Ponderaciones sobre la evaluación magisterial en la 4T.

“(…)Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca” Apocalipsis 3:15-19 “No conozco la clave del éxito, pero la del fracaso ...
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“(…)Pero por cuanto eres tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca”

Apocalipsis 3:15-19

“No conozco la clave del éxito, pero la del fracaso es tratar de complacer a todo mundo” declaró alguna vez Woody Allen. Y es cierto, según podemos comprobar en el documento emitido el 21 de mayo de 2019 y signado por el coordinador nacional del servicio profesional docente, denominado “Lineamientos administrativos para dar cumplimiento al artículo segundo transitorio del decreto por el que se reforman, adicionan y derogan, diversas disposiciones de los artículos 3º, 31 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en materia educativa, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 15 de mayo de 2019”, donde se establece, entre otras cosas

1.- Que las evaluaciones anteriores a la promulgación de la RE2019, serán sustituidas por procesos para la admisión, promoción y el reconocimiento en el servicio público educativo y agrega “(…)dichos procesos no tendrán efectos punitivos”.

Cabe mencionar que la incertidumbre, la falta de seriedad, organización y transparencia es un efecto punitivo en sí mismo que afecta a todos los docentes que se inscribieron para participar en dichos procesos.

El cambio de fechas, sedes y reglas de participación, demuestran una falta de respeto a los participantes y a la promesa de justicia sobre la que se promovió, cabildeó y aprobó la presente ley.

¿Quién es el responsable directo de lo anterior? El Secretario de Educación Pública, que no solamente no se ha pronunciado respecto al tema, sino que parece atrincherado en sus oficinas de República de Brasil, en la Ciudad de México, más preocupado por no tocar La Minerva[1] que adorna el escritorio de Vasconcelos que por cumplir las promesas hechas en los Foros de Consulta de la Reforma Educativa 2019.

En conclusión: No se canceló la evaluación, sólo la que correspondía a la modalidad de desempeño o permanencia, pues continúan para ingreso y promoción pero sin reglas claras y sin un Instituto que avale o certifique las rúbricas, los evaluadores y los procesos.

Lo anterior no significa que lo que se hizo anteriormente estaba bien, pero se podía mejorar en lugar de considerar ahora la evaluación como un requisito administrativo que aumenta la carga de estrés sobre los postulantes, todo para que al final la decisión sobre el destino profesional de cada docente dependa de factores que nada tienen que ver con su preparación, experiencia (que no es lo mismo que antigüedad) y sí se pondere la militancia sindical o los favores políticos a la hora de obtener asignación y lugares.

2.- Privilegiar a las normales.- Esta es otra medida anacrónica que tiene que ver con la formación que el Estado tiene la obligación de brindar a las Normales del país. Y es que en lugar de fortalecer sus planes de estudio y la calidad de su planta docente, el presupuesto destinado a este rubro parece contradecir el discurso oficial.

Así lo demuestra el analista Marco Fernández: “El recorte a escuelas Normales es del 41%, para el Centro de Capacitación Docente de 42%, a Conalep 11%”[2]

Y es que el punto central de esta medida parece distraer del asunto medular: al final del día los Normalistas deben ser capaces de competir con cualquier otro profesionista formado en carrera afín y presentar examen para ingreso al Sistema Educativo Nacional, concursando en igualdad de condiciones con los demás aspirantes.

Si el Estado no es capaz de formar jóvenes profesionistas en las condiciones anteriores, entonces la incongruencia de formar docentes en un plan de estudios, evaluarlos en otro y que trabajen en uno totalmente distinto, sería totalmente justificada, por lo que el debate entonces debería centrarse en este tema y no en acceso privilegiado al Sistema Educativo Nacional.

3.- “Si no puedes convencerlos, confúndelos”, afirma la cita atribuida a Harry Truman que describe claramente la que pareciera ser una estrategia con peso propio en el marco de la aplicación de estos procesos de evaluación.

Y es que aunque los lineamientos en comento tendrán vigencia hasta la promulgación de las Leyes Secundarias, también lo es que son un avance de lo que veremos reflejado en ellas.

Es muy preocupante el talante anacrónico que se vislumbra en la propuesta, pues el “candado” administrativo para educación básica y media superior tiene que ver con el factor antigüedad, que a diferencia de la experiencia no necesita demostrar la sabiduría que se adquiere con los años, sólo una capacidad de resistencia probada ante cualquier Reforma o avance posible.

Esto es un despropósito, si tomamos en cuenta que vivimos en un tiempo de grandes avances científicos y tecnológicos, donde pensadores como Alvin Toffler afirma que “hay que cerrar las escuelas” (como las conocemos) y el papel del Maestro es cada vez más endeble en la ecuación costo-beneficio para la sociedad según ha demostrado Andrés Oppenheimer, por lo que una evaluación seria y rigurosa a la que se tendrían que someter todos los docentes es ya un reclamo social, más allá de una exigencia del Estado.

En ese orden de ideas, no sorprende el reporte que entrega Parametría y que refleja una muy preocupante pérdida de autoridad de los Maestros ante la sociedad en México.

“La serie que cumple ya 11 años indica que la confianza en los docentes pasó de 63% en 2007 a 55% en 2019. En abril de 2010 y julio de 2012 los profesores registraron el mayor porcentaje de confianza, siete de cada diez personas dijeron confiar “mucho” o “algo” en ellos. Por otro lado, agosto de 2014, septiembre de 2015 y julio de 2016 son las tres mediciones en las que observamos un repunte en la desconfianza al llegar a un máximo de 48%”[3]

¿Y esto qué refleja? Un hecho muy preocupante, que se refleja en los siguientes resultados.

“La pregunta directa de si los maestros son vistos como figuras respetables y valoradas en nuestro país es fundamental para explicar los cambios en percepción. En los últimos cinco años han disminuido casi en 20 puntos quienes así lo consideran, pasó de 72% a 53%. En tanto, ha crecido poco más del doble (19% a 42%) el porcentaje de personas que los concibe como figuras no conocidas y no valoradas”.

Los vientos de cambio no admiten el regreso al pasado y es justo ahí donde quieren colocar a los Maestros mexicanos este tipo de medidas hechas para dar gusto a todos pero que no convencen a nadie, porque no resuelven problemas endémicos, como la falta de transparencia (la evaluación es un requisito burocrático más), que desde la aplicación de la RE2013 tuvo su talón de Aquiles en la rendición de vacancias para ingreso y promoción por parte de la autoridad educativa local, que aplicaba la norma a discreción cuando se trataba de comisionados que ocupaban lugares que por ley deberían estar disponibles en el catálogo de centros de trabajo para los maestros de ingreso y promoción en el estricto orden que ocupaban en la lista de prelación.

Y en lugar de resolver lo anterior y frente al riesgo potencial que representa la nueva lucha que están entablando diversos actores que buscan un lugar preponderante en la nueva  conformación de fuerzas en el campo educativo de la cuarta transformación y en lugar de “afinar” los instrumentos que el Instituto Nacional de la Evaluación Educativa elaboró y fue modificando sobre la marcha para responder al reclamo de pertinencia social de la evaluación, una parte del magisterio pidió la desaparición del único órgano que podría hacer frente al tipo de ocurrencia que se manifiesta en el oficio número CNSPD/0081/2019 expedido el 21 de mayo del presente.

Y es que ahora ya no está el INEE ¿a quién le echamos la culpa?

¿Usted qué opina, estimado lector?


[1] http://diariobasta.com/2019/02/02/la-maldicion-de-la-minerva/

[2] http://wradio.com.mx/programa/2018/12/18/asi_las_cosas/1545151491_717306.html

[3] http://www.parametria.com.mx/carta_parametrica.php?cp=5101

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