El programa estímulos individuales y colectivos a la calidad docente tuvo su origen en la fenecida Alianza por la Calidad de la Educación (ACE) patrocinada por el contubernio Elba Esther Gordillo y el panista Felipe Calderón.
Se trataba de un programa que premiaba a los maestros con estímulos económicos de acuerdo con el aprovechamiento escolar de sus alumnos en base a los resultados de la prueba ENLACE.
La ultima referencia de la operatividad del programa data del 25 de marzo, cuando en un acto protocolario, el titular de la Secretaría de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, entregó de manera simbólica los estímulos y reconocimientos económicos a una representación de maestros.
Tales estímulos correspondían a los resultados obtenidos por los docentes durante el ciclo 2011-2012 (se sabe que en varios Estados aún se adeudan dichos pagos y no hay manera que se hagan efectivos).
En ese entonces el funcionario expresó que con la entrega de los estímulos se impulsaba a los maestros para que siguieran siendo “lo que han sido desde hace muchísimos años: los protagonistas fundamentales del cambio educativo”, declaración sin duda en conflicto con la idea de perversión de los resultados del aprovechamiento escolar vía prueba ENLACE, que el propio Chuayffet sostuvo luego de que se hiciera oficial la cancelación de la prueba.
Y es que el titular de la SEP aseguró que durante la aplicación de ENLACE se cometía la indiscreción de pasar las respuestas a los alumnos, o en su caso, la corrección de las respuestas luego de haberla concluido.
Así también se expresó el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE), que justificó la suspensión de la prueba porque se desvirtuaron sus propósitos originales y pasó a ser “un instrumento de alto impacto sin el control necesario de aplicación” en clara alusión a que la prueba se convirtió con la reforma a los lineamientos al programa de carrera magisterial en 2011, en el instrumento que podía otorgar hasta 50 puntos y de paso, convertirse en un aliciente económico y social para los profesores que se posibilitaban al estímulo a la calidad docente, que insisto; pendía de ENLACE.
En pocas palabras, la validez técnica de la prueba no tenía sustento, pues según el INEE ésta ya no medía nada, y con ello, los estímulos económicos en torno a ENLACE carecían automáticamente de los méritos correspondientes.
Es en ese tenor que los estímulos individuales y colectivos a la calidad docente ya no serán más si consideramos que el INEE, máximo órgano en materia de evaluación, considera como incorrecta la vinculación del aprovechamiento escolar a estímulos económicos a los profesores.
Para el INEE, la esencia de la evaluación es que con ella se tiene y debe mejorar, y por ningún motivo debe utilizarse como mecanismo de exigencia de cuentas, ni mucho menos para premios. Más profundo aún; el INEE considera a evaluación como un derecho que permita el crecimiento profesional.