El 15 de noviembre de 2018 se realizará el Congreso Nacional, en Cancún, donde se renovará el Comité Ejecutivo Nacional del Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (Suterm) para el plazo 2019-2025.
Con este, los más importantes sindicatos de México habrán esquivado las advertencias de Morena-gobierno sobre la aplicación a los procesos electorales sindicales del Acuerdo 98 de la OIT, la fracción XXII bis del artículo 123 constitucional, apartado A y el artículo 371, fracción IX, de la Ley Federal del Trabajo, es decir que habrán eludido todo tipo de transformación en las costumbres sindicales del PRI. ¿A quién aplicará el nuevo gobierno federal las nuevas reglas democráticas sindicales si el SNTE, petroleros, ferrocarrileros, Suterm, han adelantado elecciones antes de que entre en funciones el nuevo gobierno? Por alguna razón el sindicato del IMSS ya pasó la prueba y su líder se tomó la foto con el nuevo jefe del IMSS, Germán Martínez.
Al SNTE le tocaba hacer elecciones nuevas en octubre de 2018, mes en que acababa el sexenio comenzado en octubre de 2012 pero la elección fue adelantada a febrero y se realizó en Jalisco, tierra de Juan Díaz de la Torre, quien alteró los estatutos para ser al mismo tiempo diputado y dirigente, y prolongar su mandato hasta 2024. La diputación no se logró pero la reelección sí. Juan Díaz, Alfonso Cepeda y Jaime León Navarrete lograron una burleta hacia Morena, falta que Morena deje impune esa burleta.
De la reelección de Romero como líder petrolero hemos documentado que simultáneamente con el transcurso de la Convención petrolera de diciembre de 2017, donde se reeligió, Navarrete Prida, entonces Secretario de Trabajo, estuvo echando porras a Romero Deschamps vía twitter en tiempo real, en clara intromisión en el proceso. Recientemente se renovaron las dirigencias seccionales petroleras supuestamente con voto secreto, pero la oposición, a cargo de María de Lourdes Díaz Cruz, se inconformó. Romero y la dirigencia nacional del STPRM dieron por concluido el tema electoral en desplegado del siete de noviembre, dándole las gracias por su intervención a Olga Sánchez Cordero y Rocío Nahle. Por el estilo se reeligió Víctor Flores, líder ferrocarrilero: antes de que entre a gobernar Morena.
Le toca ahora al Suterm también adelantarse de última hora a Morena el jueves 15 de noviembre, quince días antes de que suene la campana sexenal. Garantizo que la toma de nota se la darán al día siguiente pues el tiempo se acaba. Un boletín del Comité Nacional del Suterm, fechado el siete de noviembre y dirigido a los delegados que constituirán el congreso, explica que, lástima, sólo una planilla logró cubrir los requisitos de los artículos 34 y 54 de sus estatutos. La planilla la encabeza, en reelección, Víctor Fuentes, sobrino del inefable Leonardo Rodríguez Alcaine (PRI). El proceso electoral será, dice el boletín, “en votación secreta, libre y personal, por cédulas y urnas” en un hotel de Cancún, y lograría Fuentes acumular 19 años al mando del sindicato.
El procedimiento de Víctor Fuentes es el mismo del SNTE y de los petroleros y de todos los líderes: nula rendición de cuentas que derivan en fortunas personales gigantescas, supuesto o real voto secreto, planillas únicas, triunfo asegurado. ¿Qué harán en este caso Manuel Bartlett (CFE)?, ¿qué hará Luisa María Alcalde (STPS) para revertir estas elecciones precipitadas? Si las respuestas que dé el nuevo gobierno federal son la respuesta (políticamente neutra) de que el asunto es tema exclusivo de los trabajadores, o la respuesta (técnicamente neutra) de que los inconformes se quejen en tribunales, serían respuestas que deberán dar preocupación a una Cuarta Transformación que no se puede permitir ser neutra por ningún concepto. Neutralizarse es abdicar, abdicar es perder de antemano la nueva Conducción del Estado; Conducción con mayúscula.
El nuevo régimen debe definirse enérgicamente en lo político bajo el esquema amigo-enemigo declarando explícitamente con cuáles dirigencias sindicales va a trabajar. Debe resolver si trabajará con los liderazgos sindicales que deja el PRI (sembrados como bombas de tiempo para las elecciones federales intermedias del 2021 y para las presidenciales del 2024), o desactiva estas “elecciones” y crea liderazgos afines al proyecto de la Cuarta Transformación. Cierto que esos líderes sindicales no depositaron en las urnas los votos de sus representados pero pusieron, antes de la instalación de las urnas, el dinero de las cuotas sindicales al servicio del régimen que ya concluye. Si no se demuestra “quién manda aquí” será hora de pedir a Guanajuato el espejo donde por seis años se estuvo contemplando embelesado nuestro expresidente Vicente Fox.