Un cacicazgo fallido.

El de Juan Díaz de la Torre fue el experimento de un cacicazgo fallido. Hizo todo lo que pudo por construirlo y retenerlo, lo legal, lo extralegal, lo ...
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El de Juan Díaz de la Torre fue el experimento de un cacicazgo fallido. Hizo todo lo que pudo por construirlo y retenerlo, lo legal, lo extralegal, lo imposible, y no pudo. Tuvo que ser expelido del cargo. Pocos casos hay de políticos (sindicales o no) que hayan tenido una derrota de tal tamaño en algún momento de su vida: perdió una diputación plurinominal, hundió a Nueva Alianza, perdió la presidencia del SNTE que quiso retener por otros seis años alterando los estatutos. Se quedó sin nada. En sus manos, si el SNTE hubiese sido partido político, habría perdido el registro electoral.

Es inconcebible por eso que diga ante el Consejo Nacional, en el discurso de cuando fue defenestrado el jueves 22 de noviembre, que nunca quiso construir un cacicazgo. Por supuesto que quiso. Si no, cómo explica que ya había sido dirigente seis años y alteró los estatutos para prolongarse otros seis con el añadido de ser diputado federal plurinominal. Quiso ser líder sindical eterno sumando el cargo de legislador federal, a la vieja usanza del PRI que lo cobijó en contra de los docentes mexicanos.

En ninguna parte de su discurso explica cómo es que su persona física no cabe en los nuevos tiempos políticos nacionales. Simplemente apunta que para el logro de ciertos objetivos que enlista ha “decidido solicitar a este Consejo Nacional una licencia definitiva al cargo”. No explica por qué, cuál es la razón por la que él no cabe en el diseño del nuevo entramado político y educativo del país. No lo explica en ninguna parte. Dice en cierto momento estar “convencido de que no debemos repetir las experiencias pasadas de enquistar líderes fuertes carismáticos o morales (…) Un sindicato de educadores, de hombres y mujeres libres, tiene que dar este paso definitivo para superar y dejar atrás aquellas experiencias de liderazgos patrimonialistas y excluyentes. No aspiro, no aspiré nunca, a construir un nuevo liderazgo de ese tipo, de ese cuño”. Por supuesto que hizo todo lo que pudo por construir un liderazgo “patrimonialista y excluyente”. No le alcanzó su capital político y eso es otra cosa. Si no es así, ¿cómo justifica su reelección en febrero?

No tan solo lo intentó sino que, pasadas las elecciones presidenciales del primero de julio hizo todo lo posible por sostenerse ante el nuevo gobierno pretendiendo ignorar que en el mundo sindical es el Estado quien decide quién será su interlocutor y que esta decisión no depende de tribunales ni de procesos democráticos o no. Díaz estaba rebasado por los hechos desastrosos del primero de julio mientras el nuevo gobierno le negaba sistemáticamente la foto salvadora que lo podía suponer políticamente vivo. La foto nunca se dio a como lo advertimos con insistencia. El nuevo gobierno le dio la foto antes a la CNTE que a él. Por todas las vías quiso sostener ese liderazgo patrimonialista fallido. No puede ser que leamos en el documento que “esta solicitud de licencia (…) es precisamente un paso para cerrar el camino a las tentaciones del poder enfermizo, de la eterna ambición”. Increíble.

Luego propone una serie de reformas estatutarias que nosotros hemos anotado aquí antes de manera reiterada: la desaparición de la presidencia del SNTE justamente por encimarse al Comité Ejecutivo Nacional, y el voto universal (que minutos más tarde Alfonso Cepeda Salas frenaría bajo el pretexto de que ciertamente está en la Constitución pero en el apartado A del 123, y no en el B que es el que aplica al SNTE).

Pero más allá de esto la pregunta es que si Díaz tiene y tuvo todos estos proyectos de modificaciones estatutarias por qué no las aplicó en las reformas de febrero de 2018 en Jalisco. Es pregunta. También nos regaló Díaz en su discurso algunas perlas de buen humor. Una de ellas cuando dice que él y el CEN fueron “capaces de frenar la evaluación punitiva”. Esta frase prueba que ante la adversidad el buen humor es fundamental, y aquí hay un sentido del humor verdaderamente espléndido.

Dice también Cepeda Salas que pedirán al nuevo gobierno que devuelva al SNTE la posibilidad legal de proponer plazas vacantes, algo que sigue en la ley. Esto aquí lo hemos insistido en solitario. Ahora ellos se atreven en colectivo con el aplauso generalizado del Consejo. Es el mismo Consejo Nacional que aplaudió que nos quitaran la capacidad de proponer vacantes y que ahora aplaude la posibilidad de que esa capacidad legal sea devuelta. Aplauden los Consejeros lo que el viento político trae. Valientes consejeros. Propone Cepeda también que reaparezcan las comisiones sindicales seccionales que habían desaparecido con la reforma.

Cayó el jueves 22 de noviembre el único liderazgo moral del SNTE que murió en el intento. Todos los demás (tres desde 1943) han sido exitosos. Fracasó, en contradicción con otra afirmación de su discurso: “Desde que asumí la dirigencia nacional del SNTE (…) dije que mi contribución sería (…) interrumpir la historia de liderazgos morales y cancelar la sucesión de cacicazgos.Quienes dan seguimiento a la información del SNTE saben que fue así como lo dije, y que hoy lo estoy cumpliendo”. Si está cumpliendo con la cancelación de la sucesión de cacicazgos es en contra de su voluntad y porque lo obliga el gobierno. Este espacio es precisamente uno que la da seguimiento a la información de la educación y del SNTE y por eso podemos decir que esta es una afirmación mentirosa.

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