No todo es responsabilidad de los maestros: el debate por los Libros de Texto continua

Las “bravuconerías” solo encuentran cabida para quienes afirman que estamos al borde el comunismo. 
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En los últimos días ha comenzar a circular, principalmente en las redes sociales, la idea de que la Secretaría de Educación Pública (SEP), a través de sus diferentes áreas como la de Materiales Educativos, está delegando una responsabilidad importante a las maestras y maestros de la República Mexicana; esto porque, como se sabe, a partir del cambio de las guías de los Consejos Técnicos Escolares (CTE) a orientaciones, así como también, por su participación y en la construcción de los Libros de Texto Gratuitos (LTG) próximos a emplearse y su intervención en las conferencias de prensa vespertinas en las que se están dando a conocer dichos libros, es como se ha llegado a pensar o, al menos se ha intentado enviar el mensaje a los propios docentes y muy posiblemente a la sociedad en general, de que el profesorado mexicano podría ser el responsable de que la educación no camine como tendría que caminar en nuestro país. Nada más errado sería llegar a pensar esto; en principio, porque la maestra o el maestro adscrito a una escuela es solo una pieza de un engranaje que, en términos sencillos, se conoce como Sistema Educativo Nacional (SEN).

Es obvio, ante la oleada de comentarios, críticas, argumentos y contrargumentos que hoy tienen al país metido en una conversación sobre los LTG, hay quienes ven la posibilidad de perder una actividad profesional o negocio que, hasta el momento les ha dejado buenos dividendos; por ejemplo, el cambio de sentido de las guías a orientaciones, tal y como en su momento lo señalé y escribí, fue un acierto, porque la maestra o el maestro entró en una dinámica diferente que lo ha llevado a ser responsable de su propia formación partiendo de su experiencia o conocimiento derivado de su quehacer y/o trayectoria profesional y académica. Esto no significa, en absoluto, dejar de observar el enorme fracaso de la SEP en cuanto a un posible “proyecto” de formación continua del profesorado mexicano que, hasta el día en que cierro estas líneas no se ha aplicado porque sencillamente no se conoce; hay cosas que no se pueden tapar con un dedo y esta es una de ellas. Pienso, entonces, regresando al tema de la formación, que ese diálogo era tan necesario e indispensable en los CTE, no solo en razón de una Programa Escolar de Mejora Continua a partir de sus ámbitos o de la gestión institucional propiamente dicha, sino por la imperiosa necesidad de dar a conocer qué hacen, cómo lo hacen, para qué lo hacen, desde dónde lo hacen, etcétera, bajo la posibilidad de ser ellos mismos quienes organicen el trabajo a desarrollar en dichos CTE; entonces, con este proceso, ¿se hace necesario la formación que ofrecen algunos particulares? No digo que una ayuda no sea necesaria, pero, ¿esa ayuda tendría que ser la base de ese diálogo en las escuelas?

Tampoco niego lo que tantas veces he señalado, que en muchas partes o lugares de nuestro intricado SEN la verticalidad y centralidad no deja de ser un lastre porque, en buena medida, impide el desarrollo de estos CTE a partir de las propuestas de los colectivos docentes; por ejemplo, ahí se tiene la imposición, por parte de algunas autoridades educativas, de una serie de formatos para la construcción del Programa Analítico cuando, se sabe, no es necesario o requerido, pero también la rigidez con la que se desarrollan las sesiones de esos CTE porque así lo determina la autoridad; sin embargo, en estos días muy poco se habla de ello. En fin, considero que, en el marco de la autonomía profesional que la misma reforma educativa le ha otorgado al magisterio, el mismo magisterio debe y tiene que exigir y arrebatar esa autonomía concedida. 

Por lo que respecta a la participación de maestras y maestros en la construcción de los LTG, lo he dicho y lo seguiré diciendo, fue un acierto. Dicen, los que “saben”, que en anteriores sexenios también participaron docentes en este proceso, y qué bueno que así haya sido, desafortunadamente el protagonismo no pasaba por ellos, sino por los Secretarios de Educación quienes, por cierto, ¿asumieron como suyos los más de cien errores ortográficos o la mano con seis dedos que se encontraron en los libros de texto?, ¿por qué nunca se les dio ese reconocimiento público a los docentes participantes?, ¿quiénes fueron, cuál era su centro de trabajo, de qué manera participaron y en qué lecciones se encuentra su trabajo? Ojalá se compartieran esos datos pues, insisto, merecen un reconocimiento por su labor en pro de la educación de los niños. Y bueno, desde luego que sería fundamental diferenciar entre una participación en la hechura de los LTG bajo la coordinación o dirección asignada, a la total y entera responsabilidad por los materiales entregados y que fueron o han sido publicados. 

Con seguridad, quienes hasta el hartazgo hemos hablado sobre los LTG en estos días, sabemos que diseñar un material de esta naturaleza implica la conjunción de varios elementos; en consecuencia, sería deseable diferenciar, para no caer en la falacia de que posiblemente la educación no camine porque las maestras y maestros hayan o no participado en la construcción de un material educativo. Ojalá pensáramos un poco en ello porque, al igual que antaño, los “errores” detectados o identificados, como es natural, se pueden, deben y tienen que corregir, y la SEP tendría que ser consciente de ello, sin soberbia y sí con mucha humildad. Las “bravuconerías” solo encuentran cabida para quienes afirman que estamos al borde el comunismo. 

Ahora bien, el tiempo sigue su marcha y, como se sabe, la fase intensiva del CTE y el taller intensivo de formación continua para docentes se aproxima pues, del 21 al 25 de agosto se estaría desarrollando en las escuelas, previo al arranque del ciclo escolar 2023-2024; por tanto, qué es lo que pienso que se podría trabajar durante toda esa semana. Como parece lógico, todo lo relacionado con los LTG, por lo que sería deseable que ya se tuvieran en físico o de manera digital, tal y como ya se han dado a conocer en los portales oficiales (https://libros.conaliteg.gob.mx/primaria.html?id=202308081617); obviamente, esperando ya se haya emitido, en el Acuerdo respectivo, todo lo relacionado con ese arranque del ciclo 23-24.

Entonces, poner en el centro de la conversación a los LTG, los Programas Sintéticos, los Programas Analíticos y el mismo Plan de estudios 2022, podría ser favorable para establecer el vínculo entre tales documentos, sin perder de vista lo que, desde mi perspectiva es fundamental, la orientación didáctica que puede surgir a partir del quehacer docente; es decir, al ser una de las figuras importantes en este proceso, éste tendría reconocer, por ejemplo, qué proyectos integran los LTG (aula, escolares y comunitarios), la metodología que los permea y estructura, cómo los puede integrar en su programa analítico y en la planeación didáctica, qué otros materiales puede emplear en este ejercicio, cómo los vincularía con otras fases, de qué manera se podrían favorecer los procesos de desarrollo de aprendizaje con y sin estos LTG, cómo podría ser planteada la evaluación en términos formativos, etcétera; pienso que ello sería un insumo de gran valía en este diálogo, insisto tan necesario en las escuelas de educación básica. 

Resta conocer qué es lo que se trabajará en próximos días en las escuelas a partir de la serie de orientaciones que brindará la SEP; pienso que, en efecto, las maestras y maestros están ante un reto muy importante, sin embargo, no debe perderse de vista que en medio de la esta polémica que se ha dado en los últimos días sobre los LTG, que hay otros tantos actores que también son participes en el mismo, por ejemplo los padres de familia quienes, tal y como se ha dicho desde hace tiempo, deben y tienen que dejar de concebir a las escuelas como guarderías o como aquellos espacios que tienen que asumir la responsabilidad que ellos, como padres, tienen en la educación de sus hijos.

Sobre esto último no he leído muchos comentarios, notas, artículos o cápsulas informativas en las que, por ejemplo, se diga que algunos padres de familia, en lugar de leerles un cuento a sus hijos o pasar tiempo con ellos, prefieren entregarles una tableta o llevarlos a fiestas donde los corridos tumbados son cantados por ellos y por sus pequeños motivados por los primeros. Sí, de eso no se ha hablado mucho en los últimos días, pero eso sí, qué tal de comunismo.

Al tiempo.

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