El plan escolar de mejora continua es más que un documento. Es la preparación de la escuela hacia un nuevo futuro

Con la reforma de la Ley General de Educación del 2019, el programa escolar de mejora continua ha adquirido el carácter de artífice, en la ...
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Con la reforma de la Ley General de Educación del 2019, el programa escolar de mejora continua ha adquirido el carácter de artífice, en la construcción de la nueva escuela mexicana. Su incorporación en los dominios, criterios e indicadores del nuevo perfil de las maestras y maestros, directivos y supervisores, dan muestra sin lugar a duda de que el programa escolar de mejora continua representará el modelo de gestión escolar que permitirá transitar el sistema educativo hacia la excelencia. Sin embargo, este modelo de planificación basado en la mejora continua cuenta con un antecedente de casi 20 años en las escuelas de nuestro país. Por ello, resulta importante cuestionarnos ¿Cuál ha sido la experiencia en el uso de los planes de mejora, como instrumento de planificación de los centros escolares en México? Dar respuesta a lo anterior permitirá reflexionar sobre los nuevos retos y desafíos, que enfrentará el sistema educativo en la implementación de una cultura educativa basada en la mejora continua.

Lo primero que debemos saber es que el uso de los planes de mejora, en el ámbito educativo en nuestro país, se remonta al año 2000, con el surgimiento del programa federal “Escuelas de Calidad”. Este programa tuvo como finalidad incorporar al sistema educativo, un modelo de gestión basado en la planeación y evaluación de la mejora continua. El proyecto clave de este programa, fue la certificación de escuelas en la norma ISO: 9001-2000, una norma internacional que se caracterizó por contar con un sistema de gestión enfocado a la mejora continua de sus productos o servicios. Como resultado se obtuvo, la certificación de 74 organismos dependientes de la Secretaría de Educación Pública, incluyendo 18 planteles del Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, institución del nivel medio superior.

En este mismo año, se constituyó el Consejo para la Acreditación de la Educación Superior (COPAES), como único organismo avalado por la Secretaría de Educación Pública, para otorgar la acreditación de planes y programas de estudio, a partir de la evaluación en estándares de calidad educativa. Si bien el COPAES, tuvo fundamentalmente la misión de evaluar instituciones del tipo superior, también dirigió sus servicios a instituciones de bachillerato tecnológico, ante la ausencia de un organismo para evaluar a este nivel de estudios. De este modo, tanto en los procesos de evaluación en la norma ISO y los programas académicos por parte del COPAES, los planes mejora continua, se convirtieron en documentos vitales para lograr la certificación de planteles y la acreditación de planes y programas de estudio.

En el año 2008, con la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS), la elaboración de los planes de mejora continua fue una práctica generalizada en los centros escolares del tipo medio superior en el país, representando así el mecanismo de evaluación para garantizar la eficacia y mejora de la calidad educativa expresada en dicha reforma. De este modo, su elaboración fue incluido en los criterios de evaluación de los planteles que deseaban ingresar o permanecer en el Sistema Nacional de Bachillerato y más tarde el Padrón de Calidad del Sistema Nacional de Educación Media Superior. Como podemos darnos cuenta hasta el momento, la elaboración de los planes de mejora, han estado asociados a los procesos de evaluación por instancias externas a las escuelas y no como un elemento de planificación intrínseca a la función directiva, tal como lo es la planeación didáctica en el caso de las maestras y maestros.

En la literatura actual del ámbito educativo, diversos autores concuerdan en la definición de los planes de mejora. Para, Antonio Bolívar, Ramón Juste e Isabel Cantón, representa un instrumento de aprendizaje de la escuela y una herramienta para la mejora de la gestión de los procesos educativos y organizativos, siendo de esta manera el medio para elevar la calidad de los centros educativos. Así mismo, las guías para la elaboración de los planes de mejora en nuestro país, entre ellas las del Consejo para la Evaluación de la Educación Superior (COPAES), Consejo para la Evaluación de la Educación del Tipo Medio Superior (COPEEMS), Consejo Acreditación de la Enseñanza de la Ingeniería (CACEI), Dirección General de Bachillerato (DGB), Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, (CONALEP) etc. Abonan a la anterior definición y concuerdan en su metodología, partir de un diagnóstico de las condiciones actuales de la escuela, priorizando sus necesidades o problemáticas, para después implementar acciones que permitan atender las problemáticas y subsanar las necesidades. A diferencia de otros modelos de planeación, la estructura de los planes de mejora, parten del contexto interno y externo de la escuela y no de una extensa lista de deseos que en la mayoría de las ocasiones no se cumplen.

Si bien la elaboración de los planes de mejora en el ámbito educativo, han sido considerados por la literatura, como una herramienta de planificación fundamental para apoyar a los directores a lograr las metas de los centros escolares, a dos décadas de su existencia en el país, es común encontrar en el contexto educativo a directivos que consideran a los planes de mejora como un documento de carácter burocrático, el cual se atiende por solicitud de las autoridades educativas, o bien para atender evaluaciones externas a los centros escolares como se mencionó anteriormente. Aunado a lo anterior, existe la creencia de que, en la experiencia de algunos directores, el papel directivo es el de resolver problemas del plantel y que lo demás se da sobre la marcha. Algunas evidencias que aporta la investigación en la materia muestran que los diagnósticos de los planes de mejora, a menudo se realizan de manera subjetiva, principalmente por la ausencia de datos y por basarse en creencias arraigadas. La ausencia de datos en las escuelas genera confusión a la hora de distinguir entre las causas y las consecuencias. Por ejemplo, el abandono escolar es un indicador que se suele colocar como debilidad y las acciones que se generan para revertirlo son ambiguas y dan poca luz en el mejoramiento. Sin embargo, este indicador representa una consecuencia ocasionada por diversas causas, principalmente la reprobación de varias asignaturas. Otro aspecto muy común en los planes de mejora tiene que ver con la definición de acciones que se realizan de forma común, rutinaria o por procedimiento. Es decir, las problemáticas de los centros escolares son atendidas de manera cíclica por acciones administrativas y ausentes de innovación pedagógica, por lo que los planes de mejora continua terminan siendo solo un documento de reporte de actividades.

En conclusión, para lograr implementar una gestión escolar basada en una cultura de mejora continua, será imprescindible, que la planificación escolar deje de ser realizada para otros, es decir, solo para evaluaciones o por requisitos burocráticos. Así mismo, es necesario revertir la creencia entre los lideres educativos de que el plan de mejora es un documento, el cual una vez realizado se guarda en el cajón del escritorio, hasta la próxima solicitud o evaluación. Finalmente, el plan escolar de mejora continua debe dejarse ver entre la comunidad escolar solo como un documento, si no como la preparación del nuevo futuro de nuestra escuela.

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