Plan de estudios 2022: entre construcciones, utopías y un teléfono descompuesto

No tengo claro qué tanto abonan las ambigüedades a la consolidación de un proyecto educativo; lo que sí tengo claro, es que comienza a generarse en el ...
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El siguiente texto fue expuesto por un servidor, en la Mesa de Análisis denominada Perspectivas de la reforma curricular 2022 que, el pasado 19 de enero de 2023, se transmitió por las plataformas de Educación Futura y Revista Aula. En ésta también participaron: Catalina Inclán, Irma Villalpando, Sergio Martínez y el periodista Erick Juárez. Espero sea de interés de quien lo lea, pues refleja un análisis de diversos momentos por los que ha transitado el Plan de Estudios 2022, desde su primera versión, hasta el desarrollo de los Consejos Técnicos Escolares de los primeros días del mes de enero de este año.

Buenas tardes.

Agradezco mucho la invitación que me realizaste hace unos días estimado Sergio, para participar con tan queridos y apreciados colegas, amigas y amigos. Me da mucho gusto saludarles: Catalina, Irma, Erick y, desde luego, Sergio, un placer estar con ustedes esta tarde. Al público que nos escucha u observa desde el lugar en que se encuentra, le envío un afectuoso saludo deseándole, desde luego, que estén muy bien. Espero esta charla sea de su interés, y colabore un poco en esa reflexión tan necesaria en el medio educativo en el que nos encontramos inmersos.

El tema que nos ocupa en este momento tiene singular importancia, debido a las altas expectativas que causó la llegada de un gobierno de “izquierda” a Palacio Nacional, sin embargo, en los hechos, con eso que han nombrado como Nueva Escuela Mexicana, tal expectativa parece diluirse en las ambigüedades y contradicciones que la permean, más por su carácter político que educativo. Y es que es cierto, cualquier tema educativo que tratemos, ya sea en esta mesa o en otra, en los pasillos de las escuelas, en las reuniones de Consejo Técnico o en las academias o grupos colegiados, lo político es, por así decirlo, indisoluble al educativo.

Dicho lo anterior, y para entrar en materia, es relevante recordar, que el proceso colectivo de construcción del nuevo Plan de Estudios del actual sexenio, se supone, comenzaría en mayo de 2019 y terminaría con la publicación de dicho Plan en el Diario Oficial de la Federación en julio de 2020, con algunas acciones preparatorias para su puesta en marcha en agosto de 2021. Quiero suponer, que la pandemia “vino a alterar” la ruta de construcción que la misma Secretaría de Educación Pública (SEP) había dado a conocer, sin embargo, bien valdría la pena preguntarse, ¿por qué si las maestras y los maestros continuaron, prácticamente con la escuela desde su casa, la SEP, a través de los responsables del diseño curricular, no hicieron lo necesario para que dicho proceso culminara en la fecha que ellos mismos habían fijado?, ¿se imaginan lo que hubiera sucedido si un docente le hubiese dicho a su director que entregaría su planeación didáctica dos años después, cuando la contingencia sanitaria hubiera menguado? Pienso que, una de las primeras “inconsistencias” fue ésta, la del incumplimiento de la ruta que la misma SEP había trazado, sin que hasta el momento se hayan dado a conocer las razones que hubieran generado tal atraso.

Ahora bien, si alguien piensa que la anterior situación puede ser catalogada como peccata minuta habría que recordar, que la SEP, a través de la Dirección de Materiales Educativos y la Estrategia Nacional de Lectura, en marzo de 2021, lanzó una convocatoria para rediseñar los libros de texto gratuitos de primaria, con la intención, según se dijo, de convertirlos en pieza clave para la solidaridad y la integración de un país con una visión humanista. Es decir, aún sin que se tuviera un escueto bosquejo de lo que sería el Plan de Estudios 2022, dicha Secretaría, a través de esta Dirección, ya tenía contemplado el rediseño de los libros de texto considerando como su punto de partida eso que llamaron Nueva Escuela Mexicana.

Paradójicamente, alguien, en esa Dirección, pensó que se podrían colocar las ventanas de un castillo sin que se tuvieran los cimientos y las paredes de éste, ¿no acaso esta sería otra de las “inconsistencias” que, directa o indirectamente, involucraron al Plan de Estudios que estamos analizando? En fin; estas y otras cuestiones, que por falta de tiempo no las abordo en este instante, me han llevado a sostener lo que he señalado en varios artículos que he escrito sobre el tema: la SEP es un archipiélago donde cada virrey hace y deshace a su antojo sin que en ello medie, la consideración de que, con sus acciones, los más afectados son los millones de alumnos inscritos en educación básica y, consecuentemente, las maestras y maestros. ¿Por qué nadie se atrevió a poner orden en la mesa? Una pregunta un tanto ingenua de mi parte, pero que es bastante pertinente para propiciar la reflexión de quien me escucha.

Con estas “peccatas minutas” comenzó el ciclo escolar 2021-2022; desde luego, sin olvidar que desde que inició la pandemia en marzo de 2020, la SEP nunca encontró la forma de coordinar diversas acciones educativas con el propósito de atender lo que, desde su responsabilidad tenía que atender; por el contrario, encontró en las televisoras la manera de dar continuidad a un proceso educativo que difícilmente pudo ser tal si, como se sabe, y en su momento se dijo, las familias y buena parte del magisterio, poco o nada se apoyarían, o se apoyaron, en esta herramienta para realizar sus actividades escolares. Créanme o no, pero sigo sosteniendo que ese Sistema Educativo tan vertical, autoritario y cuadrado que conocíamos, no se movió mucho que digamos durante la contingencia sanitaria; en cientos de escuelas la indicación bajó en cascada y fue concreta: la escuela es la casa y punto; hecho que produjo, como bien se sabe, que para estudiantes, padres de familia y maestras y maestros, el trabajo se haya duplicado o triplicado, sin que la SEP, en ningún momento, se preocupara por su salud mental o física y/o profesional y laboral. Y bueno, regresando al tema que me ocupa diré que, precisamente en agosto de 2021, escribí un texto en el que cuestionaba el por qué no se sabía nada sobre el Plan de Estudios 2022 puesto que, como ya he dicho, de acuerdo con la ruta trazada por la SEP, estaría implementándose a partir de esa fecha.

Pasaron los meses y por fin, en enero de 2022 conocimos, desafortunadamente, por las redes sociales y no por los canales oficiales, el Marco Curricular 2022, los Programas sintéticos, el Prototipo de Programa Analítico y un documento que llevaba por nombre Vinculación entre diálogos. Una propuesta curricular diferente y en construcción que, en principio, como ya hemos dicho en diversos espacios, intentaba romper con el modelo proveniente del neoliberalismo existente y, para ello, las epistemologías del sur, los 7 ejes articuladores, los 4 campos formativos, las 6 fases, entre otras cuestiones, despertaron todo tipo de comentarios, expresiones, análisis, reflexiones, entre otras cuestiones.

¿Este era o es un proyecto educativo ambicioso? Sin duda. ¿Un entramado de confusiones en su diseño curricular que ni el personal de la SEP y de diseño curricular podían explicar con precisión? Sin duda. ¿Una transformación educativa que implicaría un tránsito de varios años, después de una pertinente formación continua del profesorado mexicano? Sin duda.

Como ya he dicho, diversas reacciones pudimos conocer y escuchar en diversos espacios y por diversos medios; como parece obvio, los posicionamientos a favor y en contra fueron una constante, sin embargo, desde mi perspectiva, algo que pude reconocer en ellos, fue el de las complejidades en su diseño curricular, puesto que no partía de una diagnóstico serio, con elementos que bien pudieron ser integrados en éste, sino que, por el contrario, al igual que el Plan Nacional de Desarrollo de este sexenio, contenía una retórica que “atizaba” el calor hacia ese neoliberalismo que tanto, según se dijo, y sigue diciéndose, generó afectaciones en los aprendizajes de los niños.

Y luego vinieron las Asambleas de Análisis del Plan y los Programas de Estudio para el diseño de los libros de texto gratuitos; una serie de foros que, igual que antaño, fueron cooptados, en su mayor parte, por las autoridades educativas, pero también, por las representaciones sindicales para que participaran quienes ellos consideraron que debían participar; ello, desde luego, explica por qué la presencia en menor medida fueron de maestras y maestros frente a grupo y, en su lugar, se pudo observar a supervisores, directores, personal adscrito a las distintas Secretarías o la UPN, entre otros que, repito, acapararon el micrófono para lanzar sendas glorias y aplausos a una propuesta curricular en ciernes, en lugar de un análisis un tanto más profundo de éste, pero bueno, qué podíamos esperar de estas Asambleas cuando en los últimos días de enero se dio a conocer el Marco Curricular y, dos días después, ya se celebraba la primera de ellas en el estado de Veracruz. Las consultas sobre el nuevo modelo educativo y la nueva propuesta curricular de 2016, solo cambiaron de nombre: ahora fueron Asambleas, porque su espíritu democrático permeaba en ellas. Así la simulación en nuestro país.

Después de ello se pudieron conocer algunos cambios. Tras bambalinas, aparecieron nuevas figuras o especialistas, que tomaron en sus manos un barco que, por donde quiera que se mire, se estaba hundiendo. De hecho, en junio y agosto del año pasado, pudimos conocer, otra vez por las benditas redes sociales, otras versiones de ese plan de estudios de la que conocimos en enero. Desde mi perspectiva, dichos cambios fueron favorables, pues su contenido, a pesar de mantener algunos planteamientos que generaban confusión, se podía observar una orientación diferente de la que ya se conocía. Habría que reconocer que la telaraña que bien podría representar o esquematizar su primera versión, sufrió ajustes basados en el conocimiento y experiencia, que dieron pauta a su publicación en el Diario Oficial de la Federación en Agosto. ¿Ello explicaría el por qué la ex titular de la Dirección de Diseño Curricular fue removida de su cargo? Probablemente, sin embargo, tal y como ocurrió con la ruta para la construcción del Plan de Estudios 2022, nadie explicó las razones de los cambios en los documentos que se fueron suscitando en todos estos meses.

Cierto, como bien lo explicó en su momento Ángel Díaz Barriga, se entiende que este documento se encontraba, y se encuentra, en proceso de construcción y, como tal, era favorable que así siguiera, sin embargo, la SEP le debe una explicación al magisterio que pudiera llevarle a comprender, los motivos o las razones por las que se realizaron dichos ajustes, porque no la hubo. Vaya, hasta el momento se desconoce si ya fueron eliminados los diálogos y las progresiones de aprendizaje de este documento, dado que no se contemplaron en el proceso de formación continua del pasado taller Intensivo para maestras y maestros, o bien, si estos elementos seguirán en el mismo, pero, para esta actividad, la del taller, no se tomarían en cuenta, no obstante que desde el inicio se haya dicho, que eran fundamentales en la propuesta curricular 2022. ¿Peccatas minutas entonces?

Y bueno, en este vaivén de sucesos, de ambigüedades y, a veces de contradicciones, en noviembre de 2022 conocimos, para no perder la costumbre, por las redes sociales, el avance de la familia de los nuevos libros de texto para los alumnos, maestros y familias. Documentos que, como su nombre lo indica, se encontraban en proceso de construcción, pero que no acaban de propiciar la comprensión de su vínculo con el Plan de Estudios 2022 publicado en Agosto de 2022, puesto que, como se sabe, hace unos días se estuvo trabajando en los consejos técnicos escolares, el diseño creativo a partir de dicho Plan de Estudio y los programas sintéticos, para la conformación de un programa analítico que, hay que decirlo, despertó más ambigüedades que certidumbres.

Es cierto, hay quien podría decirme que todo en la vida es una ambigüedad porque el futuro es incierto, sin embargo, las bases que determinan nuestra actuación en razón de los distintos eventos que puedan ocurrir, se consolidan con la información que continuamente llega a nuestra mente, misma que, a través del posible análisis y reflexión, se traduce en experiencia. Al respecto, yo me preguntó: ¿qué tipo de formación continua se ha brindado a las maestras y maestros en la última década?, ¿será suficiente su formación inicial y la experiencia adquirida en sus 10 o 20 años de carrera ininterrumpida para comprender un Plan de Estudios cuya lógica de abordaje, aunque ya no es densa, si requiere de su debido tiempo porque transitar de un modelo a otro, o de un plan a otro, no se logra ipso facto, es decir, de la noche a la mañana?

Hasta aquí he intentado plasmar, a groso modo, una trayectoria de un Plan de Estudios con sus múltiples complejidades; un proceso, si ustedes gustan inédito en nuestro país porque, como bien sabemos, en las últimas décadas se entregaban a las maestras y maestros, un plan de estudios que, a decir de las autoridades educativas y gubernamentales en turno, eran perfectos, cuando en las escuelas y en las aulas quienes los operaban sabíamos que no era del todo cierto. Hoy, tenemos la oportunidad de conocer un poco de ese entramado que se vive entre las cuatro paredes de una Secretaría, que marca el rumbo educativo de nuestro país. Sin embargo, pienso, que los extremos no siempre son buenos, sobre todo, cuando se trata de un tema tan relevante en el que, al igual que antaño, las maestras y los maestros quedan fuera de ese proceso, y son sometidos, antes a capacitaciones hoy a procesos de formación, que pueden generar los mismos resultados.

Si ustedes observaron las orientaciones para el trabajo que se realizará en las siguientes sesiones de los Consejos Técnicos Escolares, se visualiza una ruta que podría ser viable dado el abordaje de los campos formativos de manera paulatina, sin embargo, se incluyen conceptos como integración curricular que despiertan esa incertidumbre, pero también, hay que decirlo, un regreso a un modelo de organización curricular, por ejemplo en secundaria, que difiere con lo presentado en la propuesta que conocimos en enero de 2022. Los cambios siguen a la orden del día y, entonces, yo me vuelvo a preguntar: ¿qué tipo de formación se está gestando en dichos Consejos Técnicos Escolares?

No tengo claro qué tanto abonan las ambigüedades a la consolidación de un proyecto educativo; lo que sí tengo claro, es que comienza a generarse en el magisterio un efecto de teléfono descompuesto que poco abona a ese proyecto; espero la SEP tome cartas en el asunto porque, de lo contrario, podríamos estar en la antesala de un tener en las manos un documento lleno de buenas intenciones y principios pedagógicos, pero lejos de implementarse porque no se atendieron otras áreas de oportunidad que son más que visibles.

Vaya: “No hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.

Muchas gracias.

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