Programa analítico, PEMC y planeación argumentada, ¿son lo mismo?

¿Considerará la SEP analizar la pertinencia de continuar con el PEMC en las escuelas, o bien, de reajustar algunos de los elementos que lo integran?
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Algunos comentarios que han sido recurrentes en las escuelas de nivel básico, justo en el momento en que se desarrollan las sesiones de los Consejos Técnicos Escolares (CTE) desde que comenzó a dialogarse sobre el Plan de Estudio 2022, tienen que ver con las semejanzas y diferencias que significa construir el Programa Analítico y el Programa Escolar de Mejora Continua (PEMC); dos programas que, si bien es cierto coinciden en eso, en ser “programas”, pero que difieren dada su naturaleza e intención de la que se derivan. Ahora bien, como se verá más adelante, si en dichos programas hay diferencias considerables, desde luego que también existen con lo que en el medio se llegó a conocer, hace algunos años, con el nombre de Planeación Didáctica Argumentada. Entonces, ¿es lo mismo el Programa Analítico, el PEMC y la planeación argumentada y solo la Secretaría de Educación Pública (SEP) le ha cambiado el nombre para adecuar tales esquemas de trabajo como parte de la construcción de un Programa Analítico? Para dar respuesta a esta interrogante que, dicho sea de paso, me parece bastante interesante retomar en virtud, repito, de lo que se ha podido escuchar en diversos espacios en los que se dialoga como parte de los procesos de “formación” del Plan de Estudio 2022, retomaré información de los documentos que la misma SEP ha dispuesto para que las maestras y maestros las llegaran a conocer en un momento determinado.

Como se sabe, el PEMC, es una propuesta concreta y realista que, a partir de un diagnóstico amplio de las condiciones sociales de la escuela, plantea objetivos de mejora, metas y acciones dirigidas a fortalecer los puntos fuertes y resolver problemáticas escolares de manera priorizada y en tiempos establecidos… es un instrumento para la acción y no debe convertirse en un documento formalista, o simplemente en una serie de buenas intenciones, deseos y aspiraciones (SEP, 2021).

Concebido de esta manera puede comprenderse, que el PEMC, al ser un instrumento permite orientar, planear y materializar procesos de mejora en las escuelas y, por ello, en el ámbito de su autonomía de gestión, mediante un trabajo colegiado, se construye un documento considerando la información o datos que brinde el contexto (puede ser interno o externo dependiendo de las problemáticas identificadas en los mismos), la relación con los padres de familia, entre otras cuestiones más. De ahí que sus características tengan como referente, como ya se ha dicho, un diagnóstico escolar compartido por toda la comunidad educativa; una política de participación y colaboración; una visión de futuro; un ajuste dependiendo del contexto; una proyección multianual; un carácter flexible; una adecuada estrategia de comunicación (SEP, 2021).

De esta forma, y para obtener un diagnóstico integral centrado en las niñas, niños y adolescentes (NNA), se hace necesario recolectar, comparar y analizar información referida a las características, intereses y necesidades de los alumnos mediante los siguientes ámbitos: 1. Aprovechamiento escolar y asistencia; 2. Prácticas docentes y directivas; 3. Formación docente; 4. Avance de los planes y programas educativos; 5. Participación de la comunidad; 6. Desempeño de la autoridad escolar; 7. Infraestructura y equipamiento; 8. Carga administrativa (SEP, 2021). Con la obtención de estos datos, integrados al diagnóstico, el colectivo docente, como se sabe, decide qué aspectos se podrían atender, con la intención de resolver problemáticas escolares específicas.

Dicho lo anterior, se observa con claridad, que este programa tiene la intención de focalizar una serie de objetivos, metas y acciones que corresponderían más al ámbito de la gestión que al plano curricular propiamente dicho que, como se sabe y se detalla más adelante, es más amplio, pues en éste los contenidos y procesos de aprendizaje son fundamentales para el desarrollo de los estudiantes.

Cierto, algunos elementos del PEMC podrían apoyar en la construcción del Programa Analítico que en estos momentos comienza a conformarse en las escuelas de nivel básico puesto que, parte de esa información y/o datos que se obtienen en el diagnóstico, podría incorporase, sin embargo, repito, lo curricular tiene implicaciones más amplias, por lo que se hace necesario integrar otros elementos para la conformación de dicho Programa Analítico. Cierto, es sabido que, como parte de los ámbitos que contempla el PEMC se establecen determinados objetivos, metas y acciones relacionadas con problemáticas específicas que se derivan del aprendizaje de los alumnos, pero éstos, como su nombre lo indica, se sitúan o focalizan en una disciplina en específico, pensemos en estos momentos en Español y en la redacción de textos empleando organizadores gráficos. Para ello, se pueden proponer, una serie de acciones recurrentes que, podrían trabajarse, a la par o de manera complementaria de los contenidos que, en esos momentos, el docente estuviera trabajando con sus estudiantes.

Por lo que respecta a la Planeación Didáctica Argumentada, como es conocido, fue uno de los tantos “requisitos” que se implementaron en el sexenio anterior, con la finalidad de que las maestras y los maestros que presentaran la evaluación de su desempeño docente, la elaboraran y, con ello, pudieran ser “valorados” para que su función fuera catalogada como “idónea” o “no idónea”, sea lo que eso haya significado para la SEP. No fue, ni tantito, un esquema de trabajo que se tendría que desarrollar en cada una de las escuelas como parte de una actividad que, de manera colegiada, se tuviera que construir. La maestra o maestro que hubiera sido “seleccionado” para ser evaluado, tendría que elaborar dicha planeación para demostrar, mediante un escrito, el análisis, justificación, fundamentación y el sentido de las estrategias de intervención docente elegidas en el momento en que el o la sustentante diseñaba su planeación, agregándole desde luego, una reflexión sobre lo que esperaba que aprendieran sus estudiantes y la forma en que evaluaría lo aprendido (SEP, 2017).

Los rubros que debería contener la referida planeación didáctica argumentada, eran: 1. Descripción del contexto interno y externo de la escuela; 2. Caracterización general del grupo; 3. Elaboración del plan de clase; 4. Fundamentación de las estrategias de intervención didáctica elegidas; 5. Estrategia de evaluación; 6. Reflexión por escrito de lo que se espera aprendan los estudiantes y cómo se evaluará. Rubros o aspectos que, como se sabe, eran evaluados mediante una rúbrica y, con base en los resultados, la maestra o maestro, repito, era catalogado como “idóneo” o “no idóneo”.

Ahora bien, como se observará, algunos de estos rubros podrían haber sido considerados en el momento en que se construía el PEMC, relacionados con aquella información y/o datos que pudieran provenir de un diagnóstico escolar, como el contexto interno o externo de la escuela, o la caracterización del grupo, lo cual, obviamente, obliga a establecer que, el quehacer docente, parte de ello, de ese conocimiento que el docente puede lograr a través de la indagación, con diferentes técnicas e instrumentos como la observación, entrevistas, resultados expresados en el aprovechamiento escolar de los alumnos, estilos de aprendizaje, relación de los padres de familia con el escuela, grupo, docente y estudiantes, etcétera, para diseñar una planeación didáctica que le permitiera abordar los aprendizajes en los NNA. Obviamente que, los demás aspectos o rubros contemplado en esa Planeación Argumentada, formarían parte de otra de una actividad más específica, precisamente, vinculada con la planeación didáctica que el profesorado realiza cotidianamente.

Finalmente, tal y como lo he venido señalando a través de diferentes artículos publicados en este y otros espacios, el Programa Analítico puede entenderse, como una estrategia para la contextualización que los maestros, como colectivo escolar, construyen a partir de los programas sintéticos, de acuerdo con las condiciones de su situación comunitaria, escolar y, en particular, de su grupo escolar… el programa analítico no es un formato que se llene con alguna receta, implica organizar de manera específica varias de las acciones que ya se llevan a cabo en la escuela, incorporar nuevas o reorientar el sentido de otras para atender las finalidades que el Plan de Estudios 2022 señala… (por tanto) es un documento de trabajo sencillo que se elabora, analiza y evalúa durante el ciclo escolar en las sesiones del CTE o en las academias de secundaria, además de los espacios de formación docente… Se configura a partir de tres planos: 1. Análisis del contexto socioeducativo de la escuela; 2. Contextualización; 3. Codiseño. El primero refiere al ejercicio de lectura de la realidad educativa de la escuela, el segundo explica los procesos de integración curricular y contextualización y, el tercero, incorpora especificidades locales (SEP, 2022).

Esto último, refiriéndome al codiseño, me parece que es uno de los temas fundamentales que deberían comprenderse mejor para evitar la confusión que podría surgir al momento en que se construye dicho Programa Analítico y, por la cual, se desprendería la idea de que tanto el PEMC o la Planeación Didáctica Argumentada, sería lo mismo que el Programa Analítico que en el Plan de Estudio 2022 se propone, en virtud de que cuando se hablamos de cosideño, según la SEP, es un proceso que: 1. Incorpora problemáticas, temas y asuntos comunitarios locales y regionales como contenidos necesarios para enriquecer la propuesta curricular; 2. Considera que el colectivo docente de cada escuela delibere en torno a los contenidos que se integrarán a los programas analíticos; 3. Reconoce los procesos de decisión curricular que las maestras y maestros llevan a cabo; 4. No elude la observancia obligatoria de los programas de estudio (programa sintético); 5. Implica una visión contextualizada, flexible y realista para la toma de decisiones de los maestros respecto a cómo se enseña (didáctica) en la escuela; 6. Lo nacional tiene que reposicionarse como el espacio de lo común desde la diversidad que nos caracteriza como país (SEP, 2022).

Es claro que el Programa Analítico tiene una lógica diferente en y para su construcción; si bien es cierto que algunos elementos, rubros o aspectos del PEMC o de lo que se conoció como Planeación Didáctica Argumentada podrían ser un referente o instrumento para la conformación del mismo, colocar en un mismo plano tales cuestiones sería incorrecto como inapropiado, de ahí que sigo y seguiré sosteniendo, que el diálogo en el pleno de los CTE es fundamental para clarificar estas y otras cuestiones que se derivan de la implementación de una propuesta curricular como la que hoy día los docentes tienen en las manos.

Desde mi perspectiva, en las últimas semanas, la SEP no ha podido formular ni establecer una adecuada estrategia de comunicación para que situaciones o cuestionamientos, como los que he planteado, sean atendidos para que ese teléfono descompuesto que comienza a gestarse entre los colectivos docentes en torno al Plan de Estudio 2022, deje de serlo. Pienso, que al interior de esa Secretaría se piensa o se da por hecho, que el profesorado no requiere de una comunicación efectiva para el logro de los propósitos que persigue dicha Institución; paradójicamente se les ha olvidado, que una de las habilidades que todo docente debe poseer para desarrollar su función es la de saber comunicar, situación que, hasta el momento, repito, no ha hecho la Dependencia que marca el rumbo de la educación de nuestro país.

Con negritas:

¿Considerará la SEP analizar la pertinencia de continuar con el PEMC en las escuelas, o bien, de reajustar algunos de los elementos que lo integran? Pregunto esto porque, espero, ojalá no estemos en la antesala de implementar programas y más programas que, al final del día, terminarían burocratizando el quehacer docente.

Al tiempo.

Referencias: