¡A dónde vamos a parar!

Más que evidente la total desorganización del magisterio, a merced de todo depredador victimas de su propia apatía, ignorancia, corrupción y falta de ...
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Más que evidente la total desorganización del magisterio, a merced de todo depredador victimas de su propia apatía, ignorancia, corrupción y falta de conciencia de clase. ¿Unidad?, palabra desconocida para este gremio que ya no confía ni en su sombra, cuatro corrientes sindicales que pese a que siempre venden la causa de sus representados siguen en el poder pues la bola de borregos que dirigen son incapaces de dar más que un balido dejando que rasuren hasta la última greña de lana, total, saldrá más.

Ante el nuevo golpe del gobierno estatal con la recién aprobada ley del ISSET no se sabe ni qué hacer ni a quién recurrir, no se confía en los sindicatos que ahora salen con pronunciamientos y ofertas de defensa que nadie cree. A esto se suman miles de abogados ofreciendo amparos que al parecer están de moda a sabiendas que esta bola de ignorantes no conoce ni sus propios reglamentos y es fácil sacar provecho de ello.

Albañiles, meseros, taxistas, barrenderos están mejor organizados mientras que el magisterio no consigue jalar parejo y lo que es peor; se destruyen entre ellos mismos. Se pueden utilizar mil refranes como aquel que dice que “del árbol caído todos quieren hacer leña” o el otro que dice “a río revuelto, ganancia de pescadores”, pero creo que el que mejor queda es el que dice “aquel que se queja de cómo le rebota la pelota es porque no sabe cómo golpearla”.

El magisterio da tumbos por aquí y por allá tras de una pelota loca, incapaces de unirse, de analizar lo fuertes que serían si lograran jalar la carreta para el mismo lado, de organizarse, planear y concretar una acción contundente que muestre el musculo. Duermen con el enemigo en casa y peor aún, lo mantienen y hasta sienten amor por él. Mientras tanto gobierno y líderes sindicales siguen y seguirán haciendo de las suyas, avanzando en sus arreglos y tranzas, aprovechándose y burlándose de un gigante de algodón.

La nueva ley del ISSET deja al descubierto la flaqueza del magisterio y la manera en que es fácil sacar provecho de ello, cada sindicato ofrece amparos y abogados y de manera independiente salen otro montón de propuestas en la que hasta partidos políticos hacen acto de presencia, la base proclama una lucha sin color pero totalmente desorganizada, miles de convocatorias, contingentes menores, divisionismo evidente, los maestros van para allá, regresan para acá con más dudas, no saben a dónde ir ni que hacer, ¡qué pasa con el magisterio! ¿Dónde quedo la conciencia de clase?

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