Conocí al Dr. Fernando García-Córdoba hace 20 años. El 29 de mayo de 2004, presentaba, en la Escuela Normal de Tenancingo, un ensayo que había escrito en coautoría con su hermana, la Mtra. Lucía Teresa García-Córdoba. Ese texto, titulado La problematización, fue publicado por el Instituto Superior de Ciencias de la Educación del Estado de México (ISCEEM) en una colección denominada Cuadernos. El librito fue el número 10, y su subtítulo llamó poderosamente mi atención: Una oportunidad para estimular y valorar la generación de investigadores.
Desde aquella primera obra que conocí —y que defendía la generación de investigadores, es decir, de sujetos que disfrutan el ejercicio de la investigación y se recrean en esta actividad, perfeccionando y refinando el proceso que hace posible el conocimiento científico—, he seguido con relativo detalle cada obra que el Dr. Fernando García-Córdoba ha escrito.
De él he aprendido que el investigador debe mantenerse en una búsqueda constante y que un auténtico investigador es un genuino estudioso que realiza una pesquisa caracterizada por el asombro, la curiosidad, la vacilación, la indagación, el esfuerzo, la disciplina intelectual y la actitud crítica.
Aprendí que un investigador jamás encontrará la respuesta si no sabe plantear la pregunta. Aprendí que toda investigación tiene un punto de partida: el planteamiento del problema. Que problematizar es una labor que exige la exploración exhaustiva del objeto de estudio y que implica someter a examen los conocimientos que el propio investigador cree tener; conocimientos que pueden afianzarse, ampliarse, mejorarse o, bien, sustituirse luego del proceso de investigación científica.
Aprendí que siempre es preferible leer de manera selectiva y crítica, “con los ojos abiertos”, cuestionando a los autores y, de alguna forma, perdiéndoles el respeto.
El Dr. Fernando García-Córdoba me ha permitido ampliar mi conocimiento sobre el ensayo, la perspectiva de la investigación tecnológica en educación, la tesis y el trabajo de tesis, la tutoría, la elaboración del cuestionario como instrumento de investigación y, desde luego, sobre la metodología.
Hoy, como primicia, presenta en nuestra institución su libro más reciente: Escribir un artículo de investigación. Elaboración y particularidades.
Esta obra, publicada por la editorial Limusa en coordinación con el Sindicato de Maestros al Servicio del Estado de México (SMSEM), se compone de cinco secciones: conceptual, estructural, procedimental, sustantiva y valorativa.
El libro está integrado por 12 capítulos, a través de los cuales el lector conocerá el origen de este tipo de textos académicos, sus diferentes tipos, los rasgos que deben caracterizarlos y su estructura. También podrá familiarizarse con el esquema de un artículo y las fases para escribir uno. Además, advertirá la importancia de recabar información documental y empírica, determinar la pregunta y el objetivo del escrito e integrar un discurso propio.
El lector podrá identificar algunas reglas para argumentar, es decir, para dar razones que sustenten sus ideas. También comprenderá la relevancia del aparato crítico en la elaboración de un artículo: citas, notas, paráfrasis, referencias y fuentes de información.
A mis ojos, este texto es fundamental para docentes formadores y docentes en formación, así como para cualquier profesional que aspire a comunicar los hallazgos de sus investigaciones por escrito. En sus páginas aprenderá a organizar el contenido y a documentar de manera rigurosa. Además, encontrará recomendaciones para publicar su artículo en una revista académica, lo que hace indispensable conocer las bases de datos donde se alojan estos textos, las fases del proceso de evaluación, la lectura del dictamen, la atención a las correcciones emitidas por los comités editoriales y el reenvío de los textos ya corregidos.
Ojalá que, así como para un servidor ha sido fundamental conocer a este importante metodólogo, espero que este encuentro con ustedes rinda frutos en el mediano y largo plazos.