En estos tiempos y en particular por la pandemia que ha afectado a todos, quiero referirme al ámbito educativo. Es innegable la cantidad de información que se maneja a través de muchas plataformas y aplicaciones como Gsuite (meet, classroom), webinar, Youtube Live que inclusive llegan a saturar a los docentes quienes desde luego, tiene que capacitarse, actualizarse o adecuarse a las circunstancias y es de reconocerse ese esfuerzo.
Sin embargo, una asignatura pendiente para el magisterio es el derecho laboral, que en efecto no es parte de su profesión estrictamente hablando, pero que en estos últimos siete años se ha convertido en un aspecto que no hay que soslayar y no es que se tenga que conocer a fondo de derecho porque las organizaciones sindicales deben cumplir con ese papel, pero si estar atentos.
Un ejemplo de esto es la ley general de la carrera de las maestras y maestros que en su artículo 90 fracción tercera dice: Las autoridades de educación media superior, las autoridades educativas las entidades federativas y los órganos descentralizados, tomarán las medidas necesarias a efecto de que el periodo mínimo de permanencia en el centro de trabajo será de dos años, salvo por causa de fuerza mayor; en lo personal pienso que se afecta el derecho a la movilidad por aplicarse retroactivamente, es cuestión de interpretación, entre otras situaciones.
Y esto viene a colación porque ya se debe estar trabajando en los congresos locales la armonización de las leyes secundarias en materia educativa y donde se recalca la importancia de la regionalización y es aquí donde vuelven a entrar los sindicatos para velar por los derechos de sus agremiados. Los sindicatos debe ser punta de lanza, ser proactivos, abrir puertas ante diferentes órganos de gobierno.
En muchas ocasiones las autoridades educativas locales se han caracterizado por ser meros tramitadores o replicadores de programas, no tienen proyectos educativos acordes a la región o estado ni mucho menos por niveles, al contrario, parecería que tratan de medir fuerzas con el magisterio y tener el control que no es lo mismo que la rectoría como debe ser, no se trata de enfrentamientos, se trata de apoyar, acompañar a los trabajadores de la educación hacia los fines último de esta.
Los sindicatos tienen dos caminos: Transformarse (Informarse, actualizarse, capacitarse como se mencionó al principio sobre todo en derecho laboral) para que tengan elementos de defensa y argumentación ante la autoridad o navegar en aguas tranquilas que sería lo más cómodo.
Un compañero maestro con muchos años de servicio comentaba que desde su punto de vista, las generaciones actuales de docentes no conocen de las luchas para lograr conquistas laborales y no se comprometen en el quehacer sindical, no le ven sentido; ahí radica la importancia de la formación sindical.
Es imperativo promover y fortalecer la ideología sindical; retomar las bases del sindicalismo; reconocer y retomar el papel de representantes de la lucha por el mejoramiento social con valores, pensar en el legado de ilustres como Gabino Barreda, Rafael Ramírez Castañeda, Ignacio Manuel Altamirano.
Un principio jurídico dice que el desconocimiento de la norma no justifica su omisión, por tanto el magisterio no puede caer en este supuesto ni quedar en estado de indefensión. Así como las obligaciones se cumplen, los derechos se respetan.
