Las encuestas y los partidos mundialistas de futbol son las cosas que hoy levantan más polémica y pasiones en nuestro país. Encuestas y encuestadoras hay para todos los gustos, todos los colores y todos los sabores, y hay calificaciones y descalificaciones respecto de ellas con los resultados electorales al gusto de cada quién.
Una de esas polémicas mencionadas se dio recientemente entre dos comunicadores nacionales que disputaban acerca de la publicación y los patrocinadores de la encuestadora Massive Caller (MC).
De la versión que rescatamos de la columna de Federico Arreola (SDP) fechada el 30 de abril nos enteramos que la disputa entre ellos consiste en que no ha quedado claramente en público que las encuestas de MC las paga la campaña de Ricardo Anaya.
Dice Arreola: “No es una calumnia: en la página del INE el equipo de Anaya ha registrado 4 millones de pesos pagados a esa empresa encuestadora cuyo único producto son las encuestas electorales, telefónicas, por cierto —un método desacreditado en México—, y por lo demás, no realizadas con operadora, sino con un robot, es decir, con grabaciones”.
Añade el jefe de SDP: “Hace un par de días di a conocer que las encuestas de Massive Caller que tanto presume Jorge Castañeda, coordinador de estrategias de la campaña de Ricardo Anaya, eran pagadas por el PAN y presenté las pruebas”. Y en el párrafo final se asoma la razón de la molestia de Arreola.
Dice: “en el caso de las encuestas de Massive Caller, que tienen a Anaya muy cerca de López Obrador —es lo que las diferencia de las encuestas independientes de los partidos y las campañas— el que las paga es el equipo de Ricardo Anaya”.
La simple lectura del texto permite la conclusión de que Arreola está indignado porque MC mantiene a Anaya cerca de Amlo porque Anaya paga las encuestas y este último dato está oculto. Cabe aquí la pregunta, y es el tema central de esta nota, de si en las encuestas de MC realmente Anaya está cerca de Amlo y si esta distancia se achica o se agranda conforme transcurre el tiempo.
Medir esta diferencia a lo largo, por ejemplo, del mes de abril, es sencillo. Consiste en sacar la diferencia entre los dos candidatos día a día, durante todo el mes de abril y ver el comportamiento de esa diferencia aritmética.
Por ejemplo, el 4 de abril, según MC Amlo tenía 33.9% y Anaya el 26.8%, una diferencia de 7.1 puntos. A fines de abril hay una diferencia de 11.48 puntos, otras diferencias de 6.6, 7.4, 9.01, 9.45.
La pregunta es: ¿cómo se comporta la masa de números constituida por todas las diferencias aritméticas del mes de abril? Verlo en una gráfica y proyectar sobre ella una línea que represente a todos los números nos permite apreciar que la distancia en las preferencias electorales se ensancha entre los dos punteros.
Hemos comentado en otras notas que operaciones como estas las realizan aplicaciones y software especializado y al alcance del público. El proceso no es complicado y permite comprender con datos numéricos duros y con gráficas muy sencillas si esa masa de números indica un aumento en la distancia o no. En el caso de la polémica entre los comunicadores Ciro y Federico la razón no le asiste al segundo.
Se puede comprobar con facilidad siguiendo lo que hemos dicho hasta aquí que MC, durante todo el mes de abril, ha mantenido una distancia entre Amlo y Anaya que se ensancha cada día. La distancia entre Amlo y Anaya es cada vez mayor lo mismo que la distancia entre Anaya y Meade.
No se sostiene la afirmación de Arreola de que MC mantiene muy cerca a Anaya de López Obrador. Además hace falta definir qué significa ‘cerca’ y qué significa ‘lejos’. Una distancia promedio de más de ocho puntos entre los punteros significa tan lejos como dos o tres veces el margen de error de MC y eso no es ‘cerca’ sino ‘lejos’.
Arreola ha trabajado cerca de encuestadoras y recordará que un intervalo de confianza que incluya dos o tres desviaciones estándar respecto de la media incluirá prácticamente todos los resultados que se analizan.
A esta atropellada analogía nos atenemos para atrevernos a proponer (en esta nota) que dos o tres márgenes de error de distancia entre candidatos es más bien ‘lejos’ que ‘cerca’. Una interpretación similar se desprende de la agregadora Bloomberg para marzo y abril: Amlo y Anaya no convergen.
Si se han pagado cuatro millones de pesos por maquillar algo, claramente no han servido: la distancia entre Amlo y Anaya tuvo un promedio de poco más de ocho puntos durante el mes de abril y se ensancha progresivamente hasta los datos que tenemos hoy.