Las enseñanzas de Comenio para antes de regresar a las escuelas en tiempos de pandemia

Hoy tenemos la oportunidad de tener aulas y escuelas virtuales. Lo que no debería cambiar es la intención formadora de mujeres y hombres íntegros en ...
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“Hasta ahora hemos carecido de escuelas que respondan perfectamente a su fin”

Juan Amós Comenio.

En el prólogo de la Obra “Didáctica Magna” de Juan Amós Comenio, su autor Don Gabriel de la Mora, señala que en 1970 al cumplirse tres siglos de la muerte de Comenio, la Conferencia General de la ONU invitó a los Estados miembros a conmemorar la obra del insigne Maestro.

Comenio veía en la Educación, el camino para construir mejores pueblos. El visionario maestro fue quien propuso la creación de una Escuela de Escuelas o Colegio Universal o Academia Mundial de Sabios, que fuera conformada por especialistas de todos los países, para guiar y aprender del trabajo asociado promoviendo el mejoramiento de todos. Aquella propuesta se volvería realidad siglos después, con la fundación de la UNESCO en 1945, organismo especializado en materia de Educación, Ciencia y Cultura.

Desde su fundación, la UNESCO y otros organismos internacionales, han señalado las directrices de las políticas que se han de implementar en los diversos países en materia de Educación.

Así, las acciones y políticas que los Ministerios o Secretarías de cada Estado implementan, se sustentan en las recomendaciones emitidas desde dichos aparatos de influencia internacional.

En ese sentido, en estos momentos en que hay polémica sobre la reapertura de las escuelas para el regreso a clases de manera física-presencial, conviene recordar que esta no es una decisión totalmente autónoma de los gobiernos en cada país.

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Estas decisiones y más en medio de la pandemia, se toman considerando las recomendaciones del “Colegio Universal” –hoy UNESCO– aludido por Comenio.

Asimismo, es necesario recordar que paralelo a la educación oficial, está la actividad económica, siendo este un factor principal en la toma de decisiones en todos los niveles y sectores.

Así, el lunes 30 de agosto del presente año, llevará al Sistema Educativo Mexicano al encuentro con el destino, ¿Abrir las escuelas para el regreso a clases de manera física-presencial o no?

Recordemos que esa incógnita aplica solo para el nivel de educación básica (Inicial, Preescolar, Primaria y Secundaria). Actualmente este sistema a nivel nacional cuenta con una matrícula de más de 25 millones de estudiantes, cerca de 1 250 000 docentes y más de 230 000 escuelas, considerando al sector Público como al Privado. Una cifra por demás importante.

Las conjeturas sobre si se abrirán las escuelas o no, son formuladas por los más importantes y reconocidos especialistas en educación, hasta periodistas y comunicadores de diversos medios, así como por padres y madres de familia e incluso por los jóvenes estudiantes, sin dejar de considerar a los docentes y funcionarios. Cada quien emite su opinión con base a su posición. Aunque ya se mencionó de qué dependerá la decisión final.

Aunque para quien escribe estas líneas, lo más importante no es si se regresa o no. Lo primordial es, ¿para qué volver a la escuela? ¿Para continuar con el mismo esquema tradicional de siempre o para emprender un nuevo y verdadero proyecto educativo, como el que postuló en su momento Juan Amós Comenio?, pero al mismo tiempo aprovechando las tecnologías digitales con que hoy se cuenta.

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El gran maestro Juan Amós llamó Escuela a lo que se aproximaba a “un verdadero taller de hombres; es decir, aquella en la que se bañan las inteligencias de los discípulos con los resplandores de la Sabiduría”. Hoy tenemos la oportunidad de tener aulas y escuelas virtuales. Lo que no debería cambiar es la intención formadora de mujeres y hombres íntegros en toda la extensión de la palabra.

El que escribe considera que es necesario regresar, por supuesto que lo es, sea en el mes de agosto o en cualquier otro momento, pero regresar y mejor aún con la consigna de construir juntos una nueva escuela y un nuevo proyecto educativo. Que sea idóneo para las exigencias que la era digital acelerada por la pandemia han traído.

Lamentablemente la pandemia hizo olvidar a las más de 230 000 escuelas establecidas en el país La mayoría se encuentran abandonadas, dañadas y deterioradas. Desafortunadamente, la sociedad está más enfocada en la discusión pública del regreso a clases o no, que en preocuparse y en ocuparse en hacer algo en favor de los “Talleres de la Humanidad” que tanto nos necesitan a todos.

Necesitamos levantar y acondicionar las escuelas antes de pensar en el regreso. Se regrese el 30 de agosto o no, las escuelas merecerán de ahora en adelante y de manera permanente y constante una gran inversión de todo tipo de recursos. Humanos, tecnológicos, materiales y de planeación y dirección.

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Por otro lado, antes de considerar el regreso, también es oportuno repensar la función de la escuela sea física y presencial –o incluso virtual–. Recordar algunos de los postulados de Comenio, escritos en su obra “Didáctica Magna (1630), puede ayudar a resignificar los fines de la escuela, que tiene por objetivo acompañar los procesos formativos:

  • Escuela es la que responde a su fin, al de ser un verdadero Taller formador de hombres.
  • Que la enseñanza sea en lugares destinados para ello, denominándose: Escuelas, Estudios literarios, Auditorios, Colegios, Gimnasios y Academias.
  • Las escuelas serán abiertas para todos. Ricos y pobres, nobles y plebeyos, niños y niñas.
  • En las escuelas se debe enseñar a todos, todas cuantas cosas ayudan a formar hombres completos, aunque unas hayan de ser después de mayor uso para unos que para otros.
  • Que en todas las ciudades, plazas y aldeas se creen escuelas para educar a toda la juventud.
  • Que las escuelas tengan un orden y una organización, porque el orden lo es todo. Se puede enseñar y aprender si se procede con orden.
  • Invertir de la mejor manera las horas destinadas a la escuela.
  • Que lo que se enseñe, se verifique sin castigos ni rigor.
  • Enseñar conocimiento verdadero y sólido, no falso y superficial, para que el hombre se guíe por su propia razón, no por la ajena.
  • Que se deje de memorizar sin un sentido. En su lugar que se penetre hasta la médula de las cosas, para conocer la verdadera significación.
  • Que se genere un Método adecuado para la enseñanza y este sea tomado de la naturaleza.
  • Que cada clase tenga un libro especial y usarlo como una forma de motivar el aprendizaje.
  • Que se usen las imágenes como medios de enseñanza.
  • Que se coloque al niño y joven como centro del fenómeno educativo y que aprendan haciendo.
  • Todo ello, para que con la ayuda de quienes sepan y puedan se entreguen a labor de la enseñanza de los otros, para educar y formar al hombre a través de ciertas disciplinas desde la primera edad.

Si los agentes educativos recuerdan todos estos preceptos y mejor aún si se hace algo por aplicarlos al sistema educativo, seguramente será más importante el cómo y para qué volver, antes que el cuándo.

Todos, alumnos, docentes, funcionarios y padres de familia, tenemos tarea. Gracias por el hermoso legado “Juan Amós Comenio”.

Ilustración Tomada de la Revista El Correo. Publicación mensual de la UNESCO.

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