Como parte de una materia denominada: “Fundación y Reforma del Estado”, recientemente revisé con mis estudiantes de la licenciatura en Intervención Educativa (UPN), un texto sobre Las ideologías políticas contemporáneas, en el cual los autores muestran algunas diferencias y coincidencias entre los conceptos históricos de las ideologías ligadas al poder público.
Durante el análisis de la lectura, surgieron algunas preguntas: ¿Qué relación tienen las ideologías políticas con las concepciones de políticas públicas educativas (PPE) y su efecto colateral en las prácticas docentes y directivas? ¿Hasta qué punto el diseño y ejecución de las PPE induce a la realización de determinado tipo de prácticas docentes? O dicho en otras palabras ¿Ese mismo diseño y ejecución de las PPE propicia cierto tipo de lenguajes, procedimientos y estilos de docencia?
Al respecto, hay una cantidad considerable de estudios teóricos y reflexiones interesantes, en la literatura científica disponible, que podrían dar respuestas puntuales a los cuestionamientos mencionados. Por ejemplo, Tiana (1) señala que las reformas educativas (como iniciativa de las élites) a menudo son detenidas o boicoteadas ―a veces de manera no intencional― por las comunidades educativas, sobre todo cuando estas no son convocadas a participar del pretendido cambio educativo. Entonces la explicación sobre esas relaciones entre PPE y prácticas docentes, no es tan lineal.
“De forma implícita ―dice Tiana―, muchos proyectos de reforma tienden a concebir a la escuela y sus actores como entes fácilmente maleables y susceptibles de ser modificados por medio de estrategias basadas en el uso del conocimiento experto y de la actividad normativa, esto es, recurriendo a los técnicos y expertos y a la producción de leyes y reglamentos. Y sin embargo… (los diferentes autores) nos recuerdan e insisten, no es así. Las escuelas siguen un modelo de actuación que responde a unas pautas arraigadas y considerablemente estables, que se modifican, sí, pero lentamente y de acuerdo con sus propias reglas”. Y según sus propios ritmos e intereses.
Pero, ¿cómo aterrizan los valores implícitos de las ideologías en el quehacer cotidiano de la maestra y del maestro en la escuela (como construcción de comunidad educativa y de aprendizajes) o fuera de ella?
Ideologías políticas y prácticas docentes
Michael Apple en su clásico libro Ideología y Curriculum (considerado como uno de los textos más influyentes del pensamiento crítico de la Sociología de la educación en el mundo), destaca el trasfondo de los valores ideológicos sobre las prácticas docentes y directivas en los planteles: “…la escuela no es de ninguna manera una institución neutral, ya que los educadores se encuentran implicados en un acto político, sean o no conscientes de ello. Los maestros no podrían separar su actividad educativa de las formas de conciencia que dominan la economía”. (2) En este contexto, surgen otras preguntas relacionadas con lo anterior: ¿Por qué existen resistencias para hacer conciencia sobre la importancia de las ideologías tanto a nivel macro (en el nivel de las PPE, diseñadas generalmente por las élites) como en el plano micro (las prácticas docentes y de dirección de escuela)? ¿Los valores conservadores o liberales están implícitos o latentes en esta velada resistencia? ¿Cómo se expresan las ideas políticas más recientes, como el neoconservadurismo y el neoliberalismo, en la escuela pública?
Macridis y Hulliung lo argumentan de la siguiente manera: “…una ideología política empuja a la gente a la acción. La motiva para reivindicar cambios en su modo de vida y modificar las relaciones políticas, sociales y económicas existentes, o la moviliza para preservar lo que valora. Al tratar las ideologías (todas las ideologías) debemos tener siempre en mente estas dos características fundamentales: una determinada ideología política racionaliza el statu quo, mientras que otras ideologías y movimientos rivales lo cuestionan”. (3)
Podríamos considerar, en síntesis, que no hay acción política sin ideología tanto en el diseño y realización de las políticas públicas como en las prácticas docentes. Las políticas públicas, en tanto son acciones (u omisiones, como bien apunta Bruno Priego), intenciones, puestas en operación de programas y emisión de discursos, no caminan sin ideología política.
Mediaciones culturales e ideologías
La tesis central del texto antes citado de Apple, contribuye de algún modo a contestar algunas preguntas: “… los tipos de símbolos y recursos culturales que las escuelas seleccionan y organizan están dialécticamente relacionados con los tipos de conciencia normativa y conceptual ‘requeridos’ por una sociedad estratificada”… Su tesis gira alrededor de los mecanismos de dominación a través de la vida cotidiana escolar. Michael Apple, reflexiona sobre cómo las contradicciones y tensiones sociales, económicas y políticas son ‘mediadas’ por las practicas concretas de los educadores. Pone énfasis en la orientación cultural e ideológica. Un énfasis en las mediaciones culturales e ideológicas que existen en las condiciones materiales de una sociedad desigual y la formación de conciencia de los individuos en esa sociedad.
Retomo nuevamente, por su claridad, a Macridis y Hulliung: “…una ideología política empuja a la gente a la acción. La motiva para reivindicar cambios en su modo de vida y modificar las relaciones políticas, sociales y económicas existentes, o la moviliza para preservar lo que valora. Al tratar las ideologías (todas las ideologías) debemos tener siempre en mente estas dos características fundamentales: una determinada ideología política racionaliza el statu quo, mientras que otras ideologías y movimientos rivales lo cuestionan”.
Los comentarios entretejidos y las citas textuales que he seleccionado en esta ocasión, dan cuenta del valor intrínseco que tienen las ideologías políticas en el estudio (teórico-metodológico) y la realización de las PPE (las acciones de gobierno y su impacto en la escuela), porque con frecuencia encontramos en el camino ciertas pretensiones de “neutralidad ideológica” en ambos campos. Frente a ello, hay que recordar que “una ideología política es «un conjunto de ideas y creencias» que la gente tiene sobre su régimen político y sus instituciones, y su propia posición y rol dentro de él. De esta forma, la ideología política aparece como sinónimo de «cultura política» o «tradición política»”. Cultura política que se mueve como un valor intangible, tanto de manera objetivada como en forma de subjetividades.
He elegido la siguiente idea de Michael Apple a manera de conclusión: “En la escuela, más allá de los económico, también existe una propiedad simbólica (capital cultural). De ahí la necesidad de entender a las instituciones como entes de conservación y distribución de cultura. Las escuelas crean y recrean formas de conciencia que permitirían el mantenimiento del control social sin que los grupos dominantes tengan que incurrir a métodos manifiestos de dominación”.
Más allá de las tesis “reproductivistas” o “generadoras del cambio”, que buscan interpretar el papel que juegan las comunidades educativas en la sociedad, resulta oportuno hacer este tipo de intercambios reflexivos con los y las jóvenes estudiantes.
Fuentes consultadas:
(1) Alejandro Tiana (2016) “El papel de la cultura escolar en los procesos de reforma educativa”.
https://politikon.es/2016/07/06/
(2) Apple “Encuentra vinculaciones entre educación y estructura económica, conocimiento y poder. Se propone buscar y “explicar los reflejos manifiestos o latentes, o codificados de los modos de producción material, valores ideológicos, relaciones de clase y estructuras del poder social –tanto político, económico, como sexual y racial- sobre el estado de conciencia de la gente en una situación histórica o socio-económica precisa” (pág. 12).
https://sociohistoria.lamula.pe/2015/09/02/libro-ideologia-y-curriculo-de-michael-apple/eddy/
(3) Roy C. Macridis y Markl Hulliung (s/f) Las ideologías políticas contemporáneas. Regímenes y movimientos. Versión de Elena García Guitián. Alianza Editorial.
jcmqro3@yahoo.com
Publicado en SDPnoticias