

    – Respaldar la política social del Estado y los programas del gobierno de la República.

    Enfoque de la SEP

    Por su parte, Mario Carrillo Delgado destacó la participación de Alfonso Cepeda Salas en las reformas legislativas recientes y subrayó la alta prioridad que la Presidenta de México otorga a la educación. Recordó que la reforma constitucional impulsada por el Presidente Andrés Manuel López Obrador corrigió los agravios de la anterior reforma educativa en contra del magisterio. Ejemplificó: echar abajo las evaluaciones punitivas; la basificación de casi un millón de maestras y maestros; entrarle en serio al tema salarial; atreverse a hacer una reforma educativa, en los contenidos, en el modelo educativo.

    Propuso al SNTE equilibrar su agenda, sugiriendo que, además de los asuntos laborales, se enfoquen en el aprendizaje de las niñas y los niños. Enfatizó la importancia de adoptar el modelo de la Nueva Escuela Mexicana y sugirió convertir los Consejos Técnicos en comunidades de aprendizaje para intercambiar experiencias, mejorar los aprendizajes y las metodologías de enseñanza. De esta manera, las maestras y los maestros tendrán más tiempo para este tipo de ejercicios de mejora y servirá de diálogo entre ellos, y no será un mandato de la autoridad que les imponga más trabajo burocrático.

    Y, para finalizar, dejó una tarea más: ¿A quién le toca hacer la revolución de las conciencias? ¿La formación de ciudadanos informados, participativos, críticos, libres? A ustedes, maestros.

    Conclusión

    En resumen, mientras Alfonso Cepeda Salas exigió mejores condiciones laborales, Mario Carrillo Delgado pidió enfocarse en los resultados educativos. Detrás de estos discursos, hay mucho por analizar. Aunque algunos se centraron en la conformación del USICAMM como un mecanismo transparente y justo, también es crucial abordar el rezago educativo y mejorar el aprendizaje de los estudiantes. La pregunta sigue siendo: ¿con cuál de estas tareas comenzar?

  • Después del día 1, ¿qué es lo que viene para educación?

    Después del día 1, ¿qué es lo que viene para educación?

    El 1 de octubre de 2024 quedará marcado en el calendario de la historia de México como el día en que por primera vez asumió la presidencia una mujer. Claudia Sheinbaum Pardo recibió la banda presidencial de manos de Ifigenia Martínez, un símbolo de las múltiples luchas que le precedieron a la 4T, gracias a las cuales hoy Morena es gobierno.

    Sheinbaum no hizo mención ni expresó reconocimiento alguno a esta importante figura de la izquierda mexicana; desperdició la oportunidad de dar una lección de pedagogía política al país, sobre todo considerando que entre quienes la escuchaban, había jóvenes que acudieron a las urnas el pasado dos de julio y muy probablemente, no tenían idea de quién era Ifigenia Martínez; seguramente ya San Google los sacó de dudas.

    En su discurso de toma de protesta, comenzó con un reconocimiento a su antecesor; después procedió a enunciar las diez características más importantes de la transformación que impulsa la 4T; en tercer lugar, planteó las acciones inmediatas, prioritarias y estratégicas de su gobierno para cerrar con el tema de las mujeres.

    Desde la máxima tribuna del país expresó: “no llego sola, también llegan nuestras amigas y compañeras, llegan nuestras hijas, hermosas y valientes y llegan nuestras nietas, llegan ellas las que soñaron por la posibilidad de que un día no importaría si nacíamos siendo mujeres u hombres, podemos realizar sueños y deseos sin que nuestro sexo determine nuestro destino. Llegan ellas, todas ellas que nos pensaron libres y felices”, expresó.

    Es de celebrar la referencia, fue incluso bastante emotiva; destacó la paridad de género en el gabinete, misma que también alcanza a los congresos locales y puestos importantes, hasta hace poco reservados únicamente a los hombres. Queda la impresión de que se dirigía a quienes como ella, han roto el techo de cristal “todas pueden ser presidentas”; en su discurso quedaron fuera las madres buscadoras, también las feministas que luchan por el derecho al aborto.

    Es verdad que desde hace tiempo los movimientos de mujeres vienen empujando fuerte; gracias a ellos se han abierto puertas que antes estaban herméticamente cerradas para las mujeres. Pero no hay que irse con la finta; aludir al género o reivindicar los movimientos de las mujeres, no implica per se asumir una posición feminista que vaya más allá de romper el techo de cristal.

    Feminismos hay de muchos tipos, también los hay de derecha; ahí están Margaret Tatcher para recordárnoslo, también Lily Téllez, Xóchitl Gálvez y la gobernadora de Chihuahua, por mencionar algunas; paradójicamente, todas ellas han llegado a ocupar altos cargos gracias a los movimientos de mujeres, la derecha ha sabido aprovechar esto.

    Sheinbaum no es ninguna novata, cuenta con una larga trayectoria, ha estado ligada a las luchas sociales, a movimientos estudiantiles, fue militante, también representante popular, pero ahora gobierna. Esto hay que recordarlo siempre, ahora es la gobernanta del segundo piso de la 4T y como tal, hay que tratarla.

    ¿Qué es lo que viene para educación?

    Por la tarde, frente a cientos de hombres y mujeres que se dieron cita en la plancha del zócalo para escuchar su primer discurso como presidenta, mencionó los logros del gobierno saliente y enseguida los cien compromisos de su gobierno, diez de ellos referidos a educación.

    La continuidad de acciones y programas previos como la Nueva Escuela Mexicana, La Escuela es Nuestra y el sistema de Universidades Benito Juárez fue ratificada; también el compromiso de campaña de ampliar gradualmente el horario de las escuelas y el fortalecimiento de la Educación Media Superior, con énfasis en la reducción del abandono mediante becas, la eliminación del examen de la COMIPEMS y la adopción de una política de vecindad para que los jóvenes acudan a la escuela cercana a su domicilio; no faltó la mención al tema de Ciencia y Tecnología así como el apoyo al deporte y las artes en las escuelas.

    De todas las propuestas presentadas, hubo una que de inmediato levantó ámpula entre las y los docentes de educación básica: “Construir un nuevo sistema de contratación, promoción y permanencia que garantice el derecho a la educación, los derechos laborales y evite cualquier forma de corrupción, opacidad y conflicto de interés” (Presenta Claudia Sheinbaum compromisos por la educación, ciencia y tecnología)

    La sola palabra PERMANENCIA, trajo de golpe a la memoria colectiva, la prolongada lucha magisterial contra la reforma del Pacto por México, en particular la evaluación que ponía en riesgo la conservación del empleo, la misma que se eliminó con la reforma constitucional de AMLO y hoy resurge en voz de la presidenta, justo el primer día de su mandato. ¿Qué fue lo que sucedió?, ¿acaso Sheinbaum no tiene idea de lo ocurrido?, ¿fue Mario Delgado el de la maldad? Algunos desean fervientemente que haya sido un error; el caso es que hoy, a tres días de iniciado el mandato de Sheinbaum, en maestras y maestros se encendieron focos rojos.

    Ese mismo día, la CNTE salió a las calles de la Ciudad de México y otras entidades para recordarle a la nueva presidenta las promesas que AMLO dejó sin resolver, como la abrogación total de la reforma; también para exigir verdad y justicia a las  madres, familias y normalistas de Ayotzinapa, “gobierne quien gobierne los derechos se defienden” (Maestras y maestros de la CNTE se manifiestan en la toma de protesta de Claudia Sheinbaum)

    Tiempo de mujeres: los nombramientos en la SEP

    El día anterior a que asumiera la presidencia, Sheinbaum dio a conocer nuevos nombramientos; en el sector educativo, ratificó a Raquel Sosa a la cabeza de las UBBJ; en dos subsecretarías clave del sistema educativo, nombró a dos mujeres con una formación, trayectoria profesional y política destacada. Una de ellas es Tania Rodríguez Mora, ex rectora de la UACM, para ocupar la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS); por otra parte, Angélica Noemí Juárez Pérez, Maestra en Desarrollo Educativo y Doctora en Educación y Diversidad, ambos grados obtenidos en UPN Ajusco, ocupará la subsecretaría de educación básica.

    El reconocimiento a las mujeres se materializa en este caso, en quienes han logrado romper el techo de cristal, las menos en este país. Ambas subsecretarias llegan a una SEP en la que privó el dejar hacer durante el sexenio de AMLO, donde los conflictos internos entre funcionarios fue el pan de cada día. Las nuevas funcionarias tendrán que lidiar con situaciones complejas, en nada parecidas a los cargos que han ocupado.

    Al parecer se les ha encomendado poner orden dicen algunos; es probable, considerando que en el sexenio de AMLO hubo tres cambios de titular de la SEP; tres en la Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS), la última de ellas únicamente por seis meses. En el caso de la Subsecretaría de Educación Básica, también hubo dos titulares más la rotación de directores generales; en esta inestabilidad se vio envuelto el magisterio, cada uno con su propia interpretación y consecuentes decisiones sobre la NEM.

    Qué tanta libertad tendrán las funcionarias recién nombradas para acercar posiciones, y remover el autoritarismo que caracteriza a la SEP, está por verse, finalmente trabajarán con Mario Delgado, impugnado en su momento por el magisterio, debido al papel protagónico que jugó en la reforma de EPN.

    La continuidad:  oportunidad y también problema

    Cuando se reitera que habrá continuidad, ésta puede ser vista como una ventaja, no hay que comenzar de cero, pero también es un problema; detrás de la enunciación de logros, se ocultan los problemas. Un ejemplo: la retórica gubernamental promete que nunca más volverá el neoliberalismo, cuando la realidad es que nunca se fue, adoptó un rostro progresista.

    Reconocer limitaciones, oportunidades y contradicciones de la 4T es un ejercicio absolutamente necesario. En educación son muchos los puntos obscuros; callar no es opción, es necesario ejercer la crítica, decir qué cosas no se están transformando ni resolviendo. El hecho de que en el día uno del gobierno de Claudia Sheinbaum, el magisterio haya salido a la calle a exigir la abrogación de la reforma neoliberal, a la que por cierto ahora le llama la CNTE la reforma EPN-AMLO, es una señal de que existen asuntos no resueltos. No se eliminó la reforma educativa neoliberal, pero Claudia Sheinbaum le está diciendo al movimiento magisterial que continuará. Lo mismo las UBBJ, claramente de corte neoliberal cuando se niega a los docentes el estatuto de trabajadores, se les contrata como prestadores de servicios y se les trata como becarios, sin derecho alguno.

    La continuidad es y será un problema cada vez más grande si el nuevo gobierno se limita a mantener inercialmente lo ya hecho; es tiempo de reconocer errores, excesos, opacidades, abusos, agravios y extravíos en la NEM, las UBBJ, La Escuela es Nuestra y muy especialmente en las evaluaciones docentes realizadas todavía por la USICAMM. Éste es un tema altamente sensible para las maestras y maestros de nivel básico y medio superior, no por nada la sola mención de la palabra permanencia encendió alarmas y focos rojos. Regresar a la evaluación de permanencia, así sea disfrazada de bondades, no hará sino detonar conflictos en este momento inexistentes.

    Cuando se combata la superexplotación a la que están sometidas las y los profesores de básica y media superior, cuando se invierta en su  formación, cuando la Nueva Escuela Mexicana transite de la igualdad de género a las pedagogías feministas, cuando comiencen a cuestionarse las bases patriarcales sobre las que se ha construido el sistema educativo y a erradicar prácticas burocráticas, sexistas y autoritarias en todas sus instancias y niveles, comenzaremos a avanzar con pasos firmes en la consolidación de la transformación.

    Claudia Sheinbaum ha dicho que es tiempo de mujeres, eso incluye a todas las maestras: las que trabajan en el medio indígena, en zonas rurales o urbano marginadas; las que enseñan en contextos de violencia criminal; las que trabajan con desplazados y migrantes; las que sin apoyos institucionales hacen lo mejor que pueden para educar a niñas, niños y jóvenes con discapacidad; las que trabajan en escuelas privadas, reciben salarios miserables y carecen de toda protección laboral.

    En el tiempo de las mujeres, se esperaría que se reconozcan y atiendan sus problemas y necesidades particulares. Ojalá que así sea, y si no, que las maestras se lo reclamen.

  • Maestro entre los márgenes y la violencia criminal

    Maestro entre los márgenes y la violencia criminal

    Desde sus primeras investigaciones, Alberto Colin Huizar se acercó a los maestros con una sola mirada humanista e integral, pero a través de un lente bifocal que le permitió la observación desde el rigor científico de la antropología y al mismo tiempo la empatía política con las rebeldías del sindicalismo disidente y las autonomías indígenas en las que estaba involucrado el magisterio, como parte de su naturaleza histórica.

    Lo dicho anteriormente, lo llevó a producir una serie de libros, artículos y tesis sobre los docentes. Su más reciente pesquisa doctoral recibió el premio 2024 de la Cátedra Jorge Alonso, impulsado por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social y el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales. La cátedra referida es un espacio de análisis y producción de pensamiento crítico, a partir de la reflexión sobre los movimientos sociales actuales en México y el mundo; lleva su nombre en honor a uno de los más prominentes estudiosos en esta línea temática.

    La publicación de su libro Ser maestro en los márgenes: trabajo docente y violencia criminal en la Tierra Caliente de Michoacán es parte del reconocimiento que se le hizo por ser una de las mejores tesis en estudios sociales en México; es una joya, resultado de su acercamiento íntimo con los maestros entre asambleas, mítines, escuelas, talleres de formación, caravanas culturales y espacios de la cotidianidad escolar o sindical, donde Alberto fue tejiendo historias intentando comprender raíces, razones y experiencias de las alternativas educativas; sin embargo, al recorrer los inevitables e inhóspitos caminos de la violencia criminal, se produjo en él, más que ruptura, la imperiosa necesidad de entender lo subyacente en aquellas narrativas que le fueron develadas en confianza y solidaridad por los docentes, pero que no solían aparecer desde su discursiva política y pedagógica en la vida pública.

    Los casos no eran aislados, pero se entrelazaban y volvían más comunes en Tierra Caliente, en especial en el Valle de Apat zingán; no siempre los maestros se percibieron dentro de una problemática de violencia estructural, y menos aún, en medio de conflictos geopolíticos del capitalismo donde el Estado privatiza el monopolio represivo a los grupos de narcoviolencia para favorecer el desplazamiento poblacional, facilitar la superexplotación del extractivismo, el control social ante la depredación ambiental y laboral de los monocultivos.

    Otras veces sus memorias ayudaron a reconstruir una mirada diferente a la gubernamental sobre la historicidad y territorialidad de la violencia criminal, sentida y vivida en carne propia: bajo el fuego cruzado de cárteles en disputa, mientras se desplazaban a sus comunidades; coexistiendo en los mismos edificios escolares que hacían de bases logísticas improvisadas, lo mismo del Ejército que para el narco; intentando construir aprendizajes en aulas bombardeadas con drones; interpelando jefes de plaza para sostener la protesta social en carreteras privadas custodiadas por bandas criminales; exiliadas frente al constante acoso sexual y obligados al abandono residencial por las amenazas de muerte y de privación de la libertad por el sicariato.

    Además de estos contextos de políticas fallidas del Estado, complicidades para crear ambientes propicios a la militarización y paradójicamente al crecimiento permisible de economías ilegales, los maestros acuden a las aulas en ausencia de medidas y herramientas pedagógicas oficiales para atender los climas de violencia. Programas como Escuela Segura y otros no fueron pensados en educar para la paz, sino funcionales a las medidas de acotación de libertades.

    No obstante, en las trayectorias escolares situadas, individuales o colectivas, se dibujan intencionalidades que prefiguran estrategias alternativas y de autonomía curricular exitosas para educar en la paz social; de ahí que este libro sea una posibilidad de diálogo para comprender y atender de manera profunda el origen estructural de la violencia criminal; pero, también un llamado de atención urgente a la formación normalista y a las educaciones populares, para no dar la espalda a estos desafíos que la docencia encuentra en todo el territorio nacional.

    Los docentes, sobre quienes son sensibles a las desigualdades sociales, tienen un papel fundamental en la reconstrucción de los tejidos comunitarios y del pueblo; aunque esto les siga costando la vida y la libertad. El reciente secuestro de Mario Roldán y Muriel Ernesto Gómez, líderes de la CNTE en Chiapas, o de la desaparición forzada de José Gabriel Pelayo, profesor de escuela básica y luchador ambientalista de la costa michoacana, son lamentables ejemplos de una herida que sigue abierta y que, sin duda, deja temas sin resolver en esta coyuntura política transexenal.

    De ahí la vigencia del libro de Alberto Colin y la provocación que nos hace para mirar la inseguridad en clave de las izquierdas; pero, ajenos y distantes de las narrativas golpistas que no se ostentan con rigor científico, y menos aún, parten de iniciativas que, como ésta, tienen el propósito de comprender los problemas más sentidos de nuestra realidad actual para encontrar el cauce que nos conduzca a mejores políticas de pacificación social.

  • El CONISEN: lo normal es ser extraordinario

    El CONISEN: lo normal es ser extraordinario

    La ciudad de Durango fue el epicentro de una fiesta normalista pues, del 24 al 27 de septiembre, el Centro Cultural y de Convenciones Bicentenario y la Benemérita y Centenaria Escuela Normal del Estado de Durango, recibieron en el marco de la 7ª edición del Congreso Nacional de Investigación sobre Educación Normal (CONISEN), a investigadores, académicos, maestras, maestros, alumnas y alumnos de todos los estados de la República Mexicana, provenientes de distintas escuelas normales y/o instituciones formadoras de docentes.

    Este congreso, el CONISEN, poco a poco se ha consolidado como un espacio de encuentro y de intercambio de experiencias y conocimientos que emanan de investigaciones sobre objetos de estudio, generalmente hallados en las propias escuelas normales, pero, principalmente, en las escuelas de observación y práctica docente de educación básica; espacios propicios para el establecimiento de una serie de preguntas que detonan procesos sistemáticos de indagación y que, como en esta ocasión, llevan a estudiantes y docentes normalistas a exponer en 4 días poco más de 520 ponencias, 122 talleres, 49 cursos, 55 libros, 67 carteles y 25 materiales video gráficos. Desde luego, todo ello con un buen complemento: 24 conferencias magistrales, 9 conferencias especiales, 20 encuentros de cuerpos académicos, 25 presentaciones de avances de posgrado, 8 talleres especiales, 10 paneles y coloquio y 1 encuentro de formadores de inglés en las escuelas normales.

    Estos datos permiten comprender la relevancia a nivel nacional que tiene este espacio para los y las normalistas del país entero, pero ojo, no deben perderse de vista dos cuestiones importantes, la primera, como sabemos, el número total de contribuciones que logran ser aprobadas para ser presentadas en un congreso no reflejan necesariamente el número de trabajos que se hayan enviado para participar, en consecuencia, sin tener la información a la mano, puede asegurar que muchas de éstas podrían participar en otro momento; la segunda, quiero pensar que muchos de las contribuciones que podrían participar en otro momento, provienen de alumnas y alumnos que se encuentran cursando sus estudios en alguna de las escuelas normales de la República Mexicana; a todas y todos ellos les diría y pediría que no desistieran y que siguieran participando y enviando contribuciones a este u otros espacios académicos y de investigación. Quienes hemos tenido la oportunidad de participar en este tipo de foros, sabemos que la constancia y perseverancia, aunado al estudio y dedicación, conduce al logro personal, profesional e institucional.

    Y bueno, ya que estoy hablando de las participaciones, particularmente prefiero observar y escuchar los trabajos que son expuestos por alumnas y alumnos de todas las latitudes y, en este congreso no fue la excepción; escuchar los avances, resultados y/o hallazgos de sus investigaciones fue sumamente enriquecedor, sobre todo cuando ya se tienen varios años de servicio en los hombros; la frescura de su pensamiento y esa combinación con la rigurosa sistematicidad que implica el acto investigativo, por donde quiera que mire, genera un cúmulo de conocimientos importantes pues, como se sabe, los fenómenos de estudio no son finitos y exclusivos de una profesión o ámbito de estudio.

    Luego entonces, considero que las escuelas normales, y el normalismo en general, tienen enfrente un largo camino por recorrer en esta materia pues, hoy por hoy, como instituciones de educación superior, cuyo propósito es la formación de futuras maestras y maestros, tienen la obligación de aportar a la educación un conocimiento que no solo se genera, como he dicho, en las propias escuelas normales, sino en las escuelas de educación básica a donde acuden las y los normalistas a realizar sus observaciones y prácticas profesionales. ¿Se imaginan la maravillosa oportunidad que tienen estos actores para realizar diversas indagaciones a partir de la observación propiamente dicha y/o de sus prácticas profesionales?

    Ahora bien, un tema que no quisiera dejar de mencionar, es la apertura que siempre ha mostrado este congreso para que diferentes actores se involucren y sean partícipes. Sobre este tema, llamó mi atención el primer encuentro entre representantes de las áreas de control escolar de las escuelas normales, un ejercicio que me pareció interesante si se observa con esa mirada que la investigación genera porque, indistintamente, en esas áreas se viven diversos procesos, que van desde lo administrativo hasta lo emocional o afectivo. ¿Alguien se ha puesto a pensar todas las historias de vida que los responsables de control escolar han escuchado en todo el tiempo que han estado en esos espacios?, ¿por qué no registrarlas y compartirlas?

    Para finalizar quisiera señalar que, en el CONISEN, desde su primera edición realizada en Mérida, Yucatán, se vive intensamente el normalismo y, desde luego, marca una diferencia importante con otro tipo de congresos que a lo largo de los años se han posicionado en México. Muestra de ello, es la calidez de la comunidad normalista, pero, además, esa construcción identitaria que poco a poco ha ido ganando fuerza y vigor en estos 7 años.

    Esperamos, y lo digo como un apasionado del normalismo mexicano, que haya CONISEN para rato. Si lo normal es extraordinario, qué extraordinario es ser normal, un normalista mexicano.

    ¡Enhorabuena a todos los organizadores! Especialmente al Dr. Abraham Sánchez Contreras y a todo su equipo de trabajo.

  • Un fantasma recorre la IV T

    Un fantasma recorre la IV T

    Contra este fantasma se han unido el presidente de la república, Mario Delgado, la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, los asesores del sindicato, algunos cerebros del ISSUE, los periodistas de La Jornada y hasta los polizontes del SNTE.

    Es un fantasma, porque no hay un solo diputado o senador de MORENA, del PT o el Partido Verde que no diga que la reforma ya se canceló: que está muerta y enterrada. “No quedó ni una coma”, recuerdan desde la SEP.

    Los técnicos de las mañaneras econtraron las pruebas de las exequias: un Diario Oficial de la Federación, con fecha 15 de mayo de 2019, en el que se lee el Decreto de reformas y adiciones a los artículos 3º, 31 y 73 constitucionales en materia educativa; y un video del 28 de mayo de ese mismo año, en el que la Comisión Única Nacional de Negociación de la CNTE (CUNNCNTE) corea con el presidente en Palacio Nacional:  “Ya cayó, ya cayó, la reforma ya cayó”.

    Según ellos, la reforma neoliberal está muerta y enterrada desde hace más de cinco años. ¿Entonces? ¿Quién le teme a un fantasma? Solo los que dicen que los fantasmas ahogan, castigan, oprimen. Solo quienes los han visto y los han sentido; por lo que se atreven a relanzar una vieja consigna: “Abrogar la reforma educativa”.

    El fantasma recorre la Constitución, la SEP, las leyes secundarias, el USICAMM, las supervisiones escolares, MEJOREDU y las decisiones de gobierno. En realidad, causa demasiados estragos como para ser solo un fantasma.

    ¿Y si la reforma no murió? ¿Si los gritos estentóreos, de “ya cayó, ya cayó”, solo eran conjuros que no asustaron a nadie? ¿Si las comas se volvieron apartados y apartados en la Ley General de Educación? ¿Si las iniciativas del Peje, de la oposición, si los acuerdos entre Mario Delgado y el PAN,el PRI, PRD y MC no buscaban cancelar la reforma neoliberal sino acabar con la movilización magisterial? ¿Si el gran brujo anti-neoliberal resultó una simple cabecita de algodón que engañó a los que estaban bien dispuestos a engañarse y a quedarse calladitos, a ver cómo les iba en la negociación? ¿Qué tal si la presunta cancelación era solo el petate de un muerto ausente?

    Parece ser que aquellos pocos que denunciaron todo esto tenían razón, aunque la CNTE no lo reconozca, ni siquiera reivindique a los diputados de Oaxaca que votaron en contra de una cancelación que no fue; o de los analistas radicales que denunciaron el engaño y fueron prescritos; o del profesor filosofía que ya murió pero alcanzó a decir que la reforma  de la IV T era la misma perra pero revolcada.

    Por eso no es de extrañar que en el primer día del gobierno de Claudia Sheinbaum la CNTE volviera a las calles con la consigna: ABROGAR LA REFORMA EDUCATIVA NEOLIBERAL EPN-AMLO.

    O sea, el fantasma sigue haciendo sus tropelías, y la única oferta que se conoce es cambiar USICAMMM… la verdad, quizá sea mejor traer a los GHOSTBUSTERS porque el fantasma neoliberal de la reforma educativa está siendo demasiado para la IV T y para quienes dicen resistir…. al menos hasta ahora.

  • ¿Para qué sirve la escuela?

    ¿Para qué sirve la escuela?

    “La educación no es preparación para la vida; la educación es la vida misma.”

    John Dewey

    Más allá de lo que muchas personas pudieran pensar, en la mayoría de los centros educativos de hoy, el enfoque pedagógico ha evolucionado considerablemente, alejándose de la simple memorización -que no deja de ser importante- de fechas, nombres, fórmulas o datos. En su lugar, se ha dado prioridad a la formación de habilidades esenciales para la vida, conocidas como habilidades del pensamiento, que buscan preparar a las niñas, niños y adolescentes para los desafíos de un mundo en constante cambio. Lo que muchas veces no se visibiliza es el trabajo arduo y consciente que realizan las escuelas para integrar estas competencias en el aprendizaje diario, más allá del conocimiento académico tradicional.

    Estas habilidades permiten a sus estudiantes enfrentar problemas complejos con mayor flexibilidad, creatividad y análisis crítico. En lugar de limitarse solamente a la memorización -que es necesaria para ciertos procesos y aspectos-, los docentes ahora orientan a sus estudiantes hacia una comprensión más profunda, enseñándoles a cuestionar, evaluar y resolver situaciones de la vida cotidiana mediante herramientas que les serán útiles a largo plazo. En este sentido, la educación no solo busca impartir conocimientos, sino también dotar a los jóvenes de las competencias necesarias para desenvolverse con éxito en contextos que requieren pensamiento crítico, resolución de problemas y capacidad de adaptación.

    Además, el desarrollo de estas habilidades cognitivas está profundamente conectado con la vida diaria de los estudiantes. A través de la comprensión de conceptos abstractos, la mejora en la capacidad de comunicación, el análisis de fuentes y la resolución de conflictos, los alumnos se preparan no solo para aprobar exámenes -que es como se hacía antes-, sino para tomar decisiones informadas, trabajar colaborativamente y enfrentar desafíos personales y profesionales en el futuro.

    Es esencial que como sociedad comprendamos que la labor docente en este sentido trasciende el aula. El fomento de la creatividad, el razonamiento crítico y la adaptabilidad no son solo objetivos pedagógicos, sino herramientas que les permitirán a sus estudiantes convertirse en ciudadanos capaces de enfrentar y transformar su entorno. Estos esfuerzos se llevan a cabo cada día en las aulas, aunque muchas veces no son completamente reconocidos. Sin embargo, su impacto en la vida de las futuras generaciones es incalculable, ya que son las bases que les permitirán desarrollarse en un mundo que exige cada vez más competencia, flexibilidad y conciencia social.

    Así, la educación actual no solo está formando estudiantes que puedan superar una evaluación académica, sino individuos que tendrán la capacidad de adaptarse, liderar y aportar de manera significativa a la sociedad. Estas habilidades contemporáneas del pensamiento son, sin duda, uno de los mayores legados que la escuela de nuestro tiempo puede ofrecer a las niñas, niños y adolescentes, preparándoles para ser los arquitectos de un futuro mejor. Porque la educación, es el camino…

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