Aun con la elocuencia con que la Secretaría de Educación encabezada por Esteban Moctezuma Barragán anunció la estrategia para trabajar durante el ciclo escolar 2020-2021 a través del uso de las televisoras como medio principal de la educación a distancia, es evidente que la retórica en el discurso pretende convencer de que será la panacea en estos tiempos de confinamiento, sin embargo la experiencia de un docente posee argumentos sólidos que derrumbarían catastróficamente los idearios de las autoridades educativas y gubernamentales.
Encender la televisión no basta, la educación no es impersonal, pues el mayor impacto se genera por la relación docente-alumno, todo enmarcado en un entorno favorable de aprendizaje, con la aplicación de estrategias didácticas que incentiven el interés, la curiosidad, el deseo de aprender de los estudiantes y la apropiación del conocimiento; por otro lado, el proceso enseñanza-aprendizaje genera un cúmulo de emociones entre el maestro y el alumno, siendo esos vínculos de afecto y cariño parte fundamental de este proceso.
Con la implementación del programa Aprende en casa y el uso de plataformas virtuales como respuesta de la SEP para continuar con el ciclo escolar 2019-2020 , quedó demostrado que fue un ejercicio fallido y descontextualizado, pues las condiciones sociales, económicas y culturales de nuestro país no son las óptimas, las autoridades educativas no se dieron cuenta que no basta encender la televisión para poder aprender, sobre todo cuando nuestros estudiantes se encuentran con incertidumbres y eso les genera sentimientos de ansiedad, estrés, depresión, tristeza, y no es la televisión con sus actores reproduciendo un guion quienes pueden brindar lo que niños y adolescentes necesitan emocionalmente; en cuanto a lo académico, los programas televisivos son un recurso que por sí solo no logra que el alumno acceda al conocimiento, pues el nivel cognitivo de cada estudiante requiere del acompañamiento del maestro y el refuerzo que surge de la socialización con los compañeros de clase.
Para los estudiantes, es su maestro quien representa la figura moral que respetan, escuchan, atienden y les genera ese afecto que surge del trato directo, confiable y constante. Su maestro aun en la distancia esta con ellos, los guía y orienta, construyen el conocimiento y enfrentan juntos las adversidades que el confinamiento provocó; son los docentes y estudiantes quienes conocen el contexto en el que viven, las carencias que existen, el entorno social y cultural en el que se encuentran inmersos, ambos están dispuestos a generar alternativas y continuar con un proceso educativo que no se base solamente en completar un plan de estudios sino en lograr un aprendizaje significativo desde casa.
Durante el ciclo escolar anterior, el valor y la responsabilidad de los maestros quedó demostrado con el trabajo que llevaron a cabo desde marzo cuando inició la contingencia, no fueron dotados de recursos tecnológicos ni capacitación, pero fueron creativos y comprometidos con sus estudiantes, buscaron alternativas para poder continuar con el trabajo académico, pusieron todo su esfuerzo y empeño en desarrollar su quehacer docente aun cuando eso significara disponer de recursos propios, llámese computadoras, celulares, , diseño de cuadernillos, copias, pagos de internet, etc. Pero sobre todo se convirtieron en maestros de 24 horas, su horario se extendió y nunca abandonaron su labor.
Hoy existe plena conciencia de que el confinamiento vino a romper los paradigmas de la escuela tradicional, sabemos que no podemos regresar a la misma escuela, que es necesario repensar todo el sistema educativo, deconstruir y reconstruir una nueva escuela, pero toda transformación verdadera surge del análisis y aportes de los principales actores educativos, maestros, alumnos y padres de familia, voces que hasta hoy han sido ignoradas por las autoridades educativas.
No obstante que el 6 de julio en el Diario Oficial de la Federación se emitió el Plan sectorial de educación 2020-2024 y se establecieron dos conceptos, la pertinencia y relevancia en la calidad de educación, término cuestionado por las pedagogías críticas contemporáneas, pero ensalzado por el sistema oficial; la pertinencia según el PSE 2020-2024 tiene que ver con el currículum, materiales y contenidos adecuados a las necesidades, capacidades e intereses de las y los estudiantes; por otro lado, la la relevancia se refiere a que los aprendizajes y conocimientos adquiridos sean útiles y acordes a las exigencias y desafíos del desarrollo regional, nacional y mundial.
Dichos preceptos hoy son por demás cuestionables en función de la nueva estrategia que se emite por la SEP, donde plantean que ante la pandemia y continuación del confinamiento se darán clases transmitidas por Televisa, TV Azteca, Imagen y multimedios a 30 millones de estudiantes; no se trata de ninguna concesión especial y desinteresado de estas televisoras hacia la educación, ni mucho menos del despertar de la conciencia social de los dueños de ellas buscando como contribuir a la educación de esos 30 millones de estudiantes que hoy no pueden salir de casa e ir a la escuela, al contrario, dice el refrán, “negocios son negocios” con o sin pandemia. Por ello el gobierno tendrá que pagar a estas cadenas televisivas 450 millones de pesos en un período de agosto a diciembre por las trasmisiones del programa Aprende en casa II de la SEP.
Hoy existen críticas ante la falta de sensibilidad de las autoridades educativas por diseñar e imponer de manera vertical las estrategias que se implementaran en el ciclo escolar 2020-2021, una vez más se omitió la opinión de profesores, investigadores, académicos e intelectuales, así como estudiantes y padres de familia, se optó por decidir desde el escritorio el rumbo de la educación y en lugar de proveer de recursos a los docentes o estudiantes, se destinó un recurso millonario a las televisoras quienes no tienen ningún interés en la educación, pues por años han contaminado los hogares mexicanos con sus programas burdos, promoviendo antivalores y consumismo, manejando información y corrientes de opinión tendenciosas de acuerdo a sus intereses económicos y políticos.
Encender la tele no bastará, ocupamos la creatividad, innovación y responsabilidad de los maestros, su conocimiento y experiencia resultan valiosos, pues surgen del trabajo contextualizado que han implementado durante este confinamiento, son ellos los que requieren los recursos y quienes pueden diseñar un plan estratégico para continuar con el trabajo a distancia; no se puede dejar a un lado los aportes que los docentes pueden brindar, no se puede perder el rumbo en la educación, fijar el discurso en las clases televisadas por parte de las autoridades educativas resulta una visión reducida y simplista, los verdaderos protagonistas son los maestros y estudiantes, son ellos quienes tienen las respuestas, su voz es trascendental para que se tomen decisiones en el ámbito educativo para el ciclo escolar 2020-2021.