El Aprendizaje dialógico

Cuando se implementa el aprendizaje dialógico en comunidades escolares, se crean condiciones óptimas...
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La mejora del aprendizaje y de la convivencia va unida a la implicación activa de toda la comunidad educativa.” Valls & Munté, 2010

En el marco de la Nueva Escuela Mexicana (NEM), el aprendizaje dialógico representa una propuesta profundamente transformadora, centrada en la equidad, la inclusión y la participación activa de toda la comunidad educativa. Este tipo de aprendizaje, más que una simple metodología, es una filosofía educativa basada en el diálogo igualitario, donde cada voz tiene valor, y en donde el conocimiento se construye a partir de la interacción y el consenso entre sujetos diversos. Así, el llamado «aprendizaje dialógico» no se restringe al aula, sino que se expande hacia toda la comunidad escolar, incluyendo a docentes, estudiantes, familias y otros agentes del entorno social, en un compromiso colectivo por el aprendizaje con sentido.

El enfoque dialógico parte de una concepción del ser humano como transformador de su realidad (Freire, 1970) y considera que aprender no es una actividad individualista, sino una construcción conjunta, atravesada por el lenguaje, la cultura, las emociones y los vínculos. Esta idea cobra particular relevancia en las Comunidades de Aprendizaje, donde el diálogo, la participación y el trabajo conjunto son ejes articuladores de todos los procesos educativos. Aquí, el conocimiento no se transmite de manera unidireccional, sino que se negocia, se resignifica y se reconstruye en contextos reales, colaborativos y contextualizados. Este planteamiento está íntimamente ligado a la NEM, que impulsa una educación basada en los principios de justicia social, aprendizaje a lo largo de la vida y construcción colectiva del conocimiento.

Cuando se implementa el aprendizaje dialógico en comunidades escolares, se crean condiciones óptimas para que niñas, niños y adolescentes desarrollen no solo competencias académicas, sino también habilidades socioemocionales, capacidades comunicativas y sentido de pertenencia. Estas experiencias refuerzan una premisa esencial: los aprendizajes más poderosos se generan cuando las y los estudiantes sienten que su voz es escuchada, que sus experiencias son valoradas y que tienen un lugar activo en su proceso educativo.

El reconocimiento del esfuerzo del personal docente y directivo es imprescindible en este contexto. Transformar una escuela tradicional en una Comunidad de Aprendizaje implica valentía, compromiso ético y apertura al cambio. Las y los docentes que apuestan por el aprendizaje dialógico lo hacen desde la convicción de que otro modelo educativo es posible, uno donde se privilegie la construcción conjunta del conocimiento por encima de la instrucción mecánica. En estos espacios, la dirección escolar deja de ser una función burocrática y se convierte en liderazgo pedagógico distribuido, que promueve y cuida las condiciones para el diálogo, la reflexión crítica y el desarrollo profesional colectivo.

El aprendizaje dialógico no solo favorece el desarrollo académico de niñas, niños y adolescentes, sino que transforma la cultura escolar en una comunidad viva, solidaria, crítica y comprometida. En un país como México, atravesado por profundas desigualdades, adoptar este enfoque desde los principios de la NEM es también un acto de justicia educativa: se trata de colocar al centro el derecho a aprender de todas y todos, sin importar su contexto socioeconómico, su origen étnico o su historia escolar. Así, el aprendizaje dialógico deja de ser una utopía lejana para convertirse en una vía concreta y esperanzadora hacia la equidad, el bienestar y la transformación social. Porque la educación es el camino…

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