En una de sus novelas de la serie “La costumbre del poder”, quizá en “Retrato hablado” o “Palabras mayores”, Luis Spota narra una masacre en la capital del país, por motivos absurdos, inexplicables, y por supuesto injustos.
Las motivaciones e implicaciones logran ser entendidas cuando se desenreda la madeja y se revela que la masacre fue ideada y montada por uno de los aspirantes a suceder al presidente Aurelio Gómez-Anda, a fin de dañar la imagen, evidenciar como ineficiente y sacar de la jugada al regente de la ciudad, otro de los aspirantes a la candidatura que a la postre obtiene Víctor Ávila Puig.
Con este episodio el autor de “Casi el paraíso” plantea que las cosas no siempre son cual aparentan, y que en política, como se repite con frecuencia aquí y allá, no existen las casualidades.
Sin ánimo de buscarle tres pies al gato, hay quienes consideran que es legítimo plantearse algunas preguntas respecto a la nueva suspensión de clases, la consecutiva marcha y plantón de miembros de la Coordinadora provenientes de cuatro estados, (Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Michoacán), para exigir que se reanude el diálogo con la Secretaría de Gobernación.
Las pláticas se suspendieron en 2016 sin llegar a acuerdos definitivos, y permanece insatisfecha la principal exigencia: no aplicar la Reforma, sobre todo en lo concerniente a la evaluación para la permanencia de los maestros.
Hasta ahí todo comprensible, no obstante que abundan las voces que consideran injustificable dejar sin clases a millares de niños; por supuesto esas muy conocidas voces no justifican los medios ni están de acuerdo con el fin.
Sin embargo, a no pocas personas del común de los mortales las asaltan preguntas, inquietudes. Quizá la primera y más importante es: ¿tiene un doble fondo esta nueva movilización?
Al tenor y al calor de la campaña electoral, hay quienes se cuestionan qué tan fructíferas resultan estas manifestaciones, y a quiénes benefician sus efectos; qué tipo de respuesta es la que realmente están buscando los paristas; cómo reaccionará el gobierno.
La posición de Meade y de Anaya las conocemos ya. En ambos casos es de censura, de reprobación.
El primero afirma que está con los maestros que permanecen en las aulas, no con los que salen a protestar. Se manifestó en contra de “Ésos que, en vez de enseñar, generan caos; ésos que, en vez de predicar con libros de texto, predican con violencia… que están dispuestos a sacrificar a las niñas y a los niños” (https://goo.gl/7tBGMK). Los acusó también de “secuestrar la educación” (https://goo.gl/WVGSFF).
Por su parte Anaya Cortés instó al magisterio disidente a respetar el libre tránsito de los ciudadanos. “Mi respeto a los maestros del país, pero no comparto que se deje a los niños sin clase por hacer plantones; ellos deben cumplir con su obligación de dar clases”, expresó el frentista (https://goo.gl/88QUW3). No podía ser en otro sentido su opinión, a pesar de que se diga cercano a los maestros, y hasta aparente estar arrepentido de votar en favor de todas las reformas, incluida la Educativa, pues más bien lo que dice es que se han aplicado mal.
Es fundamental saber también qué opina Andrés Manuel López Obrador, en virtud de que la CNTE es considerada aliada suya, y de hecho no faltan quienes le atribuyen la autoría intelectual de ésta y otras manifestaciones. Pero el candidato andaba en otros quehaceres: limó asperezas con los hombres de negocios, e incluso consiguió la incorporación a su proyecto de Guillermo Ortiz y de Santiago Levy, aunque no la inclusión en el gabinete, en el que confirmó como futuro secretario de Hacienda a Carlos Urzúa; también dialogó con organizaciones de la sociedad civil. Es decir, sigue agregando partidarios a su causa.
Frente a tal contexto, y ante esta nueva jugada de la CNTE, hay quienes se plantean una serie de preguntas, lanzándolas como palos de ciego: ¿Será que la CNTE ha perdido la paciencia y ahora sí la prudencia? ¿Hasta dónde y hasta cuándo llegará esta vez? ¿Será que sus integrantes no confían plenamente en que AMLO dé marcha atrás a la Reforma Educativa? ¿Será que Andrés Manuel mueve los hilos? ¿Será que los mueven otros para inculpar a López Obrador si la situación se desborda? ¿Será que la CNTE teme que López Obrador no gane, y que si gana no se le respete el triunfo, y que si se le respeta el triunfo deseche la idea de revertir la Reforma Educativa en virtud de algún acuerdo o pacto? ¿Será que las huestes magisteriales disidentes saben algo que nosotros no, y se preparan ya para enfrentar una elección de Estado y/o un posible fraude electoral? ¿Será que la CNTE se ha vuelto un aliado incómodo al irrumpir en estos momentos y circunstancias? ¿Podría ser la de la CNTE una suma que reste votos a AMLO? ¿Será que algún tigre ya anda suelto y acechante?