Acabo de recibir una copia del documento denominado “Marco para la excelencia en la enseñanza y la gestión escolar dirigidas al aprendizaje y el desarrollo integral de todos los alumnos: Perfil docente, directivo y de supervisión”, (documento de trabajo, SEP, oct. 2019). Según se indica en la presentación del mismo, este Marco “constituye un documento de trabajo cuyo objetivo es el análisis y la consulta relativa a los perfiles, dominios, criterios e indicadores que servirán como un referente durante los procesos de admisión, promoción, reconocimiento y formación del personal docente, directivo y de supervisión, conforme a lo establecido en la Ley General del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (marco legislativo aprobado en septiembre de 2019).”
Como se puede apreciar, el documento está orientado hacia la actualización de los términos utilizados por la autoridad educativa federal (Reforma Educativa 2013), a efecto de evaluar a las figuras educativas de la escuela pública, en los cuales se establecieron los “perfiles, parámetros e indicadores” (revisados y aprobados en su momento por el INEE), esto con la finalidad de fijar los criterios para el ingreso, la promoción, la “evaluación del desempeño” y el reconocimiento de las figuras educativas (docentes y directivos escolares) de la Educación Básica pública.
El lenguaje cambia, aunque no el contenido esencial de este Marco de referencia (la más reciente versión de los “PPI” se dio a conocer en febrero de este año). Ahora se habla de perfiles, dominios, criterios e indicadores. Desaparece, por lo tanto, la noción de “parámetros”. Por otra parte, se introduce la noción de “excelencia de la enseñanza” en el cuerpo discursivo del documento en cuestión, aunque nunca precisa, bien a bien, qué es eso.
Como se sabe, el término y los procesos diseñados para la “evaluación del desempeño” desaparecieron, misma que estaba vinculada con el concepto de “permanencia en el puesto de trabajo”, las cuales generaron importantes protestas magisteriales durante la pasada administración educativa federal 2012-2018, debido a su carga excluyente y “punitiva”.
Otra intención de este documento, es “…convocar a las autoridades educativas señaladas (se refiere a las autoridades educativas de las entidades federativas) a la discusión y al análisis de los perfiles, dominios, criterios e indicadores (…), de modo que los planteamientos finales de tales herramientas refieran a las cualidades de buenas prácticas de enseñanza y gestión que contribuyan efectivamente a la construcción de la Nueva Escuela Mexicana.”
En otro fragmento del texto, la SEP afirma: “El documento está organizado en los apartados siguientes: a) Características de los perfiles docente, directivo y de supervisión, en el que se describe de manera general cuál ha sido el proceso de construcción, los propósitos y el alcance de estas herramientas, junto con las características que guiaron su construcción y se espera se cumplan en la versión que será publicada. Adicionalmente, estas características servirán de referente para los participantes en la discusión y el análisis de los perfiles; b) Perfiles del docente, directivo y de supervisión, cada uno presentado de manera independiente y conformado por dos partes; la primera describe qué se espera del desempeño de cada figura, con la intención de mostrar una visión global y general de la intervención cotidiana de este personal, de modo que al revisar los dominios, criterios e indicadores se analicen en contexto y en vinculación con los otros referentes, por tanto, se tenga presente la totalidad de la función, no solo fragmentos. La segunda parte incluye los dominios, criterios e indicadores para cada figura señalada.” (1)
Pero ¿Cuáles son los nuevos elementos del Marco para la “excelencia en la enseñanza” y la gestión escolar dirigidas al aprendizaje y el desarrollo integral de todos los alumnos? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas del nuevo orden institucional en materia de evaluación de las figuras educativas?
A riesgo de ser sumamente esquemático, a continuación describiré, en líneas generales, los elementos nuevos que comprende el perfil del docente (el del directivo escolar lo abordaré en otra ocasión), según el documento aludido: Los elementos del Marco están “expresados en términos de conocimientos, habilidades y actitudes que distinguen a prácticas educativas deseables, pero posibles en las condiciones y la situación actual de las escuelas de Educación Básica, a fin de impulsar el desarrollo de la Nueva Escuela Mexicana.”
Criterios
Los siguientes son los criterios que estableció la autoridad educativa federal para el diseño de estos perfiles: 1. Considerar los planteamientos de la Nueva Escuela Mexicana y las modificaciones en materia de política educativa dirigidas a la mejora escolar; 2. Referir al núcleo o aspectos centrales de la función; 3. Conformar un marco conceptual, pedagógico y organizativo congruente y articulado; 4. Ser medible y posible de lograrse; 5. Ser preciso, claro y de fácil comprensión; 6. Ser útil para la acción, la formación propia y el trabajo colaborativo; y 7. Ser congruente con el trabajo que se realiza en la escuela, como colectivo y comunidad escolar, y en la zona escolar.
Perfil del docente
“…el perfil corresponde a una docencia enfocada a la atención personal, humana e integral de los alumnos, así como al logro de aprendizajes relevantes para su vida presente y futura, al tiempo que el perfil reconoce que la enseñanza supone un gran compromiso moral por favorecer que las niñas, los niños y los adolescentes mejoren sus habilidades, conocimientos y actitudes conforme lo señalado en el currículo vigente, con la finalidad de que se desarrollen de manera integral, en un ambiente de equidad, inclusión, excelencia e interculturalidad.” (…se busca a…) “…un profesional comprometido en lograr que todos los alumnos aprendan, quien confía en que todos ellos pueden y saben, y los coloca en el centro de sus acciones en el aula y en la escuela. Es un maestro que tiene una comprensión profunda del contenido, de las capacidades a desarrollar en los alumnos y del currículo, sabe cómo adaptar su enseñanza a las características individuales, culturales, lingüísticas y sociales de los alumnos para lograr que aprendan, cuenta con un amplio repertorio pedagógico para alcanzar este propósito y es capaz de revisar su propia práctica para mejorarla.”
El maestro que queremos para nuestras escuelas es alguien comprometido con el desarrollo integral de los alumnos. En este sentido propone experiencias de aprendizaje que fortalezcan sus capacidades cognitivas, físicas y de relación social y afectiva. Un maestro que es sensible y atento a las características individuales, familiares, lingüísticas, culturales y sociales de sus alumnos y es capaz de adaptar su enseñanza a estas. Además de que manifiesta disposición y compromiso para trabajar con sus colegas y con las familias de los alumnos, pues concibe a la mejora de los aprendizajes y las prácticas docentes como una tarea colectiva.” (…) “… se considera que el trabajo de este no se realiza de forma aislada, sino en colaboración con otros adultos dentro del plantel y en la supervisión escolar, donde la labor de las autoridades educativas federales y de las entidades federativas, además del Sistema Educativo en su conjunto, resulta sustancial, por lo que en el perfil se considera la importancia del trabajo colaborativo, el aprendizaje profesional en el terreno de la práctica, la toma conjunta de decisiones fundamentadas en evidencias acerca del aprendizaje de los alumnos y la importancia del fomento de la convivencia armónica en estos, además de la necesaria comunicación y colaboración con las familias de los alumnos.
Hasta aquí la caracterización apretada y resumida de los criterios y el perfil del docente que contiene el documento de referencia. En términos generales, me parece que las intencionalidades y la retórica de las autoridades educativas federales, recoge el sentir de las bases magisteriales, en el sentido de reconocer las necesidades reales y recuperar la experiencia de docentes y directivos escolares desde los problemas vividos en sus centros de trabajo. El gran reto consiste en hacer que esta retórica corresponda con la cruda realidad del trabajo cotidiano que llevan a cabo estas figuras en la escuela pública (docentes con sobrecargas de trabajo administrativo, grupos escolares sobrepoblados, docentes encargados de la dirección escolar, etc.).
En una siguiente colaboración describiré los dominios que presenta el documento de la SEP que ahora comento, para el caso específico del perfil del docente; así mismo, compartiré algunas reflexiones críticas acerca del contenido de este Marco de referencia normativo con respecto a esta figura y a la figura del directivo o director escolar, así como del supervisor de zona escolar.
Fuente consultada:
(1) “Marco para la excelencia en la enseñanza y la gestión escolar dirigidas al aprendizaje y el desarrollo integral de todos los alumnos: Perfil docente, directivo y de supervisión”. Documento de trabajo. SEP, Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros. Octubre, 2019.
Artículo publicado en SDPnoticias.com