Día de la Maestra y el Maestro ¿Qué festejar?

La versión romántica de los festejos hacia la docencia se regodea con esa clase de cuadros cursis y conservadores, mediante los cuales se caricaturiza ...
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El 15 de mayo, día de la maestra y el maestro, las autoridades educativas envían, en automático, felicitaciones a las y los maestros en tarjetas solemnes. Y se agradece. Así mismo, les organizan y ofrecen comidas masivas y festivales artísticos con las y los cantantes, danzantes o comediantes más populares o de moda (aunque a veces, por razones de presupuesto, invitan a los reciclados u olvidados). Esto se da, generalmente, en acuerdo con la organización sindical y las autoridades municipales.

La versión romántica de los festejos hacia la docencia se regodea con esa clase de cuadros cursis y conservadores, mediante los cuales se caricaturiza a la profesión educativa. El magisterio no es mal agradecido y sabe festejar, pero a las autoridades educativas y a la clase política (organizadora de ese tipo de festejos durante las campañas electorales), se les olvida que las profesoras y las profesoras, de vez en cuando, se preguntan ¿Qué hay que festejar?

Esa pregunta se repite cuando las y los profesores de asignatura de la UNAM, hoy, no tienen respuesta a sus demandas legítimas por parte de las autoridades universitarias, en el sentido de obtener estabilidad en el empleo, así como salarios justos y retribuidos puntualmente; prestaciones de ley, definitividad o plazas de base, no contratos cortos que atropellan derechos; plazas laborales de acuerdo con lo que establece el Estatuto del Personal Académico y las leyes mexicanas en materia laboral. No es mucho pedir, sino lo que el derecho les otorga.

La pregunta se reitera cuando se observa que las y los maestros de la escuela pública, tanto de educación básica como de media superior, no reciben la formación continua, profesional, de mediano y largo plazos que exigen las innovaciones educativas, las actualizaciones profesionales y las adecuaciones curriculares respectivas, con o sin reformas educativas de por medio o a pesar de ellas.

Víctimas de excesiva burocratización

La pregunta se vuelve a plantear cuándo las y los profesores se dan cuenta que los discursos de la Nueva Escuela Mexicana y de la revalorización (o revaloración) del magisterio son piezas retóricas, discursos vacíos y letras muertas. O cuándo identifican en la palabra “Excelencia” un significado o un valor social, profesional, pedagógico y humano que les es ajeno.

El cuestionamiento se recicla cuando el gremio magisterial es víctima de excesiva burocratización, actitudes discriminatorias o excluyentes y falta de atención; y cuando no hay buen trato ni claridad o transparencia durante los procesos de admisión al servicio público educativo como docentes.

Cuando se observan irregularidades en los procesos de inscripción (en línea) como parte de las convocatorias a promociones verticales y horizontales, la pregunta nuevamente aparece; o cuando se ponen en evidencia contubernios entre las autoridades educativas locales y las secciones sindicales del SNTE, para favorecer a ciertos candidatos o candidatas docentes o directivos escolares, con la finalidad de obtener las mencionadas promociones.

A las autoridades educativas y a los poderosos se les olvida que la docencia va de la mano con el derecho a pensar libremente, a cuestionar, a exigir, a opinar, a reflexionar, a disentir, a defender y a enseñar a defender los propios derechos (laborales o no), y a construir consensos y relaciones de conciliación.

¿Qué hay que festejar el 15 de mayo?

¿Qué hay que festejar cuando los aumentos salariales tienen un tope, desde hace años, que no ha permitido rebasar el tres por ciento anual promedio? Esto independientemente de los aumentos a las prestaciones establecidas en la ley.

¿Brindar porqué a las maestras y a los maestros se les ha negado participar de manera protagónica, por parte de las autoridades educativas, en el diseño de los programas de TV “Aprende en Casa” durante el periodo de pandemia?

¿Qué tendrían que celebrar cuando se ven obligados, como docentes, a pagar los equipos de cómputo, los servicios de internet y demás insumos electrónicos y didácticos, de su propia (nuestra) bolsa, para llevar a cabo las labores docentes “en línea” durante el confinamiento?

¿Qué tendríamos que festejar cuando, en educación primaria y secundaria, los grupos escolares reúnen a más de 45 alumnos, por grupo, promedio, sin contar con apoyos para la docencia y cuando las exigencias de trabajo no corresponden con los salarios pagados? ¿Qué celebrar cuando hay escasas oportunidades para alcanzar ascensos y movilidad laboral en los corto y mediano plazos?

¿Qué festejar cuando las y los profesores no han sido tomados en cuenta cuando se diseñan y se deciden los términos de las reformas educativas y curriculares? o ¿Cuándo se les invita a participar en foros de consulta sobre hechos consumados?

¿Qué tendríamos que celebrar cuando los dientes de la reforma educativa de 2013, en México, se concentraron en la evaluación del desempeño y la posibilidad de no continuidad en el servicio como consecuencia de ella? ¿Qué festejar cuando observamos que los dientes de la actual reforma educativa, de 2019, están focalizados en la Unidad del Sistema para la Carrera de las Maestras y los Maestros (USICAMM)?

Docencia, profesión de la educación, gremio magisterial, colectivos de profesoras y profesores, de base, que se preguntan (nos preguntamos) ¿Qué hay que festejar este 15 de mayo?

Mientras tanto, las y los estudiantes escriben, de vez en cuando, algo significativo, bello, a sus maestras o profesores el día 15 de mayo. Y se agradece. No es para menos. Más aún si el breve texto se acompaña de una manzana roja. Fruta deliciosa que ha simbolizado, como realidad o ficción en películas o series, el punto de encuentro entre la enseñanza y el aprendizaje.

jcmqro3@yahoo.com


Publicado en SDPnoticias

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