José Woldenberg, ayer y hoy…

José Woldenberg pretende descalificar a quienes se oponen a las evaluaciones docentes de la mal llamada reforma educativa, exaltando las evaluaciones ...
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José Woldenberg pretende descalificar a quienes se oponen a las evaluaciones docentes de la mal llamada reforma educativa, exaltando las evaluaciones que se realizan para el ingreso y las promociones del personal académico de la UNAM.

Entre ambas evaluaciones (la de los docentes de educación básica y la de los académicos universitarios) sólo existe un rasgo en común, sólo uno: ambas se introdujeron a través de una reforma al artículo 3o Constitucional y no a través de una reforma al artículo 123 Constitucional.

En todo lo demás las diferencias entre ambas evaluaciones son abismales:

– La manera como se procesaron las reformas de sus respectivos marcos normativos (constitucionales, legislativos y reglamentarios). La reforma de la carrera académica se realizó mediante un amplio debate entre los distintos actores interesados, incluidos los sindicatos universitarios, en el Congreso de la Unión y en las universidades. Por el contrario, la reforma laboral del magisterio fue decidida sólo por el gobierno, los partidos del Pacto por Mexico, algunos empresarios y la OCDE, sin ninguna participación de las maestras y maestros.

– La retórica oficial que acompañó a sus respectivos marcos normativos. Aunque en algunos medios hubo fuertes ataques contra el sindicalismo universitario, los académicos no padecieron las campañas mediáticas que padecieron las maestras y maestros de educación básica, antes, durante y después de las reformas constitucionales y legislativas del 2013..

– La intensa participación de los académicos en las reformas y la gestión de la carrera académica, contrasta con la nula participación del magisterio de educación básica en las reformas y la gestión del servicio profesional docente. La única participación que se reservó al magisterio fue la de someterse a la evaluación, porque, si no, serían echados del servicio.

– En el caso de los académicos, la permanencia o no en el empleo siguió siendo regulada por el marco jurídico laboral precedente (artículo 123 constitucional y Ley Federal del Trabajo). Por el contrario, en el caso del magisterio de educación básica la permanencia o no en el empleo pasó a depender de una evaluación del desempeño que debería realizarse cada cuatro años. Lo más absurdo es que esa evaluación del desempeño ni siquiera evaluaba el desempeño de los docentes. Y lo peor: lxs docentes que se negaran o reprobaran esa evaluación, serían echados del servicio o de la función docente, sin ninguna responsabilidad para la autoridad y sin que mediara algún laudo laboral o sentencia del poder judicial.

– En el caso de los académicos universitarios el ingreso, la promoción y el reconocimiento se realiza mediante “concursos de oposición” ante instancias colegiadas, en los que participan los pares. En el caso del magisterio de educación básica, el ingreso, las promociones y el reconocimiento se realizan mediante exámenes de opciones múltiples en los que no tienen ninguna participación los pares. Estoy seguro de que Woldenberg pegaría de gritos en el cielo si su ingreso, promociones, reconocimientos y permanencia en la academia dependiera de su suerte en exámenes de opciones múltiples.

– En el caso de la educación universitaria no existen instituciones especializadas en la formación inicial para la docencia universitaria. Por el contrario, en la educación básica, desde hace muchos años existen instituciones formadoras de docentes para los distintos niveles y modalidades de ese nivel educativo. Las instituciones formadoras de docentes para la educación primaria tienen casi dos siglos de existencia. Esto hace una diferencia notable entre los académicos de la educación superior y los maestros de educación básica, que debería ser tomada en cuenta en el diseño de los concursos para el ingreso al servicio docente. Porque no es cierto que cualquiera puede ser maestra o maestro en la educación básica, sobre todo en preescolar y primaria.

En medio de tantas diferencias, hay una gran semejanza que encuentro entre dos grandes segmentos de los académicos y los maestros. La gran masa de académicxs y maestrxs que trabajan por horas, por asignatura, con contratos temporales, que reciben sueldos de miseria, que andan de grupo en grupo y de escuela en escuela tratando de completar ingresos más decorosos y que, al término de cada ciclo escolar, siempre se preguntan cuál será su suerte en el siguiente

Todas esas diferencias, Woldenberg las desconoce o las omite para descalificar a quienes, desde la izquierda, están luchando por mandar al diablo a las evaluaciones docentes heredadas del gobierno de Peña Nieto.

Woldenberg termina su artículo con una pregunta:

“¿En qué curva de la historia se produjo ese vuelco en la llamada izquierda mexicana?”

Lo mismo me preguntaba yo, mientras avanzaba en la lectura del artículo de José Woldenberg… No daba crédito a lo que estaba leyendo..

PD: Me llamó la atención que, para descalificar a los críticos de la evaluación de ahora, Woldenberg se hubiera remitido al Congreso Universitaro de 1990 y no a las luchas del sindicalismo académico de los setenta y los ochenta, en las que él tuvo una intensa participación y que él mismo documentó y analizó como pocos.

Es cuánto…

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