Hablando de educación, los esfuerzos que se hagan desde el gobierno generalmente resultan escasos ante la necesidad de la sociedad, sin embargo, cuando el gasto se hace con desorganización, sin conocimiento y bajo claros signos de ventaja política, el problema es aún mayor.
Lamentablemente en nuestro país, cuando se habla de auditorías y de programas de evaluación de políticas públicas, siempre estamos hablando de más de un año de distancia para cuando se tiene acceso a la información de manera abierta, lo cual no permite apreciar en su justa dimensión las acciones del gobierno en turno de manera adecuada en el tiempo preciso.
La semana pasada, en el marco de la celebración del “Seminario XV años del Panorama Educativo en México” por parte del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE),se hizo la presentación del libro “Panorama Educativo 2017” en el cual se hizo un análisis de los logros y retrocesos de nuestro sistema educativo que atiende, en los niveles de educación obligatoria a más de 30 millones de alumnos, más de 25 millones de niñas y niños en la educación básica y poco más de 5 millones de adolescentes y jóvenes en educación media superior.
Hablando del tema de los recursos, en el mencionado informe, resulta relevante que en lo que se refiere al Gasto nacional en Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología según origen de los recursos (1994-2017), en el presente sexenio y en el previo, el gasto público en educación creció a una tasa media anual cada vez más baja, 5.5% (2001-2006) y 3.9% (2007-2012), mientras que de 2013 a 2017 decreció a una tasa media anual de 1.1%, a pesar de que la economía creció más.
Por otra parte, durante los años del sexenio de Enrique Peña (2013-2016) el gasto mediante Programas Federales creció, en términos reales, en menor medida que durante los años analizados del sexenio de Felipe Calderón (2008-2012), 1.1 y 6.2%, respectivamente.
Para decirlo de manera precisa, tan solo de 2015 a 2016 se presentó una disminución de 3 064.6 millones de pesos reales en los Programas Federales de educación básica. Además, se redujo el monto destinado a educación para adultos en un 21.3%.
Cuando se tienen solamente decisiones cupulares, cuando las prioridades en el ámbito educativo no son las necesidades de la educación y se invierten los escasos recursos en promoción de imagen y otras cosas innecesarias, tenemos resultados de todos conocidos.
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