El “virus comunista” y sus efectos en el carácter social de México

Es el gran momento donde la educación de este país enseñará a pensar y no a obedecer...
Image

Un presentador mexicano alerta sobre el peligro del “virus comunista”, en cadena de televisión nacional se inició una férrea campaña en contra de los libros de texto gratuitos elaborados por el gobierno de la cuarta transformación. Un virus que representa un gran “peligro” para el país porque fomentan una ideología comunista, que ante todo, la misma Secretaría de Educación Pública busca imponer a las niñas, niños y adolescentes de México, dicen en ese canal de señal abierta llamado TV Azteca, “es inminente el arribo comunista el cual ha llegado ya a México, esto ante una conspiración planeada y fraguada por comunistas “trasnochados”, donde los manuales que se van a utilizar por parte de los maestros para la educación de las niñas y nuestros niños están en contra de la libertad y que buscan convertirlos en esclavos sumisos y una dictadura comunista agregó, este reportero Javier Alatorre criticó particularmente al director general de materiales educativos de la Secretaría de Educación Pública Marx Arriaga a quien lo llamó con el seudónimo el “ Carlos Marx mexicano” en un intento de vincularlo con el filósofo alemán.

Y efectivamente ha llegado la antropofosía educativa de metodologías progresistas, una nueva escuela mexicana con expresión de pensamiento revolucionario de las conciencias de clases, sustentada en el humanismo mexicano, que va ante todo a fomentar los principios de carácter a nuestra escolaridad de manera profunda.

Pero para partir de ello, primero, es común saber que toda escuela establece siempre la existencia de una doctrina y una práctica diferenciadora que valora y respeta la individualidad de cada uno de nuestros niños. El gran pedagogo belga Ovide Decroly afirmaba que a pesar de que se establece el carácter social de la educación o del sistema educativo, un niño no es igual a otro, un maestro no es igual a otro, un padre de familia no es igual a otro, y ni siquiera, agregaría desde mi aporte personal, que una escuela de un turno matutino no es la misma en ningún aspecto a una escuela de un turno vespertino aun perteneciendo a la misma localía en el mismo inmueble escolar. Esto existe en las mismas familias donde los hijos son todos diferentes y están formados en el mismo medio natural. Estos preceptos, han sido fundados desde las teorías del psicoanálisis de Sigmund Freud, desde estudios recientes de teorías de personalidad y conclusiones de la psicotecnia aplicadas en la educación.

Parte de este currículo deliberativo y no esclerosado, hoy llamado programa analítico de la nueva escuela mexicana, se sustenta el carácter social de la educación en este país, desde que da voz a los acallados, toma en cuenta los diferentes contextos, lo situado, lo verdaderamente real, etc. Esbozado también desde la experiencia individual y colectiva de los docentes, desde la gestión escolar asertiva en generar los ambientes áulicos y las condiciones de considerar en cada clase la “ecología de saberes”. Acorde siempre, al trabajo profesional de su planificación nutrida por el “diseño creativo” del docente-dicente en una praxis reflexiva de nivel profundo y elevado de metacognición, que tendrá como objetivo atender inmediatamente con proyectos humanistas, científicos y comunitarios los problemas del contexto con significado colectivo y transformador de su propia realidad.

Se parte desde “lo común”, de lo dialógico, de la libertad de cátedra y el ejercicio pleno de la democracia participativa escolar. Es decir, en la nueva escuela mexicana, los maestros han de tener siempre en cuenta lo que existe de diferente, de particular, de personal en cada uno de los alumnos, en donde lo social es el carácter dominante de la educación del siglo XXI para la supervivencia humana y planetaria, y que es imperativo actuar leyendo la realidad de su contexto y tener en cuenta lo diferencial o individual de cada niño, e incluso el nuevo concepto de disciplina que hoy está en crisis y que se sustenta en la afirmación de que la escuela es una comunidad de trabajo que se exige para el desarrollo tener en cuenta la realidad de cada niño con una herencia social, peculiar, procedente de un núcleo de familia muy distinta a la que conocíamos en el siglo XX, al igual que todo ha cambiado, desde la economía, lo social, lo culturar, lo político, etcétera, que no permitan el uso de criterios uniformes y estandarizados para el tratamiento y educación, la individualización es pues el principio que se basa en razonar y generar fundamentos científicos.

Pero la nueva escuela mexicana, pone en alto el carácter de lo social en el trabajo comunitario que es lo elemental y lo básico para acomodar la vida de la escuela a la realidad en que se desarrolla, y de la que proceden junto y planetariamente los problemas determinantes de nuestros tiempos, los cuales tienen ese carácter, así como los del siglo XX tenían un esencial carácter político que hoy se agrega como un nuevo paradigma del humanismo educativo mexicano, hoy las ideas progresistas de Kerschenteiner, Rudolf Steiner, Natorp, José Martí,  María Montessori, John Dewey, Ferriere, Paulo Freire, Simón Rodríguez, Gabriela Mistral, José Vasconcelos y el propio de Ovide Decroly, entre otros, han ejercido una influencia decisiva en la organización y el trabajo de la escuela activa actual hasta constituir las bases de su fisonomía.

Una simple enumeración de actividades, medios, instrumentos, técnicas, estrategias, metodologías activas sociocríticas dominantes en la educación actual, bastarán para justificar el “virus comunista”, más que necesario en su carácter social y de transformación latente en las escuelas mexicanas. Una nueva “pandemia” a manera de metodología buscará descolonizar de la educación la domesticación de mentes y voluntades cosificadas durante décadas de una monocultura positivista individualista, obediente y opresora. Es el gran momento donde la educación de este país enseñará a pensar y no a obedecer, una pedagogía popular emancipadora “donde nadie educa a nadie, nadie se educará por sí solo, todos nos educaremos mediatizados por el mundo” decía el gran pedagogo brasileño Paulo Freire, una escuela donde no haya jerarquías, el espacio propicio donde se dé el trabajo de equipo o grupos donde todos ganen y participen dinámicamente en asociaciones infantiles y escolares, donde se afiancen los principios de autonomía (autogobierno) de los padres de familia con programas de asignación directa con recursos económicos para su propia infraestructura y mantenimiento escolar establecidos en los programas federales como el programa (LEEN) “La escuela es nuestra”. Además del fortalecimiento y promoción de las sociedades de padres y amigos de la escuela, las cooperativas escolares, fomento a las tertulias de clubes literarios comunitarios para promover la lectura crítica, actividades de excursión, la radio de los medios escolares, el huerto escolar, la parcela, las comunidades de niños y maestros aprendiendo, la trascendencia dada hoy a la educación cívica, moral, y ética, las prácticas de una escuela productiva sustentable, la cultura de frugalidad financiera, la sustentabilidad en proyectos, la inclusión, el respeto al medio ambiente, la vida saludable, la educación estética, la equidad, la igualdad, la interculturalidad crítica, la instalación de talleres, laboratorios, granjas, campos agrícolas, y ante todo el despertar de un pensamiento crítico y pedagógico, etc.

Sin duda el “virus comunista” (sarcasmo) es una gran experiencia que pondrá a prueba ese carácter esencialmente social-humanista que se considera universalmente no solo como el más valioso de una escuela, sino como indispensable para cumplir la misión básica de una educación planetaria de nuestros tiempos en el mundo.