En 2014, año en que la Secretaría de Educación Pública fue administrada por Emilio Chuayffet, prevaleció “la falta de políticas integrales diseñadas a partir de los resultados de las evaluaciones de la calidad, pues las autoridades educativas no contaron con información suficiente, pertinente y confiable que apoye la toma de decisiones, lo cual incide en la calidad de la educación”.
Así lo señala la Auditoría Superior de la Federación (ASF) en la cuenta pública del citado año.
Son siete las auditorías financieras donde se determinan recuperaciones posibles por dos mil 189 millones 369 mil pesos en varios programas, entre los que destacan el de becas, así como el programa de tabletas electrónicas.
El órgano fiscalizador destacó respecto a las nuevas tecnologías, que las tabletas electrónicas resultaron “deficientes e inoperables”, y cuestionó la vigencia de dos años de los certificados instalados en los dispositivos.
Asimismo advirtió que dicho programa de tabletas electrónicos no “cuenta con una estrategia definida para las acciones que se tomarán una vez que expiren, ya que cuando esto ocurra las tabletas podrían ser inoperables”.
Del mismo modo se detectó un posible daño al erario público por un monto de más de mil 170 millones de pesos en la aplicación del Programa de Fortalecimiento de la Calidad en la Educación Básica.
En tanto se encontró la erogación de recursos para pagos injustificados por la compra de los equipos.
Por último, la ASF hizo señalamientos respeto al programa de la Reforma Educativa el cual calificó como “mal planeado” pues no define los requisitos que deben cumplir los planteles para recibir recursos; además, entregó recursos a dos mil 984 escuelas que no correspondían a la población objetivo del programa.
