Hace tres meses, a mediados del mes de julio, publiqué la nota titulada Acierta Cuitláhuac, aludiendo al gobernador electo de Veracruz y encaminada a sostener la idea de que cancelar la evaluación docente del mes de noviembre puede hacerse sin ningún tipo de problema. Es benéfico para todos. Acierta Cuitláhuac, dije entonces. Repito ahora: por supuesto que acierta.
La evaluación docente de noviembre para efectos de la permanencia de los profesores mexicanos en su empleo puede y debe cancelarse. Tiene sentido repetir por qué esa evaluación docente no sirve. No nos cansaremos de decirlo una y otra vez mientras no sea un hecho consumado legalmente su desaparición de la faz de la tierra.
En primer lugar la evaluación docente para permanencia no evalúa a nadie, ni evaluará, mientras al docente no se le observe en el aula. Así, sin observación en el salón de clases, ninguna autoridad, ni la SEP ni el INEE, tiene la más peregrina idea de cómo se desempeñan ni uno solo de los docentes de México en ningún punto del país. Las autoridades han sido fraudulentas en el tema durante todo el sexenio. Siendo entonces la prueba docente inútil y estéril para el efecto de conocer el desempeño de los maestros, bien puede ser cancelada sin ningún problema. Es lo mejor. Es por el bien de todos. Deben aceptar la reflexión los académicos, columnistas y articulistas que la defienden. Cuentan las nuevas autoridades con el voto desde este espacio.
(Abro ahora un largo paréntesis mientras comentamos un curioso tema, también educativo. Le pido al lector que lea el siguiente párrafo y que identifique, por la redacción, el vocabulario, el enfoque y el nombre propio que aparece, si considera que ese texto lo firma el nuevo gobierno federal o si lo firma el gobierno de Peña Nieto y Granados Roldán que concluyen su sexenio. Se trata de una encuesta dirigida a directores mexicanos de escuela. Lea y calcule. Comenzamos. Abro comillas. “Estamos comprometidos en la creación de un nuevo acuerdo educativo, con la participación de las maestras y los maestros. Juntos definiremos la nueva ruta de la educación pública de México. Nunca más una reforma educativa, sin la participación de los maestros. En esta Consulta Nacional que ha instruido el Presidente Electo Andrés Manuel López Obrador, es fundamental escuchar la voz y opinión de ustedes, quienes como directores de las escuelas de educación básica, construyen a diario junto con sus compañeros maestros, padres de familia y alumnos, la educación pública de México”. Fin de comillas. De la encuesta llama la atención la pregunta ocho. Dice: “los directores son una parte fundamenta en el proceso educativo del país. Del 1 al 8, en donde 1 es el más bajo y 8 el más alto, ¿qué tan de acuerdo está con la creación de una Academia de Directores que procure la actualización y profesionalización del director?”
Le hago ver al lector que la Academia de Directores es una propuesta salida de la pluma (bit.ly/2lq4uAP) de Esteban Moctezuma Barragán en su colaboración con un diario nacional. Esta idea de Moctezuma fue publicada el 29 de diciembre de 2017 en su artículo titulado Maestro: el gran aliado, y que quizá pasó desapercibida por las festividades que se celebran en esas fechas. Con todos estos datos, quizá el lector tenga ya en mente la respuesta de si esta encuesta con el nombre propio de López Obrador y con ideas de Moctezuma la impulsa el nuevo gobierno de Morena o el gobierno del PRI que ya se va. Pues bien, la aplica en línea la SEP actual de Otto Granados en el micrositio (bit.ly/2Q1Q0Fr) de la Dirección General de Desarrollo de la Gestión Educativa (DGDGE) de la actual SEP, y cuyas funciones están normadas en el art. 31 del reglamento interior de la secretaría. El director general es Germán Cervantes Ayala. ¿Hace la consulta Cervantes por su cuenta? El acceso a la encuesta es libre y puede participar quien guste, las veces que quiera. Queda para la suspicacia. Cierro el largo paréntesis)Volvamos de nuevo a la pertinencia o no de cancelar la evaluación docente del noviembre que tenemos en puerta. Consideramos, lo decimos una vez más, que indudablemente sí es conveniente. Cuando hace más de tres meses lo propuso el gobernador veracruzano electo acertó, por supuesto que acertó. Como ha sido una simulación fraudulenta, cancelar la evaluación docente es por el bien del futuro de niños y jóvenes, es por el bien de México, es por el bien de todos. Incluso sería por el bien del PRI y sus militantes pero ahora para ellos es ligeramente tarde. Cancelar la reforma y la evaluación docente sería también por el bien de Nueva Alianza aunque para el Panal es absolutamente tarde.