Una marcha media llena.

En Aguascalientes el sector educativo es un desastre. Huelga estudiantil en una de las Normales en demanda de continuidad de los proyectos escolares; ...
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En Aguascalientes el sector educativo es un desastre. Huelga estudiantil en una de las Normales en demanda de continuidad de los proyectos escolares; adeudo por 8 millones a casi 30 docentes de Conalep, cuya reinstalación está pendiente pese a que ganaron un amparo; abundantes despidos injustificados, negativa de pagos y prestaciones, clima de terror en los planteles, venta de calificaciones, así como uso de instalaciones escolares para charreada en el sistema CECyTE; no pago de prestaciones a jubilados; no pago, amenazas e intento de “outsoursing” para casi medio millar de maestros de inglés de Educación Básica.

Lo más triste es que los llamados a hacer un frente común por la defensa de los derechos se han estrellado contra el miedo, la indolencia, el conformismo y contra el prurito de muchos a quienes han convencido de que “puede haber intereses políticos detrás” de las convocatorias a luchar unidos. Actitudes negativas alimentadas por la sumisa dirigencia sindical y las autoridades educativas.

El pasado viernes un puñado de maestros volvió a llamar a una manifestación, pero se encontró por una parte con la indiferencia, y por otra con los rumores y amenazas que surgieron desde las instancias sindicales e institucionales para desalentar la participación de los docentes. Sobre esta marcha va la siguiente crónica:

Por la dignidad del magisterio en Aguascalientes el viernes 2 de marzo.

Primera vez que participo en una marcha convocada por el hartazgo y por quien teman o gusten, o achaquen y satanicen.

Vi a un grupo de niños dándonos el ejemplo de que el miedo es generacional e infundado, que es cultural y adquirido; y por lo tanto, es triste y vergonzoso.

Vi a un SNTE timorato, cuidando los tiempos electorales y maquillando su falta de comunicación e impotencia…lo vi amenazando al magisterio en sus intentos coercitivos y chantajistas, aplicando una campaña urgente para evitar que los maestros llegaran a la cita.

Vi a una comunidad de maestros de inglés “missed” y a la deriva…

Vi a una pequeña comunidad de padres de familia ignorada por todo tipo de autoridades educativas, pero diciendo “presente” ante una autoridad reprobada…

Vi a un Raúl Silva Pérez Chica, Director del Instituto de Educación de Aguascalientes, achicado, agazapado, escondido tras las ventanas del edificio, o pretendiendo como tal, azuzado, protegido por su cohorte…

Vi la indignación, el grito ahogado, los oídos sordos y a un Instituto de Educación de Aguascalientes, secuestrado por un partido político, a un SNTE en la disputa por sus patéticos primeros puestos; vi agonizar la credibilidad de sus dirigentes. De ambos… y todos ellos.

Vi la cerrazón y el miedo de los funcionarios estatales; el nudo en la garganta de los funcionarios escondiéndose de los fotógrafos y de las entrevistas…

Vi al mismo tiempo reporteros comprometidos con el pueblo y a otros evidentemente institucionales. Por sus textos los conoceréis…

Pero no vi ningún acercamiento institucional ni siquiera preguntando el motivo u ofreciendo diálogo.

No vi, como lo pretendieron hacer parecer, la marcha medio vacía; me quedo con el optimismo de que vimos un México  que despierta, lamentablemente lento, que avasalladoramente en la niñez y juventud se nos recuerda que les estamos heredando un país timorato y sin memoria cultural, histórica ni política. Los niños inducidos o no, se atrevieron más que muchos… es el país que les estamos heredando; algunos nos llenamos de vergüenza por eso.

Estoy convencido de que la educación es la respuesta y el remedio; por eso, vale la pena ser señalado con vituperios de “beligerante”, por la dignificación del magisterio y de la misma educación, vale la pena cualquier lucha…  sea como sea; haya convocado quien lo haya hecho.

Repito y concluyo con la frase que me hizo ganar una arrolladora amenaza: “…durante la independencia, Allende no dejó de sumarse a la conjura porque la fracción del Virrey a la que pertenecía no era la misma que la de Morelos o la del Padre Hidalgo…” No es una clase de historia, debiera serlo, para no estar condenados a repetir tanta ignominia.

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