Another Brick in the Wall.
Pink Floyd. 1979.
El sistema educativo nacional y sus titulares, el que no se va y la que no llega, tienen puesto el interés de su gestión en el máximo logro de aprendizajes por parte de las estudiantes. Para tal efecto, han desatado una serie de acciones para presionar y obligar a la magisteria revoltosa a presentar toda clase de evidencias sobre dichos aprendizajes. En los mensajes del que todavía no se va, dirigidos a los Consejos Técnicos Escolares, les ha pedido que busquen la manera de implementar toda clase de acciones en tiempo y forma; hasta insistir, por parte de quien algún día llegará a la titularidad del sistema educativo, de que no cambiará nada de lo ya establecido por el que sigue ahí.
En diciembre del año pasado, en lo que llamó Aprende en Casa III, EMB perfilaba un sistema híbrido (Cómo arrancará Aprende en Casa III) consistente en impartir clases presenciales la mitad de días a la semana, y dedicar la otra mitad a las clases por televisión e internet. Se avizoraba una intensificación mayor del trabajo docente, muy palpable desde Aprende en casa II en el que los docentes, además de ver los programas televisivos para conocer su contenido, deben conectarse después vía internet con sus alumnos para explicar temas o aclarar dudas; posteriormente tienen que dejar tareas para que las realicen las estudiantes junto con sus familiares, para luego subirlas a la plataforma, dando cuenta de las evidencias de aprendizaje.
A lo anterior se suman las presiones institucionales para buscar y encontrar a los estudiantes que no han entregado las evidencias requeridas por las autoridades educativas.
Ante el aumento de contagios
Entonces si se llega a determinar el modelo hibrido como el obligatorio para concluir el ciclo escolar actual, veremos una sobre intensificación de actividades porque, además, de lo anteriormente planteado tendrán que dar clases presenciales y, por supuesto, la planeación, implementación y evaluación serán dobles o triples, además de desplazarse de su hogar a la escuela y viceversa, aumentando el riesgo de contagio al igual que las estudiantes.
Bajo este panorama podemos observar la forma en que se prioriza el logro de aprendizajes esperados por encima de la seguridad de la población estudiantil, magisterial y familiar que está alrededor de ellos. Esos aprendizajes esperados son los que se encuentran en los contenidos escolares que por años se han tomado como base para la formación de las nuevas generaciones a través de los procesos de escolarización determinados a lo largo del tiempo.
Mediante su proceso de escolarización se imparten y reproducen, día a día, contenidos de aprendizajes estáticos y rígidos nos tiene sumidos en la ignorancia total. Logrando con ello, imposibilitar y cancelar la imaginación y creatividad para pensar formas diversas que permitan desentrañar en tiempos de pandemia lo que está pasando, así como tener claro de dónde y cómo se llegó a esto, qué y quiénes han intervenido para que se agudicen los contagios y fallecimientos de tan alto índice. Sus prioridades han sido, solamente, mostrar su máximo logro a partir de evaluaciones estandarizadas
De esta manera es que el sistema educativo y su proceso de escolarización no son más que otro ladrillo en la pared de la racionalidad neoliberal que antepone las evidencias tangibles para acreditar años y ciclos escolares, frente a la comprensión de la realidad para construir estrategias específicas, particulares y amplias que permitan apuntalar el bienestar en la población.
Lograr los resultados de aprendizaje solo requiere de la mecanización y memorización, pero, sin llegar a la identificación de momentos y situaciones en que puedan ser puesto en práctica para atender o resolver problemas de la vida social o familiar. Con estas formas enseñanza y contenidos de aprendizaje se privilegia la competitividad por la obtención de mejores resultados en lo individual sin importar lo que pase con el resto de los integrantes del grupo escolar cancelando, con ello, la solidaridad y cooperación para trazar estrategias conjuntas que permitan la atención de problemas que afectan al conjunto de la población, comunidad o grupo de referencia.
Durante la formación de las nuevas generaciones en el marco de la competitividad, jerarquización y privilegios, por ver quien o quienes logran mejores resultados durante el proceso de escolarización, se deja de lado la construcción de pensamiento crítico y autónomo en las comunidades estudiantiles por el sometimiento al logro de mejores resultados. Se pierde la posibilidad de fortalecer vínculos sociales, afectivos, económicos, culturales, de salud y de apoyo mutuo para establecer formas de cuidados amplios entre la población para potenciar su mayor bienestar para una vida mejor.
Por tales aspectos la racionalidad neoliberal representa una pared enorme que cerca las posibilidades de encuentros naturales, sociales y auténticos entre las personas aislándolos de manera permanente en cada uno de los ámbitos sociales en que se desenvuelven. Es aquí donde el sistema educativo, el proceso de escolarización y la enseñanza y aprendizaje que en ellos se lleva a cabo constituyen otro ladrillo en la pared para cercar la forma de pensamiento creativo, crítico y autónomo en los estudiantes que puedan establecer vínculos entre ellos, sus familias y comunidades en las que tiene lugar su vida social.
Bajo este panorama es claro que no se está considerando la magnitud de la pandemia en cuanto a los efectos y afectaciones que se están produciendo. Los picos de contagios y muertes no ceden día a día y esto va dejando grandes perdidas en las familias, ya sea estudiantes o maestras, que pueden ser las jefas de familia, hermanos, tías, abuelas, en fin, familiares que solían ser quienes llevan el sustento a los hogares. Las autoridades educativas, desde el inicio de la pandemia, hace casi y un año, no han realizado campaña alguna para la protección y cuidado de la salud para que la población tenga mayores posibilidades de evitar contagios y desenlaces fatales a causa de ella.
Situaciones que se ensamblan con aspectos económicos, laborales, alimenticios y de salud, pero no se toman en consideración. A las jefas de familia se les obliga asistir a su trabajo para continuar cobrando su salario y ser el sustento de la familia. Ya el hecho de salir hogar tiene un máximo grado de riesgo por la circulación que tienen que realizar durante el trayecto al trabajo y el hecho de estar en él. Del mismo modo al regresar a casa y estar en contacto con la familia, después de estar fuera todo el día, la cercanía e interacción cara a cara con las hijas, esposo, padres y otros integrantes ponen en riesgo mayor a la familia entera.
Situaciones que son ajenas a las autoridades educativas porque no se plantean acciones concretas que puedan ensamblar los aspectos educativos con los laborales, económicos, alimenticios y de salud. Al contrario, en la gestión administrativa de la educación por parte de las autoridades de la 4t priorizan son resultados y no procesos. También es claro que es muy incierto que los resultados de aprendizajes esperados se logren porque las situaciones de los estudiantes, maestros y familias son determinantes para conseguirlos.
Aunque las maestras se den a la tarea de encontrar a los estudiantes no es garantía de que puedan estar en clases vía internet o, en su caso, presencial si es que se llegue al modelo hibrido y, por supuesto, puedan mostrar y subir a la plataforma sus resultados. Además, y de manera concreta no se sabe si están elaborando algún duelo, cuidando a algún familiar e inclusive tienen la necesidad de trabajar para llevar sustento a sus hogares. El desconocimiento u obviedad por parte de las autoridades educativas sobre las situaciones de la población estudiantil, magisterial y sus familias dan cuenta de su alto grado de insensibilidad.
Un eje central y orientador para sostener la pared de racionalidad neoliberal han sido los ladrillos puestos por sexenios o décadas, como se prefiera ver. Los del actual gobierno pueden apreciarse remozados, con un aspecto de tersura, que no llevan a la inconformidad. La nueva normalidad no es la que pueda llegar cuando la pandemia pueda mitigarse. Se encuentra en la normalización de la pared impuesta por años y a la cual se le ve como algo natural que hay que cuidar.
Este muro levantado en el tiempo impide comprender la realidad que estamos viviendo actualmente y trazar acciones comunes para hacerle frente. Por eso les cayó como anillo al dedo, era un modelo que se estaba perfilando, pero con la llegada de la pandemia se aceleró. Ya en las empresas y en los trabajos habían incursionado en la utilización cada vez más de la tecnología y en educación se estaba centrando la formación de las nuevas generaciones en competencias tecnológicas que las empresas demandan al nuevo capital humano. Algo que aceleró la pandemia fue la llegada de las nuevas tecnologías a la enseñanza desde casa, pero, con base en los mismos contenidos que han sido puestos, desde años atrás, como los ejes educativos en la formación.
Toda acción del sistema educativo tiende a impulsar la adaptación a estos cambios en los diferentes ámbitos de la vida social. Pero en educación hay cosas que no podemos dejar de lado para no caer en una tecnologización de la vida social, familiar y comunitaria. Una de ellas es voltear la mirada a las causas que nos tienen sumidos en esta pandemia como lo es el deterioro del medio ambiente, alimenticio, económico y de salud. Hasta el momento somos el tercer país con más fallecimientos, tan solo en junio 2020 iban 10000 ahora estamos en 160000, pero habrá que preguntarnos a razón de qué sucede de esta manera, comprender la situación y actuar en consecuencia.
Finalmente, desde el sistema educativo no se incursiona en la atención y comprensión de la pandemia y en formas de cómo hacerle frente de manera concreta y directa mediante, contribuyendo con la protección básica, mínimamente, para evitar contagios y, en consecuencia, fallecimientos. Del mismo modo, resulta fundamental comprender la pandemia en todos sus efectos y afectaciones que, por supuesto, son de salud, pero, también, familiares, económicos, alimenticios. Las familias han quedado en gran medida desintegradas por la pérdida de abuelos, tíos, hermanos e inclusive madres y padres. Muchas niñas que han pasado por esta situación, seguramente, no regresaran, a sus clases virtuales o presenciales. entonces carecemos de un sistema integral de cuidado al medio ambiente, alimentación, salud y educación que nos permita vivir en confianza y seguridad.
Ante este panorama surgen cuestionamientos sobre el papel que juega el Sistema Educativo en el proceso de formación de las nuevas generaciones en tiempos de pandemia. ¿En qué medida la intensificación de actividades para el logro de aprendizajes esperados tiene un sentido amplio y profundo para la protección, atención y cuidado de la salud y de la vida? ¿Cuáles son motivos de interés para comprender y enfrentar la pandemia que deberían estar presentes en el proceso educativo? ¿Cuáles serían algunos de los elementos para comprender la pandemia que estamos padeciendo y, con base en ello, estar en posibilidad de enfrentarla de una manera significativa? ¿Cómo incursionar en otro panorama para que el proceso educativo realmente sea orientado hacia la atención, protección y cuidado de la salud y la vida?
La escuela constituida como un espacio empresarial propone una visión de docentes y estudiantes emprendedores, agentes proactivos y responsables de sus procesos de aprendizaje. La figura del emprendedor se sostiene en el concepto de sujeto neoliberal (Laval y Dardot, 2013) equiparando las imágenes de profesor y estudiante con las de sujetos entrenadores y practicantes del alto rendimiento.https://eldiariodelaeducacion.com/2021/02/02/un-problema-personal/?fbclid=IwAR3SQrAzRYjUMph3N5li8RZ2Fg2MNN5s8bZNaP3VGU8KxFudXhAX0Dp7QLQ
Artículo publicado en Insurgencia Magisterial