El libro amarillo del perrito

Debemos recordar, que el libro es sólo un instrumento de las muchas para lograr el proceso enseñanza aprendizaje.
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Es evidente que los problemas relacionados con la educación no son solamente problemas pedagógicos. Son problemas políticos y éticos como cualquier problema financiero.

Paulo Freire

Aprendí a leer con el libro de español de lecturas de primer grado, de color amarillo, impreso a media carta, con pastas duras, todos lo conocemos como “el libro del perrito”, material que fue elaborado por el Programa Nacional para el Fortalecimiento de la Lectura y la Escritura en la Educación Básica, con la colaboración de la Dirección General de Materiales y Métodos Educativos, ambos de la Subsecretaría de Educación Básica. Sin embargo, la Maestra Pilar Chumacero, quien fue la que me enseñó a leer y a escribir en esa etapa de mi formación. No sólo utilizaba esas lecturas, sino que se valía de varios libros, como las guías de trabajo o de estudio, las cuales eran de color rojo y gruesas. Según recuerdo eran de las editoriales Trillas o Castillo y no formaban parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que pudiéramos lograr los aprendizajes esperados y consolidar nuestro proceso de lectoescritura.

A lo que voy con esta remembranza, es que mi maestra, utilizaba varios libros para que el aprendizaje del grupo se pudiera lograr. No sólo se enfocaba en utilizar los materiales de texto gratuito, sino que tenía una amplia variedad de recursos bibliográficos que le permitían dinamizar sus clases y por ende lograr el proceso de enseñanza. Tal y como algunos compañeros docentes lo siguen haciendo en la actualidad, (más aún con el uso del internet, pero esa, es otra idea a debatir) en donde se dispone de un sinfín de recursos, que el maestro frente a grupo dispone y adecua según las necesidades e intereses de sus estudiantes.

Es por lo anterior que se debe de reflexionar sobre la creación de los libros de texto gratuito, el presidente Adolfo López Mateos creó, por decreto, la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) para encargarse de “fijar, con apego a la metodología y a los programas respectivos, las características de los libros de texto destinados a la educación primaria” (Diario Oficial, 1959). Esta iniciativa tenía como fundamento el mandato constitucional de proporcionar a los mexicanos una educación obligatoria y gratuita. La gratuidad sólo sería plena cuando los alumnos de las escuelas primarias recibieran, sin costo, los libros indispensables para sus estudios y tareas (Diario Oficial, 1959). (Ixba Alejos, 2013, p. 1190).

Como podemos reflexionar, el fin de los libros de texto gratuito es que lleguen a todos a los estudiantes del sistema educativo y que sean una herramienta de apoyo tanto para ellos como para los maestros en las actividades académicas y extraescolares cotidianas, para que no exista un sesgo en ninguna institución educativa en todo el país y en cada entidad federativa.

A principios de los cincuenta el sector editorial de libros escolares en México enfrenta tres acusaciones: es un monopolio en manos de extranjeros, encarece sus productos y obstruye el acceso de sellos editoriales mexicanos en las listas oficiales de libros de texto de la SEP. (Ixba Alejos, 2013, pp. 1194 – 1195)

Es por ello que en la actualidad y con esta nueva política federal que propone la “austeridad republicana”, varios intereses editoriales y de impresión se han vuelto a trastocar, ya que ésta situación no es inmediata, como lo hemos analizado sexenios atrás también se sostuvieron estos problemas que más que ser de carácter pedagógico apelan al carácter económico de varias industrias editoriales. “En este complejo escenario editorial emerge el Estado mexicano como editor, autor y distribuidor de un material educativo gratuito, único y obligatorio para los niños de las escuelas primarias del país. Para algunos autores y editores esto quebrantó su mercado.” ( Ixba Alejos, 2013, p. 1205)

La polémica que han desatado los nuevos libros de texto gratuito que se estarán utilizando durante el próximo ciclo escolar 2023 – 2024, principalmente en los grados de primer grado de preescolar, primaria y secundaria, según lo menciona el acuerdo secretarial 14/08/2022. Valdría la pena analizar el esfuerzo que existe tras la elaboración de los mismos, ya que en ellos, estuvieron trabajando profesores frente a grupo de todos los niveles y de todos los estados, quienes son los que diariamente enfrentan la realidad educativa que se vive en los salones. Estos compañeros los cuales apegados a una convocatoria que publicó la Secretaría de Educación Pública (SEP) a través del Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG) a inicios del año 2021, la cual iba dirigida a varios agentes educativos. Realizaron jornadas de trabajo extraescolar durante meses, sin recibir remuneración económica, más que el hecho de contribuir en la realización de los mismos. Siendo constantemente apoyados, asesorados, orientados y evaluados por especialistas, investigadores, pedagogos, instituciones de posgrado entre muchas más agentes en materia académica.

Se debe destacar que por primera vez, se consideró al magisterio para establecer el qué, el cómo y cuáles actividades utilizar para alcanzar el aprendizaje de los alumnos. Esta toma de opinión que se realizó por el gobierno federal (del cual no soy partidario), busca que los profesores sean capaces de consolidar la realidad del contexto con lo que aprenden los alumnos. Trata de que el profesor pueda ser libre de adecuar sus contenidos, estrategias y actividades apelando a la autonómica profesional y curricular, entrelazando los campos formativos con proyectos, en donde la sociedad juega un factor importante. Dichos proyectos van encaminados a que el estudiante encuentre una relación directa e inmediata entre lo que aprende en el salón y cómo se presenta en su realidad.

Los nuevos libros presentan una nueva organización con orientaciones encaminadas a que la práctica del docente sea generadora de temas en donde las metodologías sociocríticas sean realizadas por él mismo, quien es el que día a día vive el pulso del aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. El libro de texto busca ser un instrumento en la práctica educativa, se invita a que el profesor desde su libre albedrío busque, adecue e implemente los recursos disponibles; siempre considerando el contexto de su grupo para lograr un aprendizaje congruente a los intereses de los estudiantes. Así como un mecánico tiene varias herramientas a su disposición para reparar un motor, así el libro de texto, es una herramienta para lograr que los alumnos aprendan.

No significa que los libros estén mal elaborados, simplemente, se están rompiendo paradigmas educativos que desde hace años han sido acuñados en la sociedad, el hecho de que el profesor trabaje en la creación de proyectos; ya sea de aula, escolares o comunitarios, en los cuales todas las asignaturas tienen la sinergia de consolidar contenidos que van aumentando la gradualidad según sus fases, no es nuevo, ya que en la modalidad de Telesecundaria, en las últimas reformas educativas se ha trabajado de esta manera, los proyectos son una forma de que los estudiantes interactúen y aprendan entre todos, resolviendo problemáticas propuestas por los libros de texto en los cuales se busca que se dé el conocimiento situado.

Quizá el problema mediático que estamos viendo en los medios de comunicación y en las redes sociales es que la SEP, primero pavimento el camino y ahora quiere poner drenaje. Es decir, primero se debieron de oficializar los planes y programas de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) y posteriormente dar a conocer por medios oficiales los libros de texto que van a la par con los programas 2022 y no hacer lo contrario. Otra situación, desde mi punto de vista, es que las reformas educativas en nuestro país siempre se aplican al revés, es decir, se debió de haber apostado a tener escuelas con infraestructura de calidad, en donde se tuvieran baños y bebederos dignos, donde la escuela contara con todos los recursos tecnológicos y conexión a internet, creo que esto, nos lo dejo muy en claro la educación en pandemia y post pandemia. Después de ello capacitar a los docentes, con cursos y talleres ideales a su perfil o nivel educativo para posteriormente realizar el cambio a los planes y programas. Vale la pena también señalar que la NEM, ha quedado muy corta en la famosa revalorización del magisterio, tema del que ya he hablado anteriormente.

Por tal motivo el debate en torno a dichos materiales educativos esta polarizando al gremio magisterial, por un lado, los que los satanizan y por el otro, los que los defienden. No se trata de estar a favor y o en contra; se trata de que estos materiales fueron elaborados por compañeros docentes como tú, como el de tus hijos, como el de tus sobrinos o nietos y que fueron diseñados con esfuerzo y objetividad para que los estudiantes aprendan. Debemos recordar, que el libro es sólo un instrumento de las muchas para lograr el proceso enseñanza aprendizaje y que la principal herramienta para una educación de calidad es el trabajo conjunto entre maestros y padres. Podremos tener los mejores libros, pero si se sigue careciendo del apoyo de los padres de familia en la educación, seguiremos presentando los mismos resultados de siempre.

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