Categoría: Opinión

Opinión sobre temas relacionados con la educación.

  • El rol de la familia en la escuela

    El rol de la familia en la escuela

    “Un sistema escolar que no tenga a los padres como cimiento, es igual a una cubeta con un agujero en el fondo”. Jesse Jackson

    La participación activa de los padres de familia en los proyectos educativos y en la vida escolar de sus hijos es un pilar fundamental para el éxito académico y el desarrollo integral de estudiantes. Este enfoque colaborativo entre la escuela y el hogar trasciende la tradicional visión de los padres como meros proveedores de recursos o asistentes ocasionales en la entrega de boletas o en actividades escolares, abriendo un espacio más amplio y significativo para su implicación.

    Para los equipos de los centros escolares, es crucial reconocer y valorar la diversidad de experiencias, conocimientos y habilidades que los padres pueden aportar. La colaboración con las familias no solo enriquece el proceso educativo, sino que también fortalece la comunidad escolar, creando un ambiente de respeto y apoyo mutuo. La inclusión de los padres en la planificación y ejecución de proyectos educativos no solo mejora el rendimiento académico de los estudiantes, sino que también fomenta habilidades sociales, responsabilidad, y autoestima.

    Por otro lado, para las familias, involucrarse activamente en la educación de sus hijos significa ir más allá del apoyo en tareas y la provisión de recursos. Significa estar presentes, interesados y comprometidos con su desarrollo académico y personal. Esta implicación directa tiene un impacto positivo no solo en el aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, sino también en la construcción de una relación más sólida.

    Además, al participar en los proyectos escolares, los padres se convierten en modelos a seguir para sus hijos, mostrando la importancia de la educación y el aprendizaje continuo, lo que fomenta la cercanía al interior de la familia, estimula los temas comunes de conversación y amplía las experiencias y los recuerdos de los menores y adolescentes sobre esta importante etapa en sus vidas.

    Es esencial que tanto escuelas como familias trabajen juntas para superar los mitos y tradiciones que limitan la participación parental, promoviendo un diálogo continuo y constructivo. Los beneficios de una colaboración efectiva entre padres y escuelas son evidentes y múltiples: desde la mejora en el rendimiento académico y el desarrollo socioemocional, hasta la creación de un ambiente escolar más inclusivo y respetuoso.

    La participación activa de los padres en los proyectos escolares no es solo un complemento deseable, sino un componente esencial para el éxito y el bienestar de estudiantes. Se enseña mucho más con el ejemplo que con las palabras. Al unir esfuerzos, las familias y las escuelas pueden construir una comunidad educativa más fuerte, inclusiva y efectiva, beneficiando no solo a los estudiantes, sino a la sociedad en su conjunto. Porque la educación es el camino…

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  • Pigmentocracia y educación

    Pigmentocracia y educación

    En México, existe una relación directa entre el tono de piel, los niveles educativos y el desarrollo socioeconómico de las personas. La pigmentocracia, alimentada del racismo y la discriminación, parece marcar el destino de la población.

    Estudios realizados por investigadores de El Colegio de México (2019) y la Universidad Autónoma Metropolitana (2020), revelan que el color de piel está conectado de manera importante al posicionamiento financiero y nivel académico: quienes tienen el tono de piel blanco cuentan con escolaridad que varía entre los 10 y 12 años; mientras que el grupo con tono de piel más oscuro tienen una escolaridad promedio de 8 a 9 años (Herrera, 2022).

    Al medir los ingresos económicos, estas diferencias son muy similares. La Encuesta PODER (2019) revela que las pieles oscuras “son más frecuentes entre quienes provienen del 20 por ciento de familias más pobres, mientras que las más claras predominan entre quienes surgen del 20 por ciento más rico” (Solís, 2020).

    En el análisis “Tono de piel y desigualdad socioeconómica en México”, los investigadores Patricio Solís, Marcela Avitia y Braulio Güémez (2020) señalan que estas “desigualdades de cuna” junto con la persistencia de prácticas discriminatorias vinculadas al color de piel, alimentan las brechas de movilidad social de manera preocupante: “Las personas con tono de piel más claro tienen más del doble de posibilidades de acceder al quintil socioeconómico superior en comparación con quienes tienen el tono de piel más oscuro, las cuales tienen 3.5 veces más probabilidades de permanecer en el quintil socioeconómico más bajo.” (Solís, 2020)

    En el acceso a la Educación Superior, estas correlaciones tienen un impacto igual de profundo. Según la Encuesta de Discriminación realizada por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (2022), las personas con tonos de piel claros tienen mayor acceso a educación superior: el 30.4 por ciento de los que se identificaron con tonalidades de piel más blancas se encuentran en este nivel y aquellos que se identificaron con tonos más oscuros apenas alcanzan un 18 por ciento.

    Para las Instituciones de Educación Superior públicas, esto ha sido todo un reto mayúsculo.

    Desde la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) también se realiza una importante encuesta de autopercepción de tonos de piel al alumnado de nuevo ingreso para identificar y romper con estas correlaciones de discriminación y “desigualdades de cuna”.

    En este análisis, donde también se incluyen preguntas opcionales sobre discapacidad, hablantes de lenguas indígenas y diversidad sexual, se encontró que de los 4112 alumnos aceptados en el trimestre 23-P, apenas el 7.9 por ciento se identificó con tonos de piel claros; el 90.28 por ciento con tonos más oscuros y el 1.75 por ciento no se identificó en ninguna tonalidad.

    Dada la conexión entre el tono de piel y la exclusión social, universidades públicas como la UAM buscan contribuir en la construcción de una sociedad más inclusiva e impulsar acciones concretas contra estas desigualdades.

    Es lamentable que los factores asociados al desarrollo educativo y social tengan que incluir también el color de nuestra piel. Es ahí, donde las comunidades académicas de todos los niveles desarrollamos un papel importante para eliminar estas brechas y rupturas que nos marca la errónea y lastimosa pigmentocracia.

    @elErickJuarez

  • Salarios justos y dignos sí, pero para todo el magisterio

    Salarios justos y dignos sí, pero para todo el magisterio

    La mal llamada reforma educativa de 2013 generó varios malestares entre varios sectores del gremio magisterial. Recuerdo que, por esos años, la discusión que se daba en varios congresos, foros, mesas redondas o en las mismas escuelas giraba en torno a la clasificación a la que fueron sometidos, por ejemplo, los docentes: la idoneidad. Palabra compleja que solamente el peñanietismo supo lo que significaba pues, de un momento a otro, las maestras y maestros, de ser quienes realizaban una función relevante en los centros escolares fueron clasificados en idóneos o no idóneos por el simple hecho de responder correctamente (o no) un examen.

    Cómo olvidar a una maestra del estado de Chihuahua cuando, en pleno evento con el ex Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, expresó que en el gremio no había maestras y maestros de primera, segunda o tercera categoría, porque todos son maestras y maestros; y es cierto. Al final del día, en el magisterio se encuentran trabajadores de la educación que desarrollan actividades diferentes porque, como es bastante obvio, sus funciones son diferentes dependiendo de la relación contractual que establezcan con el “patrón”. 

    Ahora bien, es imposible olvidar que, derivado de la aplicación de esos exámenes por la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente, estos profesionales de la educación serían reconocidos, pues su mérito les había llevado a conseguirlo, y por ello los concursos de ingreso, promoción y reconocimiento se convirtieron en ese mecanismo que, según la Secretaría de Educación Pública (SEP), propiciaba la mejora constante del Sistema Educativo a través de la profesionalización docente que, dicho sea de paso, muchas maestras o maestros lograban por su propia cuenta y no por el estado mexicano porque, en esas fechas, se perdió toda noción de formación continua para el magisterio.

    Sí, este malestar movió a esos sectores magisteriales que, de manera abierta y pública se manifestaron en contra de esa reforma, de esos mecanismos de ingreso, promoción y reconocimiento, y de un gobierno poco sensible ante la denostación y menosprecio constante.

    Hoy ¿la historia se repite? Y no necesariamente porque el trato recibido por el peñanietismo sea (o no) el mismo que está viviendo el magisterio en estos días porque, como se sabe, ya no existe esa evaluación punitiva; me refiero, obviamente a lo que en las últimas semanas se está hablando entre el gremio y que a más de uno lo tiene molesto: el incremento salarial recibido. Desde mi perspectiva, se trata de otra clasificación que poco abona al logro de eso que hasta el hartazgo distintos gobiernos han expresado: la revalorización del magisterio. Me explico.

    El 15 de mayo de este año el presidente de nuestro país expresó lo siguiente: “…ningún maestro ni trabajador de la educación ganará menos de 16 mil pesos mensuales, que es el promedio que obtienen los trabajadores inscritos al Seguro Social”. Anunció que, como es conocido, generalmente realizan los mandatarios mexicanos en el marco de los festejos del Día del Maestro. 

    Esa noticia generó poco revuelo en esos días. Recuerdo haber escrito un texto sobre ello, pero también recuerdo que varios medios de comunicación y algunos profesores, a través de sus cuentas en Facebook o YouTube, abordaron el tema. No obstante, con el paso de las semanas y/o meses llegó el momento en que se vería materializado el incremento salarial y eso que han llamado “Ajuste para la Medida del Bienestar” que, palabras más palabras menos, llevó a diversos trabajadores de la educación a percibir prácticamente el mismo salario: 16 mil pesos. Es decir, se concretó la propuesta presidencial mediante la cual, independientemente de la función que tiene asignado el trabajador por su relación contractual con la SEP, el salario sería similar al de los demás; situación que, como sabemos, despertó una serie de inquietudes y, porque no decirlo, molestias en diversos frentes.

    Entonces, la decisión presidencial cumplió su propósito: favorecer a quienes menos salario ganan porque, por lógica, unos ganan o ganaban más que otros.

    Desde mi perspectiva, estamos ante una nueva clasificación que, igual que antaño, insisto, poco abona a esa revalorización del magisterio porque, entonces, habría que preguntarse si hoy por hoy, dentro del mismo Sistema Educativo no existe personal con salarios superiores o menores a otros o… ¿acaso no un jefe de sector o supervisor gana más que un maestro frente a grupo?, ¿qué es lo que determina que dicho jefe de sector o supervisor gane más que un maestro frente a grupo?, ¿acaso las funciones y/o responsabilidades que tienen asignados los trabajadores de la educación derivadas de su relación contractual no son diferenciadas y, en razón de ello, se ajustan o fijan sus salarios? 

    Bien se dice que en la búsqueda de la igualdad se genera una desigualdad importante, y la decisión presidencial justamente abrió esa puerta: la de la desigualdad porque, obviamente, ante ello el maestro o maestra no se sintió valorado y el personal de apoyo y asistencia a la educación (PAAE), por obvias razones, agradeció el gesto. 

    Es cierto, hay una inequidad salarial en el Sistema, pero ésta no es culpa o responsabilidad del docente o del PAAE, es un Sistema que así ha funcionado desde hace mucho tiempo; pero entonces, si pretende cambiar ese Sistema porque es inequitativo, ¿por qué no comenzar con la desaparición de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros, instancia que aplica a bocajarro un proceso evaluador que favorece el mérito para que un maestro o maestra tengo un salario superior a otro, o también, una responsabilidad directiva o de supervisión?, ¿por qué no ajustar los salarios para que un docente perciba el mismo que tiene un supervisor?

    Desde luego, yo si estoy a favor de un salario justo y digno, pero para todo el magisterio o… ¿en verdad se piensa que a un maestro o maestra le alcanza su salario para la infinidad de actividades que tiene que realizar al día? Actividades que muchas veces están relacionadas con su actividad profesional porque su función le exige invertir más de lo que muchas veces tiene. No con esto digo que el PAAE no sea acreedor a este beneficio que no impacta en su sueldo base, lo que estoy diciendo es que los días, semanas, meses y años siguen pasado y la tan nombrada revalorización docente nada más no llega, ni de manera económica ni moralmente.

    Vaya exigir un mejor salario no es estar en contra del presidente en turno, y tampoco exigir lo que por propio derecho se puede exigir convierta a unos u otros en conservadores o neoliberales. Si la demanda o la exigencia de un salario justo y digno fue una de las banderas que llevó al actual presidente a Palacio Nacional, ¿por qué el magisterio no tendría que exigir ese salario digno y justo que por años ha demandado?, ¿tan malo es anhelar una mejor calidad de vida y un reconocimiento justo a la labor que realiza a pesar de la absurda e incomprensible carga administrativa?, ¿acaso no el mismo presidente anheló despachar en Palacio Nacional tal y como hoy sucede?, ¿qué de malo tiene anhelar un salario por el que tanto se ha luchado y se ha preparado profesionalmente para ello?

    Se espera que el siguiente año, en pleno proceso electoral, el presidente anuncié una mejora salarial para las maestras y maestros o para todos los trabajadores de la educación. ¿Dicha mejora será consecuencia del malestar que en este año se está dando? Puede ser porque, la política, al final de cuentas evidencia que el magisterio es para los políticos un botín que representa buenos dividendos. 

    Y bueno, del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación poco podría decir, es claro que sirve para dos cosas: para nada y para nada.

    Con negritas:

    Por cierto, ¿en dónde estarán aquellos que durante la mal llamada reforma educativa de 2013 exigían un salario justo y digno? Pregunto porque por estos días no les he visto o leído.

    Al tiempo.

  • Las enseñanzas de Otis

    Las enseñanzas de Otis

    “La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo.”

    Eduardo Galeano

    El devastador paso del huracán Otis por Guerrero ha dejado una estela de desolación, particularmente en Acapulco y sus alrededores. Las cifras trascienden los dígitos de un informe; relatan historias de vidas jóvenes interrumpidas, de educación en pausa, de futuros inciertos. Casi 300,000 niños, niñas y adolescentes han sido afectados directamente, y el cierre de escuelas ha impactado la educación básica de casi 178,000 estudiantes. Este impacto al sistema educativo resalta una verdad ineludible en todo México: la urgencia de prepararnos mejor frente a desastres naturales y de unirnos en la adversidad para construir una comunidad más robusta y cohesionada.

    Las lecciones de otros huracanes como María y Katrina nos enseñan que las afectaciones psicosociales y educativas en los niños son profundas. La educación no es solo una transferencia de conocimiento; es un pilar de seguridad, un retorno a la normalidad, y una fuente de esperanza en tiempos de crisis. Las escuelas se convierten en santuarios en medio del caos, ofreciendo no solo aprendizaje académico, sino también apoyo emocional y social, elementos vitales para el bienestar infantil y juvenil.

    Guerrero nos muestra que cada escuela debería tener un plan de emergencia que incluya evacuación, primeros auxilios y apoyo psicológico. La infraestructura debe ser revisada y fortalecida, y los gobiernos deben incorporar mecanismos para introducir la gestión de riesgos y la resiliencia como aspecto clave. Además, la formación de docentes en educación emocional, primeros auxilios psicológicos y la detección de signos de trauma en estudiantes son esenciales para cuando existan situaciones de emergencia en los centros educativos y las comunidades para una mejor recuperación luego de eventos catastróficos como éste.

    La generosidad y solidaridad que surge tras un desastre natural son fundamentales. La movilización de la niñez y juventud para la recolección de víveres y apoyos solidarios en estos momentos son fundamentales. Esta solidaridad no solo alivia el sufrimiento a corto plazo sino que también contribuye a la formación de una mejor personalidad en nuestras niñas, niños y jóvenes.

    La solidaridad vista en Acapulco y las acciones conjuntas para la recuperación tienen el poder de transformar. Al involucrar a niños y adolescentes en esfuerzos de ayuda y reconstrucción, estamos fomentando en ellos la empatía y la responsabilidad social. Estos jóvenes no solo aprenden a sobrevivir; se capacitan en el cuidado de los demás, en la construcción de comunidades resilientes y en liderar en medio de la adversidad.

    Así, el huracán nos deja valiosas lecciones. La necesidad de estar preparados, la fuerza de la sociedad civil, la importancia de la educación como un eje de recuperación, y la fuerza de la solidaridad son claras. Debemos tomar estas enseñanzas y aplicarlas, no solamente en Guerrero sino en cada entidad de la República, para estar mejor preparados para el futuro. Porque si algo es seguro, es que no será el último evento catastrófico natural que tengamos, por lo que debemos estar más preparados. Porque la historia nos ha enseñado que este no será el último desafío natural que enfrentaremos. Porque la educación es el camino…

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  • De la pedagogía neoliberal a la pedagogía decolonial

    De la pedagogía neoliberal a la pedagogía decolonial

    Durante el periodo neoliberal, el sistema educativo mexicano incorporó diversas metodologías didácticas y enfoques pedagógicos encaminados hacia la formación de sujetos competentes para adaptarse a las exigencias y retos que el Siglo XXI demandaba (fase de la globalización capitalista). Para lograr dicho objetivo, se utilizó como coartada una campaña en contra de la denominada “escuela tradicional”, pues la describieron como anticuada, opresiva y desfasada de las demandas que la mundialización exigía de los educandos, de las escuelas y de los sistemas educativos. Como propuesta ante la vetusta “escuela tradicional” y la supuesta desvinculación entre “lo que se enseña”, la “realidad” y la “capacidad natural y evolutiva de los estudiantes” para “construir” su aprendizaje, se implementó una educación sustentada en el constructivismo que, a la par, incorporó un enfoque psicologista. De maneta posterior, se incluyó la denominada teoría de las inteligencias múltiples, la neurociencia, el enfoque por competencias, la educación emocional y, junto con ello, la psicología positiva y demás vertientes que situaron al estudiante en el centro del fenómeno educativo –característica de la pedagogía moderna (capitalista) propuesta por Rousseau en su obra “Emilio”-.

    En el tema didáctico, se ludificó la enseñanza y se dio paso al denominado “trabajo por proyectos”. La intención era dar libertad a los estudiantes de aprender a su ritmo, de manera autónoma y natural. Con ello quedaba fuera la figura del docente-opresor y su actividad “impositiva” de enseñar como el único poseedor del saber. En el caso del “trabajo por proyectos”, se procuró que los educandos resolvieran “problemas de la vida diaria”, para ello, se estructuraron actividades escolares bajo el esquema del trabajo en equipo, sustentado en los principios de colaboración, flexibilidad y liderazgo (ambos eufemismos provenientes del emprendedurismo y del ámbito empresarial). La finalidad era generar “grupos de rendimiento” y emular la organización social del trabajo que el sector empresarial solicita para “resolver problemas de manera eficaz”, es decir, la escuela se encargó de formar “capital humano”.

    Ahora, en la Nueva Escuela Mexicana (NEM), la propuesta didáctica, denominada pedagogía decolonial, persigue otros fines y se orienta de manera opuesta a la establecida en el modelo neoliberal. “Las pedagogías decoloniales pueden entenderse de acuerdo con seis características: 1) La naturaleza necesariamente política de la educación, 2) La educación como proceso de concientización, 3) La importancia de los espacios populares de autoeducación desde las personas en condición marginal, 4) El reconocimiento de las formas subalternas de conocimiento, 5) El desarrollo de todas las facultades humanas, y 6) El reconocimiento de los impactos culturales y sociales del colonialismo” -Según el texto “Un libro sin recetas para la maestra y el maestro. Fase 5”-. La propuesta didáctica decolonial (de la NEM) plantea identificar problemas cotidianos y ofrecer alternativas de solución, todo ello, a través de prácticas discursivas y democráticas, con perspectiva social y bajo un enfoque crítico. La noción de “estrategias de enseñanza” pierden sentido, pues la visión de la didáctica decolonial implica superar los “monologismos epistémicos” y apuesta por una formación que permita a los estudiantes mirar, reflexionar y entender el mundo desde “otra” manera, desde la visión de los “oprimidos” –como mencionaba Paulo Freire-.

  • Ofrendar la vida

    Ofrendar la vida

    Con toda mi admiración y respeto
    para el maestro Enrique Dussel

    Ahora que la revalorización docente y sus cuestionados reacomodos salariales están en boca de todos, convendría preguntarse ¿Porqué si los maestros son tan importantes para una sociedad, ganan menos, en comparación con otras profesiones? ¿Desde cuándo es así?

    La respuesta no está en este sexenio, ni en este siglo.

    Tendríamos que remontarnos hasta el porfiriato. Algunos de sus principales funcionarios  fueron los artífices de hundir la categoría social (y económica) del profesor. Pese a la importancia de su labor, el porfirismo se empecinó en devaluar la profesión docente frente al médico, al licenciado o al ingeniero.

    Eso declara el propio Francisco Bulnes, intelectual porfirista, en su libro The Whole Truth About Mexico?, publicado en 1916, donde sostiene que la dictadura de Díaz: “rehusó dar al maestro entrenado en la escuela normal, la misma categoría social otorgada al licenciado, doctor, ingeniera, clérico, o comerciante de buena reputación”.

    Naturalmente, esta afrenta tuvo consecuencias: Decenas de maestros en todo el país se sumaron a las filas revolucionarias alentados por la injusticia social y salarial que padecían. No pocos fueron los intelectuales que dieron forma a la ideología insurrecta.

    No era para menos, el propio Bulnes describe lo que se pensaba de un profesor: “Este pobre hombre debe ser excesivamente estúpido por haber quemado el aceite de su lámpara estudiando tantos años para obtener un salario un poco más o aún menor, que aquel que percibe un conductor de tranvía”.

    El panorama no ha cambiado mucho. Gobiernos van, gobiernos vienen, pero el tan mentado respeto y admiración hacia la docencia solo quedan en el discurso. En la realidad, el pensamiento porfirista todavía campea en las altas oficinas de gobierno.

    Claro, algunos dirán, “bueno, es que los doctores son responsables de la salud”; “los ingenieros son responsables de nuestros edificios y carreteras”. Pero los profesores son responsables de algo mucho más valioso: la niñez. Y eso es lo que ha motivado y motivará la vocación docente, un oficio altruista y superior que no podría pagarse en moneda corriente. Después de todo, como bien dice el escritor Doug Lemov, “no podemos construir una sociedad sin gente que se sacrifique para mejorarla”. Y eso es justo lo que hace un maestro, día a día, en su salón de clases, ofrendar la vida.

  • MEJOREDU y la Nueva Escuela Mexicana (NEM)

    MEJOREDU y la Nueva Escuela Mexicana (NEM)

    La Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (MEJOREDU) expresó en el documento “Evaluación diagnóstica del aprendizaje de las y los alumnos de educación básica 2022-2023. Informe de resultados”, que es necesario monitorear los aprendizajes de las y los estudiantes en el área de matemáticas, pues considera que esta asignatura es indispensable para comprender la ciencia y las demás áreas del currículo, ya que fortalece los procesos mentales del alumnado y los ayuda en la solución de problemas.

    No obstante, esta idea es contraria con la perspectiva de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) que busca superar la fragmentación del conocimiento (en asignaturas) por medio de un modelo de educación interdisciplinaria (a través de Campos Formativos) y, asimismo, pretende vencer la postura de que existen conocimientos de primer y segundo orden -como ocurre con MEJOREDU que prioriza aprendizajes y los clasifica por unidades de análisis e incluso los llama aprendizajes “fundamentales”, “relevantes” o “esenciales”, los cuales considera que son “base” para adquirir aprendizajes posteriores-.

    La NEM no da prioridad al estudio de ciertas asignaturas por considerarlas prominentes para la formación de las y los estudiantes -como acontecía en los modelos educativos anteriores, donde las matemáticas fungían como área fundamental y se anteponía a otras asignaturas-, por el contrario, reconoce la importancia de todas las disciplinas en la educación de niñas y niños. La supremacía de las matemáticas, por encima de otras materias, prevaleció desde la reforma de 1992 hasta hace poco; sin embargo, pese a la nueva propuesta de la NEM, MEJOREDU aún concibe el razonamiento matemático como saber principal y hace a un lado aquellas áreas de conocimiento relacionadas con las humanidades.

    Así, MEJOREDU alimenta y da continuidad a la hegemonía epistémica de los saberes universales, aprendizajes fundamentales, imprescindibles o prioritarios en la formación del estudiantado; se muestra a favor de situar aprendizajes particulares por encima de otros que, con frecuencia, permanecen silenciados o pasan a segundo plano en el acto de la enseñanza. Estas expresiones, opuestas a la NEM, obedecen a que MEJOREDU tomó como referente de sus evaluaciones los “Aprendizajes esperados” del Plan y los programas de estudio de 2011 y 2017 (documentos que perdieron vigencia en el modelo educativo actual) que validaban el dominio de contenidos, desarrollo de habilidades y adquisición de competencias para lograr éxito individual –según el discurso de la pedagogía posmoderna-.

    Lamentablemente y sin prestar a tención a la propuesta epistemológica de la NEM, algunas Autoridades Educativas Locales solicitan a maestras y maestros que tomen en cuenta las evaluaciones y los resultados de MEJOREDU para la construcción de diagnósticos de sus estudiantes, pues, de acuerdo con esa perspectiva, existen aprendizajes que requieren ser reforzados en áreas como matemáticas y español, sin considerar que otras disciplinas o problemáticas requieren ser atendidas. Con ello, se privilegia el dominio de contenidos -como ocurría en el Modelo educativo de 2017 cuyos principios pedagógicos se sustentaron en el constructivismo y el enfoque por competencias, ambos elementos de la pedagogía neoliberal-.

  • El desmedido “anacronismo evaluador” de la SEP

    El desmedido “anacronismo evaluador” de la SEP

    Hay instituciones que se niegan a cambiar o transformarse, aunque en ello les vaya la vida. Sea por tradición o costumbre, difícilmente se desplazan o mueven hacia otros escenarios independientemente de que la sociedad, el entorno o el mundo entero así lo exija o demande. La Secretaría de Educación Pública (SEP), anacrónica por naturaleza, es un clarísimo ejemplo de ello.

    Si esto no fuera cierto, cómo explicar que con la emisión del Acuerdo 10/09/23 por el que se establecen las normas generales para la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación de las alumnas y los alumnos de educación preescolar, primaria y secundaria, esta Secretaría perdió la oportunidad de pasar a la historia dando un paso gigantesco hacia una evaluación formativa que pudiera ir más allá de una cultura donde la calificación se ha vuelto más importante que la evaluación propiamente dicha; cultura que, como sabemos, desafortunadamente se ha arraigado hasta los huesos en el Sistema Educativo Nacional (SEN). Y es que, si se revisa con detenimiento los Acuerdos que anteceden a éste, uno podría cerciorarse que mucho ha cambiado para que todo siga igual… o peor. Veamos por qué afirmo esto.

    La historia en este rubro, sin trasladarnos a un pasado muy lejano, puede situarnos en la década de los noventa con el Acuerdo 165 (08/24/92) por el que se establecieron las normas de evaluación del aprendizaje en educación primaria, secundaria y normal; en tal se consideraba a la evaluación del aprendizaje de los educandos como continua y sistemática, porque permitía conocer con oportunidad el aprovechamiento de éstos, determinando los aspectos en los que debían ponerse mayor empeño, dando certeza sobre la frecuencia con la que debían formularse las calificaciones, y facilitando a directores y demás autoridades educativas la revisión de los registros respectivos.

    En esa misma década, pero en el año de 1994, se dio a conocer el Acuerdo 200 por el que se establecieron las normas de evaluación del aprendizaje en educación primaria, secundaria y normal; documento sencillo donde se consideraba a la evaluación prácticamente en los mismos términos que el que le antecedía; en este Acuerdo se señalaba, que ésta comprendía la medición en lo individual de los conocimientos, las habilidades, las destrezas y, en general, del logro de los propósitos establecidos en los planes y programas de estudio, por tanto, debía ser una evaluación permanente y sistemática, dado que le permitiría al docente orientar a los alumnos durante su proceso de aprendizaje y, además, asignar calificaciones parciales y finales conforme a su aprovechamiento.

    Años después se conoció o conocimos el Acuerdo 648 (14/08/2012) por el que se establecieron las normas generales para la evaluación, acreditación, promoción y certificación en la educación básica; Acuerdo que, si se revisa con detenimiento, señala que la evaluación comprendía la medición en lo individual  de los conocimientos, habilidades, destrezas y, en general, del logro de los propósitos establecidos en los planes y programas de estudio, para ello, las instituciones debían informar periódicamente a los educandos y, en su caso, a los padres de familia o tutores, los resultados de las evaluaciones parciales y finales, así como, de haberlas, aquellas observaciones sobre el desempeño académico de los propios educandos que permitan lograr mejores aprovechamientos; obviamente que, bajo esta tesitura, dicha evaluación debía ser permanente y sistemática, lo que posibilitaría asignar calificaciones parciales y finales conforme a su aprovechamiento.

    Un año después, por el mismo Diario Oficial de la Federación, se publicó el Acuerdo 696 (20/09/2013) por el que se establecieron las normas generales para la evaluación, acreditación, promoción y certificación en la educación básica; acuerdo en el que la misma evaluación era considerada prácticamente de la misma forma del que le antecedía, es decir, ésta comprendía la medición en lo individual de los conocimientos, las habilidades, las destrezas y, en general, del logro de los propósitos establecidos en el plan y los programas de estudio, para ello, las instituciones debían informar periódicamente a los alumnos y, en su caso, a los padres de familia o tutores, los resultados de las evaluaciones parciales y finales, así como aquellas observaciones sobre el desempeño académico; por tanto, esta evaluación debía ser permanente y continua con la finalidad de asignar calificaciones parciales y finales conforme a su aprovechamiento.

    Para el 2018 podría pensarse que la concepción de la evaluación que tenía la SEP podría cambiar un poco, sin embargo, la emisión del Acuerdo 12/05/18 por el que se establecieron las normas generales para la evaluación de los aprendizajes esperados, acreditación, regularización, promoción y certificación de los educandos de la educación básica evidenció todo lo contrario, porque mantuvo prácticamente toda la idea plasmada en los Acuerdos 648 y 696; insisto, prácticamente en los mismos términos en los que era planteada en dichos Acuerdos.

    Unos meses después, ya en pleno régimen lopezobradorista, se conoció el Acuerdo 11/03/19 por el que se establecieron las normas generales para la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación de los educandos de la educación básica que, palabras más palabras menos, consideraba a la evaluación de la misma forma que en los Acuerdos 648, 696 y 12/05/18. ¿Mucho había cambiado para que todo siguiera igual entonces?

    Y bueno, curiosamente, hace unos días, se conoció el Acuerdo 10/09/23 por el que se establecieron las normas generales para la evaluación del aprendizaje, acreditación, promoción, regularización y certificación de las alumnas y alumnos de la educación preescolar, primaria y secundaria; Acuerdo del que se esperaba mucho, sin embargo, la realidad es que causó más decepción que una posible esperanza; esto, debido a que en este documento se concibe que la evaluación comprendería la valoración de los conocimientos, habilidades, destrezas y, en general, el logro de los propósitos establecidos en los planes de estudio, por lo que las instituciones deberían informar periódicamente a los educandos y a las madres y padres de familia o tutores, los resultados de las evaluaciones parciales y finales, así como las observaciones sobre el desempeño académico y conducta de los educandos que les permitan lograr un mejor aprovechamiento; para ello, se establecieron 3 periodos (casi igual que antaño) con la finalidad de que los docentes asienten las calificaciones obtenidas por los estudiantes; dichas calificaciones, según este documento, serán parciales y finales.

    Bien se dice que si se espera obtener resultados diferentes habría que hacer las cosas de manera diferente; es decir, de qué manera espera la SEP que los resultados sean diferentes en el SEN si esta misma sigue haciendo lo mismo. Y es que, cuando hablamos de evaluación formativa, tal y como se plantea en el Plan de Estudios 2022 por ejemplo, significa trabajar con el error de los estudiantes, en una estrategia didáctica para interpretar el sentido del error y acordar una estrategia de acción, en virtud de que no se trata de contabilizar las tareas que entrega el alumno, el número de sus asistencias, el porcentaje de requisitos que cubrió, ni el número de exámenes que aprobó; se trata de juzgar si lo que hizo el estudiante estuvo bien o no a partir de la comprensión de lo que no se ha hecho bien y plantear acciones para resolver, mejorar o profundizar un tema, proyecto o una situación de la vida diaria, o mejorar los métodos didácticos empleados (pp. 81-82); en sentido estricto, se trata de hacer las cosas diferentes para tener resultados diferentes, pero ni la SEP ni su actual Secretaria están listos para ello.

    Quedaría pendiente saber, si la sociedad estaría lista para un cambio de esta naturaleza. Esta cultura evaluativa que termina en una calificación y no en una evaluación propiamente dicha, y que la misma SEP se ha encargado de profundizar en la sociedad mexicana, demuestra que por más que se quieran hacer las cosas diferentes, hay instituciones arcaicas, viejas, anacrónicas que nada más, por su propia cultura, se niega a cambiar. Por ello es que reafirmo lo que en varios escritos he venido sosteniendo: mucho ha cambiado para que todo siga igual… o peor.

    Al tiempo.

    Si se desean consultar los acuerdos, aquí dejo los enlaces:

  • Calaverita, frontera, derecho a la identidad cultural y liderazgo educativo

    Calaverita, frontera, derecho a la identidad cultural y liderazgo educativo

    Datos oficiales señalan que durante el ciclo escolar 2022-2023, hubo alrededor de 43,000 estudiantes de nacionalidad estadounidense inscritos en plantes educativos de los diferentes niveles de educación básica del sistema educativo del estado de Baja California. A lo largo de los últimos 100 años, esta zona fronteriza ha desarrollado una cultura binacional; la calaverita, triki-triki (Trick or Treat), o Halloween representa una fecha importante en la cultura popular de una parte de la población de los Estados Unidos de América y la frontera norte de México.  

    El ciclo escolar pasado (2022-2023), llegó a mi atención que un supervisor de escuelas secundarias de Baja California giró instrucciones para que una escuela removiera imágenes colocadas por estudiantes y un docente que hacían alusión a Halloween. Lo anterior, bajo el argumento de que en esa zona escolar solo se celebraban fiestas mexicanas; irónicamente, los símbolos asociados con la calaverita fueron sustituidos por imágenes de las tres carabelas de Cristóbal Colón llegado a América.  

    Diversos documentos normativos internacionales y nacionales decretan y abogan por el derecho a la identidad cultural. En el Artículo 63 de La Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, se establece que: “Niñas, niños y adolescentes tienen derecho a disfrutar libremente de su lengua, cultura, usos, costumbres, prácticas culturales, religión, recursos y formas específicas de organización social y todos los elementos que constituyan su identidad cultural.” (DOF, 2020, p.31)

    Las y los supervisores, inspectores, directores y subdirectores en su función de líderes escolares tienen la ineludible responsabilidad de asegurar el cumplimiento del respecto a los derechos humanos, entre ellos, el derecho a la identidad cultural. Lo anterior, indistintamente de sus creencias y prejuicios personales.  

    Subyacente a la situación que describo en este texto, persiste la necesidad de darle mayor seriedad y atención a los procesos de reclusión, selección, inducción, desarrollo profesional y permanencia de las personas que ostentan funciones de liderazgo escolar en el sistema educativo nacional. Desafortunadamente, tanto los gobiernos azules, tricolores, así como el actual, han manejado de manera laxa el tema de liderazgo escolar.

    Esperemos que la persona que tome las riendas del país en el 2024, le preste mayor atención a esta asignatura pendiente. 

  • De Simitrio a Derbez

    De Simitrio a Derbez

    “La educación como práctica de la libertad; en contra de una educación que es práctica de la dominación.”– Paulo Freire.

    La imagen del maestro en el cine mexicano ha evolucionado significativamente a lo largo de las décadas, reflejando las transformaciones socio-políticas y pedagógicas que ha vivido el país. En «Simitrio» (1960), dirigida por Emilio “El Indio” Fernández y protagonizada por José Elías Moreno que interpreta al maestro Don Cipriano, el docente emerge como figura central y guía, en un México rural que busca consolidar su identidad y unidad, llevando la educación a todos los rincones, especialmente a las zonas más alejadas. El maestro es visto como un agente de cambio y transformación para comunidades con limitado acceso a la educación, en una época en la que el país intentaba superar marcadas desigualdades y establecer un sistema educativo inclusivo y nacionalista.

    En la película «El profe» (1971) que interpreta Mario Moreno “Cantinflas” como el Profesor Sócrates García continúa poniendo en relieve el papel del educador como pilar de la comunidad y agente transformador. En esta película, el maestro se presenta como una figura inspiradora, comprometida y dedicada, reflejando una sociedad que, aunque en proceso de modernización, aún enfrenta tensiones entre tradición y contemporaneidad.

    Décadas después, «El último vagón» (2023) la actriz nominada al Óscar Adriana Barraza (Babel) que destaca en el rol de la maestra Georgina nos ofrece una representación matizada del docente en un contexto particular: la educación en movimiento. En esta historia, la maestra, en medio de la era dorada de las redes ferroviarias mexicanas, brinda educación a los hijos de ferrocarrileros en un vagón de tren adaptado como aula. La película subraya las tensiones políticas y sociales, en particular las amenazas gubernamentales de clausurar escuelas rurales, y refleja la dedicación y resistencia de los maestros que enseñan en circunstancias desafiantes.

    En cartelera actualmente, «Radical» (2023) nos sumerge en el mundo de la pedagogía de Freire. La película desafía no solo las metodologías educativas tradicionales sino también las estructuras de poder en la sociedad. En medio de desafíos contemporáneos como la delincuencia y la marginación, Eugenio Derbez que encarna muy bien al maestro innovador Sergio Juárez Correa, intenta inspirar y transformar las vidas de sus alumnos. La película nos muestra que, incluso en contextos urbanos y tumultuosos, la figura del maestro sigue siendo esencial. La enseñanza no se limita simplemente a impartir conocimientos, sino que se convierte en un acto revolucionario que busca empoderar a los estudiantes y desafiar las estructuras existentes.

    Las representaciones cinematográficas del maestro en México nos ofrecen una ventana para entender la evolución de la educación en el país, así como los desafíos y esperanzas que la han acompañado. Reflejan un modelo pedagógico y una sociedad en constante cambio, mostrando la inquebrantable relevancia del docente en la formación de generaciones. La figura del maestro ha evolucionado, pero su esencia como pilar de la sociedad permanece intacta. Porque la educación es el camino…

    https://manuelnavarrow.com

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  • Interculturalidad y currículo

    Interculturalidad y currículo

    “La educación que se impone a quienes verdaderamente se comprometen con la liberación no puede basarse en una comprensión de los hombres como seres vacíos a quien el mundo llena con contenidos; no puede basarse en una conciencia especializada, mecánicamente dividida, sino en los hombres como cuerpos conscientes y en la conciencia como conciencia intencionada al mundo. No puede ser la del depósito de contenidos, sino la de la problematización de los hombres en su relación con el mundo”.

    Paulo Freire, Pedagogía del oprimido

    Quise iniciar con la cita que antecede porque trae a mi mente los años de mi práctica docente, cuando discutíamos las y los compañeros en torno a las políticas educativas que nos obligaban a implementar un currículo homogéneo, donde se nos instruía para enseñar igual todo a todos. En esas políticas se tenía claro el tipo de ser humano que se quería formar: que respondiera a las exigencias de la sociedad inmersa en un mundo globalizado.

    Ha habido muchos docentes históricamente reconocidos por ser revolucionarios e innovadores en su hacer y enseñar en los espacios educativos donde han laborado; tal es el caso de quienes instrumentan las ahora reconocidas prácticas educativas alternativas, a través de las cuales maestras y maestros propician día con día aprendizajes, ocupan la escuela como el lugar formalizado para aprender, pero reconocen que aprendemos dentro y fuera de la escuela, con el docente y a pesar del docente. Son prácticas educativas que responden a la realidad de niñas, niños y jóvenes, porque dan cuenta de la diversidad de los espacios para desaprender y aprender.

    En mi función de docente me cuestionaba: ¿cómo aprenden las y los niños?, ¿qué aprenden?, ¿con quién?, ¿en qué momento?, ¿en su casa, en la calle, en la escuela, con los amigos?, ¿por qué debe ser tan rígido, lineal, memorístico y fraccionado lo que aprenden en la escuela?, ¿por qué en la calle, al encontrarnos con los amigos y dialogar, nos vemos cara a cara y en la escuela estamos sentados uno detrás del otro, sin vernos, olvidando que el lenguaje no sólo es el sonido de nuestra voz? Me alegraba ver a niñas y niños revelarse contra la acumulación de tareas, los horarios tan rígidos, asistir a la escuela con uniforme, ser forzados a hablar una misma lengua siendo que eran bilingües–hablantes de hñähñu, su lengua materna, y español–. No es fácil ser docente, justo y democrático; no es fácil considerar la diversidad y la inclusión, y menos si hemos tenido una formación en la que nos enseñaron a obedecer y silenciaron nuestra palabra.

    Estamos frente a retos educativos que, si se resuelven, serán parte de la historia actual de la transformación social de nuestro país: oficializar y permitir que maestras y maestros tengan autonomía curricular, diseñen sus propias situaciones didácticas –considerando como siempre un plan nacional (programa sintético)– y, a partir de la realidad de sus estudiantes en la comunidad donde radican –esto es, teniendo en cuenta sus formas de ser, de vivir, de estar con los suyos y con los otros–, resignificar la realidad en la diversidad y la riqueza de conocimientos en la vida comunitaria.

    Desde el espacio donde me encuentro reconozco la responsabilidad y profesionalismo de cada docente frente a grupo; les recuerdo que nuestra materia de trabajo son seres humanos en proceso de formación; les comparto que, a partir de la experiencia de conocer y trabajar con niños de lenguas y culturas diferentes –náhuatl, hñähñu y castellano–, de estar con ellos en escuelas de organización completa y conocer el trabajo de escuelas multigrado, confirmo que pese a las diferencias de edad, lenguaje, costumbres, tradiciones, cultura y formas de vida propias, todas y todos coinciden en su proceso de aprender, en algún momento se enojan, gritan, juegan, se ríen, lloran y sufren; ven y sien- ten la vida a partir de su forma de hablar y construir sus conocimientos inmersos en la filosofía de su propia vida.

    No entiendo la idea de ver a los grupos indígenas como sociedades humanas diferentes. Aplaudo que uno de los ejes articuladores de la nueva propuesta curricular tenga que ver con la interculturalidad crítica, cuya intención es lograr una relación igualitaria entre diferentes culturas y grupos sociales.

    A los actores –no simples aplicadores del currículo– les comparto que, a partir de la nueva propuesta pedagógica, la invitación convertida en reto es reconocer que cada espacio es un lugar para aprender; que aprendemos a partir de la relación dialógica con los otros, en la escuela, en la casa y como parte de la comunidad a la que pertenecemos; en fin, reconocer que el salón, la escuela y la comunidad son espacios para considerar la diversidad y práctica de la inclusión. Espero que no se sientan acosados con exigencias en el diseño y ejecución del currículo y la planeación, opacando con ello la diversidad como una posibilidad de transformar la educación. En nuestras diferencias, todos aprendemos de todos.

    Editorial publicado en el Boletín ‘Educación en Movimiento‘ núm. 22 (tercera época) de Mejoredu.

  • Choque de trenes

    Choque de trenes

    Se ha cumplido ya el primer trimestre del nuevo ciclo escolar 2023-2024 y con él la aplicación de un nuevo modelo educativo impulsado por la actual administración federal. Como es de conocimiento público, en semanas previas y aún en los días recientes se suscitó una fuerte controversia sobre un elemento esencial del trabajo escolar y hasta hace unos años desvalorizado socialmente por unos y francamente olvidado por otros: el libro de texto gratuito. En los medios de comunicación, las redes sociales, las charlas de café o hasta en el transporte público o la fila de las tortillas, el tema de los nuevos libros fue la novedad; de repente surgieron expertos en didáctica, pedagogía, así como correctores de estilo. Todos opinaban y consideraban a la vez que su punto de vista es o era el correcto. Un hecho es innegable; esta administración tuvo el atino de despertar en la opinión publica el interés por un material educativo que, como se menciona al principio de esta colaboración, hasta hace unos años era prácticamente olvidado o menospreciado.

    Ya el contenido y sus implicaciones de los nuevos libros de texto gratuito pertenecen a un siguiente plano de discusión.

    Aunado a lo anterior, está en sí mismo en el centro del debate lo que se ha llamado la Nueva Escuela Mexicana. He aquí que se advierte el nombre de esta reflexión. Quien no considere que haya una clara línea ideológica política en el nuevo modelo educativo peca de ingenuidad. El cambio radical del concepto de formación por competencias a una enseñanza partiendo de la comunidad como eje creador del conocimiento tiene un contundente mensaje político enarbolado principalmente por los grupos y movimientos sociales identificados con la izquierda y más especialmente con quienes se les había considerado como disidentes o contrarios a la hasta hace poco tiempo hegemónica corriente del neoliberalismo, en todos los planos sociales. Un vector, quizá de los mas visibles o al menos controversiales de la NEM, es que una parte importante de la construcción del discurso educativo de la llamada 4T se basa esencialmente en eliminar todo aquello que tenga resabios o huellas de lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador comúnmente llama “neoliberalismo, conservadurismo, derecha conservadora, aspiracionismo, explotación, colonialismo” entre otros calificativos.

    Y era de esperarse un cambio educativo de ese calibre viniendo de un grupo político y social que durante muchos años trabajó y luchó por alcanzar el poder público en nuestro país y que se repuso varias veces a la adversidad y el desprecio popular. La izquierda política y social en México tiene distintos y variopintos orígenes, que como es bien sabido, no tiende a una unidad unívoca o monolítica, sino más bien es un conjunto de corrientes, movimientos y tendencias que la hacen particularmente especial pero también compleja de entender. Este conglomerado encontró en el Presidente López Obrador al liderazgo natural que desde hace más de 30 años se ha mantenido en la palestra pública. Con ese antecedente, es comprensible que la izquierda en México haya tenido un crecimiento que nadie puede controvertir pues al final del día el neoliberalismo y sus propias contradicciones y límites, así como el hartazgo social por los excesos de dispendio de dinero público y la corrupción fueron dejando el espacio para que la hasta entonces oposición ocupara la escena protagónica teniendo allanado ya el camino para conquistar el poder publico.

    Pero una cosa es perseguir el poder, otra conquistarlo y luego otra más es ejercerlo. Seres humanos al fin, las debilidades y pasiones parecieran ser los peores enemigos de los políticos de cualquier color o ideología. Ello sería más compatible y hasta permisible si fuéramos un pueblo que se gobernara según el criterio de una persona. Justamente por eso el pensamiento social transitó hacia lo que algunos llaman pomposamente el “estado de derecho”, es decir, no puede haber pasiones desatadas en el ejercicio de la autoridad porque entonces cada uno y cada cual tendría su propia visión y concepción de lo que es el poder. De ahí que la misma sociedad tenga que poner límites a las personas para que estas a su vez no dañen a las instituciones y viceversa.

    Por eso es que se crean leyes, se organizan instituciones y se retoman distintas formas de hacer gobierno precisamente para que la colectividad se dé a ella misma sus propias formas de gobernar. El problema es que en la vida real los grupos políticos, convertidos por transmutación en grupos de poder, no van a dejar de imponer sus propias concepciones y tendencias para avasallar al “otro”. Quizás en este punto tenga más vigencia que nunca aquella tesis del inglés Thomas Carlyle, que establece que la historia del mundo es la historia de sus grandes hombres. Los vencedores imponen su visión a los perdedores. Aquí podría haber quienes perdonen lo anterior alegando que uno de los contendientes nunca había ejercido el poder, pero precisamente por sufrir el agravio, no tendrían la potestad de volver a reproducirlo porque se entiende que no van a repetir aquello que tanto habían criticado.

    En las escuelas de México, cada día chocan dos trenes, uno, con una carga del logro del aprendizaje por medio o a través de la comunidad y el otro, con las marcas del modelo por competencias y el logro de estándares internacionales. Uno, con postulantes que claramente pertenecen a una tendencia ideológica que tienen mucha experiencia en la lucha política sindical y el otro, con especialistas y “expertos” que bien a bien no han terminado de aterrizar en el plano didáctico muchos de sus planteamientos como para darle fuerza a la tesis de que la educación por competencias es la mejor opción para nuestro país. Mientras se dirime esta controversia, maestros y alumnos son presa del temor, la incertidumbre, el pánico y hasta la desidia; entre escuelas que quieren que los maestros enseñen a leer desde preescolar hasta instituciones donde no hay el más mínimo rigor de organización; con directivos que exigen planificaciones y productos terminados, como si la tarea educativa fuera maquilar. Y eso es solo una parte. Seguramente habrá peores casos.

    De ambas concepciones, veo personalmente y en los hechos un profundo vacío metodológico que sustente las rutas de pensamiento. Pensar en una escuela que se preocupa por las problemáticas sociales de su entorno tiene mucho valor y trascendencia, pero lo tendría mucho más quizás si pensáramos en tratar de entender que los niños no aprenden todos al mismo tiempo y bajo las mismas circunstancias. Lógica y científicamente 2×4 son 8 acá y en cualquier otro país… ¿por qué entonces nos cuesta tanto trabajo aprender a manejar el pensamiento lógico-matemático? Esta ausencia de metodología (que no es nueva ni atribuible exclusivamente a la NEM) termina por llevarnos hacia un callejón sin salida donde usualmente transitan muchos maestros, el de mecanizar tareas y atender las presiones (sociedad, padres de familia) porque socialmente es lo “correcto”. Necesitamos ser resilientes y reponernos a estas adversidades y retos si queremos salir avantes de la NEM y sus propósitos para el futuro inmediato y lejano.

  • Las niñas, los niños, la escuela y el pensamiento matemático

    Las niñas, los niños, la escuela y el pensamiento matemático

    Este texto le puede interesar a las maestras, los maestros, las directoras y directores escolares, así como a las y los asesores técnicos de la educación básica, tanto pública como privada. Y quizá sea de interés también para autoridades educativas, federales y estatales, y para mamás y papás, o para las familias de las niñas y los niños que asisten cotidianamente al jardín de niños y a la escuela primaria.

    La investigación sobre el desarrollo del pensamiento matemático en la infancia, así como los estudios sistemáticos sobre didáctica de las matemáticas constituyen conocimientos valiosos para enriquecer y fortalecer las prácticas educativas en las aulas, desde preescolar hasta la educación superior.

    La intención de divulgar este tipo de conocimientos puede ser, así mismo, de utilidad para tomar decisiones y definir criterios adecuados, por parte de los gobiernos, en los ámbitos de las políticas y la gestión educativas sobre la enseñanza y aprendizaje de las matemáticas y sobre las ciencias. Esto, a pesar de las decisiones arbitrarias y equívocas, de la SEP, al desdibujar o desestimar la importancia que tienen estos procesos clave en la formación y el desarrollo cognitivo de las niñas y los niños.

    Lo digo especialmente y sobre todo por los cambios desafortunados que se impusieron en México, al currículo de la educación básica, a partir de 2022, con la nueva propuesta de plan y programas de la SEP.

    En ese contexto, a continuación, comparto el resumen de la conferencia que tuve la oportunidad de coordinar, el pasado 27 de octubre, en la Universidad de Zaragoza, España, sobre el pensamiento matemático de las niñas y los niños. Esto gracias a la invitación que me hiciera el Dr. Pablo Beltrán-Pellicer, profesor-investigador de la Facultad de Educación de la universidad mencionada, quien es integrante del grupo de investigación sobre didáctica de las matemáticas de esa facultad, entre otras asociaciones y sociedades de profesores de matemáticas en las que colabora.

    Durante la conferencia presenté una parte del proceso de investigación que he desarrollado durante más de 20 años en la Universidad Pedagógica Nacional, Unidad Querétaro. De hecho, durante la conversación académica me centré específicamente en dos capítulos de mi tesis de maestría en Psicología Educativa (Universidad Autónoma de Querétaro), de los cuales uno de ellos fue publicado en una revista especializada en didáctica de las matemáticas (Revista Xixim).

    Más tarde, la maestra Minerva Ramírez Meza y quien escribe insertamos ese mismo material en nuestro libro: “Educación y pensamiento matemático infantil”, (Ediciones Episistemas Educativos, 2022).

    El proceso de saber contar o de utilizar ese conocimiento para resolver situaciones prácticas de cuantificación en niños pequeños, es importante porque les permite ensayar la representación aritmética de objetos o eventos aún antes de iniciar la formación escolar.

    Uno de los investigadores clásicos en este campo de conocimientos, Herbert P. Ginsburg (1986), propone, para comprender estos procesos, dos sistemas cognitivos para el conocimiento del concepto de número. El primero se refiere a un sistema informal, en el sentido de que se desarrolla fuera de la instrucción escolar formal, y es natural porque no depende de la transmisión social o de experiencias culturales específicas. El segundo sistema también es informal, pero a diferencia del anterior éste no es un sistema natural porque depende del conocimiento socialmente transmitido. Así, el conteo (como estrategia numérica), es la característica primaria del sistema 2 y provee al niño de una destreza cuantificadora ampliamente aplicable y confiable.

    También hay que decir que el proceso de saber contar, como habilidad cognitiva, es importante porque se convierte en un insumo para resolver, más tarde, problemas de tipo aditivo y sustractivo. Sin embargo, algunos autores como Bermejo (1990; 1992), consideran que el conteo no sólo constituye un “saber cómo” (habilidades cognitivas o pensamiento estratégico y procedimental) que se relaciona con los procesos de cuantificación, sino también es, en sí mismo, un “saber saber”, en términos conceptuales.

    Así mismo, la investigación sobre pensamiento matemático infantil ha encontrado que la fuente principal de la producción espontánea de estrategias y procedimientos aritméticos, no es necesariamente la experiencia.

    La investigación sobre la adquisición de rutinas aritméticas (Doyle, 1983), ha mostrado que los niños entre 3 y 5 años, desarrollan y utilizan estrategias y procedimientos de resolución “naturalmente” obtenidas de su experiencia. Primero, a través de la interacción con objetos físicos, que luego son relacionados por la niña o el niño de manera subjetiva y objetiva (Vygotsky, 1979). Sin embargo, de manera empírica, se ha observado que cuando las niñas y los niños enfrentan por primera vez una situación de cuantificación, generan procedimientos de manera intuitiva.

    Así, se ha reconocido que las niñas y los niños inventan procedimientos o reglas para resolver problemas de cuantificación. En otras palabras, las y los alumnos usan el conocimiento intuitivo para “inventar” nuevos procedimientos al momento de enfrentar problemas aritméticos formales, lo que les permite resolver tareas de cuantificación (conteo, adición y sustracción), a través de formas variadas, aun cuando esos procedimientos no siempre son eficaces. Debido a ello, algunos autores han postulado el concepto de procedimientos “parásitos”.

    Las estrategias “inventadas” propician el empleo de algoritmos “desconocidos” e “inestables”, es decir, procedimientos “cambiantes” para resolver problemas de cuantificación, sin recurrir a métodos confiables y duraderos. También se ha encontrado (Doyle), que estos procedimientos “inventados” pueden constituir algoritmos “parásitos”, es decir, estrategias de resolución que aun cuando son aparentemente confiables, resultan equivocadas.

    Así, podríamos afirmar que las estrategias y procedimientos infantiles de cuantificación son, en una primera etapa, inestables (asistemáticos o no programados). Por lo anterior, la pregunta de esta línea de investigación es la siguiente: ¿Qué tipo de estrategias y procedimientos de resolución producen las y los niños cuando enfrentan problemas de tipo aditivo y sustractivo, sin numerales, en situaciones de conteo manipulativo (uso de dados)?

    En la parte práctica de este segmento de la investigación, se mostraron a niñas y niños de preescolar (tercer grado, de 5 años de edad), problemas estructurados de suma y resta mediante un par de dados de madera con puntos, los cuales fueron diseñados especialmente para el proyecto. Uno de los dados contenía, como normalmente se puede ver en tales cubos, de uno a seis puntos en cada una de sus caras. El otro dado fue diseñado de una manera no habitual: Tenía 4, 5, 6, 7, 8 y 9 puntos para cada una de sus seis caras, respectivamente, y con un arreglo no convencional, (esto último para evitar el “cálculo perceptual”, “conteo súbito” o “subitizing”). En cada prueba se hicieron aparecer, aleatoriamente, cantidades diferentes.

    Las estrategias que producen las y los niños de preescolar (4-5 años) son el resultado de los estilos informales de conteo que se desarrollan en situaciones no escolarizadas, así como por las exigencias de desempeño específicas que propician las tareas de conteo durante la educación preescolar. Las y los alumnos de ese nivel educativo presentan una variedad de estrategias de resolución, tanto para los problemas de tipo aditivo como para los de tipo sustractivo.

    Sugerencias específicas para las maestras y los maestros de preescolar:

    Una vez realizada la práctica y después de registrar los procesos de resolución que llevaron a cabo las y los estudiantes, llegamos a la siguiente conclusión: La producción espontánea o intuitiva de estrategias por parte de los niños es una constante que se observa en las respuestas dadas a los problemas aditivos y sustractivos planteados en este trabajo. De hecho, en la indagación reportada se aprecian distintos caminos de resolución, no sistemáticos, para dar cuenta de las tareas de conteo y de tipo aditivo-sustractivo solicitadas por la docente de grupo, sin que para ello se hayan seguido patrones rígidos ni estrategias previamente aprendidas en algún contexto de “instrucción” o de enseñanza deliberada.

    Como fundamento de lo anterior, Resnik (1987, citado por Bermejo) se refirió, por ejemplo, a la “aparente paradoja que puede constatarse al observar que las y los niños, incluso antes de ir a la escuela, desarrollan conceptos matemáticos robustos, aunque simples, que son capaces de aplicar a una gran variedad de situaciones prácticas. Por tanto, el camino adecuado para superar este desajuste consistiría en tener presente en el aula el conocimiento intuitivo del niño, es decir, las intuiciones matemáticas desarrolladas individualmente de manera informal”.

    Para más información acerca de la conferencia referida, favor de consultar el video que el grupo de didáctica de las matemáticas de la Universidad de Zaragoza colocó el sábado pasado en su canal de YouTube:

    https://www.youtube.com/watch?v=wYUZijpx8C0

    [email protected]

    @jcma23

  • Radical

    Radical

    Cada vez que tengo oportunidad de ver una de esas películas emotivas de profesores sobresalientes, promovidas por el complejo cultural industrial, procuro recordar las incisivas palabras de mi maestro Peter McLaren. Parafraseo: no confundan la pedagogía del deseo con la pedagogía crítica (denominada también pedagogía radical por Henry Giroux) . Es decir, construir escenarios de aprendizaje de una forma dinámica y hasta creativa, no significa adoptar una posición radical acerca de la sociedad y la educación, contra sus formas reproductivas de dominación de clase, raza y género, si no se combaten estas raíces de las desigualdades humanas.

    El lanzamiento de Radical a las salas de cine y después a la plataforma Vix del Grupo Televisa, no puede separarse del debate nacional sobre la Nueva Escuela Mexicana, en el que las posturas conservadoras, añorantes del aprendizaje sujeto a la parametría de las evaluaciones estandarizadas, sigue presente. La película reivindica la validez del Examen Nacional de Logro Académico (Enlace), que dejó de aplicarse después de 2012, justamente porque su pertinencia fue insostenible, dadas sus inconsistencias técnicas y la errónea estandarización de contenidos frente a la diversidad de realidades geográficas, culturales y cognitivas de los alumnos.

    El reduccionismo neopositivista que profesa la forzosa representación numérica de la realidad y en este caso de los resultados del aprendizaje, sin considerar los procesos educativos y sus contextos, no culminó con la eliminación de la prueba Enlace, que había sido el instrumento del Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) para el desprestigio sistemático de los docentes. La examinación de los alumnos para medir la eficacia de los maestros en la enseñanza de conocimientos académicos rentables para el capital, fue el preámbulo de una reforma al estatuto laboral que posteriormente desvalorizó y precarizó al magisterio.

    Los profesores radicales no permitieron la dictadura de las evaluaciones estandarizadas sobre su profesión, permanencia en el empleo y procesos educativos de las comunidades de aprendizaje; tampoco fueron premiados por el programa Bécalos, de la banca privada (responsable del endeudamiento Fobaproa-IPAB), y de Fundación Televisa, creada por Claudio X. González, artífice de los frentes de la derecha y enemigo acérrimo de la educación pública. Esos docentes fueron cesados de su empleo, criminalizados, encarcelados y asesinados.

    Estos maestros radicales que reivindicaron la dignidad y autonomía profesional, el multiculturalismo crítico, la comunidad y colectividad como sujetos de aprendizaje, el pensamiento crítico, diálogo de saberes, formación cooperativa y no competitiva, que son principios orientadores de sus alternativas pedagógicas retomadas para revolucionar el actual sistema educativo, no fueron reconocidos por la fábrica ideológica del neoliberalismo en las salas de Cinépolis, de Alejandro Ramírez, el ex presidente del Consejo Mexicano de Negocios; sino linchados en esos mismos espacios por documentalistas y opinadores a sueldo de la educación corporativa.

    Para el investigador, Enrique Javier Diez Gutiérrez: la distinción en filmes, reconocimientos y premiaciones individuales a profesores solitarios que implementan propuestas educativas remasterizadas de pedagogías clásicas, pero que publicitan los medios ideológicos del capital como soluciones milagrosas con altas dosis de positividad emocional; es una estrategia común de los corporativos, con la que se construye la gobernanza híbrida sobre los sistemas educativos estatales, regida por la invasión privada de las empresas en las instituciones públicas.

    Radical coloca en escena con gran expertise, el equilibrio entre el imaginario sociotécnico del Big Tech (megacorporativos de la tecnología), que muestra un futuro, distópico en mi opinión, en el que las tecnologías digitales al alcance de los alumnos podrían autonomizar el aprendizaje sin la pertinencia de los profesores; y, la romantización de la pobreza económica y precariedad escolar, ambas, sublimables a través del pensamiento positivo, propio de la superación personal.

    Esta película protagonizada por Eugenio Derbez, según sus propias palabras “toda hecha en México, con un presupuesto y con todo de Estados Unidos”; pero que, “no tiene nada que ver ni con política ni con educación, es la historia de un maestro divertido”; sin embargo, exalta la concepción del neoliberalismo donde la obligación del Estado para garantizar el derecho universal y humano a la educación, es sustituible por la filantropía de las corporaciones Ed Tech (tecnología educativa), por ejemplo, para financiar becas y programas de formación privados.

    Los programas educativos de la filantropía empresarial promueven la imagen del sujeto revolucionario y de transformación de nuestro tiempo histórico, imitando las acciones de los integrantes de sus CEO (directores ejecutivos) que han evolucionado la lógica del capitalismo. En el caso de este filme se recurre a Steve Jobs, CEO de Apple y accionista mayoritario de Walt Disney Company, quien diseñó los dispositivos de circuito cerrado para sostener la venta exclusiva de sus accesorios y herramientas digitales. Jobs, paradójicamente, logró programar la mentalidad hiperconsumista de obsolescencia programada y teléfonos celulares de alto costo.

    En la actualidad, los maestros radicales no son escasos en México ni actúan en el individualismo. Hace unos días nos dieron ejemplo de dignidad, solidaridad y organización social, arrebatándole al Poder Judicial el derecho de los niños a la educación pública y gratuita en Coahuila; uno de esos profesores radicales, Artemio López Aguilar, de la CNTE, acaba de perder la vida luchando al lado del pueblo por la paz en Chiapas, confrontando la delincuencia organizada y la omisión del gobierno de la República para erradicar la inseguridad.

  • Cuaderno de batalla: ¿Revolución Educativa..? ¡Quisiéramos! (PDF)

    Cuaderno de batalla: ¿Revolución Educativa..? ¡Quisiéramos! (PDF)

    Regresar al pasado es impensable. Retomar el lenguaje, las razones, los conceptos de la pedagogía neo-liberal es un despropósito. Sería como propiciar que el PRIAN volviera a Palacio Nacional. Esa vía es intransitable para nosotros.

    Pero callar frente a las inconsecuencias, incoherencias e inconsistencias del PE 22 es un absurdo. Por el contrario, hay que decir las cosas, ¡para empujar, para potenciar, para redirigirlas! No tendría sentido de otro modo.

    La crítica ilumina los puntos de ruptura, pero también las líneas de fuga. Decir y explicar por qué ¡No! a la NEM es insuficiente, es casi nada, hay que perfilar algunas salidas, que garanticen no regresar al pasado y profundicen o subviertan lo que se puede hacer ahora, con los perfiles de egreso y las didácticas situadas, con las oportunidades que se abren y lo que está ahí, que es posible, pero hay que actualizar, sabiendo siempre que sólo son indicaciones, que el camino se hace y se descubre en conjunto.

    Por eso, el qué hacer es una pregunta insoslayable. Y así respondemos: PULSA AQUÍ PARA DESCARGAR EL LIBRO COMPLETO

  • Un encuentro entre el normalismo extraordinario: el CONISEN

    Un encuentro entre el normalismo extraordinario: el CONISEN

    La maravillosa oportunidad que tiene, particularmente la escuela normal para hacer investigación, es extraordinaria; esto por una sencilla razón: el vínculo que establece con escuelas de nivel básico para la realización de las prácticas docentes de las futuras maestras y maestros de México es inigualable.

    Ya quisieran las Universidades u otras Instituciones de Educación Superior (IES) tener esta posibilidad y este vínculo para ingresar en ciertos periodos de tiempo a observar y registrar lo que sucede en los jardines de niños, primarias o secundarias de la República Mexicana. Escuelas que, por su propia naturaleza y/o composición son, en sí mismas, un semillero de objetos de estudio que pueden ser indagados a partir de la identificación y definición de las problemáticas y/o situaciones halladas en el campo, previa preparación de los instrumentos y técnicas de recogida de datos.

    Tal vez por esta y otras razones, desde el año 2012 el currículum para la educación normal dio un giro importante, al introducir la idea de la formación de un docente investigador en estas escuelas porque, si bien es cierto que desde el año de 1984 a las normales les fue conferido el rango de licenciatura y por tanto su currículo debía cambiar, también es cierto que la noción de un docente investigador era necesaria, asunto que le significaría un reacomodo en varias de sus estructuras organizativas pues, de un Plan de Estudios que, aunque sí tenía como propósito la elaboración de un documento recepcional para, por ejemplo titularse, este documento no profundizaba en los elementos metodológicos que requiere una tesina o tesis, porque se planteaba como un ensayo pedagógico a partir de la investigación-acción donde, como se sabe, la reflexión de la práctica es el elemento central en este proceso.

    Lo anterior podría llevarnos a comprender, los pasos que se han venido gestando en estas instituciones formadoras de docentes en el ámbito de la investigación educativa; como decía, no fue un asunto menor el transitar de un Plan de Estudios que marcaba la pauta para la formación de un maestro o maestra considerando a la pedagogía y la didáctica como los ejes fundamentales de su quehacer, a otro donde además de esta formación se pretendía que indagara o, más bien, profundizara en algo que ya venía realizando como la observación o la entrevista (por ejemplo), con el rigor metodológico que la propia metodología le significa. Rigor tan necesario para no desviarse del camino o, dicho en otras palabras, de la ruta crítica que pudo haber sido planteada en un protocolo de investigación.

    Entonces, si consideramos que este transitar ha sido reciente, podríamos también considerar por qué en el año 2017 surgió un proyecto que ha venido ganando fuerza en los últimos años entre la comunidad normalista; me refiero al Congreso Nacional de Investigación sobre Educación Normal (CONISEN), un espacio en el que concurren estudiantes y docentes de todas las latitudes para exponer y/o participar en paneles de expertos, coloquios, cursos, talleres, presentación de libros, presentación de revistas, exposición de ponencias, carteles y videos; además de la escucha de un cúmulo de conferencias magistrales cuyos ponentes provienen de diversas IES, pero también, de las propias escuelas normales.

    En su recorrido, este CONISEN cuenta con 6 ediciones, mismas que se han desarrollado en diferentes estados como Yucatán, Aguascalientes, Baja California, Sonora, Nuevo León y, recientemente Veracruz; entidades en los que la comunidad normalista ha sido el epicentro de un interesante diálogo e intercambio de experiencias sobre temas diversos dada la amplitud de las líneas temáticas que ha propuesto la Dirección General de Educación Superior para el Magisterio (DGESUM) en su convocatoria.

    Sobre esta última edición, la realizada en Veracruz, podría decir que estuvo llena de simbolismos que marcaron la ruta del trabajo, por ejemplo, se desarrolló en las instalaciones de la Benemérita Escuela Normal Veracruzana “Enrique C. Rébsamen” ubicada en Xalapa; escuela normal que, por donde quiera que se mire, es un emblema del normalismo mexicano en nuestro país; la inauguración tuvo lugar en su auditorio cuya majestuosidad cuenta la historia por la que han transitado diversos personajes de la política, pero principalmente, del mundo educativo; y bueno, prácticamente todos las presentaciones de los participantes se realizaron en cada una de las aulas, insisto, de esta emblemática escuela. ¿Habrá mayor simbolismo que éste?

    Pienso, tal y como lo he señalado en artículos que he escrito sobre este tema y que he publicado en este y otros espacios, que darle la voz a los diversos actores que concurren en las escuelas, en este caso las normales es extraordinario, pero lo que resulta doblemente extraordinario ha sido, es y será fomentar la participación de alumnas y alumnos normalistas cuyo interés por la investigación y de lo que esta se desprende puede notarse inmediatamente. Creo entonces, que un encuentro entre todo ese normalismo extraordinario se da en este tipo de latitudes, pero también, en cada una de las normales donde cada uno de sus actores influyen para que los estudiantes se formen con esa mirada puesta en la indagación, sin perder de vista su quehacer pedagógico que se materializa, por así decirlo, en cada una de las aulas a las que cotidianamente asisten a realizar sus prácticas profesionales.

    Recuerdo que a la primera edición llegaron poco más de 700 asistentes; en la efectuada en Xalapa, Ver., se contabilizaron más de 2000 participantes; este pequeño dato podría reflejar el avance que ha tenido este Congreso, pero lo más relevante que, desde mi perspectiva no debería perderse de vista, está en los trabajos expuestos resultado de los avances y/o conclusiones de las investigaciones realizadas en un grupo, una escuela, una normal, entre otros.

    ¡Enhorabuena para todos los participantes!, ¡enhorabuena para la DGESUM por este proyecto! Sin duda, habla de ese normalismo extraordinario que está vivo en nuestro intricado Sistema Educativo.

  • La importancia de la educación inicial

    La importancia de la educación inicial

    “Los primeros años de vida del niño son fundamentales para su desarrollo futuro. Es el período en que la inteligencia del niño es más plástica y capaz de adaptarse, y es el período más importante de la vida.” María Montessori

    La Educación Inicial, que abarca desde el nacimiento hasta antes de la educación primaria, se reconoce no solo como un derecho fundamental de niñas y niños, sino también como una piedra angular en el desarrollo humano. Durante esta etapa, se sientan las bases del aprendizaje, la inculcación de valores y el fomento de actitudes que promueven el diálogo y la tolerancia.

    En México comienzan en 1928 con la Asociación Nacional de Protección a la Infancia. Luego, en 1937, cambiaron su nombre a Guarderías Infantiles. La Secretaría de Salubridad y Asistencia creó más guarderías y en 1943 se enfocaron en ayudar a madres e hijos. En 1943 se funda el IMSS que también abrió espacios. Con el tiempo, en 1976, se creó una dirección especial para atender a hijos de madres trabajadoras y cambiaron el nombre de ‘Guarderías’ a ‘Centro de Desarrollo Infantil’, buscando una educación completa para los niños. Años después, en 1985 y 1992, hubo más cambios y se publicó un programa que resaltaba la relación entre el educador y los niños. Luego, en 2013, se propuso un modelo que pasó de solo cuidar a los niños a realmente educarlos. Y en 2018, se introdujo un programa para educar a niños de 0 a 3 años y, a partir de mayo de 2019, se declaró que la Educación Inicial en México es obligatoria. Ahora es parte de la educación básica junto con preescolar, primaria y secundaria. En ella, se asientan las bases del aprendizaje y la formación de valores; así como las actitudes que favorecen la capacidad del diálogo y tolerancia en las relaciones interpersonales.

    Entre los numerosos beneficios de la educación inicial para niñas, niños y la sociedad en general, destacan: un desarrollo cognitivo ampliado, habilidades sociales y emocionales fortalecidas, un estímulo enriquecido del lenguaje, preparación óptima para la educación formal, promoción del desarrollo motor, fomento de la creatividad e imaginación, consolidación de hábitos y rutinas saludables, impulso de la autonomía personal, beneficios tangibles para las familias, mayor inclusión y diversidad, y, sin duda, una formación robusta para enfrentar los desafíos de la vida y lograr resultados futuros prometedores.

    En contraposición, carecer de esta educación puede intensificar las disparidades en los aspectos mencionados, provocando efectos negativos a largo plazo, como un desarrollo cognitivo restringido, un avance académico limitado, desigualdades económicas acentuadas y pérdida de los beneficios asociados al bienestar económico y salud.

    Estas instituciones no solo merecen nuestro respeto, sino también el respaldo y apoyo de los tres niveles de gobierno. La valiosa labor que su equipo profesional realiza en beneficio de la niñez debe ser reconocida, valorada y sostenida por su trascendental impacto en la sociedad. Por que la educación, es el camino…

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  • Los directores escolares y la implementación curricular

    Los directores escolares y la implementación curricular

    En una colaboración anterior de mi autoría, “Programa Escolar de Mejora Continua y Programa Analítico” (https://bit.ly/3rFsaYa) aludí al papel de los supervisores y los directores escolares en la concreción curricular. Mencionaba que la Secretaría de Educación Pública (SEP) había dispuesto ‘hacer mas participativos los procesos de gestión’ según las orientaciones de la primera sesión ordinaria del Consejo Técnico Escolar llevada a cabo en septiembre pasado. Ahora, un mes después, el mensaje de apertura para la tercera sesión ordinaria resulta aún más enfático. Leticia Ramírez Amaya, Titular de la SEP, de manera muy puntual señala:

    “Han transcurrido dos meses de este ciclo escolar en el que iniciamos una profunda transformación con la puesta en práctica del Plan de Estudios 2022 (minuto 0:12). Es importante que ustedes como autoridades educativas contribuyan a que maestras y maestros continúen apropiándose, haciendo suyo, este nuevo modelo educativo (minuto 1:29). Implica fuertes cambios en las concepciones y prácticas de enseñanza y aprendizaje. Y por ello demanda también transformar las estrategias de gestión escolar e institucional (minuto 3:38). Es necesario romper inercias, cambiar formas de trabajo y perspectivas que se han tenido durante muchos años. [Hay que] fortalecer el trabajo pedagógico y evitar tareas administrativas innecesarias. Se requiere un mayor acercamiento a las escuelas para apoyar y valorar el trabajo que maestras y maestros   realizan para concretar los programas analíticos y sus planeaciones didácticas a partir de proyectos (minuto 3:51).”

    ¿Así o más claro? ¿qué parte no entienden que dejen a los docentes hacer su trabajo? El que tenga oídos que escuche. Ojalá que la semilla lanzada no se la lleve el viento, caiga en tierra fértil y se den las condiciones para que fructifiquen. No siempre sucede así. Algunos destinatarios hacen como que no oyen. Interpretan el mensaje a su manera y conveniencia. Pasan la responsabilidad a los supervisores porque ellos son quienes giran las instrucciones. O a las profesoras y profesores porque son ellos los que no atienden las tareas encomendadas. Los demás tienen la culpa, para ciertos directores escolares, y se deslindan de su responsabilidad. Afortunadamente no son todos. El discurso de la descarga administrativa les parece una burla a las y los profesores. Suena hueco, inverosímil.

    La convocatoria a quienes desempeñan las funciones de dirección no es nuevo. Más bien, el discurso es consecuente con la narrativa. Encontramos, por ejemplo, en el Anexo del Acuerdo14/08/22, la propuesta curricular la cual comprende cinco componentes:

    1. Plan y Programas de Estudio
    2. Formación docente
    3. Codiseño de los programas de estudio
    4. Desarrollo de estrategias nacionales
    5. Transformación administrativa y de gestión

    Señala también que la viabilidad operativa de la propuesta curricular trae consigo “realizar las adecuaciones administrativas, normativas y de gestión que favorezcan y apoyen el trabajo docente de las maestras y los maestros del país con el fin de que sus actividades, tiempos y espacios puedan ser ocupados en actividades de enseñanza, formación docente, trabajo colegiado, planeación y evaluación”.

    En este último componente (la transformación administrativa y de gestión) se circunscribe el llamado a los supervisores y directores escolar. Habrá que tomarle la palabra a la Secretaria de Educación. Coincido con ellas cuando dice que “es necesario romper inercias, cambiar formas de trabajo y perspectivas que se han tenido durante muchos años. [Hay que] fortalecer el trabajo pedagógico y evitar tareas administrativas innecesarias. Se requiere apoyar y valorar el trabajo de las maestras y maestros para concretar los programas analíticos y sus planeaciones didácticas a partir de proyectos”. ¡Qué así sea!

    Carpe diem quam minimun credula postero

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  • El debate magisterial que viene

    El debate magisterial que viene

    Ante los recientes anuncios de equiparar los salarios del Personal de Apoyo y Asistencia a la Educación (PAAE) y los docentes de menos categorías con ingresos menores a $16mil mensuales, surgen interrogantes que es preciso atender:

    1. ¿Vendrá alguna tentación de autoridades oficiales de aumentar la jornada laboral del magisterio?

    2. Si esto existiera, ¿sería legal? ¿se podría contravenir? ¿se debe estar alertas por éstas tentaciones ?

    3. Es necesario revisar el caso de los docentes con plazas que contienen carrera magisterial en nivel A, o aquellos que tienen K1 o Promoción Horizontal nivel 1, debido a que ellos ya están en el límite de los $16 mil y cuál será el tratamiento para futuras negociaciones por el esfuerzo realizado en años anteriores

    4. Los directivos de plaza inicial, ¿ganarán menos o igual que un trabajador de grupo y el PAAE?, ¿su despegue salarial por desempeñar una función especializada a cuánto deberá ascender? Si el sueldo mensual es de $16mil, ¿a cuánto deberá compensarse a esta función?

    5. ¿Qué estímulos se otorgarán a los directores, supervisores y jefes de sector fuera de estos parámetros y que contienen las tasas más altas de ISR?

    Estos temas, son los más incisivos en cada mesa de las escuelas.  Se congratula el personal por el apoyo histórico del PAAE y de los docentes de menos categorías, pero los segmentos mencionados también elevan su voz, debido a que el principio de progresividad es fundamental para promover la igualdad y la equidad salarial

  • El trabajo por proyectos y las metodologías activas al planear: ¿son lo mismo?

    El trabajo por proyectos y las metodologías activas al planear: ¿son lo mismo?

    En lo que va del ciclo escolar 2023-2024, con la implementación del Plan de Estudios 2022 (PE22), he podido identificar, al menos, cuatro o cinco formas a través de las cuales, las maestras y maestros están planeando sus actividades: 1. A partir de un contenido establecido en los Programas Sintéticos (PS) y derivado de la construcción de los Programas Analíticos (PA) e identificación de una problemática o situación específica; 2. Considerando lo que se conoce como Procesos de Desarrollo del Aprendizaje (PDA) que, como se sabe, se encuentran en esos PS; 3. A partir de un Proyecto identificado en los Libros de Texto Gratuitos (LTG), ya sea el Áulico, Escolar o Comunitario y, en menor medida, en el de Múltiples Lenguajes o Nuestros Saberes; 4. Contemplando el diseño e implementación de un proyecto cualesquiera que éste sea, pero sin perder de vista alguna fecha o celebración como el 15 de septiembre o el 12 de octubre; 5. Y ninguna de las anteriores, porque se sigue empleando el Plan de estudios 2011 o 2017 . De hecho, como se recordará, hace unas semanas, en este mismo espacio digital, pude difundir una serie de ideas sobre este tema y que titulé: “Un CTE sobre una planeación en el mundo de fantasía de la SEP”, con la finalidad de dar a conocer lo que venía observando en las escuelas primarias en las que, tan amablemente, me permitieron hacer este ejercicio; espero pueda ser revisada.

    No obstante, lo anterior, considero importante abordar algunas ideas relacionadas con el trabajo por proyectos y las metodologías activas para el desarrollo del trabajo por proyectos que propone la Nueva Escuelas Mexicana (NEM) que, palabras más palabras menos: no son lo mismo, pero se complementan. Desde luego, sin emplear tantos tecnicismos en las definiciones y ejemplificando algunas de estas cuestiones para, espero, lograr un mejor entendimiento.

    El trabajo por proyectos podría ser considerado como una técnica que sostiene que el aprendizaje es más efectivo cuando se basa en experiencias debido a que, de esta forma, el alumno podría ser parte del proceso de planificación, desarrollo, evaluación y, desde luego, comprensión del aprendizaje que podría concretarse mediante un entregable o producto. Entonces, como puede advertirse, en tal propuesta el protagonista sería el estudiante y ya no el profesor porque éste guiaría, orientaría, facilitaría, promovería, etcétera, las actividades de aprendizaje. Visto de esta forma, el maestro o maestra, podría planear una serie de actividades a partir de un contenido, PDA, LTG o proyecto que, como decía, considere un evento, fecha o actividad del entorno en el que se encuentre, sin olvidar que, en la NEM, las experiencias de aprendizaje definidas a partir de proyectos, permiten la integración de nuevas experiencias de aprendizaje a los aprendizajes previos, porque también favorecen la incorporación de experiencias anteriores a nuevas situaciones de aprendizaje.

    Algunos ejemplos de títulos de proyectos serían: Mi clase y la escuela, Mi cuerpo, El otoño y las hojas, Mi casa y familia, La navidad, Mis juguetes, Las fiestas y mis amigos, Las flores y las plantas, Las profesiones y los oficios, etcétera. Pero, ¿cómo comenzar a planearlo? Una receta como tal no existe, lo que sí existe serían una serie de parámetros que podrían orientar dicho proceso, por ejemplo: 1. Delimitar del entregable o producto, es decir, definir qué es lo que se va a crear; 2. Problematizar, que no es otra cosa más que cuestionar el saber, conocimiento, contenido, PDA, etc., que se va a trabajar y, para ello, el planteamiento de una pregunta es importante; 3. Elaborar un plan de acción que considere algunas cuestiones como qué se va a hacer, qué se necesita para hacerlo, con qué conocimientos, cuándo, con qué, con quiénes y cómo podría darse a conocer; 4. Establecer una ruta crítica o una calendarización para el desarrollo de las actividades.

    Es notorio que, en las líneas anteriores, se plantea una serie de actividades previas al desarrollo del proyecto, es decir, la maestra o el maestro es quien planea el proyecto considerando estos elementos y, por tanto, no se requiere de un formato en específico para ello, sin embargo, como bien se sabe, desafortunadamente nuestro Sistema Educativo adolece de una enfermedad llamada “formatitis” que poco abona al desarrollo del trabajo pedagógico y didáctico, pero bueno, como puede observarse, el profesor en este instante tiene un papel muy importante donde su experiencia y conocimiento, a partir de su creatividad, es (o debiera ser) manifiesta.

    Este primer momento que, insisto, es muy importante, conduce de manera inmediata (aunque generalmente se da desde el momento en que inicia la planeación de un proyecto) a una metodología activa; podría decirse que el proyecto podría ser el QUÉ SE VA A HACER y las metodologías activas el CÓMO SE VA A HACER. Esto, indudablemente permite comprender, por qué en la NEM se dice que dichas metodologías promueven que el estudiante participe activamente en su aprendizaje, porque la mayor parte de la acción recae precisamente en éste debido a que él es quien ejecuta; por tanto, estas actividades se sugieren sean auténticas y significativas a la vida cotidiana y al contexto real donde los alumnos se desenvuelven considerando, desde luego, el trabajo en colectivo.

    Entonces, como se sabe, las metodologías activas sugeridas son: 1. Aprendizaje basado en proyectos comunitarios y, mediante la cual, se podrían abordar los contenidos del campo formativo Lenguajes; 2. Aprendizaje basado en Indagación (STEM como enfoque), para los contenidos de Saberes y pensamiento científico; 3. Aprendizaje basado en problemas, para los contenidos de Ética, naturaleza y sociedades; 4. Aprendizaje Servicio, para los contenidos de Lo humano a lo comunitario.

    Cada una de estas metodologías tiene diferentes finalidades o propósitos, por tanto, podría sugerir profundizar en éstos para su mayor entendimiento al momento en que se puedan seleccionar para ser incorporadas a la planeación del proyecto antes realizada porque, por ejemplo, si se considera realizar el proyecto Mis juguetes, éste podría ser abordado a partir de un solo campo formativo o vinculando ls cuatro, sin embargo, no debe perderse de vista que el proyecto, conjuntamente con las intenciones didácticas del docente, son las que habrían de definir la metodología activa a considerar porque, en sentido estricto, ésta sería, por así decirlo, el eje del proyecto con su respectiva vinculación con los otros tres campos formativos-contenidos-PDA-LTG-etc.

    Entonces, al seleccionar el Proyecto y la Metodología, habría que revisar las fases etapas o metodología contenidas en esta última porque, como se sabe, cada metodología contempla sus propias estructuras de desarrollo y que, en los documentos que se han venido trabajo en los CTE también se han contemplado.

    En Aprendizaje basado en proyectos comunitarios se pueden considerar 3 faces: Fase I. Planeación, Fase 2. Acción, Fase 3. Intervención; y, cada una de éstas con sus momentos, por ejemplo: Planeación con 1. Identificación, 2. Recuperación, 3. Planificación. Acción con: 4. Acercamiento, 5. Comprensión y producción, 6. Reconocimiento, 7. Concreción. Intervención con: 8. Integración, 9. Difusión. 10. Consideraciones, 11. Avances.

    En Aprendizaje basado en Indagación (STEM como enfoque) se consideran 4 fases: Fase 1. Introducción al tema y El uso de conocimientos previos sobre el tema a desarrollar e Identificación de la problemática; Fase 2. Diseño de investigación y Desarrollo de la indagación; Fase 3. Organización y estructuración de las respuestas a las preguntas específicas de indagación, Fase 4. Presentación de los resultados de indagación y Aplicación, Fase 5. Metacognición¸ cada una de éstas con sus propias particularidades que no expongo en estos momentos, más por falta de espacio que de ganas.

    Por lo que se refiere al Aprendizaje basado en problemas, se pueden considerar las siguientes etapas: 1. Presentación del tema, 2. Recolección (exploración y recuperación de los saberes sociales y escolares previos respecto a la temática detectada en el momento); 3. Formulación del problema (determinándolo y considerando las inquietudes y curiosidad en torno al mismo), 4. Organización de la experiencia (planteando una ruta de trabajo para el proceso de indagación a fin de argumentar una posible solución, 5. Vivir la experiencia (guiando a los alumnos en una indagación de corte documental y/o vivencial para comprender el problema y, en su caso, intervenir para transformarlo, 6. Resultados y análisis (retomando el problema inicial, los hallazgos, el proceso de construcción de acuerdos, los aprendizajes obtenidos, y planteando los medios para divulgar los resultados obtenidos En fin, cada una de estas etapas con sus propias particularidades que, de nueva cuenta, por falta de espacio no expongo en estos momentos.

    Finalmente, se sugiere para Aprendizaje Servicio las siguientes etapas: 1. Punto de partida, 1. Qué se va a hacer y lo que se quiere saber, 3. Organización de las actividades, 4. Puesta en marcha, 5. Compartir y evaluar lo aprendido. Esto sin perder de vista que el aprendizaje servicio pretende, en primer lugar, identificar la Detección de una necesidad social, luego el Diseño de un servicio como respuesta y, finalmente, de Desarrollo de los aprendizajes necesarios para su puesta en práctica.

    De esta forma y volviendo a la idea del proyecto denominado Mis juguetes, tal y como señalaba líneas atrás, el proyecto como tal comenzaría con la intención didáctica del docente a partir del resultado de su diagnóstico y/o valoración de avances de sus alumnos en los distintos campos formativos; es decir, podría ser probable que el docente desee fortalecer el ámbito de las matemáticas en sus alumnos sin tener que vincular su proyecto con otros campos formativos, lo cual sería correcto; no obstante, pudiera ser que dicho docente desee fortalecer algunas cuestiones de esa disciplina con otra relacionada con el español y las ciencias naturales, entonces podría realizar un proyecto, colocando una metodología activa como eje del mismo, pero vinculando otros campos formativos, cuyos contenidos estarían abordándose en el mismo proyecto; un proyecto, con una metodología que debe y tiene que ser planificada diaria o semanalmente, pero ese es otro tema que, particularmente, deseo abordar en otro momento.

    Como puede verse, la tarea del docente reviste de gran importancia en la propuesta que establece la NEM a partir de la implementación del PE22; este tema, el de los Proyectos y Metodologías activas, pienso, debería seguir abordándose en los CTE, sin embargo, con la emisión de las orientaciones de la 2ª sesión de dicho Consejo Técnico próximo a realizarse, tengo claro que a la Secretaría de Educación Pública no le importa el magisterio, particularmente las maestras y los maestros y, mucho menos los alumnos.

    Al tiempo.

  • Docentes y tecnología en el siglo XXI

    Docentes y tecnología en el siglo XXI

    “El objetivo real de la educación es darle alas a la mente humana”. William Butler Yeats

    En pleno siglo XXI, con un sinfín de avances tecnológicos revolucionando nuestras vidas en todas las áreas, la escuela se encuentra en una encrucijada. Surge un debate sobre el rumbo que debe tomar en un contexto donde la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías están transformando rápidamente nuestra sociedad. Algunos argumentan que la escuela debe abrazar estos avances y transformarse profundamente, mientras que otros creen que es el momento de repensarla y preservar su esencia humana, incluso alejándola de estas tecnologías.

    Frente a este desafío, es crucial comprender que, en cualquier momento de la historia, es propicio reflexionar sobre nuestro camino y buscar opciones que nos acerquen a nuestras aspiraciones. En este contexto, resulta esencial reconocer que la presencia de los docentes frente a las aulas sigue siendo más relevante que nunca. En un mundo en constante evolución tecnológica, es su cercanía humana la que nos permite atender a nuestra naturaleza y comprender que somos la razón de nuestra existencia.

    En estos tiempos de avances y retos tecnológicos, el papel del personal docente adquiere una importancia fundamental. Son ellos quienes nos invitan a la reflexión, al entendimiento y a la comprensión, guiándonos en nuestro aprendizaje social. Su cercanía y dedicación nos permiten establecer vínculos comunitarios que fomentan el desarrollo individual y colectivo.

    La presencia de los docentes en el aula trasciende la simple transmisión de conocimientos. Su labor abarca la formación de ciudadanos críticos, creativos y éticos, capaces de enfrentar los desafíos de un mundo en constante cambio. Ellos nos enseñan a analizar, cuestionar y colaborar, dotándonos de herramientas para comprender y dar sentido a la información que nos rodea.

    Si bien las tecnologías pueden brindarnos acceso a una gran cantidad de información y recursos educativos, es el docente quien nos guía en el proceso de filtrar, analizar y aplicar dicho conocimiento de manera significativa. Su experiencia y sensibilidad nos permiten entender la relevancia de los contenidos académicos en el contexto de nuestras vidas y de la sociedad en la que vivimos.

    En este sentido, el personal docente es fundamental para cultivar una educación humanizada que promueva valores como la empatía, la solidaridad y el respeto. Son ellos quienes nos inspiran a ser seres humanos conscientes, capaces de pensar críticamente y actuar de manera responsable en un mundo cada vez más interconectado.

    Por tanto, en tiempos de avances y retos tecnológicos, no debemos olvidar la importancia del personal docente. Su presencia y compromiso son indispensables para aspirar a una mejor humanidad. La escuela debe ser un espacio de encuentro, diálogo y aprendizaje donde se cultive el desarrollo integral de las personas, combinando el potencial de la tecnología con la esencia humana que solo los docentes pueden transmitir. Solo a través de su dedicación y compromiso podremos construir un mundo mejor, donde la tecnología sea una herramienta al servicio de la humanidad y no un fin en sí misma. Porque la educación es el camino…

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