Las maromas de un maestro.

Te levantas alrededor de las 5 o 6 de la mañana, corres al baño, sales te preparas un café, revisas algunos pendientes de tu casa, checas que todo y ...
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Te levantas alrededor de las 5 o 6 de la mañana, corres al baño, sales te preparas un café, revisas algunos pendientes de tu casa, checas que todo y todos estén bien, revisas tu portafolios o mochila donde guardas tus cosas, das una hojeada a las actividades de la primera hora, si eres maestro foráneo probablemente tengas que estar fuera de casa toda la semana, eso implica un domingo de locos, si tu lugar de trabajo no es tan alejado implica que la semana completa será de locos, dado que todos los días se repetirá casi la misma secuencia.

Alrededor de las 7 u 8 am según tu horario de entrada, llegas a la escuela saludas a tus alumnos, inicias las clases, durante 6 horas lidiaras con alumnos que en la mayoría de los casos no saben lo que deben de saber para el grado en el que están o  en su defecto no tienen ganas de estudiar, así como también muchos de ellos tienen demasiados problemas en casa como para que la escuela les importe.

Si eres maestro de primarias o de telesecundaria tienes casi de manera exclusiva un solo grupo todo el ciclo escolar, si eres maestro de asignatura en alguna secundaria general o técnica tendrás tantos grupos que no alcanzarás a conocer a todos ni queriendo (en esta parte imaginen a los maestros haciendo fichas descriptivas o  haciendo calificaciones de 5 hojas para cada uno o planeando una clase específica para cada alumno y  de acuerdo a su estilo de aprendizaje).

Al terminar la jornada laboral te desplazas alrededor de hora y media hasta tu casa, llegas, comes te informan de lo acontecido con tus hijos, te informan (a veces reclaman) las cosas que faltan por hacer en casa, para esto ya son alrededor de las 4 o 5 de la tarde casi siempre después de la comida te da sueño, si tu esposa o esposo es comprensivo te dejará dormir, no así tus hijos, aunque casi siempre no podrás hacerlo, sales un rato a dar una vuelta para pasar tiempo de “calidad” con los niños, vas a algún parque a caminar o al súper, regresas a casa como a las 7 y contra tu voluntad tienes que ver que los niños se bañen y peor aún tienes que bañarte tú mismo, terminas como a las 9 ese ajetreo, luego entonces te dispones a prender tu computadora y a revisar las cosas que te servirán para tu clase del siguiente día, para cuando te das cuenta ya son las 11 y tienes que empezar a pensar en dormir porque la levantada a las 5 y media o 6 cada vez cuesta un poco más.

Lo anterior es más o menos una descripción breve del trajín diario de un maestro promedio en México, hay diferencias evidentemente, los foráneos maestros de jornada casi siempre llevan una rutina desquiciante aunque los maestros por horas tampoco cantan mal las rancheras, casi siempre tienen que trabajar en 2, 3 o hasta 4 escuelas para poder alcanzar medio tiempo o tiempo completo, aunque la mayoría solamente alcanza las 10 o 12 horas/semana/mes,  el trajín es casi el mismo, el salario poco. No trato de generar lastima ni compasión ni mucho menos hacer de los maestros víctimas, solamente trato de poner un poco en contexto a quien me lea acerca de un día cualquiera en la vida de un docente.

Mucho se habla de lo que debe hacerse en el sistema educativo mexicano, y más ahora que se acercan cambios importantes impulsados desde el gobierno de nuestro Presidente Andrés Manuel López Obrador, quien ha mandado señales claras acerca de revalorizar la labor docente y de dejar de perseguir a los maestros, creo que la tarea no será fácil, pero, debe hacerse, la tarea docente es una tarea invisible, poco valorada, sin reconocimiento social, ni mucho menos reconocimiento de nuestras instituciones, lo fácil en la labor docente es estar desmotivado y con un estrés que debe ser objeto de análisis.

Las maromas del maestro mexicano mantienen a flote el sistema educativo, aun con todas las deficiencias que los indicativos de estándares internacionales dicen que tenemos, el servicio que el SEM brinda actualmente es directamente proporcional a la capacitación y actualización que han recibido los docentes y en esta parte mis compañeros maestros siempre tienen la mejor opinión. Humanizar la mirada hacia los docentes, encargarse de su capacitación y constante monitoreo acerca de las condiciones en que se encuentran trabajando redundará en mejoras sustanciales en el servicio que pueda brindarse a la niñez de nuestro país.

Soy Jorge Isaac Alvarado Alcocer y ésta mi reflexión desde el aula.

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