Cuando el semáforo esté en verde y la mayor parte de los espacios públicos estén incorporados a la nueva normalidad (que no regreso a la nueva normalidad, porque antes de la pandemia no había ya una nueva normalidad) las escuelas retomarán sus actividades con otras condiciones indudablemente que tendrán que ver más con protocolos que promuevan la salud por obvias y justificadas razones que con cambios sustanciales en las formas y estrategias de enseñar y aprender.
La salud es un tema que es prioritario, no tiene lugar a discusión ciertamente y los filtros que se presentarán así como sus implicaciones ( la responsabilidad de padres, maestros y estudiantes) son medidas acertadas pero que tendrán que pasar la prueba de fuego cuando se estime qué porcentaje de estudiantes regresaron y qué tantos padres de familia aprobaron estás medidas para mandar a sus hijos a la escuela.
El propósito de estás líneas no es referirse al tema de la salud, sin embargo era importante considerarlo. El tema central es la estrategia educativa que implementarán las autoridades responsables para el regreso a las aulas. Se hizo énfasis en incrementar las asignaturas, (no con nuevos contenidos porque muchos de ellos ya se trabajaban en las materias que conforman el plan de estudios vigente) dados los efectos de la pandemia. Hábitos alimenticios, valores, fomento al deporte, son temas recurrentes que no son ajenos al plan de estudios y que en todo caso el trabajo docente les otorgará la importancia requerida para la sensibilización de estudiantes y padres de familia, sin embargo si esto no va acompañado de medidas que regulen lo que se vende dentro y fuera de las escuelas, quedará en una campaña más que una estrategia educativa.
Por otro lado el trabajo virtual, online o no presencial ha planteado retos muy grandes que no se están enfrentando. La estrategia educativa está sustentada en lo que tradicionalmente ha realizado la autoridad; la impresión de libros de texto y su entrega a los estudiantes. ¿Esa será la estrategia que vendrá a dar solución a las necesidades tan específicas que hoy por hoy tienen los estudiantes? Si como ya se definió (que es lo único, por qué no hay más definiciones) ¿se trabajará solo con la mitad del grupo cada día de la semana y los viernes con los más rezagados, solo se cubrirá la mitad del programa de estudios? (Eso no está definido) ¿o la otra mitad del programa se trabajará de manera virtual? (no definido) ¿se digitalizarán los libros para trabajar en línea? (no definido), ¿se trabajará doble jornada , presencial y en linea? (no definido), ¿sólo se trabajará una jornada y se contratará a otros docentes para laborar de manera virtual o solo se trabajará media jornada para que la otra parte de la jornada se haga virtualmente y se cubran los programas? ( no definido) ¿Cómo se incorporarán las nuevas asignaturas sin que representen solo mayor carga y tiempo? (no definido), ¿tendrá la SEP la capacidad para absorber el porcentaje de estudiantes que por la pandemia (Efecto colateral en el que no hay ingresos de los padres de familia o desempleo y los hijos tienen que dejar la escuela particular por no poder pagar la colegiatura) pasaron a formar parte de las estadísticas de la deserción escolar? (no definido) ¿Se invertirá en infraestructura de tal forma que los estudiantes tengan acceso a la conectividad y poder tener mayores tiempos para el trabajo virtual? (no definido).
El escenario no es nada halagador lamentablemente, son más las dudas que las certezas y lo que han hecho las autoridades educativas y están por presentar no hace pensar que haya cambios en su estrategia. Los Webinar que se presentaron a los docentes para que conocieran las herramientas tecnológicas, una vez identificada la necesidad de su uso durante el último período del ciclo escolar 2019-2020 no resuelven el problema de fondo. Puede haber capacitación tecnológica a los maestros sobre las bondades y ventajas de las herramientas digitales y su uso en la práctica docente pero si no se garantiza el acceso, cobertura o conectividad de los estudiantes es muy difícil poder aspirar a cambios sustanciales en las formas de enseñar y aprender así entonces, la estrategia por excelencia seguirá siendo el trabajo con los libros de texto, algo que se veía venir desde la indefinición de la autoridad educativa en cada una de las conferencias que se han presentado.
El próximo 7 de agosto se presentarán en la página web de la comisión (www.gob.mx/mejoredu) los talleres “Enseñanza y aprendizaje en tiempos de contingencia” y “Los equipos directivos en tiempos de contingencia”, que se dirigen a docentes y directivos de educación media superior, respectivamente. Los talleres pueden consultarse en la página electrónica de la comisión (www.gob.mx/mejoredu). Buscan apoyar a 1.6 millones de docentes para que reflexionen de manera colaborativa sobre sus aprendizajes y las consecuencias de la contingencia sanitaria por COVID-19 y acuerden cursos de acción contextualizados para el inicio del ciclo escolar 2020-2021.
Así bajo esas temáticas y propósitos en la página del MEJOREDU se busca ofrecer talleres que analicen los alcances de la pandemia y después… ¿será tiempo de establecer acciones que verdaderamente contribuyan al mejoramiento del servicio?
Para que esperar a que se realicen los talleres sobre algo que ya se sabe; hay una imperante necesidad de acompañar el proceso de incorporación a las escuelas con las medidas sanitarias más estrictas sin duda y en ello se ha estado actuando con los protocolos que se llevarán a cabo, pero al mismo tiempo es de suma importancia atender el problema con el rezago tecnológico en las escuelas, si no se puede garantizar la conectividad para la sociedad en general, mínimamente tendría que verse reflejado en las escuelas para poder aspirar a ese modelo educativo en el que las TIC puedan representar verdaderos recursos al alcance de los docentes y estudiantes. La conectividad no es un asunto simple, hoy en día es un factor de inequidad y desigualdad y si el regreso a clases implicará trabajar de forma presencial y virtual, la brecha entre los que puedan acceder y los que no, inevitablemente se verá reflejada. ¿No es éste un asunto que tendría que estarse atendiendo?
Las secuelas socio-emocionales y los protocolos de salud no es que no sean importantes, por supuesto que lo son y se irán enfrentando desde el apoyo psicológico, asesoría del personal especializado en salud y los contenidos temáticos de las asignaturas que ayudan a manejar las problemáticas, pero ¿qué podrán hacer los docentes al reflexionar sobre los problemas de infraestructura? A lo más que se puede llegar es imaginar el escenario de cómo puede ser una educación con el uso de la tecnología o alcanzará para algo más….