Los normalistas: ¡vamos por la conquista!

Después de 1984, año en que las escuelas normales, por acuerdo presidencial, formaron parte de las Instituciones de Educación Superior (IES), se les ...
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Después de 1984, año en que las escuelas normales, por acuerdo presidencial, formaron parte de las Instituciones de Educación Superior (IES), se les asignaron tres áreas sustantivas importantes: docencia, investigación y difusión y extensión de la cultura. Esto, con la finalidad de que estuvieran a la par de las Universidades y pudieran enfocar sus esfuerzos en el abordaje de las disciplinas y el estudio de la ciencia para la formación de los futuros profesores de México.

Años han pasado y, pese a las diversas dificultades que ha enfrentado el Subsistema Normalista, las normales han avanzado progresivamente en una de esas áreas que refiero: la de la investigación. Y para muestra dos botones. En el pasado mes de marzo, la Dirección de Educación Superior para Profesionales de la Educación (DGESPE), convocó a docentes y alumnos normalistas, al Primer Congreso de Investigación sobre Educación Normal (CONISEN), al que acudieron poco más de 1000 participantes en la bella Mérida y, el segundo, el Primer Congreso de Investigación Educativa y Práctica Docente que convocó la Secretaría de Educación Pública del Estado de Tlaxcala, y en el que también, participaron poco más de 500 profesores y alumnos de diversas normales del país.

De las ponencias que fueron expuestas, mucho se puede decir al respecto pero, por falta de espacio más que de ganas, me limitaré a decir que en su mayoría, abordaron diversas temáticas relacionadas con el proceso de formación de los profesores, así como también, del proceso de enseñanza y de aprendizaje que se hace manifiesto en las aulas en las que los jóvenes normalistas acuden a realizar sus prácticas profesionales.

Si usted ha seguido algunas de las ideas que plasmo a través de estas columnas, sabrá que soy un crítico – más no criticón – de las políticas educativas que ha implementado el gobierno federal peñista y de lo que hasta la fecha ha propuesto el “flamante” Secretario de Educación, Aurelio Nuño. Sin embargo, esta iniciativa – que no surgió con estos personajes pero que ha impulsado el Dr. Mario Chávez y el Mtro. Abraham Sánchez, ambos de la DGESPE – me ha parecido de lo más correcta, dada la modificación que ha sufrido el Plan de Estudios de las Licenciaturas en Educación Preescolar y Primaria (2012), y que incluye la investigación, como un elemento fundamental para el estudio y resolución de los problemas educativos en contextos reales de trabajo docente.

Pues bien, si mi memoria no me falla, a partir del 2008 en el PROMIN, luego en el PROFEN y, en el último año, mediante el PACTEN (lo escribo en sus siglas pero éstas refieren a Programas Fortalecimiento de la Educación Normal) las normales vienen haciéndose de recursos económicos – previa elaboración un proyecto –, para que desarrollen diversas acciones en beneficio de su comunidad normalista. Dichos proyectos incluyen, entre otras cosas, la posibilidad de fortalecer la capacidad académica de las escuelas contemplando cursos, talleres y diplomados para los formadores de formadores, relacionados con el tema de la investigación.

A la fecha, en varias entidades del país, y en diversas normales, se ha trabajado con la idea de formar cuerpos académicos con líneas de investigación claramente definidas; sin embargo, no se ha logrado consolidar algún cuerpo académico. Esta situación, representa una dificultad importante para la generación de conocimientos en las escuelas normales. Razones para que se presente esto, se relacionan con la dificultad de publicar y difundir lo que los profesores y alumnos han investigado; la dificultad para obtener más recursos para participar en congresos nacionales e internacionales; la dificultad para ingresar al Sistema Nacional de Investigadores (SIN); la dificultad para cubrir el perfil del Programa para el Desarrollo Profesional Docente (PROFED) – anteriormente PROMEP –; en fin, para hacer investigación con la rigurosidad que se requiere.

Ciertamente, repito, se ha avanzado en la formación de cuerpos académicos y en la profesionalización de docentes normalistas para que realicen investigación en sus respectivos ámbitos de competencia, pero aún queda mucho por hacer. Por ejemplo, que la Licenciatura en Educación Especial o bien, la de Educación Física, vean modificados sus planes de estudio para que se pongan a la par de las referidas, y a partir de ello, se avance hacia el propósito que la educación persigue en nuestros días: la formación de seres humanos en los distintos niveles educativos.

Más allá de un “nuevo modelo educativo”, que de nuevo no tiene nada; las escuelas normales tienen que pensarse y repensarse en sus formas de organización y capacidad académica. Esto, con el propósito de que puedan atender las demandas que el mundo actual reclama y que la sociedad demanda. Sus tradiciones y experiencia, vaya su esencia, no tiene por qué perderse, por el contrario, éstos deben ser la base que las impulse a desarrollar formas de trabajo diferentes, que las lleve a cumplir con esa demanda que la misma ley y los mexicanos demandan.

Tengo claro que la miopía del gobierno y de los gobernantes no les permite ver lo que en las normales se trabaja. De hecho, y si usted recuerda, los medios de comunicación han intentado desprestigiar la labor tan importante y fundamental de las escuelas normales; hecho que no ha pasado y, seguro estoy, no pasará, porque su vigencia es hoy, más que nunca, fundamental en la educación que se imparte en mi México querido.

Sea éste pues, un justo reconocimiento a todos aquellos docentes y alumnos normalistas que le han apostado a la investigación como una forma de obtener y generar mayores conocimientos. Hace tiempo se dijo que cualquiera puede ser maestro, y no es cierto. Si se da cuenta, las normales llevan una ventaja considerable en cuanto a la docencia se refiere. Es cierto, en investigación falta mucho por hacer, pero se está avanzando.

Vamos mis estimados maestros normalistas, vamos por la conquista del terreno educativo y de investigación. Seamos protagonistas de esa historia, una historia que hasta hace unos años, se pensaba que era exclusiva del ámbito universitario, y tampoco es cierto.

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