El compromiso educativo

Han sido tiempos difíciles para toda la humanidad, pero no por eso hemos dejado de hacer lo que nos corresponde como empleados, servidores públicos, ...
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Considerando el tema de este número de Educación en Movimiento, me parece más significativo hablar desde mi experiencia de docente frente a grupo que como presidenta de la Comisión Nacional para la Mejora Continua de la Educación (Mejoredu). El magisterio es una profesión noble que tiene el gran compromiso de contribuir a formar ciudadanos; por ello es inevitable mencionar escuelas, docentes, el ser y el hacer de niñas, niños, adolescentes y jóvenes, ya que dan vida y razón de ser a nuestro Sistema Educativo Nacional (SEN). A maestras y maestros porque, a partir de los materiales de apoyo que encuentran en internet o les llegan a sus escuelas, acopian sus herramientas y con ellas trans- forman la realidad en la cual están inmersos, creando situaciones o planeaciones didácticas para realizar el proceso de enseñar y aprender con quienes están bajo su responsabilidad en la educación básica o media superior: sus estudiantes, centro de la educación sea presencial o virtual, considerando la pandemia provocada por el virus SARS-CoV-2 . Profe- soras y profesores hicieron escuela en casas, jardines, calles o frente a un dispositivo electrónico televisión, celular, tableta o computadora, siempre buscando el acercamiento emocional a sus estudiantes y a las familias de su comunidad educativa.

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Han sido tiempos difíciles para toda la humanidad, pero no por eso hemos dejado de hacer lo que nos corresponde como empleados, servidores públicos, docentes, familias o estudiantes. Aun con las dificultades generadas por contagios, con la escuela o la oficina en el mismo espacio de la casa, y con la pérdida de un amigo, vecino o familiar, siempre hemos honrado el compromiso de cumplir con lo que nos toca. A pesar de la pandemia, las y los docentes persistieron en la búsqueda de materiales y herramientas útiles para despertar el interés de sus estudiantes, generando estrategias y buscando métodos para hacer más significativo el aprendizaje, en las aulas o fuera de ellas. Muchos de ellos, valiéndose del uso de la tecnología, acudieron a Mejoredu en busca de materiales como las Sugerencias para el regreso a clases en educación primaria, secundaria y preescolar; las estrategias ¡Hagamos comunidad!, concebidas como apoyo pedagógico en educación básica y media superior, orientaciones didácticas para mejorar la práctica a partir de los resultados de las evaluaciones; y los Talleres emergentes de formación docente, por mencionar sólo algunas de las colecciones, producto del trabajo de quienes forman parte de este organismo. Así demostramos nuestro compromiso de construir proyectos educativos enfocados a la mejora continua de la educación, considerando la diversidad cultural, social y económica de los contextos donde se encuentran las comunidades escolares de los diferentes niveles y modalidades, y reconociendo la igualdad y la inclusión como factores de una educación digna para todas y todos.

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Nada es fácil y menos cuando la vida se hace tan incierta. Sin embargo, los seres humanos siempre podemos aprender a vivir de forma diferente: ahora es necesario cuidar la sana distancia y cubrir la mitad del rostro para evitar contagios. Así se encuentran en la escuela docentes, estudiantes y padres de familia. Quienes laboramos en Mejoredu compartimos esa realidad. Por ello, es importante reconocer y agradecer el trabajo realizado para mejorar la educación desde diferentes espacios.

Antes con mis pares en la escuela, ahora en la Comisión y con quienes leen estas líneas, comparto la utopía de una escuela formadora de seres humanos libres, críticos de su realidad y capaces de construir un futuro que ofrezca mejores oportunidades a todas y todos.


Editorial publicado en el boletín #7 ‘Educación en Movimiento‘ de MEJOREDU

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