El SNTE y los espejismos de una democracia sindical

El SNTE ha querido vender procesos democráticos al interior de su gremio como si fueran oro, pero, lamentablemente, solo han sido espejismos pintados ...
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Han transcurrido dos años desde que el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) dio a conocer el Reglamento para la Elección de Directivas Seccionales; según se dijo, éste sería un documento en el que se estipulaban una serie de procesos a seguir para garantizar una total transparencia en la elección de los dirigentes seccionales y la democracia al interior de ese Sindicato (SNTE, 2020), sin embargo, en los hechos, ni ha existido una total transparencia en los procesos de renovación de las secciones sindicales y, mucho menos, se ha dado paso a una democracia efectiva al interior de lo que en su momento fue conocido como el Sindicato más grande de América que, dicho sea de paso, hoy, ni sus luces quedan.

Fiel a sus malsanas costumbres, el SNTE reiteradamente ha violado el derecho de los trabajadores de la educación a votar y ser votados pues, como sabemos, el referido reglamento impide la participación de cualquier trabajador de la educación en los “procesos democráticos” que hasta el momento ha efectuado; basta traer a colación el Artículo 8 del Derecho a ser votado (requisitos de elegibilidad), inciso e) que señala, que aquel trabajador que desea participar, deberá haber desempeñado algún cargo de representación sindical; y el Artículo 9, inciso a) sobre los requisitos para ocupar la Secretaría General del Comité Ejecutivo Seccional, Fracción II que, en el mismo tenor que el anterior, establece que para participar en estos procesos se deberá haber ocupado un cargo a nivel seccional (SNTE, 2020). Un absurdo democrático por donde quiera que se mire.

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Y del proceso de renovación de la dirigencia nacional mejor ni hablamos, es bien sabido que sometido, como lo está, al poder en turno, el SNTE ha mantenido ese privilegio, el de no renovar su máxima representación a través de los pactos que ha establecido con el lopezobradorismo.

De esta forma, quienes son parte del gremio han visto cómo en estos meses y/o semanas se han desarrollados estos “procesos democráticos” en diferentes secciones sindicales del país; con una serie de candados que favorecen a ciertas camarillas que difícilmente quieren soltar el poder porque, de este poder, se han servido con la cuchara grande sin la menor preocupación de acudir a aquel principio que fundamenta su razón de ser: la defensa de los derechos laborales y profesionales de sus agremiados. Han sido, por así decirlo, elecciones a modo bajo una falsa y absurda idea que nada más no acaba de tener forma: democracia. Sí, una democracia que le da “legitimidad” a un hecho ilegítimo e ilegal como lo es una “contienda” electoral como la que hasta el momento hemos observado. ¡Vaya democracia!

En este sentido no es nada desaventurado afirmar que, quienes han vivido y se han servido del poder por muchos años dentro de esa representación sindical les incomoda la legalidad, les exaspera la democracia. Es obvio, la incipiente soberanía que reside en sus integrantes está secuestrada por esa camarilla que poco abona a los ejercicios democráticos que, hoy día, son tan necesarios para el funcionamiento de las organizaciones; si esto no fuera cierto, ¿qué logros o conquistas sindicales han tenido en los últimos años? Ninguna, sencillamente porque el SNTE ha sido maniatado y vapuleado a más no poder. Vaya, si alguna vez el presidente Porfirio Díaz preguntó ¿qué hora es? y la respuesta fue la que usted diga señor presidente, aquí encuentra sentido tal anécdota; solo hay que mirar el actuar del ex dirigente nacional sindical de apellidos Díaz de la Torre o el actual.

¿Qué transparencia se puede tener en una contienda electoral cuando la misma estructura es juez y parte en el proceso? Ninguna. ¿Qué transparencia se puede tener en el proceso cuando no se sabe o conoce el número de integrantes y dónde se encuentran inscritos? Ninguna. Basta con voltear a ver lo que ocurre en la Directiva Seccional 31, de Tlaxcala, donde, después de unos meses en que se renovó dicha directiva seccional, su actual dirigente, ha emprendido una campaña para levantar un censo magisterial con la finalidad de conocer dónde se encuentran los docentes (Milenio, 2022). ¿Irrisorio por donde se mire no es cierto?

En suma, el SNTE ha querido vender procesos democráticos al interior de su gremio como si fueran oro, pero, lamentablemente, solo han sido espejismos pintados de una falsa democracia solapada por el gobierno.

Curiosamente la base trabajadora se ha mantenido en calma, tal vez por una indiferencia acumulada en razón de un claro y llano gatopardismo al más puro estilo priísta, tal vez por una conformidad mal entendida y asimilada, tal vez por incomprensible aceptación de los hechos, tal vez por una incipiente rebeldía, tal vez por el sometimiento y la presión existente por las estructuras sindicales que agobian, condicionan o coaccionan la participación de sus integrantes, tal vez por todo lo anterior.

Al tiempo.

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