Pliego nacional de simulaciones…

Yo le llamaría un pliego nacional de simulaciones, porque, al fin de cuentas el líder negocia lo que quiere y no lo que exige la base...
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Hace unas semanas charlaba con una profesora sobre una situación que se vivió en su centro de trabajo el año pasado. Se trató de la destitución de su director debido a la “intervención” de la delegación sindical encabezada por el titular de la secretaría de conflictos de educación primaria del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) de alguna sección sindical del país. Esto, a raíz de la aplicación de la norma a uno de los maestros de la planta docente que el director coordinaba, porque, reiteradamente faltaba sin justificación alguna y, cuando se presentaba, lo hacía en estado inconveniente; también, porque dicho compañero no atendía ni cumplía con sus responsabilidades académicas y administrativas; peor aún, porque el trato que le brindaba a sus alumnos no era el mejor. Como parece obvio y de esperarse, dicho “profesor” ante las llamadas de atención de su directivo, siempre argumentaba que era “protegido” del sindicato y que si alguien saldría de esa escuela no sería precisamente él, y lo cumplió.

Historias como esta hay cientos a lo largo y ancho de la República Mexicana, pero… ¿para esto sirve un sindicato? En un rato regreso con la respuesta.

En el mes de diciembre del año pasado, diversos medios de comunicación informaban que el comité saliente de la Sección 34 del SNTE, ubicada en el estado de Zacatecas y encabezada por Soralla Bañuelos, había dejado la cuenta bancaria del gremio en cero pesos (según la documentación que había sido entregada en el proceso de entrega-recepción) pero también, que presumiblemente había un desfalco de más de 500 millones de pesos por concepto de fideicomisos y de aportaciones del mes de diciembre. Como es natural, el comité saliente negó las acusaciones, el entrante insistió en dicho desfalco, que sus arcas están vacías y que por ello no ha sido posible realizar una auditoría a la gestión anterior y… ¿el comité ejecutivo nacional? En silencio.

Historias sobre la falta de transparencia y abuso en el uso de los recursos del gremio son harto conocidos entre pasillos del magisterio, pero… ¿para esto sirve un sindicato? En un rato vuelvo con la respuesta.

En las últimas semanas el SNTE, a través de su dirigente Alfonso Cepeda ha estado muy movido, y podría decirse que hasta “productivo”, por ejemplo, ha informado al magisterio que avanza el fin de la USICAMM; también, les ha invitado a participar en los comités de “La clínica es nuestra” cuya intención es la de “mejorar” los servicios del ISSSTE; es más, se atrevió a llamar a la unidad nacional y en torno a la presidenta Claudia Sheinbaum, dadas las injerencias y agresiones externas por parte del gobierno estadounidense en materia migratoria y comercial. Y bueno, para rematar, ha intentado colocar la cereza en el pastel promoviendo la participación del gremio en el pliego nacional de demandas 2025 porque, según este líder, el propósito de esta participación es el de fortalecer la democracia participativa y la horizontalidad en la toma de decisiones, abrir espacios de comunicación directa con los agremiados y consolidar la unidad y la estructura sindical. ¡Ajá, cómo no!

Leído de esta forma podría pensarse que el SNTE ahora sí está trabajando y luchando por sus agremiados, sin embargo, hay que hacer notar varias cosas, la desaparición de la USICAMM no es un triunfo de esta organización sindical; basta con recordar que, durante el gobierno del Peña Nieto y López Obrador, sus dirigentes sindicales guardaron silencio; peor aún, en todo ese tiempo, no hicieron nada, pero absolutamente nada por detener los abusos y violaciones a los derechos de los trabajadores de la educación que han participado en los procesos de admisión o de promoción y cuyos resultados han sido alterados por las autoridades educativas en turno; vaya se volvieron cómplices de esos abusos… ¿cuál triunfo entonces?

Por lo que respecta al programa La clínica es nuestra podría decirse, por un lado, que es un programa impulsado por el estado y no por el sindicato, y cuyas reglas de operación son hasta cierto punto “extrañas”, en virtud de la similitud que guardan con el de La escuela nuestra, solo que ahora se realizará a través del ISSSTE. ¿No habría la imperiosa necesidad de demandar mejores servicios médicos para todos los trabajadores de la educación, o bien, la reforma a la Ley del ISSSTE en materia de jubilaciones y pensiones para beneficiar a todos los trabajadores? Peor aún, ¿acaso este líder sindical no sabrá que el programa La escuela es nuestra adolece de un mecanismo que asegure la transparencia y el adecuado manejo de los recursos?, ¿de veras no lo sabe? En fin.

Por lo que respecta a la unidad nacional promovida por el líder de este sindicato, me parece que cualquier mexicano ante una afrenta a nuestra nación podría sentir el impulso de acompañar al gobierno que esté al frente, independientemente del partido político del que provenga, sin embargo, una cosa es que como mexicano se sienta agredido por tales cuestiones y desee establecer un posicionamiento personal, y otra ponerse a los pies de quien detenta el poder en estos momentos, ¿o ya se le olvidó a este líder sindical que hace unos años gustosamente levantaba las manos de José Antonio Meade, candidato del PRI a la presidencia?

Sí, el pliego nacional de demandas está a la puerta de la esquina; desafortunadamente en su famosa consulta no se puede exigir actos de justicia y no de solapamiento o encubrimiento a ciertos trabajadores de la educación que no tendrían por qué estar en el gremio. Sí, el pliego nacional de demandas está a unas semanas de ser entregado; lamentablemente en el formato de consulta no se puede exigir un corte de caja, con su debida comprobación física o electrónica, tanto del comité ejecutivo nacional como de todos los comités seccionales esparcidos en el país. Sí, el pliego nacional de demandas está más cerca de nunca, sin embargo, yo le llamaría un pliego nacional de simulaciones, porque, al fin de cuentas el líder negocia lo que quiere y no lo que exige la base, mientras el gobierno responde lo que quiere y no lo que el pueblo requiere.

¡Bendita cosa!

¿Para qué sirve este sindicato? 

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