Letras de oro y un rollito…

¡Qué estupidez! Habiendo tantas, pero tantas cosas porque preocuparse como dirigente sindical y senador de la República.
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El profesor Ernesto, un reconocido docente en la comunidad donde habita, dedicó poco más de 42 años de servicio ininterrumpido a enseñar a cientos de niñas y niños de la región. Su entrega, vocación y pasión por lo que hacía en las escuelas, lo llevaron a ser un hombre digno de respeto entre sus colegas y autoridades educativas, tanto oficiales como sindicales. Nunca quiso ser director, aunque contaba con todos los requerimientos para ello; siempre decía que su vida era estar en las aulas, porque en los salones de clase se disfrutaba la vida.

Recuerdo que el profe Neto – como pedía que le dijeran –, en algunas de las charlas que llegué a entablar con él, comentaba con cierta nostalgia sobre los años mozos de su lucha magisterial. Curiosamente siempre se dijo oficialista, pero con sangre disidente, que le hervía cuando veía las injusticias cometidas en contra de los que menos tienen. “Aquí no hay güeros o morenos, aquí se agarra parejo”, era una expresión que utilizaba para referirse a los políticos, autoridades educativas y dirigentes sindicales, porque ninguno de ellos era de importancia, puesto que su prioridad siempre fueron sus pequeños.

Antes de jubilarse, veía con cierta tristeza cómo las nuevas generaciones de maestras y maestros no hacían más por las comunidades y sus escuelas; era obvio, quiero pensar que su edad y el camino andado lo llevaban a reflexionar sobre sus logros y sus tropiezos, pero, sobre todo, en todo aquello que aún se podía hacer y no se había hecho.

Su jubilación fue un evento inesperado, pero comprendido por muchos y, aunque suplicó que no se hiciera nada el último día en que estuviera en la escuela, sus compañeros le organizaron un pequeño programa y una comilona, como a él le gustaba. Ese día, a ese evento, sin que fueran invitados llegaron algunos “despistados” del sindicato (SNTE), pero también, el jefe de departamento de primarias y un supervisor; lo que sucedió cuando éstos finos personajes se despidieron fue todo un suceso: “Profe Neto, se le va a extrañar en esta escuela; debería ponérsele su nombre con letras de oro en honor a su fina persona” – expresó tan flamante autoridad educativa enfrente de maestras y maestros. El profesor Ernesto, tal cual era, sonriente estrechó su mano para agradecer el gesto, no sin antes expresarle: “Mejor haga rollito esas letras y guárdelas en su…….; lo que esta escuela necesita son baños y más recursos porque no llegan”. Así tal cual era el profe Neto. ¡Ah cómo se le recuerda y cómo se le aprecia!

Dígame usted si la vida no es maravillosa y nos regala tremendas coincidencias. Hoy, en nuestro México “de oro”, hay algunos paladines de la justicia que recientemente aprobaron la colocación de letras doradas en el senado de la República con la siguiente frase: “A las maestras y maestros de México, por su contribución al desarrollo del país”.

Uno de estos personajes e impulsor de esta iniciativa fue el senador y dirigente nacional del SNTE, el profe Cepeda. Un hecho histórico como ha sido calificado por el comité ejecutivo nacional de este sindicato, y en absoluto se equivocan. Y digo que no se equivocan porque, en efecto, es histórico porque pone al descubierto lo que siempre ha sido su verdadera cara, llamémosle, simulación. Vaya, uno pensaría que tal dirigente y senador estaría más preocupado por exigir mejores condiciones laborales y profesionales para las y los trabajadores de la educación, pero no, dicha preocupación consiste en que en el senado (donde él devenga un sueldo que ningún trabajador de la educación podría ver en sus manos en un año o mes) se coloquen letras doradas que reconozcan el trabajo de las maestras y maestros de México. ¡Qué estupidez! Habiendo tantas, pero tantas cosas porque preocuparse como dirigente sindical y senador de la República, pero bueno.

Yo me quedo pensando en aquellas y aquellos profesores que, por ejemplo, siguen arriesgando su vida porque las condiciones de seguridad en su estado, municipio o comunidad nada más no son las mejores para que presten sus servicios educativos; Sinaloa, Guerrero o Michoacán podrían ser un claro ejemplo de ello.

También me pongo a pensar en todas y todos aquellos jubilados a los que las leyes, las AFORES y las UMA`s afectaron precisamente su jubilación o pensión. ¿Acaso este senador pensará que todos gozan del recurso que él recibe en estos momentos?, ¿acaso pensará este dirigente sindical que la atención médica en varias unidades del ISSSTE es igual a la que se brinda en Dinamarca o a la de los hospitales en los que él se atiende?

¡Híjole! Me pongo a reflexionar en todas y todos aquellos maestros activos a los que cada año se les han prometido mejoras salariales de acuerdo a su encomiable labor y, con decepción, observan y escuchan cada 15 de mayo los mismos viejos discursos de siempre, y esa arenga que tanto ofende: ¡Por fin se ha revalorizado al magisterio!

Ahora bien, no quiero ni pensar en toda la bendita carga administrativa que tienen las y los profesores en las escuelas y en sus hogares; es un lastre que genera desgaste, estrés, ansiedad y un cansancio brutal; ¡ah, pero eso sí, por fin ya tendrán letras doradas en el senado del país nada más porque sí!

Pienso también, en aquellas y aquellos docentes tratados injustamente por los nefastos procesos de la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y Maestros, pero también, por la corrupción que se vive en las entidades federativas, donde, desde luego, este sindicato tiene una participación, digamos, bastante activa.

Desde luego me quedo pensando en las condiciones de las escuelas en donde las y los maestros realizan su actividad diaria. Escuelas a las que rara vez el recurso llega, y si llega, es porque los padres de familia apoyan para que sus hijos reciban la educación que necesitan.

No podía dejar de pensar en aquellas y aquellos docentes que han sido acusados injustamente por compañeros o padres de familia y, en algunos casos, han perdido su trabajo nada más porque el acusado no es amigo o compadre de “alguien” del sindicato. En fin.

¿Qué es lo que el profe Neto diría en este caso?

– “Mejor haga rollito esas letras y guárdelas en su……”.