El Sindicato de Bety.

Se termina 2018 y se hace pertinente revisar lo ocurrido con el SNTE, el que durante todo el primer semestre del año fue el sindicato de Bety, ...
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Se termina 2018 y se hace pertinente revisar lo ocurrido con el SNTE, el que durante todo el primer semestre del año fue el sindicato de Bety, personaje de la publicidad de Nueva Alianza en favor del PRI, y durante el segundo semestre fue la larga espera de una foto (aunque fuese en blanco y negro, y pequeña), con el candidato triunfante y electo.

Para el sindicato del personaje Bety el año 2018 comenzó en noviembre y diciembre de 2017 en que Juan Díaz convocó a elecciones anticipadas (como si el SNTE fuese una república parlamentaria) y Elba Esther Gordillo logró obtener prisión domiciliaria. Erróneos analistas y columnistas puntualizaron que la maestra Gordillo salía hacia prisión domiciliaria gracias a una concesión del PRI y para operar electoralmente en favor del PRI y de sus candidatos. Consta en actas que desde este espacio dijimos desde los primeros instantes que afirmar una negociación PRI-Elba era un sinsentido y que contradecir esa afirmación nos daba flojera. Cierto Julio desde un Astillero puso este beneficio a la maestra Gordillo como uno más de los interminables ejemplos de la corrupción del partido en el gobierno. Aquí insistimos que daba flojera refutar. Y daba flojera refutar porque desde antes ya estaba en marcha la participación de allegados a la maestra en las filas de Morena; un ejemplo, las elecciones del Estado de México de 2017, después de la cual, y a pesar de la derrota la alianza se mantuvo.         

La agrupación gordillista que colaboró en las elecciones en favor de Morena se llamó Redes Sociales Progresistas (RSP). En febrero de 2018 tuvo su reunión con el candidato presidencial de Morena en Zacatecas. Allí se pactaron compromisos acerca de la reforma educativa en tanto López Obrador resultara triunfante. El trabajo de las RSP continúa en la red en el sitio rsp.mx incluso con información que capacita para la jornada electoral del primero de julio. La CNTE por definición, y el ala gordillista del grupo institucional del SNTE se alinearon con Morena. Juan Díaz y Alfonso Cepeda apostaron en contra. En el mismo febrero Díaz y Cepeda se reeligieron en Jalisco para el sexenio sindical 2018-2024 en un intento de cacicazgo que se autodestruyó, como los mensajes que recibe Ethan Hunt. Se quedaban Juan Díaz y Alfonso Cepeda con el membrete (y la chequera) del SNTE, convertido en el sindicato de Bety, en favor de Meade y el PRI, vía Nueva Alianza. Bety, holograma vicario de Díaz y Cepeda, tomó su decisión electoral (La decisión de Bety) y un buen día dijo mediante un video: “Ya lo pensé bien y al que quiero es a Pepe. Es sensible, es honesto, me escucha. En fin, puedo confiar en él (…) Pepe, te digo que sí”. Díaz y Cepeda pintaban su raya en contra de Amlo.

En este contexto, en el contexto del trabajo político leal y exitosamente concluido, debemos leer la reciente nota La ofensiva contra la 4T, firmada por Rafael Ochoa Guzmán, ex Secretario General del SNTE. Escribió Ochoa este 24 de diciembre narrando los problemas a los que se enfrenta y se enfrentará el nuevo gobierno si confía en el sindicato de Bety para acompañar a Morena durante el sexenio. Es un señalamiento pertinente cuyas afirmaciones compartimos. Escribió Ochoa:  

“Para ello, más allá de la fuerza política y social de Morena, requerirá consolidar la confianza de la base popular. Pero de nada sirven actores como el actual usurpador de la dirigencia del SNTE, cuyas acciones iniciales han sido: infringir acuerdos en torno a la institucionalización del voto universal, directo y secreto; desafiar al poder presidencial al reclamar su permanencia hasta 2024; y, al imponer comités ejecutivos seccionales incondicionales de la camarilla que quiso arrodillar los trabajadores de la educación frente a Enrique Peña Nieto, Emilio Chuayffet, Aurelio Nuño, José Antonio Meade y Enrique Ochoa. Por lo visto, la facción comandada por los judas Juan Díaz y Alfonso Cepeda no quiere entender que el país avanza hacia un verdadero cambio democrático”.

Respaldamos lo dicho: precaución con la dirigencia del SNTE actual y su desafío al poder presidencial si intenta mantenerse hasta el año 2024 sin convocar a elecciones nacionales internas con voto universal directo. Nos parece que el llamado del maestro Rafael Ochoa Guzmán tiene todo el sentido. Se respalda además ese llamado suyo en hechos incontestables: la lealtad política hacia la Cuarta Transformación estuvo de parte de las RSP (hoy Maestros por México, MxM) y estuvo de parte de la CNTE, dos grupos que explícita y públicamente apoyaron el proyecto. La lealtad hacia Morena no estuvo de parte del grupo (además minoritario) de Díaz y Cepeda, vale decir que la lealtad política no estuvo de parte del sindicato de Bety.

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