¿El sistema educativo mexicano garantiza el derecho a aprender de los niños y niñas?
Existen cambios recientes en materia de educación en nuestro país, que apuntan en el sentido que marca el artículo 29 de la convención de los derechos del niño acerca de que el sistema escolar debe girar en torno a las niñas y los niños. Los principios pedagógicos que sustentan el Plan de estudios 2011 y más recientemente el 2018, pueden ser un ejemplo de ello ya que estos buscan de manera directa poner en el centro del proceso educativo al alumno y a sus procesos de aprendizaje.
Puedo, por citar un ejemplo mencionar la Reforma Educativa de 2013 y la modificación del artículo tercero constitucional, que, en uno de sus párrafos, dice:
“El Estado garantizará la calidad en la educación obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos”.
Sin embargo, como bien menciona Pablo Latapí “las disposiciones legales existentes en nuestro país no garantizan suficientemente, por sí mismas, una calidad razonablemente aceptable del servicio educativo”.
Las leyes por sí solas no hacen que las cosas ocurran, generalmente las leyes señalan el camino, pero no son el camino, las leyes dicen lo que debe ser y hacerse, pero no terminan de explicar cómo hacerlo y tampoco aterrizan los medios para concretizarlas, la realidad termina por dejar en evidencia que el mapa no es el territorio. Es evidente que hay un distanciamiento entre la entrada en vigor de una ley y los efectos de esta misma, es decir, los cambios sociales tienen una inercia totalmente distinta a lo imaginado cuando se planean.
Desde mi punto de vista, nuestro sistema escolar ha tomado rumbos dispares, habrá regiones de nuestro país en donde el sistema educativo tenga cambios sustanciales y estos sean notorios, así como otras regiones donde esto no lo sea tanto, las razones pasan por una serie de circunstancias, culturales, económicas fundamentalmente, sociales y recientemente de inseguridad, además de un sinfín de situaciones que hacen que nuestro país tenga rezagos y avances dispares en materia educativa.
Los niños, por ley deben tener una educación integral y de calidad, pero la tarea debe ser de igual manera integral y cada actor involucrado en el sistema educativo, debe hacer su parte para que esto pueda ser finalmente una realidad en el corto plazo. Los cambios sexenales en educación no permiten medir en su justa dimensión los alcances reales de una ley, ni bien se ha implementado una visión, cuando ya se empieza a hablar de otra, en ocasiones radicalmente distinta, al final el maestro termina mareado de tanta iniciativa teórica, sin respaldo tangible que pueda darle concreción.
¿Cuáles son los principales retos del sistema educativo mexicano, para hacer efectivo el derecho a aprender de las niñas y niños?
Desde mi óptica personal, existen 3 elementos prioritarios que deben atenderse para garantizar el derecho a aprender de los niños en nuestro sistema educativo.
- Capacitar a todos los actores del sistema educativo mexicano, dado que es una realidad que nadie puede dar lo que no tiene, la autoridad debe ocuparse primero de la capacitación sus principales activos, de otra manera la visión educativa que se pretenda implementar será limitada y sus resultados proporcionales.
- Concebir un modelo de escuela integral y dotarla de autonomía, donde la escuela cobre vida gracias a todos los actores que en ella convergen, que todos los actores incluyendo a los niños, tengan derecho a opinar sobre qué tipo de escuela quisieran tener y como lograr hacerla realidad.
- Legislar no solamente en el “que” es lo que se necesita sino en el “como”, delimitar responsabilidades de todas las figuras y sobre todo destinar recursos para que la parte teórica tenga la posibilidad de volverse realidad.
Cada ciclo escolar a los docentes, directivos y asesores técnicos, nos toca hacer conciencia del papel que jugamos como transformadores de la realidad y actuamos en consecuencia, siempre procurando predicar con el ejemplo acerca de cómo garantizar que los niños y niñas ejerzan su derecho a aprender. Nos toca construir de manera conjunta un modelo de escuela y tomar decisiones en colegiado acerca de las directrices que asumimos a partir de nuestra realidad inmediata, interpretando lo que el sistema educativo espera que hagamos y tratando de armonizar lo que dice la ley y lo que podemos hacer con lo que tenemos.
Por lo pronto, al inicio del ciclo escolar 2019 – 2020 ya se tiene destinada una semana en agosto para capacitarnos acerca de la nueva escuela mexicana, si la dinámica a emplear será igual a la del ciclo escolar anterior con la capacitación del modelo educativo 2018, que básicamente fue la siguiente “les mandamos los documentos base, algunas fichas técnicas, analícenlos y respondan preguntas, hagan algunos ejercicios y luego compartan sus opiniones con sus compañeros, así durante 5 días” (lamento mucho decirles que ese esquema de capacitación está agotado). Y al igual que el ciclo que transcurre, al término de esa primer semana, durante otros 5 días tendremos la semana intensiva del CTE y haremos exactamente lo mismo pero trazando nuestras Rutas de Mejora Escolar.
De ser así estoy casi seguro que a la mitad de la primera semana, todos estaremos rogando por mejor ya irnos a trabajar a nuestros grupos, el modelo de reflexión en los consejos técnicos escolares, a lo largo de 6 años ha agotado mental y físicamente a la mayoría de los docentes, si no se reinventan las formas del CTE, en lugar de ser un espacio de reflexión será un espacio de aburrición y perdida de tiempo, pero de eso hablaré otro día con más calma.
Para finalizar deseo a todos mis compañeros maestros que tengan un excelente mes, la niñez de nuestro México merece nuestro mayor esfuerzo, recuerden que: ¡los maestros no nos rajamos, pero tampoco nos callamos!
Soy Jorge Isaac Alvarado Alcocer.- Desde el aula.