Por supuesto que sí. Ser padre o madre puede ser más difícil de lo que imaginamos en un inicio. Hoy en día, los retos que nos demanda la vida cotidiana, las demandas económicas del hogar y qué decir del desgaste emocional de los berrinches o de las negociaciones por permisos, según sea la edad, son parte del paquete. Desafortunadamente, estas demandas impactan al acompañamiento que ofrecemos a nuestros hijos en la escuela. Con frecuencia, terminamos culpando a la escuela por lo que pasa en la sociedad, con frases como: hay una crisis de valores y la escuela no hace su parte. Fin de la historia y a iniciar un nuevo día.
¿Por qué permitimos eso? ¿por qué nos privamos de la posibilidad de involucrarnos en algo tan importante, como el aprendizaje de nuestras hijas e hijos en la escuela? ¿por qué les hacemos eso a nuestras hijas e hijos?
La historia no tiene que terminar así, su hija(o) necesita de su participación en su escuela ahora, en este momento más que nunca. Quizá Usted ha escuchado el proverbio africano que compartimos en Mexicanos Primero: “se necesita toda una aldea para educar a un niño”. La idea es poderosa y tiene mucho de razón; la investigación educativa señala desde hace décadas la importancia que tiene la familia en el desempeño escolar, pues no son islas separadas la familia y la escuela (Murillo, 2014). Sin embargo, no se vaya con la finta: asumir que si las familias controlaran las decisiones de la escuela, mejoraría automáticamente la educación, puede ser un grave error, incluso a veces perjudica su involucramiento (Ravitch, 2013). La aldea requiere –antes- cumplir ciertas características para verdaderamente impactar positivamente en el ecosistema escolar.
Con frecuencia sucede que muchos padres y madres queremos participar en la escuela pero simplemente no sabemos cómo hacerlo. No hay recetas, pero un gran comienzo es conocer a su hijo(a). Por lo general, nadie conoce a nuestros hijos mejor que nosotros como padres, y a pesar de ello, dejamos que las decisiones que se toman en su escuela, las tomen otros. Más allá de la típica frase sobre: ¿cómo te fue en la escuela? es importante saber: ¿cómo se siente en ella? ¿qué cambiaría de su escuela? ¿con quién comparte el recreo? ¿cuál es el mejor lugar de la escuela? ¿qué cualidades tiene tu hijo? ¿qué le gusta aprender? ¿cómo le gusta aprender? ¿qué materias le resultan desafiantes? ¿qué le aburre? ¿qué escuela sueñan? ¿hemos compartido estas ideas con los maestros?
En la medida que prestemos atención a nuestros hijos e hijas, simplemente escucharlos y conocerlos mejor, vamos a incidir para que tengan espacios en su escuela donde puedan aprender, participar y desplegar sus capacidades. Busquemos hacer alianza y equipo con los maestros, no apresuremos el conflicto o el reclamo.
Otras veces queremos participar en su escuela, pero no sabemos dónde hacerlo. Pregunte si en la escuela de su hijo se cuenta con un Consejo Escolar de Participación Social, conocido por sus siglas CEPS. Es el espacio oficial pensado para participar y decidir temas relacionados con la escuela. Son alrededor de 23 actividades que pueden emprender y participan entre nueve y 25 integrantes, presididos por una madre o padre de familia.
¿Vale la pena participar en los CEPS? En una reciente consulta nacional sobre el modelo educativo, se le preguntó a 28,175 CEPS sobre cómo quisieran involucrarse en la educación. El reporte destaca que 83% de las familias quieren participar, pero les gustaría involucrarse más con el avance de cada materia de sus hijos; conocer los programas de estudio; que se les acerquen actividades lúdicas; así como cursos de desarrollo para ser mejores padres. Por el contrario, en dicha encuesta, mencionan que les resulta menos importante estar informados sobre los programas que llegan a la escuela (SEP, 2016).
Mucho hay que mejorar y justo por eso, vale la pena participar para que los CEPS estén orientados hacia esas actividades que queremos.
No importa si su hijo o hija está en escuela pública o privada, si está en preescolar o bachillerato, su participación y la participación de su hijo en su educación es muy importante, recuerde que: “si la palabra mueve, el ejemplo arrastra”. Las niñas, niños y jóvenes necesitan mucho amor, cuidado, paciencia, escucha y sobre todo participación de los adultos para que lo anterior suceda; simplemente porque a Usted le toca, nos toca, por ellos y por Tod@s.