La Evaluación en el Nuevo Modelo Educativo.

La principal característica de la Reforma Educativa que está a punto de desaparecer fue que empezó al revés: primero por los maestros y al final por ...
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La principal característica de la Reforma Educativa que está a punto de desaparecer fue que empezó al revés: primero por los maestros y al final por los programas de estudio. Y no solo eso, sino que lo que se abordó en cada etapa se planteó pésimamente. Los últimos cambios de la mal llamada Reforma Educativa se refieren a la entrada parcial del Nuevo Modelo Educativo y la nueva forma de evaluar la Educación Básica. Es este artículo abordaremos qué fue lo que se hizo mal en estas últimas etapas y por qué.

Organización de contenidos en forma diferente. 

En su afán por dejar huella a su paso por las instituciones, los funcionarios públicos son muy propensos a hacer cambios sin sentido. Uno de esos cambios en materia educativa fue que los contenidos de los programas para ciertos grados se organizaron en trimestres mientras que para los otros grados siguieron agrupados en bloques bimestrales.

Como la nueva forma de organización por trimestres –debido al cambio en su evaluación- afecta a todos los grados en Educación Básica, los colectivos docentes que todavía tienen sus programas y libros de texto organizados en cinco bloques bimestrales, se vieron obligados a reorganizarlos. Unos dividieron el bloque II para anexar una parte al bloque I y conformar un trimestre, otros unieron dos bloques en uno para trabajarlos en el mismo tiempo.

El problema fue que la organización no fue uniforme, como debería haber sido, y esto generó problemas a la hora de tener que evaluar más o menos contenidos.

¿Por qué se organizaron los contenidos de unos grados en trimestres y los de otros no? Por inconciencia e incompetencia. No hay otra respuesta.

El calendario de evaluaciones

Otro problema fue el establecimiento del calendario de evaluaciones. El primer trimestre (agosto-noviembre) ya se evaluó en la semana del 12 al 16 de noviembre (en las primarias). En la semana del 20 al 23 se capturarán los resultados en las plataformas respectivas y en la última semana del mes se informará a los padres de familia de ellos.

Lo anterior deja entrever que sólo se dispuso de los primeros seis días hábiles de noviembre para abordar los contenidos del bloque II, ya sea medio bloque o todo el bloque entero, para completar el primer trimestre (en los grados de 3° a 6° en primaria, por ejemplo). ¿Cómo le hicieron? ¿completaron con el tiempo? ¿Qué van a hacer en los ocho días que restan del mes? ¿Repasar o pasar al próximo trimestre? Sin duda que cada quien hará lo que a su juicio estime conveniente. Mal, muy mal.

Las evaluaciones

Hasta unos pocos días antes de que finalizara el mes de octubre, todos los docentes continuaron evaluando como lo habían hecho siempre: aplicando exámenes parciales, tomando en cuenta tareas, participaciones, trabajos y asistencias; por último, en la semana del 12 al 16 de noviembre aplicaron un examen trimestral. De todo ello se obtuvieron un promedio del periodo evaluado por asignatura.

Pues resulta que esto no debería haber sido así. La SEP supuso –desconociendo completamente lo que hacen los maestros- que éstos evaluarían tomando en cuenta las diferentes clasificaciones de los contenidos señaladas en los programas y no por bloques. La SEP supuso que la evaluación se realizaría por:

  • ámbitos en Español y Autonomía Curricular;
  • ambientes sociales en Inglés;
  • ejes en Matemáticas y Artes,
  • bloques “bimestrales” en Ciencias Naturales, Historia, Geografía y Formación Cívica;
  • componentes pedagógicos-didácticos en Educación Física; y
  • dimensiones en Educación Socioemocional.

Sin embargo, ningún docente fue advertido de que la evaluación debería realizarse de esta manera sino hasta que aparecieron los nuevos reportes o portafolios de evaluación en los últimos días de octubre. Y aún en los primeros quince días de noviembre, todavía a supervisores, directores y docentes no se les había instruido que la evaluación debía ser segmentada y diferenciada.

Todo esto suponía que la evaluación sería del ámbito, eje o componente del que se deriva cada tema o lección. Así, los exámenes parciales, trabajos, participaciones y hasta los exámenes trimestrales debían haber estado organizados por ámbitos, ambientes, ejes, bloques, componentes y dimensiones.

Pero no fue así. Inclusive los nuevos exámenes trimestrales que distribuyeron las Secretarías de Educación de cada estado eran iguales a los del ciclo anterior, ampliados con contenidos del segundo bimestre. Los exámenes que vendieron las empresas dedicadas a ello también fueron semejantes a los de las Secretarías de Educación estatales.

Los nuevos niveles de desempeño.

Con una influencia marcadamente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), los resultados de las evaluaciones ahora se presentarán por niveles: Nivel IV “Sobresaliente”; Nivel III “Satisfactorio”; Nivel II “Básico”; Nivel I “Insuficiente”. En las asignaturas de Formación Académica estos niveles corresponden a: 10, 9 u 8, 7 o 6, y 5, respectivamente.

Esta nueva forma de presentar los resultados por niveles de desempeño dificulta el sacar promedios, por lo que necesariamente tendremos que recurrir a su correspondencia numérica para obtenerlos. Así que ¿para qué niveles de desempeño si todavía necesitaremos de sus equivalentes numéricos para diversos propósitos? Doble trabajo.

La captura de los resultados.

Queriendo dar cumplimiento a las especificaciones del nuevo Reporte de Evaluación, las diferentes Secretarías de Educación de los estados se han metido en camisa de once varas y cada quien está cometiendo sus propios errores de apreciación.

Muchas Secretarías, si no es que todas, ya modificaron sus sistemas informáticos para permitir la captura de calificaciones por ámbitos, ambientes, ejes, bloques, componentes y dimensiones. De acuerdo a esto, el administrativo –o el docente en su caso- deberá capturar hasta 50 calificaciones por alumno.

Lo peor de todo es que algunos componentes de las asignaturas se deben capturar a pesar de que corresponden a otros trimestres. Inclusive en la página de captura del primer trimestre aparecen los cinco bloques de todo el ciclo escolar. En algunos casos se van a capturar calificaciones para los cinco bloques bimestrales ¡en el primer trimestre! De hacerlo así, los alumnos ya pueden egresar del grado actual y pasar en diciembre al grado siguiente, cuando menos en algunas asignaturas. Todo un caos.

Inglés.

Ahora la calificación de Inglés, como segunda lengua, se integra directamente al reporte de evaluación. Esto va a afectar el promedio final del grupo del cual está a cargo un docente titular. Esta aclaración debe registrarse en dicho reporte. En vez de registrar al “docente del grupo”, debía decir “docente titular del grupo”.

Autonomía Curricular.

La autonomía curricular tiene su fundamento en que algunos alumnos evaluados por organismos autónomos y que obtuvieron buenas calificaciones, fueron encuestados sobre qué más hacían además de asistir a la escuela. Algunos contestaron que después de clases asistían a clubes, equipos, clases particulares, etcétera.

Por supuesto que esas actividades las imparten personas muy preparadas o que tienen algún título o certificación. Por causa de esto, ahora los docentes deben impartir algún club, o varios, aunque no tenga la preparación para ello o no les guste. En muchos casos la impartición de clubes se simula o, en vez de repartir a los alumnos en diferentes clubes, se reparte el maestro para impartir uno o más clubes a la totalidad de uno o más grupos. Esto les guste o no a los alumnos, lo hayan solicitado o no. Todo esto porque se generaba tal desorden cuando se permitía el desplazamiento de los alumnos a diferentes aulas a tomar un club en particular.

Para los plantes con tiempo parcial de trabajo (matutino o vespertino) la impartición de clubes quita tiempo para impartir las demás asignaturas. Esto necesariamente impactará en el nivel de desempeño de esos alumnos con las implicaciones que esto conlleva a futuro.

Además, algunos planteles tuvieron que contratar la impartición de estos clubes cobrando una cuota mensual a cada alumno. Esto a pesar de que la persona que los imparte exige además mucho material, lo que al final impacta al bolsillo de los padres de familia. Y aparte no les gusta lo que sus hijos reciben a cambio.

Conclusión.

El nuevo sistema de evaluación es un fracaso ya desde ahora. Debemos volver a los números para fijar calificaciones y capturar una sola calificación por asignatura, ya sea bimestral o trimestral. Los clubes deben desaparecer y volver a aprovechar ese tiempo en fortalecer las habilidades básicas de nuestros alumnos. Hoy muchos alumnos pasan a secundaria sin haber aprendido siquiera a dividir. Y un club, como los actuales, no lo va a mejorar. ¿Seguimos o corregimos?

Twitter: @profe_ibarra

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