Gestión directiva en las Escuelas Normales

El directivo debe ser un buen comunicador, transmitir la información necesaria en el momento preciso.
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El pasado 19 de febrero se llevó a cabo una entrevista con el Dr. Francisco Lazo Díaz, director de la Escuela Normal de Tenancingo, y el Mtro. Alonso González Bastida, docente de la Escuela Normal de Atlacomulco, a propósito del libro que ambos coordinaron: Gestión directiva en las Escuelas Normales a través del tiempo, publicado en 2024 dentro de la colección Textos normalistas mexiquenses.

La entrevista, conducida por Michel Villafuerte, se realizó para el programa Algo en común, coproducido por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación (SECTI) del Gobierno del Estado de México y Mexiquense Radio.

Durante su intervención, Lazo Díaz afirmó que el libro es una recopilación de testimonios de exdirectores de las Escuelas Normales del Estado de México. Son voces, dijo, “que a lo largo de los años han desempeñado un papel clave en la formación de los futuros docentes de la región”. En este sentido, agregó: “El libro recoge sus experiencias, logros y retos, y se convierte en un homenaje a su trabajo y dedicación”.

Respecto a la iniciativa para la elaboración de esta obra, González Bastida explicó que surgió de la necesidad de visibilizar las experiencias y perspectivas de los exdirectores que fueron clave en el desarrollo de las Escuelas Normales. Así, precisó: “Queríamos recopilar sus vivencias para preservar la historia del normalismo mexiquense y, al mismo tiempo, ofrecer a las nuevas generaciones de directivos y docentes una reflexión profunda sobre el impacto de la gestión educativa”.

El libro recupera testimonios de hombres y mujeres que han sido líderes académicos en el normalismo del Estado de México: María Guadalupe Gómez Estrada, César Olvera Rodríguez, Irma Espinoza Aranda, Higinio Ordoñez Suárez, Silvia Pineda Santiago, Octavio Muñoz Rodríguez, Elisa Rubio Briseño, Gabriel Velázquez Jasso, María de la Luz Rivera Balderas, Sergio Gutiérrez Hernández, Hilda Santín Méndez y María Sara Valero Jardón.

En sus páginas, ellos y ellas reflexionan sobre la gestión directiva desde su experiencia, resaltando la importancia de la profesión docente, la educación como base del progreso y la deontología de su quehacer profesional, una labor llena de contrastes. Asimismo, invitan al lector a cuestionarse si un directivo nace o se hace, a analizar su propia evolución como docente y líder institucional, y a profundizar en el qué, el cómo, el por qué y el para qué de la gestión directiva.

Ante la pregunta: “¿Qué aspectos de la gestión directiva consideran únicos o particularmente importantes en el contexto de las Escuelas Normales?”, el Dr. Francisco Lazo respondió que lo más relevante es su enfoque en la formación de futuros docentes. Puntualizó: “Los directivos no sólo deben velar por la administración y la organización de la escuela, sino también por crear un ambiente propicio para que los estudiantes se formen integralmente como profesionales de la educación”.

Para el Mtro. Alonso González, este libro puede ser una excelente herramienta de aprendizaje, pues ofrece una mirada profunda sobre cómo la gestión directiva ha influido en el desarrollo de las Escuelas Normales. Desde su perspectiva, el futuro de la gestión directiva en estas instituciones estará marcado por la necesidad de adaptarse a los avances tecnológicos y a las nuevas formas de enseñanza. Enfatizó que la gestión “deberá incorporar el uso de tecnologías digitales para mejorar los procesos educativos, además de promover una educación más inclusiva y flexible”.

Por su parte, el Dr. Francisco Lazo mencionó aspectos esenciales de la gestión directiva: planificación, organización, dirección, coordinación y control, además de la toma de decisiones. Explicó que la planificación implica la elaboración de un plan estratégico que defina el rumbo de la institución. La organización se refiere a la división de la actividad institucional en áreas y departamentos bajo un esquema de corresponsabilidad. La dirección consiste en ejercer el liderazgo no de manera impositiva, sino guiando y orientando al equipo de trabajo con base en el respeto y la colaboración. La coordinación implica la sincronización de áreas y departamentos para sumar esfuerzos en la consecución de un objetivo común. El control permite supervisar el trabajo y garantizar que la institución avance en el camino trazado. Finalmente, señaló que la toma de decisiones debe estar orientada a alcanzar los objetivos institucionales para asegurar la trascendencia de la escuela. Sostuvo, asimismo, que el mayor reto en las Escuelas Normales es “la formación de profesionales de la educación integrales y competentes, pero sobre todo con valores”. Destacó que el directivo es la figura visible de la institución y que su papel no debe limitarse a ser un servidor público que cumpla normativas, sino que debe convertirse en un líder humanista que inspire. Al respecto, el Mtro. Alonso González, ex director de la Escuela Normal de Ixtlahuaca, añadió que “un buen directivo debe crear condiciones para que los docentes puedan desempeñarse al máximo de su potencial”, promover la innovación pedagógica, facilitar la formación continua del personal y garantizar que los estudiantes reciban una educación integral.

Para Francisco Lazo, dos veces director de la Escuela Normal de Tenancingo, el directivo debe ser el principal generador de espacios de diálogo y colaboración. “El directivo debe ser un buen comunicador, transmitir la información necesaria en el momento preciso”. Como consejo para los nuevos directivos, subrayó la importancia de recordar que están al servicio de seres humanos en formación, con sueños, planes de vida, carencias, limitaciones e historias personales. “Los estudiantes deben encontrar en la escuela a alguien que les inspire, les motive y les guíe, y no a un villano que destruya sus sueños”.

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