Un homenaje a nuestros niños…

El día de hoy me voy a dirigir a homenajear y rendir un reconocimiento a los niños de preescolar y primaria que desde hace siete meses perdieron el ...
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El día de hoy me voy a dirigir a homenajear y rendir un reconocimiento a los niños de preescolar y primaria que desde hace siete meses perdieron el vínculo de la cercanía de su escuela, sus amigos, sus maestros y sus espacios de esparcimiento y lo sustituyeron por un cálido corazón y mente que todo lo entiende, que todo lo acepta y que a todo se adapta.

Qué alegría ser niño en este tiempo turbulento en que los adultos hemos pasado por todo el carrusel de emociones y sentimientos  a veces sin aterrizarlos.

¿Porqué pienso que es meritorio ser niño en estos tiempos? Pues por la simple razón de que la mirada de un niño es Universal, él comprende que no hay marcha atrás y que si mis papás y mi maestra me piden no salir, no ir a la escuela, tomar clases virtualmente desde mi casa y hacer cosas para cuidarme como lavarme las manos, ponerme gel anti bacterial y no ver a mis amigos ni jugar con ellos, tiene una razón de peso y ya pasará; entonces se adaptan y son felices con lo que está a su alrededor.

Si nosotros desde nuestro entorno adulto tuviéramos la visión de un niño, tendríamos horizontes diferenciados de sabiduría; en un pedazo de cartón encontraríamos un barco, con un poquito de tierra y agua haríamos un pastel de chocolate, con una botella de plástico crearíamos una pelota y con un trozo de periódico haríamos el techo de nuestro campamento.

Basta saber que tenemos un día completo para nosotros, para ir visualizando historias, aventuras, espacios por crear y tiempos para aprender. La visión de un niño es inagotable, a todo le encuentra un uso, todo tiene un porqué y su poder de adaptación y aprendizaje es infinito.

Con solo una explicación ya sabe ingresar a una sala de Zoom, ya pude enviar tareas por Classroom, puede conectarse virtualmente en un chat y sabe navegar por internet como si siempre lo hubiera hecho.

Por supuesto que merecen todo nuestro reconocimiento y aplauso pues aún perdiéndolo todo han ganado infinidad de dones y virtudes que los hacen más grandes ante nuestra mirada y que nos permiten saber que todos los cambios son benéficos, que la fortaleza que están adquiriendo ante eventualidades como esta pandemia o un terremoto los están templando para ser más fuertes, ávidos de conocimiento, resilientes y empáticos y eso les permitirá ser unos adultos preparados para un sinfín de eventualidades que seguro vivirán con el paso del tiempo.

Así que, ¡un rendido homenaje para los niños de nuestra sociedad! Nos están enseñando la importancia de ser felices con poco y adaptables a tiempos cambiantes.

¡Aplauso a nuestros niños! Y como adultos, la próxima vez que sintamos que no podemos más, que es demasiada presión, que esto se salió de control, etc., recordemos a nuestros niños tomando un pedazo de papel periódico para crear un hermoso techo de su casa de muñecas o haciendo una carreterita con piedras y taparroscas para que viajen sus carritos.


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