Ha transcurrido un mes de que Otto Granados tomó posesión como Secretario de Educación Pública. Bueno, menos (aquí sí cabe decirlo), si sólo consideramos los días hábiles. ¡Qué rápido! El tiempo parece correr más acremente que en otro tiempo, escribiría Leduc.
Es interesante y válido preguntarse cuál es, cual está siendo, el principal reto de los muchos que tiene ante sí el titular de la SEP, qué acciones lleva a cabo para enfrentarlo y cuáles son las perspectivas de éxito.
Pensando en el funcionario, y no en el militante partidista —que también lo es y muy legítimamente desde luego—, podemos considerar entre sus desafíos la instauración plena del Nuevo Modelo Educativo, el avance en la reconstrucción de los inmuebles escolares dañados por los sismos, y en fin, las acciones que dio a conocer la Presidencia de la República en estos días (https://profelandia.com/difunde-presidencia-de-la-republica-5-acciones-en-materia-educativa-para-el-2018/).
Pero todo ello pasa por afirmarse en el sillón, en demostrar que su nombramiento estuvo y está justificado; que posee el carácter, los méritos, los merecimientos suficientes y los conocimientos necesarios para ocupar tan trascendente posición.
En nuestro caso, hacer un análisis objetivo exige, no desapasionarse pero sí guardar mesura, tratar de abstraerse a fin de alcanzar un más amplio y claro panorama y llegar a conclusiones plausibles (en su acepción de validez, de aceptabilidad), sin sacrificar perspectivas.
Así, pues, considero que el principal reto de Otto es convencer a la mayor cantidad de la población acerca de las bondades de la Reforma Educativa; que en tal sentido enfocará los mayores esfuerzos, y que los logros, en su caso, se verán reflejados en diversos escenarios.
¿Cuántos puntos conseguirá subir a partir del 63 por ciento de aprobación que (entre la ciudadanía) tiene la Reforma Educativa, según datos dados a conocer por el propio Granados Roldán en su primer acto público como Secretario, el 13 de diciembre anterior?
A partir de esa referencia, creo que está frente al reto y oportunidad de una carambola de más de tres bandas, una carrera con varios premios.
Su principal adversario no es López Obrador, ni Nuño con todo y el tiradero que dejó para irse tras de Meade, ni la posición de incontables académicos y trabajadores de la educación, sino algo más sutil pero contundente e inexorable: el tiempo, que no perdona a ninguno, como diría “el filósofo de Michoacán”.
En tal contexto habría que interpretar los tuitazos del 29 de diciembre; son como un golpe sobre la mesa para reclamar la atención, exorcizar a los protagonistas del quehacer educativo, y conjurar la sombra de Nuño, más allá de sustituir su fotografía.
Algunos con ironía, otros con sincera y candorosa ignorancia, sobre todo los pertenecientes a las nuevas generaciones, se han preguntado en las redes quién es Otto Granados. Aunque está en Wikipedia, reseñemos sucintamente su biografía en atención a los millenials y alguno que otro despistado.
Originario de Aguascalientes, 61 años; abogado por la UNAM. De joven trabajó en la Cámara de Diputados, y su primer encargo relevante fue la secretaría particular del entonces titular de la SEP y “último ideólogo de la Revolución Mexicana”, Jesús Reyes Heroles. Fue también Oficial Mayor de la Secretaría de Programación y Presupuesto, con Carlos Salinas de Gortari, de quien luego sería vocero en la campaña y en la Presidencia de la República, y cuya amistad nunca ha ocultado; Gobernador de Aguascalientes; dos veces embajador de México en Chile.
Su administración como mandatario estatal marcó el acento precisamente en el tema educativo; le correspondió aplicar la descentralización e instaurar la Carrera Magisterial; creó varios programas, sobre todo de becas, aún vigentes; impulsó el uso de las TIC con el Programa Umbral, y las matemáticas con el Proyecto Maya; desarrolló a través del Instituto de Educación una intensa actividad editorial, que incluyó libros de texto locales de Historia, Geografía, Arte y Cultura, Lectura, Información Fiscal, etc.; el arte y la cultura recibieron impulso como no ha ocurrido después. Desde su gestión la entidad ha mantenido buenos índices en las diversas mediciones de rendimiento académico, salvo por algunos baches posteriores.
El tema educativo ha ocupado su atención de manera permanente y constante, de lo cual da fe la cantidad de artículos que ha publicado en diversos medios a lo largo de los años.
A diferencia de muchos políticos, suele no dejar sin respuesta los señalamientos que le hacen. Junto con Rodolfo Landeros, ha sido uno de los que mejores recuerdos dejó en la ciudadanía aguascalentense, a pesar de que Granados no fue dado al contacto personal frecuente. A diferencia también de muchos gobernadores de la nueva hornada, “del nuevo PRI”, no se le conocen escándalos de corrupción.
Así que improvisado en la política no es, y tampoco ajeno al sector educativo, de cuya visión por supuesto se puede disentir.
Perogrullo diría que Otto Granados está convencido y comprometido con la Reforma Educativa, tanto en su calidad primero de Subsecretario como ahora con mayor razón en su carácter de Secretario.
Experto en comunicación, como se lo considera, me parece que su principal reto y apuesta es convencer de los beneficios de dicha RE, y lograr así varios resultados. De ello depende la misma Reforma, su institucionalización y trascendencia sexenal, pero también de alguna manera la elección de julio y su propio prestigio personal y profesional. Amor propio, si quiere agregársele.
Seguro por eso, para que no queden dudas ni se preste a interpretaciones su postura, ha publicado al menos dos artículos en los días recientes: el que apareció en Milenio (http://www.milenio.com/firmas/otto_granados/defender-reforma_educativa-maxima-prioridad-retos-educacion-milenio_18_1093270677.html), y el que incluyó el portal SDP el Día de Reyes, y en el cual aborda tres temas como parte de “Los retos del escritorio” (https://www.sdpnoticias.com/nacional/2018/01/06/los-retos-del-escritorio).
Pero es evidente que no sólo las letras comunican, ni sólo las grafías se leen e interpretan. Y ahí está el encuentro con el dirigente formal del sindicalismo oficial, Juan Díaz, con quien aparece del brazo en una fotografía, en una especie de formalización de la alianza SEP-SNTE. Una fotografía que se puede leer e interpretar, por cierto, de dos maneras: que Juan Díaz se llevará al baile a los maestros, o que de plano no los representa ni ellos se sienten representados, y cada uno jala por su lado, con lo cual el sucesor de Elba Esther quedaría reducido a un vendedor de ilusiones, a una rémora.
¿Qué tanta influencia y control conserva Díaz? Está por verse, y de ahí derivar qué tan significativo es el apoyo, y cuánto más bien representa un lastre.
Por lo pronto, Granados Roldán ha logrado en primer lugar proyectarse, concentrar los reflectores y posicionarse (lo que se evidencia hasta en el aumento de seguidores en tuiter); otro paso es el de la alianza con Díaz y lo que éste aún pueda representar; uno más, su presencia personal, por así decirlo, en los medios, que, como anotamos ya, no le son ajenos.
Habrá que estar atentos a la evolución de esta carrera de Granados Roldán en busca de avanzar lo más posible hacia la meta de proyectar, ampliar la aceptación y consolidar la Reforma antes de que el tiempo reviente los relojes. En tal sentido se puede suponer que sus tuits no fueron distracción, impulso o pérdida de tiempo, sino parte de una estrategia de la misma carrera en la que está concentrado y comprometido.
(Al poner el punto final del texto presente, nos encontramos con un artículo del ciudadano Meade en El Universal, y el cual pudiera percibirse como un obstáculo a los propósitos de Otto; cuestión de analizarlo por separado).