La formación docente: genérica y sin proyecto

Paola González-Rubio Novoa* Cada persona, a lo largo de su vida, tiene necesidades y aspiraciones específicas y únicas. Una educación pertinente y ...
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Paola González-Rubio Novoa*

Cada persona, a lo largo de su vida, tiene necesidades y aspiraciones específicas y únicas. Una educación pertinente y relevante lleva este principio a las escuelas y al aula, donde los docentes enfrentan retos diarios tan específicos y distintos como cada alumno (y cada maestro). Si entendemos esto (INEE, 2014), ¿por qué entonces la formación inicial y continua de los docentes no toma en cuenta la multiplicidad de rasgos y necesidades de los maestros, de la profesión y del ejercicio de la misma?

En nuestro estudio Prof., publicado hace unas semanas, analizamos la situación actual de la formación docente y realizamos recomendaciones puntuales para su implementación urgente y a mediano plazo. Una de las problemáticas que identificamos es que la formación, tanto inicial como continua, ha sido genérica y sin proyecto. ¿Qué significa esto? En una descripción general, diríamos que las oportunidades de aprendizaje profesional para docentes son indiferenciadas; es un menú único para un universo de necesidades y retos específicos y diferentes en cada contexto, modalidad, nivel, población, y para cada maestro en las diferentes etapas de su vida profesional.

Más de la mitad de los directores en secundaria en México, por ejemplo, reportan que las actividades de desarrollo profesional no son relevantes (TALIS, 2013). Y no es sólo su percepción, realmente no contamos con una planeación seria sobre la construcción de capacidades que se necesitan para ser un director escolar efectivo, perjudicando el derecho a aprender que los mismos maestros deben gozar como principales promotores del derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes. La formación docente debe considerar trayectorias específicas para cada maestro en particular, y trayectorias deseables para fortalecer sus habilidades en la escuela y el aula.

Por parte de las autoridades, no ha habido sensibilidad a las aspiraciones formativas de quienes se preparan para ser maestros, ni han involucrado a los maestros en su propio proceso de aprendizaje, empezando por preguntarles cuestiones básicas como: ¿qué conocimientos y habilidades necesitan desarrollar sus alumnos? ¿qué necesitan como profesionales para satisfacer las necesidades de sus alumnos y de ellos mismos? ¿cómo desarrollarlo?

Como consecuencia, la formación de los docentes, salvo honrosas excepciones, resulta impertinente o general; los cursos sirven para acumular puntos, pero no garantizan una mejor preparación ya que no forman parte de un proyecto de aprendizaje profesional. Pero más grave es que la formación, tanto inicial como continua, no refleja ni representa la diversidad de necesidades de quienes deben ser los destinatarios últimos a quienes se quiere servir, niñas, niños y jóvenes de educación básica y media superior.

El 7 de marzo del presente año, el secretario de Educación anunció la Estrategia Nacional de Formación Continua de Profesores de Educación Básica y Media Superior. Uno de los puntos que contiene la nueva estrategia es un “traje hecho a la medida”; esto significa que la oferta de cursos de formación estarán diseñados específicamente para el aprendizaje necesario de cada docente y más adecuados para su mejor desarrollo y desempeño.

Este es un paso muy importante a favor del derecho a aprender de los maestros. De aprovecharse esta oportunidad, se podría generar una conversación más clara con los docentes sobre lo que se espera de ellos, los retos que enfrentan, sus necesidades y lo que pueden lograr. Sin embargo, surgen preguntas sobre las particularidades de esta nueva política: ¿cómo cambiará lo que se enseña en las escuelas normales? ¿quién diseñará el contenido de los cursos? ¿cómo podrán los maestros trabajar con sus colegas para involucrarse y planear su propio aprendizaje profesional?

Los ciudadanos debemos acercarnos más a los maestros, conocerlos y apoyar su proceso de aprendizaje. Asimismo, y como parte de este apoyo, es nuestro papel exigir que el Estado garantice que los docentes tengan oportunidades apropiadas, pertinentes y relevantes para su desarrollo y aprendizaje profesional, y así, cumplir su mismo derecho a aprender.


*Investigadora en Mexicanos Primero

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