Al centro, el Secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño Mayer. La imagen sin duda retrata su desmedido poder.
A su derecha el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación, representado en el pálido liderazgo de Juan Díaz de la Torre.
Y a su izquierda, Silvano Aureoles Conejo, Gobernador del Estado («libre y soberano») de Michoacán, entidad curiosamente con presencia de la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE), ala magisterial que aunque bastante mermada, insiste en su lucha contra la reforma educativa.
Nuño al centro ya es escena común. ¿Recuperación de la rectoría de la educación? No. Sin duda dominación absoluta.
El SNTE como medio para legitimar la reforma educativa entre los maestros. Sin embargo la corrupción en las entretelas de ese sindicato campea a sus anchas; cabalga pomposa. Solo cayó la cabeza visible de esa corrupción, es decir; la Maestra Elba Esther, pero todo se mantiene igual porque hay intereses sindicales y de gobierno que convienen que así sea.
Y los Gobernadores acotados de poder como claro mensaje de la educación pública centralizada, y que las decisiones importantes en materia educativa no serán sin el Visto Bueno del Secretario.
