Plan de estudios 2022 de educación básica: fundamentos, diálogos y consignas colectivas

Si revisamos los rasgos del perfil de egreso que se proponen en el plan 2022, debo decir en primera instancia, que su marco introductorio contiene una ...
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Berger y Luckmann (1991) aseguraban que la sociedad es un producto humano y una realidad objetiva; por tanto, el hombre como producto social produce esa realidad y, en consecuencia, se produce a sí mismo a partir del empleo de un aparato conversacional que le permite conocer las objetivaciones indispensables que el mundo socialmente construido le presenta, pero también, de disponer un lenguaje dentro del cual dichas objetivaciones adquieren sentido y significado, sencillamente porque los todos los hombres han aprendido de los otros, y éstos de aquellos, en una relación cara a cara que genera un acopio importante de conocimientos que, dicho sea de paso, construye una estructura social que favorece la obtención de un conocimiento.

En todo este proceso, dos momentos en la vida de los seres humanos se vuelven fundamentales pues, a decir de estos estudiosos de la materia, la socialización resulta ser esencial en la vida de las personas desde que se incorporan a este mundo socialmente construido por otros; estamos hablando pues, de una socialización primaria y una secundaria. La primera, de manera concreta, se caracteriza porque el infante nace en un tiempo y contexto determinado y, lógicamente, recibe de sus padres – de manera directa – y a través de la sociedad – de forma indirecta – un cúmulo de realidades que forman parte de un todo al que se ha incorporado; en esencia, dichos padres y la sociedad, construyen para él una realidad objetivada. La socialización secundaria, se concibe como aquella en la que ese infante deja de serlo pues, a partir de sus funciones innatas que le son propias, su capacidad de pensamiento se desarrolla y, en consecuencia, reflexiona, dando paso a la construcción de una concepción diferente del mundo en el que vive y, por lo cual, comienza a dejar atrás aquello que solo hablaba de un mundo como tal, para insertarse a un yo en dicho mundo.

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Esto último, desde mi perspectiva, me parece fundamental para comprender que el ser humano es un ser eminentemente social, cuya base biológica le permite transitar de un mundo socialmente construido por otros (y del cual forma parte como ya he dicho) a uno en el que podría decirse ya es “su mundo” que comparte con otros en un tiempo y lugar determinado pues, su capacidad de pensar, analizar, reflexionar y comprender, lo llevan a tomar decisiones sobre “su vida” –  socialmente construida –, pero que indudablemente es, repito, compartida.

Esta idea, la de la base biológica no es un invento mío; ojalá así fuera; Berger y Luckmann (1991) la refieren cuando señalan de manera explícita, que la necesidad del orden social, en cuanto tal, surge del equipo biológico del hombre para asegurar la existencia de éste y de la sociedad en general.

Hombre y sociedad se corresponden, eso se comprende, pues a partir de un hecho biológico lo social es, por así decirlo, natural y viceversa, sin embargo, no hay que perder de vista (como bien lo apuntaba Laura Frade en un breve diálogo que sostuvimos en Twitter), que si bien es cierto que la conciencia del sujeto (o conciencia encarnada de acuerdo al pensamiento freireano) se construye en diálogo – o, pienso yo, mediante ese apartado conversacional propuesto por Berger y Luckmann que fundamenta las socializaciones referidas –, indistintamente es personal, es decir, individual, por tanto, cada individuo está sujeto a su propia conciencia; es, de cierta forma este sujeto en su individualidad, quién toma decisiones en razón de su ser y de sus circunstancias.

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En consecuencia, separar lo individual de lo social no es, ni sería, necesariamente lo correcto, vaya, ¿de qué manera podría reconocerse el individuo como sujeto oprimido sino es a través de su propia conciencia que se origina en las funciones biológicas que le son naturales o innatas? Y bueno, si el mismo pensamiento freireano reconoce que no se tiene porqué negar los determinismos biológicos, genéticos y geográficos en los seres humanos, ¿por qué considerar que el pensamiento colectivo puede generar aprendizajes colectivos a través de un diálogo si la individualidad es un hecho reconocido?

Todo este rollo viene a colación, por las ideas que siguen retumbando en mi mente después de haber conocido y leído el plan de estudios 2022 de la educación básica mexicana que hace días se difundió a través de las redes sociales pues, como señalé en el artículo que publiqué hace unos días a través de diversos espacios digitales (y que llevó por título Plan de Estudios 2022: primeras impresiones), su estructuración curricular ha despertado en mí una serie de inquietudes que quiero compartir con ustedes.

Ya he señalado que los puntos 1. Situación de la educación básica, 2. El currículo como construcción social e histórica y 3. Elementos centrales de la política curricular para la educación básica mexicana, tienen una base en el paradigma sociocrítico y socio histórico, contemplando desde luego un pensamiento freireano, mismo que se cristaliza cuando se afirma que la educación es un acto político y, por lo cual, se tendría que reconocer que vivimos en una sociedad desigual siendo ésta la premisa básica para comenzar a dialogar y producir transformaciones (Plan 2022, p.11).

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Esta aseveración, da pauta a la serie de datos e información que en ese documento (y a lo largo de los puntos 1, 2 y 3) se exponen, pero también, a la construcción del argumento del daño que el “neoliberalismo” ha dejado en el terreno educativo mexicano en todos estos años; argumentos que claramente fueron notorios en la Primera Asamblea de Análisis del Plan y los Programas de Estudio 2022 celebrada en Coatzacoalcos, Ver., cuando Max Arriaga, Director General de Programas Educativos de la SEP, aludió a varios términos que desde hace varios años han impregnado los planes y programas de estudio en nuestro país, por ejemplo, el de calidad educativa o el de las competencias. Entonces, si la idea es desterrar esa concepción denominada calidad porque “los males” que padece nuestro sistema son el resultado de las acciones que se han implementado en nombre de la calidad, ¿por qué en el actual régimen se aprobó una reforma educativa que contempla la excelencia educativa cuya esencia parte del neoliberalismo que tanto se critica? En fin, vayamos por partes y veamos cuál es la propuesta.

Como bien señalé en el artículo referido y que publiqué hace unos días, tal parece que la propuesta curricular del plan de estudios 2022 (del punto 4 en adelante), sienta sus bases en algo que se conoce con el nombre de consignas colectivas a partir de progresiones de aprendizaje, en las primeras se hace evidente la necesidad de establecer un diálogo entre la tarea que se pretende que realice el estudiante, el aprendizaje, la evaluación y la enseñanza, mientras que las segundas, como ya he dicho, se entienden a partir de la puesta en marcha de modelos educativos que describen cómo evoluciona la comprensión de los estudiantes sobre conceptos e ideas centrales en una disciplina (Carro, 2022). Ello explica por qué, en este plan de estudios 2022, hay una crítica muy sentida a los conceptos “neoliberalismo”, “calidad” o “competencias” cuya base se fija en la individualidad del sujeto y no en el hecho colectivo, pero también, el por qué en este planteamiento curricular del lopezobradorismo, se busca que haya una “transformación” en la tarea educativa con la intención de evitar o eliminar la fragmentación del conocimiento.

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Vaya, para corroborar mi dicho, bastaría con revisar lo que en este plan se escribe sobre la teoría genética de Piaget en cuanto al planteamiento evolutivo del desarrollo cognitivo de los sujetos, y lo referente a Vigotsky, en cuanto al desarrollo que sigue el aprendizaje puesto que, a decir de él, éste crea un área que estimula y activa procesos internos en el marco de diversas interrelaciones que se vuelven estructuras internas derivadas de las actividades que el sujeto realizó, con quién las hizo, en qué contexto lo llevó  a cabo y la orientación concreta que le da a su desarrollo (Plan 2022, pp. 77 y 78). Entonces, surge una gran duda ¿es tan malo el sistema de competencias considerado como base en los anteriores planes de estudio que se implementaron en nuestro país o es tan mala la teoría propuesta por Piaget o la de Henri Wallon?

Y bueno, si revisamos los rasgos del perfil de egreso que se proponen en el plan 2022, debo decir en primera instancia, que su marco introductorio contiene una jerga lingüística muy similar a la que se asentó en los planes de estudio 2011 y 2018 pues, de manera concreta, se incluyen palabras o conceptos como capacidades, valores, conocimientos, actitudes, habilidades y saberes, además de campos formativos (dejando fuera a los campos de formación que en otro artículo abordaré con mayor detalle), pero además, no hay que perder de vista que sus verbos están redactados en plural – “Reconocen”, Poseen”, “Valoran” – considerando un bajo dominio o un dominio básico (tal vez si volteamos a ver la taxonomía de Bloom u otras, podríamos abordar más al respecto) que inducen a pensar en términos de esa colectividad y no a la referida individualidad característica de los planes anteriores. ¿Pero esta “concepción colectiva” asegura la adquisición de los aprendizajes de todos los actores involucrados?

Por lo que respecta a los ejes articuladores propuestos: inclusión, pensamiento crítico, interculturalidad, igualdad de género, fomento a la lectura y la escritura, educación estética y vida saludable, parten de la idea de colocar al centro ya no al estudiante ni a la escuela, como en antaño se decía, sino a la comunidad-territorio cuyo principio pedagógico se basa en la elaboración de proyectos dirigidos a la justicia social y la solidaridad con el entorno dejando de lado una educación individualista basada en competencias para formar capital humano (Plan 2022, p. 92). ¿Justicia social y solidaridad con el entorno cuando el estado a través de sus gobiernos, incluyendo el actual, no ha podido garantizar la seguridad pública o una vivienda digna en la población solo por citar dos ejemplos?

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Vaya, no sé si en la SEP lo desconozcan, pero desde hace varios años hay algunas comunidades educativas que han desarrollado pequeños proyectos con ese impacto, pero bueno, tal vez ello explica el por qué, a partir de ese desconocimiento, se pretende trabajar con esta propuesta como si tal esquema fuera la panacea o algo “nuevo”; ojo, podría sugerir a ciertas autoridades de la SEP, que revisen algunos de los Programas Escolar de Mejora Continua (PEMC) que han desarrollado algunas escuelas y que, de alguna forma, han tenido resultados favorables, sino en todos los planteles escolares, sí en varios de ellos. En este sentido no hay que perder de vista que, estos proyectos, corresponden al ámbito de la gestión que emana de la administración educativa y/o del sistema empresarial. ¿También se desterrará la gestión escolar de las escuelas? En fin.

Por cierto, ¿ahora sí tendrá vida eso que se ha denominado vida saludable porque, desde su aparición, aún no se tienen programas de estudio y otros materiales, y ya se exige que opere las escuelas?

Hasta aquí dejo otra serie cavilaciones relacionadas con eso que han nombrado Plan de estudios 2022 de la educación básica mexicana; el pensamiento de Beauvoir, citado por Fraire (2005), afirmaba que la institución escolar como aparato ideológico del estado se apoyaba en otras instituciones como la escuela, la religión, la familia, entre otras, para perpetuar las condiciones económico-ideológicas en un momento dado, ¿no acaso con el lanzamiento de esta propuesta curricular 2022 se busca, a través de esa institución escolar, encaminar una ideología a partir de los referentes que he expuesto? En cualesquiera de los casos, si ya no somos infantes como tal personaje lo aseveró en Coatzacolacos, Ver., ¿por qué solo un sector del magisterio participó en el diseño y elaboración de este plan de estudios?, ¿por qué si se dice que no será impuesto, muy al estilo de Esteban Moctezuma o Aurelio Nuño, se realizan Asambleas en las que no todos participan y de las cuales se logrará un gran Acuerdo Educativo Nacional?, ¿eso es democracia participativa?

En suma, si tanto hay una crítica al individualismo fincado en la calidad, competencias, etc.,, ¿por qué este plan 2022 contiene una jerga lingüística similar a la  de los planes anteriores?

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Y bueno, si pensar y aprender en términos colectivos es lo que se vislumbra en el terreno colectivo, ¿qué pasará con quien por su propio derecho desee priorizar su individualidad en el salón de clases?

Tengo claro que cada gobierno desea impregnar su ideología política en el ámbito educativo y, como parece obvio, en este régimen comienza a observarse esa línea política e ideológica. Sí, es cierto, hasta el cansancio he criticado todo lo que se ha hecho en pro de la tan anhelada calidad educativa, pero ello no significa o que no acepté los postulados, teorías o corrientes pedagógicas de naturaleza constructivista (por ejemplo) que nos permiten comprender los procesos de desarrollo de los seres humanos, así como también, los que del construccionismo social han emergido porque, como educador, independientemente de mi pensamiento, preocupación y ocupación, mi quehacer  estriba en la formación de estudiantes a partir de la ciencia y de los principios que de ella han emanado, ¿no acaso ésta es la que genera el conocimiento a partir del estudio de los diversos fenómenos sociales y naturales?

No, no confundamos, claramente se visualiza con este plan de estudios una ruptura en razón de los anteriores, pero, otra vez, desde el centro emergen estas posturas sin que medie el pensar o sentir y, mucho menos, la participación de todos los involucrados, ¿este es el cambio tan prometido?

Referencias:

  • Berger, Peter y Thomas Luckmann. 1968 (1991) El mundo como construcción social. La construcción social de la realidad. Amorrortu. Buenos Aires, Argentina.
  • Carro, a. (2022). Plan de estudios 2022: primeras impresiones. Profelandia.com. Recuperado de: https://profelandia.com/plan-de-estudios-2022-primeras-impresiones/
  • Cruz, E. (2020). La educación transformadora en el pensamiento de Paulo Freire. Educere. Recuperado de: https://www.redalyc.org/journal/356/35663284002/html/
  • Instituto Provincial de Educación Superior Paulo Freire. (s/f). Ateneo didáctico No. 2. Recuperado de: https://www.ipespaulofreire.edu.ar/web/images/ipes/docentes/recursos/La-consigna-escolar—Dossier.pdf
  • (2022). Asamblea de análisis del plan y los programas de estudio Coatzacolacos-Veracruz. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=MqRIjqe5zU4

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