El equipo del presidente Andrés Manuel López Obrador ha anunciado que presentará en días próximos una iniciativa legal para proponer un nuevo marco normativo para la educación.
La ley no cambia la realidad en las aulas del país, pero sí marca la pauta sobre lo que se espera de los agentes de cambio –desde burócratas en las oficinas educativas y funcionarios en las zonas escolares, hasta directivos, docentes, familias y estudiantes en las escuelas, y actores en la sociedad a su alrededor-.
Cuatro puntos son fundamentales para que, desde la ley (y desde la política pública que deriva de ella), progresemos en la garantía del derecho a aprender de cada niña, niño y joven en México en esta etapa de la transformación educativa.
En primer lugar, avanzar en la inclusión y equidad en la educación. Es significativo que el nuevo gobierno entra con una perspectiva de equidad en la educación. Esta equidad debe ir más allá de la cobertura; exige acciones para asegurar: 1) que todas y todos lleguen a las escuelas listos para aprender y que permanezcan en y transiten por ellas en tiempo y forma para terminar los quince años de la educación obligatoria; 2) que cada estudiante aprenda lo que quiere y lo que necesita, en lo cognitivo, lo físico, lo social y lo emocional; y 3) que las niñas, niños y jóvenes cuenten con espacios y oportunidades para participar en las decisiones sobre su propia educación.
Segundo, hay que garantizar los derechos profesionales de los docentes. La transformación educativa sólo es posible de la mano de maestros fortalecidos y acompañados que tengan las actitudes, las herramientas y los apoyos para construir comunidades de aprendizaje incluyente. La propuesta del nuevo gobierno debe asegurar a cada docente una trayectoria profesional orientada a promover su derecho a aprender así como el de sus estudiantes: con una reforma a la educación normal, formación continua que responda a sus necesidades, tutoría para docentes de nuevo ingreso y acompañamiento efectivo para cada escuela.
Tercero, atender los “extremos” de la trayectoria escolar. Es un acierto que el gobierno llega con un enfoque en los jóvenes. Dejamos a muchos fuera de la educación media superior y superior y hay que enfrentar esta exclusión. Pero la brecha en las oportunidades de desarrollo nace desde el principio, en la primera infancia. Las soluciones tienen que ser simultáneas, con estrategias compensatorias para los jóvenes y oportunidades de desarrollo desde los primeros años para cerrar la brecha para las nuevas generaciones.
Finalmente, fomentar una participación amplia. La educación es nuestro proyecto social más importante y requiere de todos nosotros. Esperamos que los foros de consulta nacional sobre el acuerdo educativo representen un primer paso y que la etapa que sigue se caracterice por la generación de cada vez más espacios –a nivel escuela, comunidad, municipio, estatal y federal– para el diálogo y la co-construcción de prioridades, soluciones y aprendizajes.
Artículo publicado en El Heraldo de México.